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miércoles, 7 de noviembre de 2012

HERBERT ORE: LOS VISITANTES Y LOS HOMBRES ( III )

LOS VISITANTES Y LOS HOMBRES ( III )
Herbert Oré Belsuzarri.

Zecharia Setchin uno de los más reconocidos estudiosos de las tablillas sumerias nos narra lo siguiente: Enlil vio la ocasión de deshacerse de los terrestres cuando, desde esta estación científica en la punta de África, se le empezó a informar de una peligrosa situación: el crecimiento de la capa de hielo en la Antártida se había hecho inestable, al apoyarse sobre otra capa de nieve medio derretida y deslizante. El problema era que esta inestabilidad se estaba desarrollando justo cuando Nibiru estaba a punto de hacer su aparición en las proximidades de la Tierra; y el campo gravitatorio de Nibiru podía romper el delicado equilibrio de la capa de hielo, haciendo que se deslizara en el Océano Antartico. La inmensa marea que se podía originar así sería capaz de engullir todo el globo.

Cuando los igigi en órbita alrededor de la Tierra confirmaron la certeza de esta catástrofe, los anunnaki empezaron a reunirse en sippar, el espaciopuerto. Sin embargo, Enlil insistió en que no se informara a la humanidad de la inminencia del Diluvio; y en una reunión especial de la Asamblea de Dioses, les hizo jurar a todos, y en especial a Enki, que guardarían el secreto.

La última parte del texto del Atra-Hasis, la parte principal de la Epopeya de Gilgamesh y otros textos mesopotámicos describen los acontecimientos que siguieron: cómo utilizó Enlil la catástrofe del Diluvio para aniquilar a la humanidad, y cómo Enki, oponiendose a la decisión que Enlil había forzado en la Asamblea de los Dioses, se las ingenió para salvar a su fiel seguidor Ziusudra («Noé»), diseñando para él una nave sumergible que pudiera soportar la avalancha de agua.( Zecharia Sitchin, La Guerra de los Dioses y Los Hombres, Ediciones Obelisco S.L., Barcelona-España 2002, Pág. 55).

También generan, salvajes intrigas, luchas, alianzas, traiciones, batallas y sangrientas guerras entre ellos, en las que arrastran a las diversas tribus y reinos erigidos bajo su inspiración sobrenatural. Se retiran y desaparecen de la primera plana del escenario terrestre, al menos en apariencia. Entonces, las estirpes Nefilim se propagan, desde las regiones antes indicadas, sede y anfiteatro de las primeras grandes civilizaciones, hacia el Norte y el Oeste y, desde el Oriente de Europa, a toda Asia, Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica. Estos supuestos hechos habrían acontecido en un periodo aproximado entre 15000 y 6000 años antes de nuestra Era.

Los libros sagrados también narran algo, terrible y sorprendente, en forma similar a otras referencias y fuentes inspiradas en tradiciones orales chamánicas y mágico religiosas más primigenias, que se adentran en la penumbra anterior a la escritura del Neolítico y la misma Edad de Piedra; narran el “desliz y sus innumerables consecuencias” de los Annunaki o Elhoim con las más hermosas, sensuales y receptivas mujeres de nuestra especie, no sería más que el resultado de un Gran Experimento de estos dioses procedentes de los Cielos. Un experimento cuya primera sede es llamado “E.DIN”, “Éden”, “Edén”, “Paraíso”, “Jardín del Paraíso” o “Edad de Oro”, por citar las fuentes más cercanas a la civilización occidental. Tal recinto denominado de forma tan variada, tal vez encaje mejor como “Jardín”, en el sentido de una granja/parque natural-laboratorio.

La biblia en el Génesis narra lo siguiente:

Génesis 6
1 Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas,
2 vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas.
3 Entonces dijo Yahveh: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años.»
4 Los nefilim existían en la tierra por aquel entonces, cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.

La hibridación recombinante compleja de ADN entre el genoma de un homínido precursor y el propio material genético de los “Anunnaki” o la avanzada biotecnología extraterrestre, daría lugar a las primeras líneas genéticas humanas en nuestra más remota historia, antes de la historia oficialmente registrada. Sería previa al Gran Diluvio, cataclismo geoclimático del génesis, relacionada con los enfrentamientos ulteriores entre los “dioses” por el destino del hombre, que es compartido en las tradiciones multiculturales de todo el Globo.

Los mayas por ejemplo hablan de los hombres creados por sus dioses antes del diluvio, del diluvio en si y lo que pasó después de la siguiente manera:

"Que así sea", se respondió a sus palabras. Al instante fueron hechos los maniquíes, los [muñecos] construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad en la superficie de la tierra. Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos maniquíes, aquellos [muñecos] construidos de madera. No tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una tentativa de humanidad. Al principio hablaron, pero sus rostros se desecaron; sus pies, sus manos, [eran] sin consistencia; ni sangre, ni humores, ni humedad, ni grasa; mejillas desecadas [eran] sus rostros; secos sus pies, sus manos; comprimida su carne. Por tanto [no había] ninguna sabiduría en sus cabezas, ante sus Constructores, sus Formadores, sus Procreadores, sus Animadores. Éstos fueron los primeros hombres que existieron en la superficie de la tierra.

En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de madera. Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una «gran inundación fue hecha: llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de madera. El tzité [fue la] carne del hombre: pero cuando por los Constructores, los Formadores?, fue labrada la mujer, el sasafrás [fue la] carne de la mujer. Esto entró en ellos por la voluntad de los Constructores de los Formadores. Pero no pensaban, no hablaban ante los de la Construcción. Los de la Formación, sus Hacedores, sus Vivificadores. Y su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundación, vino del cielo una abundante resina. El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos: Murciélago de la Muerte, vino a cortarles la cabeza: Brujo-Pavo vino a comer su carne: Brujo-Búho vino a triturar, a romper sus huesos, sus nervios: fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no habían pensado ante sus Madres, ante sus Padres, los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. A causa de esto se oscureció la faz de la tierra, comenzó la lluvia tenebrosa, lluvia de día, lluvia de noche. Los animales pequeños, los animales grandes, llegaron: la madera, la piedra, manifestaron sus rostros. Sus piedras de moler [metales], sus vajillas de barro, sus escudillas, sus ollas, sus perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos cuantos había, manifestaron sus rostros. "Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno; seréis sacrificados", les dijeron sus perros, sus pavos. Y he aquí [lo que les dijeron] sus piedras de moler: "Teníamos cotidianamente queja de vosotros; cotidianamente, por la noche, al alba, siempre: «Descorteza, descorteza, rasga, rasga» sobre nuestras faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz. Ahora que habéis cesado de ser hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos, morderemos, vuestra carne", les dijeron sus piedras de moler, Y he aquí que hablando a su vez, sus perros les dijeron: "¿Por qué no nos dabais nuestro alimento? Desde que éramos visto, nos perseguíais, nos echabais fuera: vuestro instrumento para golpearnos estaba listo mientras comíais. Entonces vosotros hablabais bien, nosotros no hablábamos. Sin ello no os mataríamos ahora. ¿Cómo no razonabais? ¿Cómo no pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros quienes os borraremos [de la haz de la tierra] ; ahora sufriréis los huesos de nuestras bocas, os comeremos": [así] les dijeron sus perros, mostrando "sus rostros. Y he aquí que a su vez sus ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: "Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego. Nos quemabais sin que nosotros pensáramos mal; vosotros lo sufriréis a vuestro turno, os quemaremos", dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual manera las piedras del hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus cabezas, les hicieron daño. Empujándose [los hombres] corrieron, llenos de desesperación. Quisieron subir a sus mansiones, pero cayéndose, sus mansiones les hicieron caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron a sus rostros. Tal fue la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados, hombres para ser destruidos, hombres para ser aniquilados; sus bocas, sus rostros, fueron todos destruidos, aniquilados. Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven actualmente en las selvas; éstos fueron su posteridad porque sólo madera había sido puesta en su carne por los Constructores, los Formadores. Por eso se parece al hombre ese mono, posteridad de una generación de hombres construidos, de hombres formados, pero [que sólo eran] maniquíes, [muñecos] construidos de madera. (Popol-Vuh o Libro del Concejo de los Indios Quiches, Sexta Edición 1977 Editorial Losada SA, Buenos Aires, Pág. 11).

Asi mismo dicen que el hombre nuevamente fue creado luego del diluvio: Entonces fueron molidos el maíz amarillo, el maíz blanco, y Antigua Ocultadora hizo nueve bebidas. El alimento se introdujo [en la carne], hizo nacer la gordura, la grasa, se volvió la esencia de los brazos, [del los músculos del hombre. Así hicieron los Procreadores, los Engendradores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, como se dice. Inmediatamente fue [pronunciada] la Palabra de Construcción, de Formación de nuestras primeras madres, [primeros] padres; solamente mazorcas amarillas, mazorcas blancas, [entró en] su carne: única alimentación de las piernas, de los brazos del hombre. Tales fueron nuestros primeros padres, [tales] fueron los cuatro hombres construidos: ese único alimento [entró] en su carne. (Popol-Vuh o Libro del Concejo de los Indios Quiches, Sexta Edición 1977 Editorial Losada SA, Buenos Aires, Pág. 50).

Y a sus creadores le denominaron: “Los llamados Procreadores, Engendradores, Constructores, Formadores. Dominadores poderosos del Cielo”.

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