V.I.T.R.I.O.L.
En esta publicación voy a reflexionar sobre el paso siguiente a lo compartido con todos vosotros en la anterior publicación titulada “Ser Francmasón: Una necesidad vocacionada”.
Tal como pudisteis leer en la anterior publicación, se trata de “reflexiones que sin ser incuestionables son, por lo menos, dignas de ser compartidas”.
Si has podido vivenciar de un modo “íntimo” y “secreto”, “místico” e “individual” que “SER FRANCMASON” es formar parte de ese “HOMBRE NUEVO” y “EVOLUCIONADO” que se conforma mágicamente con “el hombre iniciado”; participando, por ello, en la construcción de un “nuevo mundo”….Si esa vivencia te ha llevado a reconocer que la gracia capital de la Vocación Francmasónica es, que aquel que la posee, “el vocacionado”, vive el ejercicio de esa vocación como su mejor recompensa….Entonces, si es así, todo lo que comparta contigo en esta nueva publicación será de tu provecho.
La cuestión clave es: ¿En qué consiste el trabajo del Francmasón, del iniciado?
Muchos queremos cambiar el mundo. Muchos queremos mejorar “la humanidad” en todos sus aspectos: social, moral, económica, cultural y políticamente. Muchos, con buena fe, cooperamos, militamos, formamos parte de ONGs, partidos políticos, sindicatos y otros tipos de asociaciones.
Muchos creemos que a través de la Francmasonería podemos canalizar y materializar ese interés por la mejora de “la humanidad”. En efecto, ¡así es! Pero, muchos podemos llegar a confundir la Masonería con otro tipo de grupos, y organizaciones, como las nombradas ONGs, partidos políticos, sindicatos u otra clase de asociaciones culturales, políticas, religiosas, empresariales, filosóficas,…que tengan como objeto y común denominador : la mejora del mundo. Y, como consecuencia, esta confusión nos impida reconocer el sentido real, la vigencia y el beneficio de la Francmasonería. Y, lo que puede ser peor, conformar nuestras logias con “MANDILES SIN FRANCMASON”.
¿Dónde reside la diferencia entre la Francmasonería y otros tipos de asociaciones?
“Muchos queremos cambiar el mundo, que el mundo mejore. Pero pocos estamos dispuestos a empezar por donde únicamente puede empezarse: CAMBIARSE A UNO MISMO.”
¡He aquí donde se diferencia la Francmasonería!,
Y así se le presenta al candidato, en la Cámara de Reflexión, con uno de los primeros símbolos: V.I.T.R.I.O.L.
“VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM”
Q:.H:., en esto consiste el trabajo del Francmasón, del iniciado: ¡DESBASTAR LA PIEDRA BRUTA! Pulir nuestra propia piedra a través de nuestro trabajo personal e íntimo; a través de nuestro trabajo iniciático.
Si no has podido reconocer la vital importancia del acróstico V.I.T.R.I.O.L, de nada “Francmasónico” te aprovechará la pertenencia a la Francmasonería, ya que no encontrarás a tu maestro interno, ni podrás ver tu propia luz en tu mundo interior. Pasarás de un grado a otro, creyendo que la “perfección” está ligada a unos grados limitados y otorgados por los hombres. Y, a pesar de llamarte Francmasón, estarás renunciando a formar parte de ese “HOMBRE NUEVO” y “EVOLUCIONADO” que se conforma mágicamente con “el hombre iniciado”; estarás renunciando a participar en la construcción de un “nuevo mundo”.
No pretendo con esta publicación violentar, ni molestar profundamente a los QQ:.HH:. Francmasones instalados y acomodados en una Francmasonería donde una mala comprensión del significado del “trabajo iniciático” y “la simbología del acróstico V.I.T.R.I.O.L.” ha constituido una parte de las logias con un buen número de “MANDILES SIN FRANCMASON”; degenerando, que no evolucionando, el sentido y la vigencia de la Francmasonería en este siglo XXI.
V.I.T.R.I.O.L.
http://www.actualizarmiweb.com/sites/logialibertadores/index.php?IDM=82&mpal=13&alias=V.I.T.R.O.L.
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