El influjo de la decadencia ético-moral en la disolución del testimonio
histórico patriarcal, y con ello la pérdida en la conciencia de la mayoría de los pobladores
humanos del planeta del valiosísimo dato revelado de que el origen de la vida terrestre tuvo lugar durante el
Tercer Día Creativo del Génesis, se hizo aparentemente descomunal en la
antigüedad posbabeliana (tras la dispersión de los grupos lingüísticos a consecuencia del
fracaso punitivo de la Torre de Babel). Parece que la degeneración moral echó
raíces muy poco tiempo después del Diluvio, comenzando
en la descencia o prole de Cam.
El libro PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS
ESCRITURAS, tomo 1, página 397, editado en español en 1991 por la Sociedad Watchtower Bible and Tract, dice
acerca de Cam:
«[Fue uno] de los tres hijos de Noé, nacido después del año 2470 antes
de la EC (Era Común o Cristiana) (Génesis 5: 32; 7: 6; 11: 10). A pesar de que
se le menciona en segundo lugar en Génesis 5: 32, en Génesis 6:10 y en otros
lugares, es posible que haya sido el hijo más joven (Génesis 9:24). En Génesis
10: 21 se llama a Sem "el hermano de Jafet el mayor". Algunos creen
que la expresión de Génesis 9: 24, "su hijo menor", se refiere a
Canaán, nieto de Noé.
Cam tuvo cuatro hijos: Cus, Mizraim, Put y Canaán (Génesis 10: 6; 1
Crónicas 1: 8), de quienes descendieron los etíopes, los egipcios, algunas
tribus árabes y africanas y los cananeos. Aunque se afirma que algunas naciones
y tribus camíticas mencionadas en el capítulo 10 de Génesis hablaban un idioma
semítico, esto no contradice el que hayan sido de linaje camítico o que en un
principio hayan hablado una lengua camítica. Muchos pueblos
adoptaron el idioma de sus conquistadores, el de otros pueblos con los que se
relacionaron o el del país al que emigraron.
Cam se casó antes del Diluvio y sobrevivió a esta catástrofe junto con
su esposa, su padre, su madre, sus dos hermanos y las respectivas esposas de éstos
(Génesis 6: 18; 7: 13; 8: 15, 16, 18; 1 Pedro 3: 19, 20). Sus hijos nacieron
después del Diluvio.
Algún tiempo después, Cam se vio envuelto en un incidente que resultó en
la maldición de su hijo Canaán: Noé se había embriagado con vino y se había
desnudado en su tienda. Cam vio la desnudez de su padre, pero en lugar de
mostrar el respeto apropiado a Noé —cabeza de familia y siervo y profeta a quien Dios
había empleado para la conservación de la raza humana—, contó a sus dos
hermanos lo que había visto. Sem y Jafet manifestaron el debido respeto, pues
entraron de espaldas con un manto para cubrir a Noé a fin de no deshonrarlo
viendo su desnudez. Cuando despertó, Noé no maldijo a Cam, sino a su hijo:
Canaán. Acto seguido, cuando bendijo a Sem, incluyó también una bendición para
Jafet, pero no dijo nada de Cam; tan sólo mencionó que Canaán era maldito y
profetizó que llegaría a ser esclavo de Sem y Jafet (Génesis 9: 20-27).
Es posible que Canaán mismo hubiera estado implicado directamente en el
incidente y que su padre Cam no lo hubiera corregido. O puede ser que Noé,
hablando proféticamente por inspiración, previera que la tendencia impropia de
Cam, quizás ya manifiesta en su hijo Canaán, sería heredada por la descendencia
de este último. La maldición se cumplió en parte cuando los israelitas semitas
subyugaron a los cananeos. A los que no se eliminó (por ejemplo, los
gabaonitas) se les hizo esclavos de Israel. Siglos más tarde, la maldición tuvo
un cumplimiento más amplio cuando los descendientes de Canaán, el hijo de Cam,
llegaron a estar bajo la dominación de las potencias mundiales jaféticas de
Medo-Persia, Grecia y Roma.
Algunas personas han pensado equivocadamente que la raza negra y
la esclavitud de las personas de esa raza
fueron el resultado de la maldición pronunciada sobre Canaán. Sin embargo, los
descendientes de Canaán, sobre quien recayó la maldición, no fueron de raza
negra. La raza negra descendió de Cus y posiblemente de Put, otros hijos de Cam
que no estuvieron relacionados ni con el incidente ni con la maldición».
Cuando Cam se vio envuelto en el incidente inmoral que resultó en la
maldición de su hijo Canaán, al contemplar irrespetuosamente la desnudez de su
padre Noé, en realidad cometió una transgresión contra las normas morales aceptadas. Puede que
Canaán hubiera heredado epigenéticamente de su padre tendencias morales
malsanas que se irían acentuando con el paso de generaciones, a juzgar por los
testimonios históricos que hay acerca de los depravados cananeos del tiempo de
Moisés.
El tomo 1 de PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, páginas 405 a
412, dice, en parte:
«Canaán [fue el] cuarto en la lista de los hijos de Cam y nieto de Noé.
Fue el progenitor de once tribus que con el tiempo poblaron la región del
Mediterráneo oriental, entre Egipto y Siria, por lo que a ésta se la
llegó a llamar "la tierra de Canaán".
Después del incidente [inmoral] relacionado con la embriaguez de Noé,
Canaán llegó a estar bajo la maldición profética de éste, según la cual con el
tiempo sería esclavo tanto de Sem como de Jafet. Ya que el registro sólo menciona que "Cam el
padre de Canaán vio la desnudez de su padre y se puso a informarlo a sus dos
hermanos afuera", surge la pregunta de por qué fue Canaán y no Cam el
objeto de la maldición. Una nota al pie de la página de la traducción Nácar Colunga, edición de 1947, hace el siguiente
comentario sobre el versículo 24: "La bendición de Sem es indudable y
directamente mesiánica; la de Jafet lo es indirectamente. La maldición recae no
sobre Cam, sino sobre Canán, su hijo. La razón de esto podría ser que fuera
Canán el autor del desacato a que parece referirse el hagiógrafo al decir:
"Despierto Noé, supo lo que con él había hecho el más pequeño de
sus hijos", que ciertamente no era Cam, el segundo de los tres".
De manera similar, una publicación judía, The Pentateuch and Haftorahs,
dice que la breve narración "se refiere a algún acto abominable en el que
Canaán parece haber estado implicado" (edición de J.H. Hertz, Londres,
1972, página 34), y después de indicar que la palabra hebrea que se traduce
"hijo" en el versículo 24 puede significar "nieto", esta
obra expone: "La referencia probablemente sea a Canaán". The Soncino
Chumash también señala que hay quien cree que Canaán "gratificó un deseo
perverso en [Noé]", y que la expresión "hijo menor" se refiere a
Canaán, que era el hijo menor de Cam (edición de A. Cohen, Londres, 1956,
página 47).
Debe entenderse que estos puntos de vista son conjeturales, pues el
registro bíblico no da los detalles del incidente. Sin embargo, el que de
repente se introduzca a Canaán en la narración antes de relatar la embriaguez
de Noé (Génesis 9: 18), y el que el registro se refiera a Cam como "el
padre de Canaán" (Génesis 9: 22), parecen pruebas claras de que Canaán estuvo
implicado de algún modo. Es razonable concluir que la expresión "vio la
desnudez de su padre" indique algún abuso o perversión por parte de
Canaán, pues la mayoría de las veces que la Biblia habla de "poner al
descubierto" o "ver la desnudez" de otra persona se refiere al incesto u otros
pecados sexuales. Así, es posible que Canaán cometiera, o intentara cometer,
algún acto deshonesto con Noé mientras éste estaba inconsciente, y que Cam,
teniendo conocimiento de ello, no lo impidiera o no
disciplinara a su hijo. Tampoco hizo nada para cubrir la desnudez de su padre,
limitándose tan sólo a darlo a conocer a sus hermanos.
También debe tenerse en cuenta el elemento profético de la maldición. No
hay prueba que indique que Canaán mismo llegara a ser esclavo de Sem o Jafet en
el transcurso de su vida. Pero como fue Dios quien inspiró la maldición que Noé
pronunció, y Él nunca expresa desaprobación sin causa justificada, es probable
que ya se hubiera visto en Canaán algún rasgo claramente corrupto, quizás
de naturaleza lasciva, y que [Él] hubiera
previsto con su presciencia el mal efecto que esta característica tendría con
el tiempo en sus descendientes. En el caso de Caín, un caso anterior, [Dios]
había notado una mala actitud de corazón y le había advertido del peligro
de que lo venciera el pecado (Génesis 4: 3-7); Dios también
había discernido la irreformable inclinación hacia la iniquidad de la mayor
parte de la población antediluviana [o prediluviana],
lo que justificaba su destrucción (Génesis 6: 5). La prueba más obvia de
la justicia de la maldición pronunciada sobre
Canaán se ve más tarde en la historia de sus descendientes, una historia sórdida de inmoralidad y
depravación, como lo testifica tanto la historia bíblica como la extrabíblica.
La maldición de Canaán vio su cumplimiento unos ocho siglos después que se
pronunció, cuando los israelitas de origen semítico subyugaron a los
descendientes de Canaán y, más tarde, cuando éstos llegaron a estar bajo la
dominación de las potencias jaféticas de Medo-Persia, Grecia y Roma.
El nombre Canaán también aplica a la raza que descendió del hijo de Cam
[del mismo nombre] y a la tierra donde residía. Canaán es el nombre antiguo de
la parte de Palestina situada al oeste del río Jordán, aunque algún tiempo
antes de la conquista israelita, los amorreos de Canaán
invadieron la tierra que está al este del Jordán.
La descripción más antigua de los límites de Canaán indica que esta tierra
se extendía desde Sidón, al Norte, hasta Guerar, cerca de Gaza, al Suroeste, y
hasta Sodoma y las ciudades vecinas, al Sureste (Génesis 10: 19). Sin embargo,
parece ser que en el tiempo de Abrahán, a Sodoma y a las otras "ciudades
del Distrito" no se las consideraba parte de la tierra de Canaán
propiamente dicha (Génesis
13: 12), como tampoco a los territorios posteriores de Edom y Moab, que
habitaban descendientes de Abrahán y Lot (Génesis 36: 6-8; Éxodo 15: 15). El
territorio de Canaán tal y como se prometió a la nación de Israel se delimita con mayor
detalle en Números 34: 2-12. Empezaba al Norte de Sidón y se extendía hacia el
Sur hasta "el valle torrencial de Egipto" y Qadés-barnea. Los
filisteos, que no eran cananeos (Génesis 10: 13, 14), habían ocupado la región
costera que estaba al Sur de la llanura de Sarón, pero antes a ésta también se
la había "considerado" tierra cananea (Josué 13: 3). Otras tribus,
como los quenitas (una de cuyas familias se relaciona más tarde con Madián) y
los amalequitas (descendientes de Esaú), también se habían asentado en este
territorio.
La Biblia no especifica si los descendientes de Canaán emigraron a esta
tierra y se afincaron en ella después de la división de Babel (Génesis 11: 9),
o si primero acompañaron al grupo principal de camitas a África y desde allí pasaron a la región
de Palestina. De cualquier modo, para 1943 a. EC, cuando Abrahán dejó Harán, en
Padán-aram, y se dirigió a esta tierra, los cananeos ya se habían establecido
en ella, y Abrahán tuvo ciertos tratos con amorreos e hititas.
La relativa facilidad con la que Abrahán y, más tarde, Isaac y Jacob viajaron
por esta región con sus grandes manadas y rebaños muestra que aún no estaba densamente
poblada. Las investigaciones arqueológicas también dan prueba
de que en aquel tiempo la población era bastante escasa y de que la mayoría de
las ciudades se asentaban a lo largo de la costa mediterránea, en la región del
mar Muerto, el valle del Jordán y la llanura de Jezreel. W.F. Albright dice que
en la primera parte del II milenio a. EC prácticamente no había ninguna
población sedentaria en la región montañosa de Palestina, lo que corrobora la
tradición bíblica, según la cual los patriarcas vagaron por los amplios espacios
de las colinas de la Palestina central y las tierras secas del Sur (Archaeology
of Palestine and the Bible, 1933, páginas 131-133).
Parece ser que la principal de las once tribus cananeas era la de los
amorreos. [Las] referencias a los amorreos muestran que eran poderosos tanto en
el Norte como en el Sur de la región montañosa de Canaán. A los amorreos quizás
los seguían en poder los hititas. Esta tribu se
hallaba en tiempos de Abrahán en la zona Sur, Hebrón y sus alrededores, pero
parece que más tarde se ubicaron sobre todo en las regiones del Norte, en dirección a Siria. De las otras tribus, las
que se mencionan con mayor frecuencia [...] son las de los jebuseos, los heveos
y los guirgaseos. Los jebuseos habitaban la región montañosa de los alrededores
de Jerusalén. Los heveos estaban diseminados desde Gabaón, al Sur, hasta la
base del monte Hermón, al Norte. No se especifica qué territorio ocupaban los
guirgaseos.
Las seis tribus restantes —los sidonios, los arvadeos, los hamateos, los
arqueos, los sineos y los zemareos— bien pueden incluirse en el término global
"cananeos", usado con frecuencia con los nombres específicos de otras
tribus; también es posible que la expresión "cananeos" se use
sencillamente para referirse a ciudades o grupos de población cananea mixta.
El registro histórico muestra que las poblaciones de las ciudades
cananeas que conquistaron los israelitas fueron destruidas por completo. Por
este motivo algunos críticos han acusado a las Escrituras Hebreas o "Antiguo Testamento" de estar imbuidas de un espíritu
de crueldad y matanza desenfrenada.
Las condiciones que habían llegado a existir entre los cananeos para el
tiempo de la conquista israelita prueban fuera de toda duda la justicia de la
maldición profética de Dios sobre Canaán. Jehová [Dios] había permitido que
pasaran cuatrocientos años desde el tiempo de Abrahán para que "quedase
completo el error de los amorreos" (Génesis 15: 16). El hecho de que las
esposas hititas de Esaú fuesen una "fuente de amargura de espíritu para Isaac
y Rebeca" hasta el punto de que ésta había "llegado a aborrecer su
vida a causa de ellas", ciertamente es una prueba de la maldad que ya
manifestaban los cananeos. En los siglos siguientes, la tierra de Canaán llegó
a estar saturada de prácticas detestables de idolatría, inmoralidad y
derramamiento de sangre. La religión cananea era degradada en extremo, sus "columnas sagradas"
posiblemente eran emblemas fálicos y en muchos de los ritos que practicaban en
los "lugares altos" se entregaban a la lujuria y a otras formas de
depravación. El incesto, la sodomía y la bestialidad formaban parte de "la
manera de obrar de la tierra de Canaán"; estas prácticas hicieron inmunda
la tierra, por cuyo error era inevitable que se "vomitara a sus
habitantes". La magia, la hechicería, el espiritismo y el sacrificio de
los hijos en el fuego eran algunas de las prácticas detestables cananeas.
Baal era la deidad más importante que adoraban los cananeos. Un texto egipcio representa a las diosas
cananeas Astoret, Aserá y Anat como diosas madre y, a la vez, prostitutas
sagradas, que, paradójicamente, no perdían su virginidad (literalmente,
"las grandes diosas que conciben, pero no dan a luz"). Su adoración al parecer
siempre incluía la prostitución en los templos. Las diosas no
sólo simbolizaban la lujuria, sino también la guerra y la violencia sádica. Por ello, en el Poema de
Baal hallado en Ugarit se dice que la diosa Anat realizó una gran matanza y
luego se adornó con las cabezas de los muertos y colgó de su cinto las manos de
éstos, mientras se bañaba gozosamente en su sangre. Las figurillas de la diosa
Astoret descubiertas en Palestina la representan desnuda y con los órganos
sexuales groseramente exagerados. El arqueólogo W. F. Albright hace la siguiente observación sobre su adoración fálica:
"En su peor momento, [...] el aspecto erótico de su culto debe haberse
sumido en profundidades extremadamente sórdidas de degradación social".
(Archaeology and the Religion of Israel, 1968, páginas 76, 77; véanse ASTORET;
BAAL número 4).
Además de otras prácticas degradantes, también se hacían sacrificios
de niños. Según Merrill F. Unger, "las
excavaciones realizadas en Palestina han puesto al descubierto montones de
cenizas y restos de esqueletos infantiles en cementerios situados cerca de
altares paganos, lo que indica lo extendida que estaba esta práctica cruel y
abominable". (Archaeology and the Old Testament, 1964, página 279). La
obra Compendio Manual de la Biblia (de Henry H. Halley,
1985, página 157) dice: "Los cananeos, pues, adoraban cometiendo excesos
inmorales en presencia de sus dioses, y luego asesinando a sus hijos
primogénitos como sacrificio a estos mismos dioses. Parece que en gran parte,
la tierra de Canaán había llegado a ser una especie de Sodoma y Gomorra
en escala nacional. [...] ¿Tenía derecho a
seguir viviendo una civilización de semejante inmundicia y brutalidad? [...]
Los arqueólogos que cavan en las ruinas de las ciudades cananeas se preguntan
por qué Dios no las destruyó mucho antes" (GRABADO. Volumen 1, página 739)».
Son numerosos los casos en los que se ha observado que una determinada
persona de la familia, como un hijo o un nieto, presentaba
características de la conducta que remedaban admirablemente bien
las de un antepasado suyo que él no conoció y por lo tanto no había podido
influir en la personalidad del joven. Ante esto, el
observador se sentía inclinado a pensar que los caracteres se heredan a través
de la "lotería" genética. Sin embargo, muchos doctos y
entendidos en genética solían reprimir estas ideas afirmando que los rasgos de
la personalidad de un individuo humano no son heredables.
Hoy día, muy recientemente, el punto de vista técnico está cambiando
rápidamente, como explica el doctor argentino Marcos Hurvitz, especialista
médico en Coloproctología y profesor universitario desde hace algunos
años. En un artículo suyo titulado "Epigenética: ¿realidad o
ficción?", de fecha 195-2010, expone:
«Los genes no especifican nuestras conductas en forma directa, pero codifican productos moleculares que construyen y
gobiernan el funcionamiento del cerebro a través del cual se expresa la
conducta. El desarrollo del cerebro, la actividad
cerebral y la conducta, todos, dependen tanto de las influencias genéticas como
las del ambiente, y hay un creciente acúmulo de
evidencia de que la información social puede alterar la expresión
genética del cerebro y la conducta.
Desde hace mucho tiempo, casi una centuria, nos han enseñado, y se han
escrito un sinfín de artículos y libros tanto científicos como de
divulgación, que las características de personalidad, así como ciertos
caracteres adquiridos no se podían heredar. Pues bien, a la luz de ciertas
investigaciones, más el uso del sentido común de observación de las personas y
su descendencia, [es posible argumentar] que se podrían heredar los caracteres
de personalidad, así como otras características adquiridas, inclusive ciertas
formas de inmunidad y de respuesta a las noxas [(del latín NOXA, daño)].
Se pensaba que el genoma era sólo una estructura pasiva y estática que dirigía el desarrollo del
organismo. A la luz de recientes resultados de varias investigaciones se
muestra que el genoma lejos de parecer estático es altamente activo, ya que
responde a una variedad de estímulos asociados a la conducta social. Así, la
información social puede llevar a cambios en el cerebro y la conducta a través
de cambios en el genoma, adquiridos. La pregunta es si estos cambios en el
genoma se pueden heredar.
Debería existir un proceso molecular y celular de las
características adquiridas durante la vida de un individuo, con un anclaje
estructural fuerte y sostenido, que debe por ende producir también un cambio en la estructura del ADN, que se podría por lo tanto heredar.
Fue seguramente Paul Kammerer a principios del siglo XX [...] el primero en
plantear que los rasgos adquiridos durante una vida de un organismo biológico
se pueden transmitir a su descendencia. Esto [...] le valió la humillación y
degradación personal y profesional, [y puede que esto
fuera] la causa de su suicidio. [Así, pues,] Kammerer fue el fundador
de lo que conocemos como Epigenética. Kammerer se habría adelantado varias
décadas a Conrad Waddington, que describió los primeros casos de este fenómeno
y acuñó el término en 1942.
De alguna manera hay circuitos enteros, íntegros, entre el
material genético y los cambios moleculares de la conducta y los rasgos de
personalidad, circuitos de alimentación y retroalimentación, que hacen que nuestra forma de ser y
de pensar se integre de alguna manera en el material genético. Además, esto
permitiría una estructura fija que determina nuestra conducta en el día a día.
Es decir, los cambios moleculares serían anclados de alguna manera. Porque en
ladinámica celular deben perdurar estos
cambios, para asegurar que "mis aprendizajes y conductas" seguirán
siendo las mismas a lo largo de "mi vida". Obviamente, esto se puede
cambiar y acomodar con nuevos aprendizajes. Dicho de otra manera, las estructuras cognitivas que uno desarrolla con
el aprendizaje y perduran en el tiempo, así como
los principales rasgos de personalidad, tienen un sustrato en el material
genético, que permite también que estas mismas estructuras se vayan remodelando
y corrigiendo a través del tiempo, así como reparando en el caso de algún daño.
Un camino inverso de retroalimentación entre las proteínas, ARN y ADN debe existir como para que
los genes "sepan" qué está pasando "allá afuera" de la
membrana celular. El material genético también debe poder aprender y generar
mecanismos y estructuras estables capaces de perdurar y de hacer que perduren
en las generaciones subsiguientes de células, así como en las generaciones futuras
de los mismos seres humanos.
Los hijos tienen rasgos de personalidad y carácter muy parecidos a los padres. Esto
[no sólo] es debido al medio ambiente familiar y social que los [sino
también a que] hay carga genética que determina [este resultado]. Es decir, hay
una estructura molecular subyacente que predispone a cierta personalidad o a
ciertos rasgos de personalidad. Y esta estructura molecular del entramado
neuronal está por supuesto determinada genéticamente. Nada se construye
en la célulay en el cualquier tejido del organismo
sin antes pasar por el determinismo del material genético.
La secuencia invertida de flujo de información sería: "Proteínas ?
ARN ? ADN". Estas proteínas actúan como neurotransmisores,
neuromoduladores, mensajeros, etc., es decir, señales desde fuera de la célula; y estos cambios que transmiten [esas]
proteínas, de perdurar en el tiempo, se asentarían definitivamente dentro de la
estructura molecular celular y a nivel hístico también. Estas estructuras, a su
vez, determinarían cambios en el ADN para justamente mantener las mismas
estructuras dentro y fuera de la célula, es decir, en las sucesivas divisiones
celulares. Por supuesto, esto incluiría a las células germinales, heredando la
descendencia los cambios adquiridos.
Los genes codifican proteínas, no conductas. Pero identificando cómo la
variación genómica modifica los circuitos neuronales, entenderemos mejor dónde
se inician estos cambios o estas diferencias interindividuales. Pequeñas
diferencias en la producción de una proteína en un determinado
lugar del cerebro provocarán cambios algunas veces profundos de la conducta».
Estos descubrimientos epigenéticos, hoy en sus etapas de inicio, arrojan
ya suficientes datos para pensar que existe un
mecanismo que afecta al genoma y que da cuenta de la transmisión de padres a
hijos de no pocas características psicosomáticas adquiridas a lo largo de la
vida de los progenitores, para bien o para mal. Por lo tanto, en el caso de Cam
y de Canaán, no es de extrañar que sus descendientes se vieran afectados por
una carga hereditaria de inclinación aberrante que, aunada a nuevas
aportaciones en la misma dirección, desembocaron en una personalidad de grupo
tremendamente degenerada: los cananeos.
El decreto divino de exterminio, equivalente a la amputación quirúrgica
de un miembro gangrenoso, cumplía aparentemente el propósito de evitar la ruina
de la entera sociedad humana global, pues la influencia cananea hacia el
exterior, o su tendencia a hacerse excéntrica, era ya evidente en la época de
Moisés. El propio pueblo israelita fue advertido por este profeta para que
evitara la corrupción cananea, y aún así fue víctima de
la contaminación polifacética (mental, moral,
religiosa, ...) procedente del entorno cananeo en repetidas ocasiones.
Parece, pues, que la prole de Cam introdujo un fuerte efecto apolillador
contra el testimonio patriarcal acerca la narración creativa del Génesis. El
entero libro sagrado no sólo contiene el relato de la Creación y la temprana
historia de la humanidad, sino también una poderosa advertencia contra la
inmoralidad y el desenfreno y contra el dar la espalda a las normas del
Creador, mostrando las consecuencias sociales del derrotero erróneo. Por lo
tanto, se comprende que sulectura y atesoramiento no hayan sido del
agrado de pueblos empantanados en la corrupción, a los que denunciaría constantemente.
Así mermó la creencia de que el origen de la vida sobre la Tierra se
produjo durante el llamado "Tercer día creativo" del Génesis, al irse
perdiendo gradualmente de la memoria colectiva de la humanidad las
credenciales patriarcales y sus tesoros de información fidedigna.
TOMADO DE LOS BORRADORES DE LA REVISTA DIALOGO ENTRE MASONES NOVIEMBRE 2014
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