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viernes, 16 de agosto de 2019

La separación o fase pre-liminal

La separación o fase pre-liminal
Raquel Ofelia Barceló Quintal 
Universidad Autónoma de Hidalgo

Esta fase del ritual comprende la conducta simbólica por la que se expresa la separación del candidato a un conjunto de condiciones culturales y mentales. Se inicia con la muerte ritual que es “un aumento”, un crecimiento marcado por diferentes grados. El primer grado está simbolizado, completamente, por la verticalidad, es de introspección y análisis interior; al segundo grado le corresponde un ensanchamiento de la conciencia simbolizado por el acceso a la horizontalidad; y al tercer grado le corresponde una proyección cósmica. 

En el “rito de iniciación” o primer grado, la verticalidad que marca la iniciación del aprendiz no se limita a ser el in ire ni el in itere de quien se pone en marcha, sino el descenso del espíritu que se posa sobre él. En otras palabras, la iniciación es la transmisión canónica de una influencia espiritual.

No todos los ritos masónicos conocen el Gabinete de Reflexión2 y en los que sí lo conocen no está estructurado de la misma manera. En un principio se conducía al candidato a una habitación oscura sin una decoración especial. En el Rito Escocés Rectificado, por ejemplo, se utiliza una estancia oscura para llevar a cabo el rito de iniciación; en cambio, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado sí se hace uso del Gabinete de Reflexión. Por consiguiente, el Gabinete de Reflexión no estaba en uso en la masonería inglesa de los “modernos” [Jackson, 1760-69]. 

El Gabinete de Reflexión es el lugar secreto y fúnebre en el cual permanecen los profanos ante los objetos mortuorios para que mediten acerca de las cosas del mundo material y espiritual, y dispongan su testamento o última voluntad. Generalmente se encuentra pintado de negro imitando una gruta o caverna sombría; simboliza el centro de la tierra de donde venimos y a donde retornamos al morir. La tierra, dice E. Morin, “es maternizada como sede de la metamorfosis de la muerte-nacimiento por una parte, y como tierra natal por la otra [1971:121]”. 

Este cuarto debe estar, más o menos, sembrado de huesos, el ajuar lo constituyen una mesa cubierta con un mantel negro y un rústico banquillo. Encima de la mesa se colocan: una calavera; un espejo; tres platos, uno con sal, otro con azufre y el restante con mercurio; una pequeña lámpara funeraria encendida; un vaso con agua; un trozo de pan negro, un reloj de arena a punto de agotar su medida y una espadaña.3 

Un hermano masón guía, convenientemente, al candidato para que se forme una idea de lo que se trata, es decir, de la reflexión y meditación a través de la regresión para morir en la Cámara de Preparación que hace las veces de caverna o matriz del elemento tierra como madre. 

Cuando el iniciado entra al Gabinete de Reflexión, a pesar de su edad, es considerado como un niño de tres años; número considerado como el inicio de la edad cósmica. La caverna iniciática, a su vez, representa un todo que contiene el cielo y la tierra. Por eso a pesar de la oscuridad el lugar es también un espacio para la “iluminación interior”, a su vez, la oscuridad que reina afuera permite entender que el mundo profano es comparado con las “tinieblas exteriores”. La caverna no necesariamente es un espacio subterráneo pero sí está aislado de los ruidos de la calle, de las entradas y pórticos para que el candidato pueda reflexionar sin interferencias.

Desde el punto de vista iniciático, el símbolo de la caverna es complementario con respecto al de la montaña y se relaciona estrechamente con el corazón. Esta relación, entre el corazón y la caverna, explica el papel desempeñado por ésta última como representación de un centro espiritual [Guénon, 1997]. En efecto, el corazón es esencialmente un símbolo del centro, ya sea que se trate como centro del ser, desde el punto de vista “microcósmico” o como centro del mundo “macrocósmico”, es decir la caverna. 

La “caverna-corazón” es una conocida expresión tradicional. La palabra Guha (Ghu, cubrir, esconder), en sánscrito, generalmente significa caverna, pero también se aplica a la cavidad interna del corazón. 

La “caverna-corazón” se refiere al centro como el punto más interno y, por lo mismo, más escondido, al mismo tiempo también se atribuye al secreto iniciático, ya sea en sí mismo o simbolizado por la disposición del lugar donde se cumple la iniciación que es un sitio escondido o cubierto inaccesible a los profanos, ya que el acceso está defendido por una estructura “laberíntica” o de otro modo como los templos sin puertas. En la caverna se encuentran elementos que hacen referencia a la agricultura y a los oficios que se apoyan y enraíza en ella como la transformación de elementos telúricos bajo diversas formas como la minería, la metalurgia, la forja y la alquimia. 

Existe una estrecha relación entre la montaña y la caverna, ambas son consideradas símbolos de los centros espirituales como lo son también, por razones evidentes, todos los símbolos axiales o polares. Recordemos que la caverna debe situarse bajo la montaña o en su interior, de modo que se encuentren igualmente sobre el eje, lo que refuerza el vínculo entre ambos símbolos (complementarios entre sí). La montaña es visible mientras que la caverna es un lugar oculto y cerrado. De ahí que la caverna sea apropiada para los santuarios iniciáticos. 

El símbolo del corazón es un triángulo con el vértice hacia abajo y es el mismo esquema que se aplica a la caverna, mientras que el de la montaña y el de la pirámide es un triángulo con el vértice hacia arriba. Esto demuestra que se trata de una relación inversa y también, en cierto sentido, complementaria; es también la copa que representa al Santo Grial y que, a su vez, representa el principio pasivo o femenino de la manifestación universal. El corazón, aquí al igual que en todas las doctrinas tradicionales, se considera como representación del centro vital del ser y por ende, en el sentido más completo concebible, pues no se trata únicamente del órgano corporal y de su papel fisiológico, sino del dominio del ser humano. De ahí que también se hable del “éter del corazón” lo que significa que en el corazón está el “alma viviente” [Durán, 1969: 129-134]. 

En la muerte iniciática se reitera el retorno al caos, de manera que sea posible la repetición de la cosmogonía y así preparar el nuevo nacimiento mediante la muerte de lo mundano y nacimiento del alma, es decir, salir del corazón físico para entrar al corazón del cosmos [Eliade, 1965:166]. Los símbolos de la muerte y el renacimiento en el espacio del recinto sagrado nos hablan de una doble desnudez: el neófito abandona sus vestiduras y sus pensamientos.

Notas.
2. Está habitación es conocida con los nombres de “Cámara de Preparación” o “Cámara de Retiro”.
3. Planta herbácea que crece junto a las aguas estancadas.

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