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lunes, 23 de septiembre de 2019

LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QUE UNA QUERELLA (III)

Víctor Guerra MM.:
La “Querella de los Antiguos y los Modernos”


Lo cierto es que hay quien no parece entender nada a cerca de las diferencias conceptuales y filosóficas entre los Ritos, y plantean que hablar de esas diferencias , es establecer una especie de guerra ritual o de esencialidades,. A este tenor hay que decir que la opinión sobre una supuesta segregación, o guerra ritual, nace de la ignorancia histórica y ritualista del Rito Francés y de otros Ritos, y de la propia historia de las Obediencias como el GODF, ya que no se han leído más que tópicos, y por supuesto ni siquiera ha abierto un libro al respecto, pero intentan dar lecciones de prudencia de justo equilibrio a la manera del Caid que exponía no hace mucho en el Blog Masonería Siglo XXI, pero ignorando todo lo que ha acontecido al respecto del Rito Francés, y no se trata de revanchismo, se trata de sacar a la palestra algo que ha estado sino oculto, si marginado por parte de los que siguen sin querer compartir mesa y mantel, ya que entienden que son los “príncipes” de toda esta historia, tal y como está sucediendo con algunos altos organismos de Altos Grados.

Por tanto este espacio es un espacio de trabajo, de reflexión y de clarificación desde posturas modestas pero honestas, sin entrar en juegos oportunistas y de oportunidades, y me niego a que este espacio sea considerado como segregacionista en lo ritual, pero habrá que ir dando al César lo que es del César, y siguiendo con esa labor y empeño expongo la tercera parte del trabajo.

En una Inglaterra impregnada de luchas intestinas entre el catolicismo y las distintas ramas protestantes, entre los masones operativos que ven decaer su oficio y la nueva presencia de los llamados masones especulativos, es el escenario o el contexto en que nace la Gran Logia de Londres, y las Constituciones de Anderson los cuales intentan aunar dos mundos, por un lado los “Antiguos Deberes” que estaban presentes en los viejos gremios operativos con su constante referencia al dios de los cristianos , y por otro lado los nuevos adeptos los masones especulativos los cuales apuestan por una nueva apertura sin precedente que pregona una religión universal y como tal propone esa “religión y moral natural” como un punto de encuentro de los francmasones, tanto de los creyentes como de los agnósticos, o incluso los ateos.

El choque entre la tradición que se quería adoptar marginando a la vez a los hombres que la mantuvieron, y los aperturistas con su religión natural, no hizo más que a poner en solfa los puntos de desencuentro entre los “Antiguos” que en ese momento lideraba Dermott, los cuales se reclamaban ese espíritu fuerte en las logias, mantenimiento del control en base a cierto desarrollo del paternalismo, que ya encontramos impreso en la vieja tradición operativa, a cuyos conceptos y praxis debemos sumar la exigencia para todos los masones de la creencia en Dios; lo cual contrasta fuertemente frente al elitismo y la modernidad de la apuesta que estaban expresando en esos momentos los llamados “Modernos”.

En la Gran Logia de 1717 más tarde llamada de los “modernos” ya nos están presentes los “masones operativos de Wren, o de aquellas “guildas de francmasones” sino eclesiásticos, “gentleman” y pequeños comerciantes en los que imperaba un espíritu de tolerancia religiosa importante, que se logra dado que el contexto religioso y político en ese momento se estaba disfrutando.

Atrás había quedado la rebelión jacobita de 1716, y más atrás la Gloriosa Revolución de 1688 y su objetivo de poner fin al absolutismo de soberanía británica, o la “Hill o Rights” de 1689 contra Guillermo de Orange y su esposa Mary Stuar, y el plan de sometimiento religioso… tras todos esos estadios el ambiente conseguido permitirá que se puedan crear diversos tipos de asociaciones tan eclécticas como la Gran Logia que recogía a los hombres de confesiones distintas e incluso tes a “librepensadores” como Jonh Toland, al cual se le podría encuadrar en ese perfil que había enunciado Anderson de no ser un “ateo estúpido”, o lo que hoy denominaríamos como un librepensador.

Los “Antiguos” por su parte optaran por modificar las Constituciones en 1738 adaptándolas a sus necesidades, eligiendo por ejemplo como Gran Maestro al miembro más antiguo, y mejor si esta fuera de sangre noble, y mejor imposible si además fuera Irlandés.

Pero no solo eso sino que optaran por un modelo basado en el respeto al orden establecido, dado que esa era la esencia de la tradición operativa donde imperaba la figura del “paternitas” de cuya pérdida acusaban a los “modernos” tildándoles de esnobistas lo cual ya era grave en un momento en que la masonería estaba decayendo, aunque esas razones de la poca atracción hay que buscarlas para ser justos, tanto en unos como en otros, pues con sus acciones cooperaban a que la fraternidad fuera poco apetecible ya que cuando no se presentaba a la masonería como un juego de aristócratas ofreciéndoles los puestos más elevados de la Orden a modo honorífico, los cuales convertían en juegos florales el trabajo masónico con todo su riualismo fantasioso, lo cual unido a la revelación de los secretos masónicos y pertenencia y la incompetencia manifiesta de las grandes Logias, como la de Londres, que ni federaba logias, ni se ocupaba de ellas, lo cual finalmente arrojaba todo un panorama muy parecido al de “logias salvajes” en su peor acepción.

Esta situación lo que finalmente conlleva es que los más temerarios formen una nueva Gran Logia, paradójicamente titulada como “Gran Logia de los Antiguos” que en julio de 1751, muertos Anderson y Desaguliers, pondrá en marcha Dermott en el albergue Turk´s Heat, situado en el centro de Soho de Londres, y cuyos orígenes habrá que buscarlos en la vena irlandesa y sobre manera en aquellos masones iniciado en la vieja Irlanda e inmigrados a Londres, como bien nos cuenta Patrik Negrier en “La Tulip”.

La gran figura de esta nueva gran logia, y que lanzará de forma subliminal una nuevas Constituciones basadas evidentemente en las de Anderson pero a su vez modificadas y presentadas como digo, de una forma subliminal, bajo el titulo de Ahiman Rezón (Dublín 1760) (cuyo titulo ha movido a muchas especulaciones), es como dice Cecile Revauger: “Una obra , un poco heteróclita, compuesta de muchas partes, que antes de dirigirse al lector, presenta la parte intitulada Ahiman Rezon, una suerte de profesión de fe sobre los objetivos de la francmasonería, a lo cual sigue los “Antiguos Deberes” que representan palabra por labra a Anderson en diversos aspectos”.

Estamos pues ante un anti-Andesrson que realiza una feroz crítica hacia la parte histórica andersoniana y por tanto su trabajo Ahiman Rezon se plantean como unas “constituciones más rígidas y también paradójicamente más democráticas” en contraposición a las que usaban los “Modernos” ya que en 1753 la Gran Logia de los “Antiguos” nombraba un Ejecutivo que estaba compuesto por un Gran Comité enteramente elegido, siendo además mucho más rígidos y observantes en los temas referidos a la creación de logias, o al otorgamiento de patentes o reconocimiento de visitantes.

Otro de sus grandes marchamos y que hoy todavía es una enseña en la grandes Logias regulares son el establecimiento de los “Comités de Caridad” que estaban inscritos en esa ideología paternalista. Por su parte los “Modernos” se contentaban con que el Gran Maestro nombrara a parte de ese Gran Comité para regir los destinos de las logias, y eran mucho más laxos en cuanto al control de la organización masónica, estando los temas de beneficencia más sujetos, a lo que hoy se vive en la masonería adogmatica de plantear no un Comité de Caridad o de Beneficencia , sino la institución de un Hospitalario en inscrita su acción en ese “si alguien que reclama el tronco de la Beneficencia para si u otras obras….

A este respecto ya escribí una plancha sobre la Hermandad y la Fraternidad como dos conceptos que distinguen a Antiguos y Modernos, y en la cual expongo en el plano de la metáfora, de entender la Hermandad operativa como la “familia que era la célula de la base de la sociedad del Antiguo Régimen” y familia del latín famuli : habla de esclavos, de siervos, etc.. Como vemos no solo la familia, siguiendo con esa metáfora, era el parentesco sino que tenía otra trascendencia, y era la que aglutinaba a una serie de individuos que para vivir dependían de un señor, entendiendo a este como un “pater familias” y por tanto según algunos medievalistas[1] la palabra familia en aquellos momentos apunta a relaciones de dominación y dependencia, de subalternidad respecto a un señor patriarcal. Hasta el término “homo” llegó a significar en la Edad Media, como “dependiente” o sea : Siervo, Vasallo…” de hecho Dermott va a buscar las elites financieras y aristócratas para conformar su proyecto de la Gran Logia de los “antiguos” basado en ese concepto de dependencia.

Toda esa ideología la contrapongo frente al otro concepto que estaba más en la mentalidad que van a desarrollar los “Modernos” y que Marat[2] exponía de este modo: “Ya vemos perfectamente, a través de vuestras falsas máximas de libertad y de vuestras palabras de igualdad que, a vuestros ojos, no somos sino la “canalla”. La “canalla” no quería quedarse fuera de la nueva sociedad civil prometida por la revolución, no quería seguir permaneciendo por más tiempo en el mundo subcivil y por tanto quería acabar con el despotismo de la ley de familia. Todos artesanos, pobres, trabajadores, asalariados, urbanos, y criados sujetos a servidumbres querían elevarse y alcanzar la condición de una vida civil de libres e iguales, fuera del Antiguo Régimen tutelar y paternalista que asolaba a toda Europa y en especial a Francia”

En todo caso ambas grandes logias buscaran sin pudor el cortejo de la nobleza siendo esto causa de reproches, llegando en algunos casos a titular a la Gran Logia de los Antiguos como la Gran Logia de Atholl, dada la presencia de estos condes en la cúspide masónica de los “Antiguos” aunque no será una cuestión circunstancial o de lideratos sino de toda una praxis que Dermott trata de magnificar en su Ahiman Rezon, al igual que lo intenta plantear Anderson de tener unas elites cuando menos “neutras”, partiendo de que nunca jamás los masones o la masonería estará presente en un complot, o que ningún masón atentara contra el estado, o será culpable de un crimen… ser fieles respetuosos con el orden establecido e instituido.

Todo ello estará inserto en el gran mundo filosófico que desarrolla la “Gran Logia de los Antiguos”, compuesta por católicos, e irlandeses y masones, que admite a los hombres de confesiones diferentes, incluidos los judíos, los cuales también son aceptados por los “modernos” además en un momento de crudo antisemitismo, pero estos últimos no llegan a modificar las reglas del juego masónico que marcan las Constituciones de 1717, pero para Dermott y los “antiguos” es necesario que ese magma estuviera presente en las constituciones de ahí el texto modificado de 1738; “ 1. Obligación. Concerniente a Dios y la Religión : Un masón está obligado por su “ternura” a observar la ley moral, en tanto que Noachita, y en tanto que comprende “craft” (Cofradía) no será jamás un estúpido ateo ni un libertino irreligioso.. En los tiempos antiguos los masones cristianos se tenían que conformar con las costumbres cristianas de cada país en el que ellos trabajaban o viajaban. Mas la masonería existe en todas las naciones de religiones diversas…

Podríamos decir que pese al carácter en cierta manera universalista y de cierta tolerancia religiosa de los “antiguos” éstos rechazaban tanto a los deístas como a los ateos ya que no estaban en la base doctrinal adoptada por algunos teólogos anglicanos del siglo XVII, y que asumían los “modernos”, que para los “antiguos” estos interpretaban de forma laxa las enseñanzas cristianas, ya que defendían que había salvación fuera de la Iglesia, rechazando los dogmas, y dando preferencia a la razón sobre la Biblia y las tradiciones, interesándose más por la moral que por la doctrina y defienden una amplia tolerancia en materias religiosas.

Aunque unos y otros manifestaban su repulsa por la rigidez de la bula papal de 1738, Dermott se va a mantener fiel a la tradición cristiana de las primeras logias operativas, reprochando tanta “arrogancia filosófica y social” por parte de los “modernos” que se reclamaban como hereditarios en todo caso a la tradición operativa de York, aunque a su vez eran acusados de descristianizar el ritual y abrir en la formulas de apertura y clausura los trabajos masónicos a los deístas en base a la famosa religión natural, que Dermott presentaba como toda una superstición.

Esta posición, como no podía ser menos, va a tener su reflejo en los Rituales sobremanera con la inversión por parte de los “modernos” de los signos y de reconocimiento en el primer y en el segundo grado, con dos intenciones más o menos claras la de desenmascarar a los posibles profanos que querían entrar en las logias, hay que tener en cuenta que esas fechas pululaban las obras antimasónicas que ponían al descubierto palabras, gestos y toques, y también estaba la intención de mostrar toda una trabazón para impedir la entrada de los inmigrantes irlandeses en las logias “modernas”Cambios que sus “contrincantes” estimaban como ilegítimos dado que ello también afectó a los días festivos o patronales de San Juan de Verano y San Juan de Invierno y otras consideraciones rituales, como venimos explicando y exponiendo tanto Joaquín Villalta en su Racó de Llum , como yo mismo, u otros autores.

El encontronazo ritual aún llevó a un ataque aún más feroz por parte de los partidarios de Dermott por otras cuestiones como fue el recorte en las recitaciones de los catecismos masónicos, o la falta de referencia a los “Antiguos Deberes”, o el destierro de la ceremonia de instalación del Venerable, frente a lo cual adoptaran una posición más purista practicando el ritual lo más sólido posible, e introduciendo por ejemplo el porteo de espadas, u optando por una cosa que habían abolido los “modernos” como eran las manifestaciones públicas imputadas al espíritu católico y al gusto personal de Dermott.

Como respuesta al trabajo de inversión en los grados de Aprendiz y Compañero, y en las palabras de paso, los “Antiguos” optaran por introducir el cuarto grado del Arco Real, el cual hace su aparición en 1740, con ello se lograba de facto con tal institucionalización la posible visita de los “modernos” que evidentemente ignoraban por completo el secreto del cuarto grado el Arco Real.

Si bien hay ciertas tesis que plantean que este grado es una importación francesa heredada del Caballero Ransay, que recobran los “antiguos” el cual lo disocian del tercer grado de Maestro haciéndolo autónomo, teniendo además que ser otorgado por los Capítulos del Arco Real, y como una distinción corporativa otorgada por los “Antiguos Venerables”; y pese a que reinaba la prohibición de visita de unos a otros, esto realmente era en muchas ocasiones una lucha más de los grandes Oficiales o de las logias más significativas que del pueblo masónico llano que seguía sus propias costumbres de visita y rituales, a veces en contra de los dictámenes de las Grandes Logias, aunque no se puede olvidar que el conflicto traspasó las fronteras inglesas llegando a Nueva Inglaterra y generando no poco problemas personales e institucionales con “affaires” como los de W. Preston, o Smith… mediando en todos estos desencuentros por ejemplo el tema de la condenación de la Revolución Francesa como obra masónica que no solo venía de la mano de autores no masones como Barruel o John Robinson ,sino que manifiesta en este sentido el masón Edmund Burke defendiendo la tesis del complot masónico…

Finalmente, la Unión de 1813…?
La situación se va haciendo tanto para “Antiguos como para Modernos” insostenible al menos en Inglaterra, en tanto que 1799 el primer ministro William Pitt aprobó la “ley de Sociedades Ilegales, pensada “para perseguir a las sociedades con objetivos de sedición y traición” , en un primer momento quedó eximida la francmasoneria hannoveriana los “ Modernos” aunque finalmente tuvieron que pasar por el aro junto con los “Antiguos” en resgistrase ante las autoridades, en Francia se desarrollará con fuerza la visión de los “Modernos” pujante y muy activa. Pero en Inglaterra se va desarrollando todo un movimiento pro la “unificación” que terminará materializándose en 1813, ya que no se estaban cumpliendo los regímenes de prohibición de visitas, etc., además de que había una cierta presión como describe el Príncipe de Gales al Duque de Atholl “de que seria “ deseable que pudiera ser una unión con la otra hermandad de masones, sólo podría ser deseable si se produce sobre la base de la antigua institución y con el mantenimiento de todos los derechos del antiguo Oficio”

Será de nuevo la nobleza quien juegue por ambas parte un papel preponderante, tanto por parte de los “Antiguos” el Duque de Atholl, como por los “Modernos el Duque de Moira, y los Príncipes de Kent y Sussex, con posiciones más honoríficas, pero con fuertes presiones políticas sobre las hermandades masónicas en liza, por ejemplo el Duque de Kent había forzado a los Antiguos a doblegarse al control de los “modernos” pero un poco antes ya en 1809 los “Modernos” suprimirán las modificaciones rituales introducidas en los años 1730 a 1750, siendo creada logia “Promulgación” con la idea de estudiar el retorno a las prácticas rituales de antaño y poder reunirse con los “hermanos separados”.

Se restablece por ejemplo la instalación del Venerable y las plegarias en la apertura y clausura de los trabajos, creando dos de las figuras que ya tenían los “antiguos” la de los Diáconos, dotándose la Gran Logia de los Modernos de talleres de instrucción, a la vez que los “antiguos” empiezan un trabajo de ir armonizando y homogeneizando el ritual a lo largo del rosario de logias que ya poseen y finalmente se termina creando la logia “Reconciliation”

Cuando uno estudia esta querella y su resultado final, en el ámbito geográfico inglés, saca la conclusión de que la victoria final fue de los “antiguos” ya que se reconoce el cuarto grado del Arco Real, se reglamenta el el tema del Tronco de Beneficencia, se tiende al homenaje a la figura del rey en tanto que se organiza la fiestas patronales de la masonería inglesa tanto a San Juan como San “Georges”, lo cual como nos indica Revauger, “se muestra la frecuente confusión entre “simbolismo y protocolo” que además cuando se consolida la “Unión” se hace a través de todo un ritual basado en la ansiada presencia religiosa con un ceremonial de promesa ante la Biblia y las plegarias solemnes en los trabajos de clausura.

Dándose de este modo una fuerte conjunción que perseguían los “Antiguos” de la ligazón entre masonería y religión, en este caso la anglicana, que tiene su culminación cuando en los articulados de las Constituciones de 1815 aparecen los términos referenciados a “Dios, la Gloria del Gran Arquitecto de la Tierra, cuestiones enteramente nuevas, y no solo eso sino que sino que se prohíbe toda interpretación deísta o agnóstica y se proclama la creencia en una religión revelada, desapareciendo del mapa masónico la gran tolerancia religiosa y filosófica que intentaban preconizar las Constituciones de 1723 y 1738.

En definitiva las “razones de Estado” se habían impuesto, y por tal se constituye de este modo una masonería “respetable” en tanto que se había conseguido la armonía entre la Corona y la Iglesia, entre la pequeña burguesía de los “Antiguos” y la nobleza de los “Modernos”, se instituía la Gran Logia Unida de Inglaterra que adelante repartirá las patentes de “regularidad” “urbi et orbe” realizando un “marriage a la mode” como ridiculizaba en sus gravados. uno de los masones “modernos” William Hogarth y que abre este pots

[1] Miermeyer , por ejemplo llegó a recopilar no menos de nueve sentidos de esta consideración.
[2] Su primera logia fue King Head Gerad Street Soho , logia afiliada a la Gran Logia de Londres. Y se certifica su pertenencia el 15 de julio de 1774 como Maestro, y también fue un asiduo visitante de la logia holandesa La Bien_Aimée.

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