ADVERTENCIAS AL ASPIRANTE ANTE LAS PUERTAS DE LA MASONERÍA
Nuestra vida suele ser un mar poblado de mil tormentas y a su merced se sacude el Cascarón de nuestra existencia. Vivimos en un estado de tensión permanente donde poco tiempo hay para respirar y sentir Paz entre necesidades y problemas. Nuestro trabajo, los compromisos variadísimos en que nos envolvemos, nuestras demandas familiares, los sinsabores económicos, la competencia, los avatares externos que pretenden imponerse, nos sumen en una constante Guerra por la supervivencia donde nuestras fuerzas están casi concentradas en defenderse para sobrevivir, sin tener a veces tiempo para pensar qué sentido tiene o qué hay más allá de todo esto. Parece que fuéramos siempre corriendo de atrás a todo y que los hechos se nos escapan, o si se quiere, vivimos esforzados para tapar los agujeritos de un Dique que está por estallar intentando ser buenos padres, esposos, parejas o familiares, ejemplares ciudadanos, destacados en algún campo, en ser reconocidos por los demás por algo.... Cualquier error puede hacer terminar en el desastre esfuerzos que pueden datar de años, y de ahí el temor constante de fracasar. En medio de esa tensión cotidiana y absorbente, de vez en cuando resuena esa Voz Interna que nos pregunta "¿quién soy?", "¿de dónde vengo?", "¿dónde estoy?", "¿hacia dónde me dirijo?". Algo o Alguien nos sugiere que la Realidad no es el resultado de lo que se nos impone sino el producto de variados acontecimientos cuyas causas podemos conocer y cuyas consecuencias podemos manejar. El bíblico "sois dioses" de Sal. 82:6 resuena recordándonos que somos una Chispa de la misma naturaleza que lo que conocemos como "G.: A.: D.: U.:", y que de la misma manera que El lo hace con la Creación, nosotros podemos idear nuestra Realidad y nuestra Vida.
Quien se siente conmovido por estas afirmaciones no es un personaje cualquiera, a pesar que en la maraña social pueda tener un rol de mediocre o de nula entidad, sino alguien que ha decidido tomar a la Vida en su verdadera dimensión y trascender rescatando de ella lo más importante. Ve a la Existencia como una posibilidad de adquirir experiencias para aprender y mejorar, y al Mundo como un campo de pruebas sobre cuya evaluación se adquiere el perfeccionamiento. Siente que puede hacer algo para dominar y transformar su propia Vida, dándole un sentido. Se ve como único regente de su Destino y comprende los poderes y alcances ilimitados a que podría llegar con sólo descubrirse a sí mismo. "Conócete a tí mismo y conocerás el Universo" decía la inscripción del Oráculo de Delfos, y Lao Tsé enseñaba la supremacía de quien se domina y se conoce.
Pero los Hombres somos limitados. Larga búsqueda debemos hacer para llegar a comprender el sentido cabal de estas afirmaciones, buscando a tientas entre las Tinieblas. El deseo de Dominio Absoluto de nuestra Realidad implica una noción previa de vocación por la Libertad. En Oriente el Aspirante a lo Superior debe obedecer a rajatabla y ciegamente las órdenes de un Maestro que se supone sabe más que él y que lo domina y totaliza en todos los aspectos de su existencia; nada más ajeno a permitirle al Hombre ser el Arquitecto de su propio Destino. La Libertad como primer principio de acción (en nuestro Mundo imperfecto ésta no parece positivamente posible como realidad de partida) es necesaria entonces para explorar la Verdad, máxime cuando siempre percibimos la relatividad de las ideas, filosofías, religiones y otros sectarismos. Debemos dejar que el propio Hombre sea el Camino, como dice el rochense Alberto Caymaris. Al decidirnos a ser dueños de nuestra Vida y a tomar la Ruta que nos imponemos tenemos base para romper "desde el pie" los condicionamientos y para elevarnos en la difícil Aventura del Conocimiento, de lo contrario continuaremos dando vueltas arrastrando la Cuerda en la Oscuridad de nuestra Ignorancia. Es pues una postura mucho más activa y arriesgada que la de aquel a quien una ideología prefabricada le soluciona sus problemas existenciales (o mejor dicho, se los anestesia), o de aquel que dormita en la indiferencia.
La Vida es muy rica y no podemos experimentarlo todo. Gran parte de ese esfuerzo nos ahorra el poder compartir experiencias con otros que por su lado realizan la misma Búsqueda Espiritual. Con nuestros escasos medios, solos es poco lo que se puede hacer. Recordamos de una historia que alguna vez oímos lo siguiente: Tres sabios que eran ciegos intentaron reconocer a un objeto que se les había interpuesto por el tacto, que era el único medio de percepción disponible para ellos. Uno dijo: "es como una enorme manguera". Otro llegó a la conclusión que era como un enorme barril recubierto por una gruesa lonja y el tercero pensó hallarse ante cuatro columnas. Como eran sabios aunque ciegos, se dieron cuenta luego de comunicarse e intercambiar sus percepciones que se hallaban ante un elefante. Sin perder la individualidad, la Verdad también es el resultado de una experiencia y un intercambio colectivo. La discusión enriquece siempre y cuando se le reconozca al otro la dignidad de aquello en lo que cree y conoce, de ahí la necesidad de la Tolerancia. La experiencia ajena es valiosa y aporta elementos de comprensión al otro, por eso la segunda condición de precepto es reconocer al prójimo un plano de Igualdad en su experiencia íntima con respecto a la nuestra.
La experiencia colectiva es no sólo enriquecedora sino que compromete a todos los buscadores espirituales en la obtención de una Obra común, porque la unión crea un edificio sólido, como si cada persona fuera un ladrillo o Piedra, contra los avatares que nos atormentan, fomenta la solidaridad, alienta a los buscadores individuales, y mejorando todos también se mejora cada uno. Entre el individuo y el ser colectivo hay una interacción mutua, lo cual basta comprenderse cuando se sabe que una personalidad positiva puede cambiar a un grupo y viceversa, pero a su vez un grupo positivo puede contribuir al mejoramiento de un grupo más grande. Unidos en las mismas circunstancias, participando de una misma Naturaleza y con idéntico Norte nos reconocemos como "HH.:". Así, el tercer pilar que fomenta la cohesión y proyecta al grupo para iluminar a más personas es la Fraternidad. Quien niegue sus conocimientos a los demás no sólo se perjudica sino que daña a los demás. Quien desde adentro bombardee al grupo no sólo pierde fuerzas que debería usar para su propia Perfección sino que lastima y desalienta a sus HH.:.
No falta quienes se pregunten cómo puede perderse el tiempo haciendo Filosofía cuando tantos problemas cotidianos hay que abordar, pero nosotros a su vez nos preguntamos cómo puede abordarse las tribulaciones del vivir sin una Perspectiva Trascendental. Los planteamientos masónicos no son teóricos como pudiera creerse sino que poseen un propósito práctico o pragmático; es que la Masonería si no sirve para la Vida no sirve para nada.
Queridos Hermanos: Quien viene a la Masonería es aquel Hombre que, cansado de sobrevivir la cotidianeidad, intenta ir en pos del conocimiento de las Leyes que lo gobiernan para dominarlas y recrear su propia Realidad. Quiere romper con el Mundo que lo esclaviza y honradamente (desechando falsos honores o espúreos propósitos como exige el Rit.: de Inic.:) se propone mejorarse como Persona y propiciar un Nuevo Ambiente a su entorno. Cada M.: debe ser lo suficientemente humilde para comprender que lo que sabe es poco y que siempre estamos aprendiendo; quien les habla está a su vez aprendiendo y por éllo los MM.: nos definimos como "Eternos Aprendices". Por una extraña Ley de Afinidad el Aspirante a lo Superior buscará en el en el grupo Mas.: también a otros Hombres con las mismas características que participen por su lado de su individual búsqueda para intercambiarse ideas y comprometerse en la formación de un Conjunto de Vanguardia que intentará también iluminar u orientar a otras personas o grupos más grandes, porque en la entrega a los demás todos ganamos y adquirimos otra Oportunidad de Realización. El compromiso último de esta peculiar y curiosa Hermandad de la Masonería es con la Verdad que nosotros representamos con el Símbolo de la Luz que resplandece como emanación del G.: A.: D.: U.:, Luz que aunque no conocemos en su cabalidad y no podemos tocarla sabemos que nos nutre y que sin ella no podríamos vivir. Por ser Hombres limitados, ciegos pero con intenciones de aprender, gentes de muy variadas actividades y suertes venimos a esta Escuela cuya Enseñanza no es sino el resultado de nuestras mutuas experiencias, y que por supuesto no es infalible ni única (muchos hay que en otras trincheras se empeñan en lo mismo en forma sincera), pero aspiramos a que se enriquezca con todas las Enseñanzas y con las adquisiciones de cada H.:. Como nuestra Obra es muy seria y delicada, no buscamos el reconocimiento ajeno ni hacemos alharaca de nuestros esfuerzos, por eso la acción de la Masonería es discreta. Si vuestras Almas vibran con estos sentimientos, aquí encontrarán al ambiente propicio para desarrollar vuestras inquietudes trascendentes.
http://www.granlogiadelcentrodelperu.com/UNIVfaq.html#7
No hay comentarios:
Publicar un comentario