La masonería moderna se inicia en 1717, en las célebres constituciones de Anderson. Pero esta no es la única masonería que ha existido. Los organismos creados en el siglo XVIII se originaron en las guildas o gremios medievales que aglutinaban a los encargados de construir iglesias, ermitas, catedrales y toda clase de edificios sagrados. Durante la Edad Media, los constructores sagrados europeos se especializaron en la edificación de templos cristianos porque estas eran las edificaciones sagradas de su época.
Pero ¿se originan las tradiciones de constructores sagrados en la Edad Media?
Existe evidencia arqueológica para suponer que los más antiguos templos no eran edificaciones creadas por el ser humano; eran lugares especialmente seleccionados por sus características naturales, según la geografía de cada pueblo: un claro en el bosque o el habitáculo de un árbol especialmente longevo o imponente, una montaña, un lugar especial dentro de una caverna… La etapa de edificación de lugares sagrados es muy reciente en la historia humana (apenas unos siete mil años) y tiene vestigios de estas experiencias sagradas iniciales.
Así, las pirámides nos recuerdan la montaña sagrada; los templos se llenan de columnas con remates arbóreos que simulan bosques; las criptas de las catedrales y las cámaras profundas de las pirámides recuerdan la caverna iniciática.
Poner piedra sobre piedra –y lograr que se sostengan en el tiempo– es un arte y una ciencia. Es la síntesis de un saber y de un hacer, cuyo resultado se mantiene en secreto y se transmite cuidadosamente de generación en generación.
Hay quienes defienden que nuestra masonería moderna se arraiga, en última instancia, en Egipto. Las pruebas documentales de tal origen son débiles. Sus vestigios sobreviven silentes, pero su existencia es irrefutable. Tal vez sí existió en Egipto una tradición de constructores sagrados cuyos símbolos y esencia todavía permanecen en la tradición que hemos heredado desde aquellos tiempos remotos.
Lo cierto es que, aun cuando la historia haya borrado las principales pruebas de una tradición masónica desde la más remota antigüedad, los templos en todas las épocas y culturas demuestran la existencia de grupos de constructores sagrados con inquietudes y búsquedas acaso semejantes a las de quienes, en la actualidad, han hecho de la masonería su camino de crecimiento espiritual y moral.
http://elportico.wordpress.com/2011/02/13/los-origenes-de-la-masoneria/
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