Una de las claves del amor de pareja es tener intereses comunes. Cuando las dos personas comparten alguna actividad medular para ambos, hay muchas posibilidades de que todo lo demás venga por añadidura: la “química”, el deseo de estar juntos, las oportunidades para compartir tiempo de calidad, la buena conversación, las pequeñas alegrías cotidianas…
No me refiero a cualquier interés, sino a ese algo profundo, muy personal, desde donde se forman nuestros puntos de vista, posiciones ante el mundo, valores, ideales, metas y aspiraciones.
La masonería, para quienes la conocemos y vivimos con intensidad, pronto se convierte en una de esas actividades centrales en la vida de uno. ¿Por qué no compartir esa experiencia con una de las personas más cercanas, como la pareja?
Yo solía pensar que esta inquietud era solo mía, contemporánea, hija de mi época. Quizás me parecía hasta un deseo superficial teñido, literalmente, de romanticismo. Por esa razón, me sorprendió encontrar las reflexiones de uno de los fundadores de la masonería mixta moderna, el francés Georges Martin (1844-1916), quien ya desde el siglo XIX compartía conmigo la misma inquietud.
Las siguientes palabras fueron pronunciadas en 1905, cuando ya estaba consolidada la primera organización masónica mixta que en ese momento crecía avasalladoramente:
Se constituye la masonería mixta para las parejas unidas, unidas no solo desde el punto de vista material, sino también desde el punto de vista de la filosofía pura y que desean que sus hijos se críen en la misma armonía de sentimientos que les permita, a su vez, cuando llegue el momento, formar parejas no menos armoniosas que las de sus padres, que los habrán formado para que vivan esta armonía familiar, base de la armonía social, tanto como lo permita la diversidad de las inteligencias. Constituir logias de mujeres, al lado de logias de hombres, es crear organismos que llevan a acentuar aun más la tendencia a la división entre ambos sexos, división que hay que atenuar, suprimir en la medida de lo posible.
La meta de las Logias mixtas es la de acercar y defender a los dos seres humanos que tienen las mismas necesidades y los mismos intereses, tanto en la familia como en la sociedad.
De la unión total del hombre y de la mujer, en todas las áreas materiales y morales, [es] de la que saldrá la sociedad ideal y por cuya organización tiene que trabajar la masonería mixta. (Citado por Charpentier, 2010: 29-30).
Esto lo dice un masón cuya esposa, Marie Georges-Martin fue uno de los bastiones de esa organización que él mismo ayudó a crear.
Tengo poco que agregar al pronunciamiento de este masón de avanzada a cuyos esfuerzos le debo el hecho de que hoy yo pueda trabajar en la masonería al lado de mi pareja. Para decirlo con una voz más contemporánea: en la masonería mixta un hombre y una mujer pueden forjar, lado a lado, una sociedad mejor y compartir uno más de los intereses que los mantiene juntos en la vida.
Georges Martin y su esposa Marie
Referencia bibliográfica
Charpentier, Noëlle (2010). La masonería mixta y El Derecho Humano. Madrid: Fundación María Deraismes. [Versión digital].
http://elportico.wordpress.com/2011/08/23/la-vida-en-pareja-y-la-masoneria-mixta/
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