¿QUE TOMO LA MASONERIA DE LOS OTROS RITOS INICIATICOS?
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Herbert Ore B.
Los Esenios tenían un detallado conocimiento en drogas, incluyendo variedades alucinógenas, que eran usadas en iniciaciones de escuela de misterios y para entrar en otros estados de conciencia. Las propiedades de los “hongos sagrados” o “Plantas Sagradas” eran tan importantes para la vida en la Hermandad secreta que el sumo sacerdote judío llevaba una gorra de hongo para reconocer su importancia. Tenían rituales especiales para su preparación y uso. Los hongos también estaban relacionados con el ciclo del Sol y eran escogidos con gran reverencia antes del amanecer. Y muchos símbolos de este ritual pueden encontrarse en la Biblia y textos más antiguos. El uso del hongo sagrado y otras drogas, así como los conocimientos secretos de sus propiedades, pueden ser rastreados hasta la antigua Sumer. Los Therapeutae tenían una floreciente universidad en Alejandría y desde allí enviaron misioneros para fundar comunidades afiliadas a través del Medio Oriente. Aquí otra vez tenemos la conexión entre Egipto y las escuelas de misterios.
Los Esenios eran seguidores de Pitágoras, el filósofo y matemático esotérico griego, que era un alto iniciado de escuelas de misterios tanto griegas como egipcias. De acuerdo con el historiador Josefo, los Esenios, de acuerdo con las leyes de las escuelas de misterios, juraban mantener secretos los nombres de los poderes que gobernaban el universo. Mucho antes, los Esenio – Therapeutae practicaban rituales muy similares al bautismo cristiano y marcaban las frentes de los iniciados con una cruz. Esta era el símbolo indicado en el Libro de Ezequiel (Antiguo Testamento) para los iluminados y también era empleado para las iniciaciones en los misterios de Mitra y otras representaciones del dios del Sol. Los Esenios veían con aversión las actividades corporales naturales, incluyendo el sexo, como claros precursores de la Iglesia Católica, que iba a heredar muchas de sus creencias y ritos. Dos de los Rollos del Mar Muerto, uno en hebreo y el otro en arameo, contienen información del horóscopo, la creencia de que el movimiento de los planetas afecta el carácter y destino de una persona. Los Esenios practicaban astrología, cuyo simbolismo se puede encontrar en los Evangelios y el Antiguo Testamento.
Los primeros cristianos fueron los herederos de los Esenio Therapeutae. El escritor Filón, que vivió en la época de Jesús, explicó en su obra “Tratado sobre la vida contemplativa” que, cuando los Therapeutae rezaban a Dios, se volvían hacia el Sol y lo escrutaban para descubrir el significado oculto de los libros sagrados. Escribió que también meditaban sobre los secretos de la naturaleza contenidos en sus libros y ocultados bajo el velo de la alegoría, que es la manera en que la Biblia está escrita. Relacionada con los Esenios y con el Antiguo y Nuevo Testamento, encontramos la sociedad secreta llamado los nazarenos. Muchos personajes del Antiguo Testamento, como Moisés, Sansón, Jesús, su hermano Santiago, Juan el Bautista y San Pablo, se decía eran miembros de esta sociedad secreta. El simbolismo Nazareno puede encontrarse en la Biblia y tanto los Esenios como los Nazarenos parecen pertenecer al mismo grupo.
De acuerdo con el historiador judío Josefo, los Esenios usaban el color blanco, pero los Nazarenos usaban el negro, el mismo color que los sacerdotes de Isis en Egipto. Y el negro es uno de los principales colores de la Hermandad Babilónica. Curiosamente el negro se ha convertido en un color asociado a la autoridad, como puede verse en las togas de abogados y jueces, y con la muerte. Es también el color tradicional en el mundo académico, en que se utiliza el traje negro y el birrete negro, todavía hoy en determinadas celebraciones, que es el símbolo del círculo y del cuadrado de la Masonería. Tal como ya hemos indicado, a Jesús el “Nazareno” se le relaciona con la sociedad secreta Nazarena. Los Esenios, Therapeutae y Nazarenos eran el vínculo entre el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la creación del Cristianismo, ya que los primeros cristianos fueron llamados Nazarenos antes de que fueran llamados cristianos.
Los rituales de la Hermandad Nazarena todavía pueden observarse en el Cristianismo. Los nazarenos usaban el negro y también lo hace la mayoría de los clérigos cristianos. En Qumrán se llevaba a cabo un baño ritual para lavar sus “pecados“, que se convirtió en el bautismo cristiano. Celebraban una comida con pan y vino que se convirtió en la misa Cristiana. W. Wynn Westcott, uno de los fundadores de la sociedad secreta inglesa Golden Dawn (“Aurora Dorada”), que tendría un papel significativo en el surgimiento de Adolf Hitler y del Nazismo, explicó, en su obra “The Magical Mason”, que los francmasones actuales se remontan a los Esenios y otros grupos similares. Todavía hoy la palabra árabe para Cristianos es Nasrani y el Corán musulmán usa el término Nazara, que se deriva de la palabra hebrea Nozrim, que provenía del término, Nozrei ha-Brit “los Guardianes del Arca de la Alianza”. El término, Nozrei ha-Brit, puede ser rastreado hasta los tiempos de Samuel, un personaje importante de los Levitas, y Sansón en el Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento dice “Tenías una viña que arrancaste de Egipto“. También se nos dice “La viña de Yahvé Sabaot es el pueblo de Israel, y los hombres de Judá, su cepa escogida“. El simbolismo de la viña puede ser rastreado hasta Babilonia y Egipto. En las escuelas de misterios de Grecia, sus dioses del Sol: Dionisio y Baco, eran los dioses de la viña. Y debemos tener en cuenta que las uvas dependen del Sol para crecer. Y este simbolismo del Sol puede verse en los linajes reales y sacerdotales que conducen hasta los Anunaki. El Nuevo Testamento nos habla de la boda en Caná, pero en realidad era una ceremonia simbólica del Sol y la Tierra. En la región de Canaán cada primavera, celebraban ritos de fertilidad bajo el título “La fiesta de matrimonio de Canaán“. Y fue en esta boda simbólica en la que Jesús convierte el agua en vino, ya que son el Sol y el agua de la Tierra las que ayudan al crecimiento de las uvas para poder hacer el vino. De Baco, el hijo de Zeus y la virgen Semele, también se dijo que convirtió el agua en vino. También había rituales Esenios relacionados con el agua y vino. Los Esenios, Therapeutae y Gnósticos utilizaban los significados ocultos.
Por otro lado, las historias de Jesús son un conjunto de alegorías relacionadas con el Sol, la astronomía, la astrología, los conocimientos secretos, los rituales y los nombres utilizados por las escuelas de misterios. El Nuevo Testamento es un reflejo del Antiguo Testamento. El Evangelio de Lucas dice que Jesús fue colocado en un pesebre, pero el Evangelio de Mateo dice que Jesús estaba en una casa: “Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron“. Las profecías decían que el “Mesías” (“messeh”, el cocodrilo de Egipto) sería llamado Emmanuel, pero el nombre del “Mesías” del Evangelio era Jesús. Es extraño que no se piense en ello cuando se citan las profecías sobre la venida de “Emmanuel” cada Navidad. El castigo para los supuestos delitos de los que Jesús fue acusado habría sido la lapidación hasta la muerte por parte de las autoridades judías, no los romanos. Y Poncio Pilatos, el procurador romano en esta época, se supone que se lavó las manos y rechazó la responsabilidad por la muerte de Jesús. Sin embargo, el lavado de manos para demostrar inocencia era una costumbre de la comunidad de los Esenios. La Biblia dice que era una costumbre romana, durante la fiesta de Pascua de los Judíos, ofrecer a un preso para ser liberado, pero esto no es cierto.
Tampoco hay evidencia arqueológica ni escrita de la existencia real de Jesús. Esto no es óbice para que creamos que las supuestas enseñanzas de Jesús sobre el amor al prójimo son algo realmente deseable. Y lo mismo pasa con otros personajes bíblicos famosos como Salomón, Moisés, David, Abraham o Sansón. Todo lo que tenemos son los textos de los Levitas y las historias del Evangelio en sus diversas versiones. Se conocen varias decenas de autores que narraron los eventos de aquellas tierras durante el tiempo de Jesús, pero simplemente no lo mencionan, cosa algo extraña en alguien que hizo los milagros que se le atribuyen. Filón, que es uno de los mejores ejemplos de los eruditos y filósofos judíos que actuaron bajo la influencia del helenismo, tal vez pertenecía al linaje sacerdotal y pudo haber sido fariseo. Moisés fue para Filón el más grande de los antiguos como pensador, legislador y exponente de la verdad divina. Creía que Moisés era el exponente fidedigno de verdades que la filosofía vehementemente había procurado desarrollar en vano.
Para Filón el resultado deseable del estudio filosófico era comprender la enseñanza de Moisés, como la revelación de Dios y la base de la verdad. La influencia del pensamiento filosófico no judío, especialmente de Platón, le dominó fuertemente. Y Filón pensaba que Dios era “el Ser por esencia“, en el cual no se debía pensar como una realidad material sino espiritual, o metafísica. Escribió una “historia de los Judíos”, que cubría toda la supuesta época de Jesús. Él incluso vivió en Jerusalén cuando se dice que nació Jesús y se afirma que Herodes mató a los niños, pero extrañamente no registra ninguno de estos hechos. También estaba allí cuando se dice que Jesús hizo su entrada triunfal en Jerusalén y cuando fue crucificado y se levantó de entre los muertos al tercer día. Pero, sorprendentemente, Filón tampoco dice nada. Asimismo, tampoco se encuentran menciones a estos hechos en ningún registro romano o en los relatos contemporáneos. Ante todos estos hechos, ¿podemos considerar que Jesús solo fue un personaje simbólico? Es difícil de afirmarlo concluyentemente, pero todo parece indicar que fue una historia basada en personajes más antiguos. Y lo que parece bastante evidente es que muchas religiones y sociedades secretas heredaron su simbología de la Hermandad Babilónica.
Como se podrá percibir todas las culturas antiguas y sus sociedades iniciativas, vinculadas casi siempre a sus religiones, han trasmitido sus enseñanzas y misterios, cada cual en su momento histórico y sus propias motivaciones, sin embargo el hombre fue tomando de ellas algunos aspectos para a su vez formar nuevas.
Las sociedades iniciáticas en nuestra actualidad evocan con respeto y admiración los conocimientos milenarios, que encierran todo el saber del hombre en su simbología y sus ritos para adicionar a ello su misticismo propio e individualizarlo en cada adepto o iniciado.
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