El ritual del cristianismo primitivo se deriva de la antigua Masonería… 1 de 3
Todo el mundo sabe que todas las naciones de la antigüedad tenían sus secretos ocultos conocidos con el nombre de Misterios que nacieron en el Medio Oriente y las evidencias escritas más antiguas indican que fue en Sumeria, cuestión que también es admitida en el Tanaj hebreo y la Biblia cristiana. Por otra parte es innegable que los misterios existían, al margen de la adoración popular que se nutría de letra muerta y de las vacías formas de las ceremonias exotéricas que eran públicas, en otras enseñanzas que eran de conocimiento de un reducido grupo de iniciados, que habían jurado no difundirlo en el común de las gentes so pena de muerte.
Estrabón es uno de los autores que da testimonio de este aserto (Georg. Lib X: “Nadie era admitido a los Misterios si no se había preparado antes por medio de un entrenamiento particular. Los neófitos a quienes se instruía en la parte superior de los Templos eran iniciados en las Criptas en el Misterio final”. …Los misterios se representaban bajo la dirección de los Grandes Iniciados. Y empleamos a propósito el término representar porque las instrucciones orales, dichas en voz baja, únicamente se daban en las criptas con secreto y silencio solemnes. Las lecciones relativas a la teogonía y a la cosmogonía se expresaban por medio de representaciones alegóricas. Todo se comunicaba simbólicamente, tanto el modus operandi de la evolución gradual del Kosmos como el de la de los mundos, de nuestra tierra, de los de Dios y de los hombres. Las grandes representaciones públicas que se realizaban durante las fiestas de los Misterios eran presenciadas por la multitud, la cual adoraba ciegamente las verdades allí simbolizadas; pero tan sólo los Grandes Iniciados, los Epoptai, comprendían el verdadero significado de su lenguaje. Los sabios conocen esto y mucho más.
Todas las naciones de la antigüedad han pretendido saber que los Misterios reales relativos a lo que tan antifilosóficamente se denomina creación, fueron enseñados en los tiempos prehistóricos a los elegidos de nuestra raza (la quinta) por las primeras dinastías de Reyes Divinos – ”Dioses encarnados”, “encarnaciones divinas” o “Avatares”.
En las últimas estancias de Dzyan citadas en La Doctrina Secreta se habla de los que reinaron sobre los descendientes “salidos del Santo Rebaño”, que “descendieron de nuevo, hicieron las paces con la Quinta raza y la enseñaron e instruyeron”.
La frase “hicieron las paces" es prueba de que antes debió haber habido una querella. El destino de los atlantes en nuestra filosofía y el de los prediluvianos en la Biblia corroboran esta idea. Esto volvió a repetirse muchos siglos antes de que apareciera Ptolomeo, pues los iniciados del santuario egipcio abusaron también de la ciencia sagrada. Y aunque las enseñanzas secretas de los Dioses habían sido conservadas en toda su pureza durante siglos innumerables, la ambición personal y el egoísmo de los iniciados terminaron por corromperlas. El significado de los símbolos se vio frecuentemente profanado por interpretaciones inconvenientes y pronto los misterios de Eleusis fueron los únicos que se vieron libres de toda alteración y de toda innovación sacrílega. Estos misterios se celebraban en Atenas en honor de (Ceres), Démeter o la Naturaleza; en ellos fueron iniciados los intelectuales más célebres de Grecia y Asia Menor. Zósimo dice en su cuarto libro que estos iniciados pertenecían a toda la Humanidad.
Clemente de Alejandría manifiesta que los Grandes Misterios divulgaban los secretos y la forma de construcción del Universo, enseñanza que era el principio, el fin y el objeto último del conocimiento humano.
En ellos se mostraba al Iniciado la naturaleza y todas las cosas tal como son en sí. …
Herbert Oré.
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