El Gran Maestro marqués de Gages y las relaciones masónicas galo-belgas en el siglo XVIII (2)
De 1770 a 1785, el marqués de Gages constituye veintitrés Logias, lo que demuestra una actividad particularmente importante. Pero no hay que imaginar por eso al marqués de Gages en empleado-viajero de la francmasonería inglesa y su Gran Logia provincial en enlace de la francmasonería inglesa. Sería sin duda alguna desconocer el sentido que los grandes Maestros provinciales "ingleses" daban a sus patentes. A modo de los condados carolingios erigidos en principado, las Grandes Logias provinciales continúan poniendo de relieve de la obediencia londinense a las que están reconocen la «maternidad universal», pero en los hechos se alejan de la atracción del centro para existir de manera autónoma y despojar progresivamente la soberanía inglesa de sus atributos. Así es como el marqués de Gages no hace registrar una sola de sus veintitrés fundaciones por Londres, ni tampoco paga las tres Guineas por cada una de ellas, como lo había suscrito sin embargo la obligación. No tiene intención en contribuir al fondo de caridad de la Gran Logia de Inglaterra y ve con malos ojos la «charter of incorporación» que desean conseguir de la Corona de Inglaterra los dirigentes masónicos londinenses. Esta carta habría hecho de la Gran Logia un cuerpo público, reconocido por la Corona como miembro de derecho del establishment, en el primer sentido del término.
Los subsidios contados habrían permitido aliviar ciertamente un poco la carga financiera que representa la obra de Freemasons’ Hall, pero a los ojos del marqués de Gages, la Gran Logia, solicitando un reconocimiento oficial por la monarquía y no solamente padrinazgos ilustres y protecciones reales, emprendía la vía peligrosa de la salida del Templo y la entrada a la esfera pública, es decir en término político, lo que no dejaría de inquietar a los poderes continentales, ya sensibles a los escritos antimasónicos.
Interesado por la legitimidad masónica, como lo atestigua su petición en constituirse así como gran maestro provincial inglés, el marqués de Gages es celoso de sus prerrogativas y autonomía de las logias bajo su autoridad. Más que todo, teme alimentar los temores de las autoridades por una vinculación demasiado manifiesta a Londres. En estas condiciones, él solo podía alimentar prevenciones similares de cara a los proyectos del Gran Oriente de Francia y hacer suya la regla de oro de la diplomacia de las Provincias-Unidas de principios del XVII: Gallus amicus sed no vicinus. Entonces, el 23 octubre de 1775, la Comisión para los Grandes Orientes extranjeros del Grand Oriente de Francia anuncia al gran maestro de la Gran Logia Provincial de los Países Bajos austriacos, que ella trabaja «al efecto de pensar en los medios de enlazar una correspondencia general con los Grandes Orientes extranjeros, y preparar convenios y concordatos para fijar los derechos y los distritos de cada Grand Oriente, esta comisión debe necesariamente dar cuenta de sus operaciones » (10). Se trata de hecho de convencer a las Grandes Logias europeas en ratificar un tratado que divide Europa en cuerpos masónicos nacionales soberanos en la extensión de su territorio y gozando de la exclusividad de la correspondencia extranjera, de hacer santuarios los diferentes territorios masónicos, de prohibir a toda obediencia extranjera constituir allí nuevos talleres o conceder patentes a talleres autóctonos que se lo pidieran. El fin evidente es limitar la hegemonía de Londres a las Islas y a las posesiones coloniales británicas, impedir la huida de las logias periféricas del reino de Francia hacia Londres, Edimburgo o la Estricta Observancia Templaria alemana.
El Gran Oriente de Francia propone un modelo competidor al edificado por la Gran Logia de Inglaterra alrededor de Grandes Logias provinciales, dotados de una vasta autonomía interna, pero que reconocen el centro inglés como su madre tutelar, una clase de " Commonwealth masónico " más flexible que el modelo francés pero que no concede la misma preeminencia al principio “nacional”. En cambio, el Gran Oriente considera que mientras un Estado territorial no tiene obediencia nacional reconocida por sus hermanas europeas, todo cuerpo masónico soberano tiene el derecho de constituir allí libremente talleres:
«El Gran Oriente de Francia tendrá un jurisdicción primera entera y ejecutiva en su territorio, difundirá las luces por todas partes donde no haya Grand Oriente establecido, y reconocerá que todos los demás grandes orientes pueden hacerlo»(11).
París aplica en seguida esta regla sobre Nápoles y Polonia, respondiendo a las críticas inglesas que le acusan de mala fe, que actúa por celo masónico y que él se borrará desde la constitución de un cuerpo masónico soberano:
«el día en que habrá un Gran Oriente, ninguna obediencia podrá constituir allí logias» (12), lo que hará efectivamente en ambos casos citados.
Los Países Bajos austríacos son concernidos en primer lugar por la política del Gran Oriente de Francia como esta minuta de la Comisión para los Grandes Orientes extranjeros lo atestigua:
“Los Respetables hermanos comisarios habiendo seguidamente tomado conocimiento de los papeles concerniendo al Oriente Provincial delos Países Bajos austríacos, fueron de la opinión que debe serle escrito, que viendo la Gran Logia de los Países Bajos austríacos como Gran Oriente, el Gran Oriente de Francia está dispuesto a contratar con él un tratado recíproco del que envía los artículos pero que viendo esta Gran Logia como un Oriente particular dependiente de otro cualquier Gran Oriente y de un Gran Oriente con el cual el de Francia no tiene hecho tratado, este tratado no puede tratar de igual a igual y se reserva el derecho de librar constituciones y cartas de agregación a las Logias de los Países Bajos austriacos que recurrieran a él para seguir su régimen”.
París no reconoce los derechos de la Gran Logia provincial del marqués de Gages y niégase a corresponder en pie de igualdad con ella, ya que no es soberana y está vinculada a una autoridad superior y extranjera, la gran Logia de Inglaterra. Además, según la regla decretada por el Gran Oriente, los Países Bajos austriacos no constituyendo un Estado independiente, su Gran Logia provincial debe desaparecer en provecho de una obediencia austriaca, mediante la cual cubriría el conjunto de las posesiones de los Habsbourg, sin pantalla intermediaria. El Gran Oriente se felicitará por otra parte en 1786 de la fundación controvertida de una Gran Logia nacional de los países hereditarios austriacos y decidirá inmediatamente entrar en correspondencia con ella.(13) Mientras tanto París se autoriza, como en Nápoles o en Polonia, para constituir talleres en los Países Bajos austriacos, y pasa a los actos sin más esperar.
Notas:
(10) Bibliothèque Nationale de France, Cabinet des manuscrits, fonds maçonnique [par la suite,BNF, Cab mss, FM], FM' 118, f" 442 r", 23 octobre 1775
(11) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, f" 408 r", 7 mars 1775.
(12) BNF, Cab mss, FM, FM' 33, procès-verbaux de la Chambre symbolique na 1 6407 et 16433.
(13) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, ff" 459-460, 17 Juillet 1786
Pierre-Yves BEAUREPAIRE
Traducción y revisión:
Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
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