Sobre la "imprecisa y manipulada" definición de los conceptos "escocés" y "escocismo".
La creación del Mason Word hacia 1637 por los masones calvinistas de la logia escocesa y calvinista de Kilwinning, nace como respuesta a la obligación impuesta por Schaw de practicar un arte de memoria. Esta logia, rechazando la continuidad de la práctica del rito de recepción prescrito por los Antiguos deberes anglicanos, opta por la forma de un catecismo simbólico, cuyo vocabulario está compuesto de imágenes conformemente a la tradición de las artes de memoria, pero unas imágenes verbales (metáforas, alegorías) debido en una parte a la confesión presbiteriana y por otra del carácter iconoclasta característico del calvinismo que forzó a dicha logia a esa sustitución de la imagen verbal en lugar de la imagen plástica.
Puede resultar chocante cómo, aprovechando o dotándose de este instrumento ritual, la Gran Logia de Londres innovó ontologizando el rito originalmente calvinista del Mason Word y se dio como marco jurídico las Constituciones de 1723, abriendo las puertas de la logia a todos los practicantes de la religión natural (orto-praxis moral) sin consideración para las ortodoxias que quedaban sólo como opiniones individuales rompiendo por este eclecticismo con la religiosidad confesional de los Antiguos deberes, abriendo la puerta a los ateos teóricos y al deísmo.
Antes de proseguir, creo que se hace necesario para centrar el término “Escocés”, utilizado en el título de esta entrada, hacer un pequeño resumen de algunos aspectos fundamentales: desarrollado entre 1696 (Edimburgo) y 1711 (Trinity College), antes de ser transmitido por Anderson en 1714 a los futuros creadores de la Gran Logia de Londres de 1717, recordemos que el rito de Mason Word fue importado desde Escocia a Irlanda (1711) e Inglaterra. En Inglaterra solo era practicado por la Gran Logia de Londres: las otras logias de Inglaterra, que se podrían con todo derecho llamar las antiguas logias operativas inglesas como las de York y de Chester, e incluso como la que publicó las Constituciones Roberts en 1722, practicaban el rito de los Antiguos deberes operativos ingleses. Así, aunque algunos sigan ignorándolo, los fundadores de la Gran Logia de los Antiguos practicaban el mismo rito que la Gran Logia de Londres (a saber el rito de Mason Word), pero gran número de ellos, siendo católicos, reprochaba a esta última haber roto con la religiosidad de los Antiguos deberes operativos (lo que se explica visto la orientación filosófica y ecléctica, es decir no confesional, de la Gran Logia de Londres) y fue una de las razones para que los masones irlandeses, la mayoría católicos, rompieran con la Gran Logia de Londres (cuyo rito practicaban) e integraron al Mason Word las oraciones inspiradas de la religiosidad confesional de los Antiguos deberes operativos.
Los fundadores de la Gran Logia de los Antiguos rechazaron la opción filosófica de la Gran Logia de Londres y prefirieron a la religión natural, una religiosidad confesional inspirada de aquella de los Antiguos deberes operativos. No obstante, aunque la Gran Logia de los Antiguos tendió a inspirarse en el modelo religioso surtido por los Antiguos Deberes no practicaba sin embargo su rito: practicaba una versión del Mason Word.
Entre 1710 y 1725, las logias escocesas que practicaban el rito del Mason Word eran de dos tipos: habían por un lado las logias calvinistas federadas por la logia-madre calvinista de Kilwinning, y había por otro lado las logias episcopalianas (arminianas, es decir próximas a los católicos y anglicanos) como la logia de Dumfries que practicaba en efecto el rito de MW (poseemos dos rituales de MW de esta logia: el Dumfries n° 4 de 1710, y el ritual de 1727 divulgados en la Confesión de un masón). Los jacobitas siendo católicos solo habrían podido ser recibidos en logia en el rito de Mason Word en dos marcos instituidos: o la Gran Logia ecléctica de Londres, que estaba abierta a todas las confesiones, o en una de las logias no calvinistas de Escocia, como la logia episcopaliana de Dumfries, que practicaba este rito.
Por tanto, insistimos una vez más, la masonería introducida en la Europa continental era del tipo o forma de lo que se calificaría como “Modern”.
Los conceptos “Masonería Escocesa”, “Escocismo” o “Escocés”, son muy vagos y de imposible definición, salvo el de la particular génesis formal/ritual referida al Mason Word. En cuanto a las otras acepciones del término “escocés”, se abre un abanico de variables que en muchos casos han tergiversado la realidad original de la francmasonería (especulativa, por supuesto, y de la que somos únicamente herederos directos).
Cuando abordamos la figura de los Maestros Escoceses de los años 1740 en Francia que van a dar origen a la proliferación continental de sucesivos grados presentados como terminales en su momento (y sirve la posterior argumentación para los Scots Masters mencionados en algunas logias londinenses de los años 1730) y, consecuentemente, al nacimiento de lo que hoy conocemos como Altos Grados, se abre la veda que da entrada a las presupuestas prerrogativas y privilegios de un grupo de élite presentado apócrifamente como curador de la Orden y sus misterios, así como una puerta al sincretismo de lo más desordenado.
Curiosamente, cuando miramos estos primeros altos grados, como el “Maître Parfait”, donde la leyenda de Hiram no juega ningún rol particular, vemos que la Palabra final comunicada es precisamente la misma que la Palabra del grado de Maestro de toda la tradición Francesa. Como bien apunta Roger Dachez, esto nos podría hacer sugerir que se tratara de un antiguo grado (distinta forma) de Maestro.
Vemos por otra parte, sobre textos de 1725-26, un grado situado en tercera posición estructurado por
los mismos secretos del grado de “Maestro de Logia” algunas décadas después, o como “Escocés de las 3 JJJ” o en la versión “Escocés de París” de 1745, poseyendo un contenido sustancialmente idéntico al de Maestro Instalado del de tradición inglesa de 1760. En esta línea de investigación, todo apunta a que los antiguos “Altos Grados” no lo fueron en realidad. Fueron alternativas del grado terminal, problema propuesto en los años 1720 en Inglaterra, y al cual la formación del grado de Maestro hirámico aportó una primera respuesta que finalmente adoptó la Gran Logia de Londres, pero cuyo proceso abrió diferentes vías paralelas de resolución que siguieron funcionando simultáneamente y que atravesaron también el Canal de la Mancha.
Estas originales semillas dieron múltiples y variados frutos en un abonado y diverso suelo continental (por ejemplo baste recordar la porosidad y permanente interrelación franco-belga). No nos extrañemos, por tanto de que el concepto “grados escoceses” cualificados a todos aquellos que se consideraban por encima – más sin razón que con ella- del Magisterio “estándar”, sean perfectamente aplicables a los Altos Grados codificados en el Rito Francés o Moderno llevado a cabo en los años 1780 y practicados por doquier con anterioridad. Véase su forma estructural “Modern” e incluso para aquellas pretendidas logias denominadas escocesas (Marsella, Aviñón o París) que también tenían tres primeros grados de tipo Moderno donde la originalidad diferencial en la estructura simbólico-ritual, era casi simplemente el tema de la ubicación del ternario SE-SO-NO y su asimilación con los pilares SFB, aunque fiel a su genética “Modern”, conservaba el ternario Sol, Luna, M de L como 3 GL.
Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9
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