Recorriendo el Koricancha, centro espiritual de la Ciudad Inca del Qosqo
Arq. Alfredo Mujica Yépez
Hace unos días, realizamos una breve visita a la Ciudad del Cusco, después de un viaje de trabajo por Chinchero, las pocas horas en la capital del Tawantinsuyo, nos alcanzaron para encontrarnos con el Koricancha, centro espiritual del Qosqo Inka, un espacio sagrado que conserva en sus piedras la grandeza del incario.
Fue muy grato constatar que este importante centro está muy bien conservado y cuenta con todas las facilidades para hacer grata y provechosa la visita de los miles de turistas que colman estos recintos llenos de historia y fuerza.
Para entender mejor la trascendencia del Koricancha, debemos recordar que es parte de la capital Inka, de la Ciudad a la que Pachacuti Inka le dió la forma de un Puma, animal que representa al Kai-pacha (aquí y ahora), el mundo ubicado sobre el Ucku-pacha asociado al pasado y el mundo inferior, y que esta a su vez debajo del Hanan- Pacha o mundo superior asociado al futuro.
Dentro de la configuración zoomórfica del Puma, el Koricancha ocuparía la zona donde se ubican los órganos sexuales del felino. Esta ubicación podría parecer extraña si la analizamos desde el modo de pensar occidental, pero si la entendemos dentro del pensamiento andino, veremos que es una ubicación privilegiada, pues la zona de los órganos sexuales representan el poder de procrear, de dar vida, de multiplicarse.
La Calle que une la actual plazuela de Limacpampa chico y la plazuela de entrada al Koricancha, era el eje místico, por donde el Padre Sol (Tayta Inti), enviaba sus primeros rayos de luz y energía para que ingresen al recinto sagrado el día 21 de Junio, día de la mas grande fiesta Inca, la del solsticio de invierno.
La primera luz de ese día llegaba al recinto y lo iluminaba, el recinto solar lleno de energía comunicaba esta a los jardines del sol que se ubicaban en el otro extremo, un gran muro curvado representaba la forma testicular encargada de distribuir esta energía sagrada a los jardines del sol, fecundando y bendiciendo a las imágenes de animales y plantas hechas en oro que allí se encontraban y representaban toda la riqueza del Tawantinsuyo.
El Koricancha estaba organizado en torno a un gran patio hacia el cual se alineaban los recintos del sol, de la luna, de las estrella del amanecer (Venus) , del Rayo (Illapa) y del Arco Iris (Kuichi). En conjunto representaba a todas las deidades del mundo superior o Hanan-Pacha.
Lo mas destacado en este lugar sacro es la calidad con la que pulieron la piedra, obteniendo muros de gran grosor y un magnífico acabado, donde las juntas entre las piedras son tan perfectas que es imposible que ingrese una tarjeta de visita. A continuación algunas de las fotos que son testimonio de la grandeza y majestad de estos recintos.
Protuberancias en el muro curvo del Koricancha, estas permiten ubicar mediante la sombra del mediodía los solsticios de invierno y verano y los equinoccios, para fines agrícolas y religiosos. |
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