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sábado, 4 de octubre de 2014

1521: Hernan cortes , la conquista de mexico

1521: Hernan cortes , la conquista de mexico

En tan sólo tres años de campaña, y conjugando la fuerza y la astucia,el conquistador extremeño logró dominar uno de los mayores imperios de la América precolombina: el azteca, que abarcaba México y parte de Guatemala.

El 30 de junio de 1520 un aguerrido capitán extremeño de treinta y cinco años -que había partido de España a los diecinueve, que no se había arredado ante la costosa y temible travesía, que había recorrido las recién descubiertas islas del mar Caribe y que había atravesado una geografía desconocida desde Yucatán hasta el centro de la impresionante meseta donde se situaba la capital de los aztecas- se recostó bajo un árbol en uno de los senderos por los que se alejaba de Tenochtitlán y, se dice, lloró. 

Encuentro armado entre aztecas y españoles en Tepochtitlán, en una pintura anónima del siglo XVI.
El hecho fue tan asombroso que todavía . hoy se recuerda ese sitio donde Hernán Cortés flaqueó, momentáneamente vencido por los aztecas, antes de coronar, un año y medio más tarde, la reconquista de la capital y asegurar de este modo la existencia del virreinato de la Nueva España, la colonia más importante de la América española.

Hernán, Hernando o Fernando Cortés había nacido en Medellín, hoy en la provincia extremeña de Badajoz, en el año 1485. Pertenecía a una familia hidalga -o sea, de «cristianos viejos»- y propietarios de tierras. Fue el único hijo de Martín Cortés de Monroy y de Catalina Pizarro Altamirano, quien moriría en México en 1530. 

De las letras o las armas que le tocaban a todo joven caballero, a Cortés se le adjudicó lo primero. Desde los catorce años estudió jurisprudencia en Salamanca, la gran universidad en la que iba a fraguarse el humanismo español. No terminó los estudios -sólo estuvo allí dos años-, pero aun así adquirió los conocimientos corrientes en la época: latín, retórica e historia. Un bagaje que, posteriormente, se vislumbraría en el cuerpo de medidas administrativas que adoptó en el gobierno de la Nueva España y, sobre todo, en la escritura de las Cartas de relación, una compleja y elaboradísima argumentación redactada para lograr el favor del emperador Carlos V.

EL ANHELO DE GLORIA
Al abandonar los estudios, Cortés se orientó hacia lo que era la gran empresa militar española: la conquista de América. Pero llegar hasta el Nuevo Mundo no era nada fácil.Se requería un capital de cierta cuantía -en torno a cincuenta ducados por persona, cifra inmensa en la época- y cumplir los estrictos requisitos legales que imponía la Corona, muy rígidos desde 1503,cuado se creó la Casa de Contratación de Sevilla, desde donde se organizaba el tráfico con las Indias. El joven Cortés se embarcó con Alonso Quintero y llegó a La Española (hoy Santo Domingo) en 1504 .

QUETZALCÓATL, DIOS SERPIENTE
Los aztecas consideraban que Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, aquí representada en su pirámide de Teotihuacán (ciudad de los muertos», en náhuatl. la lengua de los aztecas), era la divinidad de la sabiduría, la que habia enseñado a los hombres el trabajo de los metales y la astrología. A veces se la representaba como un hombre blanco, rubio y con barba. La profecía de su retorno hizo que los aztecas confundieran a los conquistadores españoles con este dios
Las travesías eran duras carreras para llegar entre los primeros y acceder a las mejores oportunidades en esas tierras fabulosas. Al desembarcar en La Española se puso a las órdenes de Nicolás de Ovando, gobernador de las Indias. Asentarse como vecino le daba derecho a disponer de un campo y algunos indios, pero lo obligaba a permanecer cinco años en el lugar. No eran éstos sus planes: quería ponerse a buscar oro lo antes posible. Irritó a todo el mundo, pero no se arredró: emprendió campañas contra los indios de Amihuayahua y Guacayarima, hasta entonces pacíficos, obtuvo un cargo de escribano real en la villa de Azúa, que conservó hasta 1511, Y esperó a que cambiase su suerte.

Cuando llegó Diego Colón, el hijo del descubridor, como sustituto de Ovando, Cortés logró sumarse a una expedición a Cuba, dirigida por Diego de Velázquez de Cuéllar, aunque el resultado no fue del todo halagüeño para sus proyectos. Aunque otra vez el azar se puso de su lado: en 1517 se descubrieron las costas de Yucatán, y al año siguiente juan de Grijalva llegó hasta las de Veracruz. Al volver trajeron -además de ciertas cantidades de oro- las noticias de la existencia de un reino situado hacia el este.

UN NUEVO MUNDO POR CONQUISTAR

Diego de Velázquez, cuyos celos hacia Cortés competían con una obesidad paralizante, decidió enviarlo a ese reino fabuloso al frente de una nueva expedición para la que iba a contar con trece embarcaciones, 24 caballos, 530 infantes, dos mil cerdos y «nada de dinero». Con una condición: no debía fundar ciudades, sino limitarse al reconocimiento y la exploración de nuevos territorios. 
CORTÉS Y MOCTEZUMA 
El 8 de noviembre de 1519 el soberano azteca recibió con todo fasto y boato a los primeros españoles que llegaron a la capital, Tenochtitlán. como puede verse en esta litografía de 1892. Cortés y sus hombres quedaron impresionados por las riquezas de la urbe. La relación de amistad. no obstante, debía durar poco
Pero Cortés no pensaba cumplir esa exigencia, como lo demuestra la partida clandestina de los barcos el 10 de febrero de 1519. Con tan sólo treinta y cuatro años, Hernán Cortés era ya capaz de vislumbrar, más que ninguno de sus contemporáneos, la necesidad de una estrategia para conquistar lo que vagamente parecía un reino, pero que era en realidad un complejo y vastísimo Estado formado por 38 provincias-ciudades. 

En el comienzo de la Primera carta-relación dirigida al emperador Carlos V, fechada el 10 de julio de 1519, el futuro conquistador plasma una pequeña anécdota que revela la visión profética que tenía de la realidad. 

Cortés subraya, antes de cualquier otra consideración, que el nombre de Yucatán procede de ma c'ubah than, que en lengua maya quiere decir: «No entendemos vuestras palabras». Se trataba de la sencilla respuesta de los indios a la pregunta «¿cómo se llama este lugar?», formulada por lo primeros expedicionarios arribados a la zona. Agudamente, Cortés comprendió desde el principio que necesitaba intérpretes, intermediarios y propagandistas. Sabía, por la larga experiencia española en la conquista de territorios árabes, que era esencial tener informaciones sobre las debilidades del enemigo, sobre sus alianzas y enemistades. Sus traductores fueron Jerónimo de Aguilar, un español cautivo al que se rescató en Cozumel, primera isla a la que llegaron; la Malinche (doña Marina o Malintzin), una mujer cedida por los indios de Tabasco, primera plaza conquistada, y un muchacho llamado Orteguita, al que enseñaron castellano. Aguilar hablaba maya; doña Marina, náhuatl, maya y castellano; y el «paje» Orteguita, náhuatl y castellano. Con ellos se embarcó en la aventura de la conquista.

De esta manera, desde su llegada a las costas de México, Cortés mantuvo un complicado intercambio de mensajes con el soberano Moctezuma II (que había llegado al poder en 1502) con el fin de persuadirlo de ser aquello que el soberano azteca más temía: Quetzalcóatl, un dios que retornaba directamente del pasado. Las avanzadas técnicas pictográficas aztecas -Ios libros «pintados»- permitieron que Moctezuma visualizara a los extranjeros por medio de dibujos que realizaban sus espías, lo cual acrecentó su aprensión. También de visionaria astucia fueron los espectáculos que organizaba Cortés con caballos y cañones, desconocidos en América: tanto los equinos como la pólvora hacían pensar a sus oponentes que los españoles contaban con fuerzas sobrenaturales. 

El camino que separaba San Juan de Ulúa, en la costa de Veracruz, de Tenochtitlán, la capital azteca, ha quedado fidedignamente detallado por cronistas españoles como Bernal Díaz del Castillo, quien, como soldado, acompañó a Hernán Cortés en su andadura. El mapa representa las distintas etapas de este periplo, iniciado en agosto de 1519 y finalizado en noviembre del mismo año. A lo largo del mismo, Cortés fue estableciendo alianzas con los pueblos sometidos a los aztecas, que le serían de gran ayuda para conquistar, dos años más tarde, la capital. 
LA QUEMA DE LAS NAVES 

Utilizando estos métodos Cortés convenció o destruyó diferentes poblaciones sometidas por los aztecas, y que formaban parte de los límites exteriores del Imperio. Era éste una organización política muy compleja, con casi 25 millones de habitantes, creada hacia 1428, cuando los aztecas vencieron a los señores de Azcapotzalco, sus antiguos amos, e iniciaron una expansión que abarcó los actuales estados de México D.F., Hidalgo, Puebla, Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y gran parte de la actual Guatemala. 

Los primeros meses de 1519 fueron cruciales. En julio Cortés fundó Veracruz, transgrediendo las instrucciones recibidas. A continuación tomó una medida legendaria, que lo convirtió en un rebelde incluso entre sus partidarios: quemó sus naves para impedir un retorno de los disconformes a Cuba. El 8 de noviembre de ese año, seguido por sus hombres y un grupo de aliados indios conseguidos gracias a diversos subterfugios, entró en Tenochtitlán por la calzada de Iztapalapán, una de las tres vías que unían esta ciudad lacustre con la tierra firme. Como detallan numerosas crónicas de la época, tanto españolas como nahuas, Cortés fue amablemente recibido por Moctezuma sobre la impresionante urbe construida sobre el agua. Pero ninguna cortesía del melancólico soberano azteca impidió que el de Medellín lograra convertir a su anfitrión en prisionero ... 

Otro frente se le abrió entonces. Pánfilo de Narváez había sido enviado desde Cuba para castigar su insubordinación, lo cual le obligó a salir a su encuentro, dejando en Tenochtitlán a su lugarteniente Pedro de Alvarado. Cortés lo venció en Cempoala, el 20 de mayo, y volvió a la ciudad. Pero al llegar se encontró con que el día 27 de junio había estallado una rebelión provocada por el asesinato de indígenas por parte de Alvarado. Tres días después murió Moctezuma, al parecer herido por los proyectiles que habían lanzado los propios aztecas, congregados para escuchar a su soberano, prisionero de los españoles. 

La revuelta se transformó en un levantamiento imposible de sojuzgar, y en la noche de ese día, el 30 de junio, la famosa «la noche triste», las fuerzas españolas se retiraron de Tenochtitlán, perdiendo cuatrocientos hombres, unos cinco mil indios aliados, la mayor parte de los caballos y todas las riquezas que llevaban. 

LA TOMA DE TENOCHTITLÁN 
Tras la «noche triste». Hemán cortés y sus hombres se concentraron en Tlaxcala. desde donde marcharon sobre Tenochtitlán. cuyo asedio fue muy dificultoso. ya que la ciudad se hallaba sobre una isla del lago de texcoco. La ocupación. ilustrada en esta obra del siglo XVI (conservada en la sede de la embajada de Gran Bretaña en Ciudad de México). tuvo lugar en agosto de 1521
Los derrotados buscaron refugio en Tlaxcala, ciudad enemiga del rey azteca. Y desde allí emprendieron la contraofensiva: tras derrotar a los aztecas en Otumba el día 7 de julio, sitiaron Tenochtitlán con bergantines trasladados pieza a pieza y montados en el lago de Texcoco, cerrando el acueducto de Chapultepec y con la ayuda de unos cien mil indios aliados. La ciudad se rindió el 13 de agosto de 1521, a lo que contribuyeron una epidemia de viruela, la falta de agua y la desazón moral de los aztecas. Cuaúhtemoc, el rey que había sucedido a Cuitláhuac, inmediato sucesor de Moctezuma, fue muerto en 1525. 

En 1528 Cortés regresó a España, recibió el título de marqués del Valle de Oaxaca y 23.000 indios, y retornó a América, aunque Carlos V lo apartó del gobierno de la Nueva España, que sería, desde 1535, el primer virreinato de América. En 1540, perdida ya toda influencia, volvió a la Península y participó, con 56 años, en una malograda expedición a Argel. Desesperanzado -el emperador nunca lo recibió en audiencia-murió el 2 de diciembre de 1547 en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta.

Adaptacion de texto de Ana Maria Gargattagli

http://historiasinhistorietas.blogspot.com/2010/09/hernan-cortes-la-conquista-de-mexico.html

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