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miércoles, 28 de octubre de 2015

El Silencio

El Silencio
Najum Perl, V:.M:.P:.


Aldo Lavagnini en su Manual del Aprendiz nos dice: "La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla mucho, piensa poco, ligera y superficialmente. Generalmente, su visión de las cosas será estrecha e inflexible y por consiguiente, no tendra elementos para valorar nuevas ideas u horizontes. Por eso, la Masoneria busca que sus adeptos se hagan mejores pensadores que oradores."

Al pedir silencio el Venerable Maestro cuando abre los trabajos de la Logia, nos esta aislando de preocupaciones externas y establece en nuestra mente, las condiciones del silencio interior, tan necesarias para absorber las enseñanzas de la Augusta Orden. A su vez, nos permitirá desarrollar con mayor claridad las ideas y conceptos que exponemos en las tenidas.

Saber callar no es menos importante que saber hablar. El arte de la palabra hablada no se podra apreciar, si antes no hemos aprendido el valor del silencio. Nuestras expresiones verbales deberan ser siempre pasadas por la escuadra de la reflexión, a fin de que sean provechosas para quien las escucha.

La única manera de saber expresar palabras sabias, es antes haberlas meditado a traves del silencio. Los mas grandes logros del pensamiento humano, han sido fruto de su investigacion en el silencio interior, que todo hombre debe saber desarrollar.

Ejemplificare solo con dos casos: Cervantes recluido en un calabozo, escribio las paginas de su inmortal Don Quijote, que por cierto, el mismo dijo que esa no era su mejor obra. Beethoven, aislado en su mundo interior, en el silencio forzado que su sordera le impuso, concibió las mas maravillosas notas musicales que en su momento creó para la humanidad, y a pesar de eso, pudo hacer correcciones a sus músicos cuando se equivocaban a la hora de leer su partitura.

Algunos aspectos historicos respecto del silencio es que desde las primeras civilizaciones, sobre todo en donde hay indicios de organizaciones iniciaticas, el silencio represento un importante elemento cultural, impuesto drasticamente para salvaguardar los secretos de esas ordenes. Asi mismo, su representacion clasica desde aquellos tiempos, es con los dedos de la mano derecha sobre los labios.

En Egipto, el dios Harpocrates fue representado en esta posicion. Entre los magos y sacerdotes egipcios, los iniciados asumian un estado de silencio total mental y fisico, para que los iniciados comprendieran la importancia de los sublimes secretos que iban a estudiar, siendo esta postura la que rigio a todas las sociedades iniciaticas posteriormente.

En el año 500, A. C., Buda tambien valorizaba el silencio como condicion obligatoria para la contemplacion. Los esenios tenian como principal simbolo un triangulo, en donde su principio esoterico y exoterico, fue enseñar que por la boca todo lo que va, viene de regreso y que cada una de las puntas, contenia los principios de perfeccion trinitaria.

Dentro de los misterios griegos, encontramos el de Orfeo, que con magia de sus canticos y el de su musica ejecutada en su lira, silenciaba a la naturaleza y todo se magnetizaba.

Euripedes, en su verso 470 de su obra ?Os Bacantes? dice que la luz de los misterios, contienen el dulce sonido del silencio, entendiendo la palabra misterio derivada de la griega ?myein?, que significa ?boca cerrada?.

Pitagoras creo su escuela Iniciatica y sus discipulos se distinguian en tres grados, siendo el primero el acustico, asi llamado para aprender a silenciar la mente.

Para los masones operativos, el secreto del silencio sobre su arte era un principio de sobre vivencia, y que a veces constituia en si mismo, un salvo conducto para los viajeros.

La Gran Logia de Inglaterra adopto una leyenda trinitaria que dice en latin ?AUDI, VIDE, TACE?, o sea ?Oir, ver y callar?.

Como podemos percibir, existen todavia muchos mas ejemplos que los mencionados, para demostrar la importancia del silencio a traves de la historia.

En el aspecto constitucional de la Orden, en los primeros catecismos masonicos del seculo XVIII, decian que los tres puntos particulares que distinguen a un mason eran Fraternidad, Fidelidad a ser callado (que representa al amor incondicional), y ayuda verdadera entre masones. En los Antiguos usos y costumbres, el que predominaba era el del silencio, para compostura de los hermanos en los trabajos liturgicos. En la Constitucion de Anderson, se pregonaba la prudencia del silencio, sobre todo cuando hay presencia de profanos. En los landmarks de Mackey, el del numero veintitres se refiere al del sigilo que un mason debe conservar sobre todo en los conocimientos que le son transmitidos en los trabajos de logia, siendo asi que las cartas constitutivas de todas las obediencias contienen referencias en este sentido.

En el aspecto simbolico de la Ley Iniciatica del silencio, esta se enfoca en el ejercicio del pensamiento agil y ordenado. Callar no consiste en no decir nada, sino constatar la realidad con las acciones a tomar y hacer conciencia del progreso en que las cosas se van a convertir. Es ir mas alla de lo tangible, estar un paso adelante y en la direccion de la verdad, cualquiera que esta sea. El mason busca asi, lograr la iluminacion y ligar su ser con el universo, asi como diferenciar la justicia y las buenas costumbres, de acciones de inercia y oscurantismo que a la larga, perjudiquen a la humanidad y a si mismo. Segun esta Ley de orden obligatorio para todos los masones, un hombre capaz de guardar silencio, sera disciplinado en todos los aspectos de su ser, para lograr entregarse libremente a la meditacion y el autoconocimiento. Esta virtud enseña asi, a ser tolerante y prudente con las limitaciones propias y ajenas al individuo. Nada hay mas peligroso que la verdad mal comprendida.

Fraternalmente, el Venerable Maestro avisa al Aprendiz en el inicio de los trabajos, que debera guardar silencio en su mente, hasta que llegue al Sublime grado de Maestro: con ello, solamente se da continuidad a uno de los habitos mas antiguos de las sociedades iniciaticas.

Vuelto en si mismo, callado, en reflexion y escuchando, el Aprendiz dista de estar en situacion de pasividad, y muy por lo contrario, sus sentidos estan atentos a todo lo que pasa a su alrededor en Logia. Ver, oir, sentir, recibir, reflexionar y callar, procurando reunir todas esas informaciones en su mente, informaciones que son diferentes a todo lo que antes conocia, obteniendo las conclusiones que le permiten posiciones de mayor elevacion de conocimiento. Esta debe ser la mayor atencion del Iniciado.

La Ley Iniciática del Silencio, comienza cuando el individuo profano entra a la Camara de las Reflexiones, en donde permanece solo, rodeado de símbolos, frases y palabras que le estimulan a penetrar en su interior. Es en el silencio de la meditación, donde encontrará a su yo, y podra escudriñar en su alma.

Es por esos procesos que el Aprendiz lograra transformar sus deseos incontrolables, apartandose poco a poco de sus pasiones y logrando adquirir la virtud y el dominio de si mismo, la tolerancia y la prudencia. Es en el silencio de la introspeccion, que el candidato observa las palabras ?Vigilancia?, ?Perseverancia?, y estas palabras se convierten a su tiempo, en actitudes constantes durante la etapa de observacion.

Callar no es solo nada decir, sino tambien, dejar de hacer reflexiones internas cuando se escucha a alguien hablar. Esta actitud es una forma saludable de disciplina pues asi, no se corre el riesgo de cometer el error de negar, aun antes de dar oportunidad a que lleguen a nuestra mente, las ideas de otros.

Pero hay de silencios a silencios. El que es impuesto por la fuerza y que nace del temor, el que valiendose de la represion amordaza nuestras palabras y no deja expresar libremente nuestros pensamientos, arrebata al hombre una de sus mas preciadas conquistas: la de expresar libremente sus ideas.

La Masoneria nos enseña a darle justo valor al silencio; en nuestros deberes, figura como una de sus principales recomendaciones. El silencio bien entendido, se eleva al rango de virtud, gracias a la cual se corrigen muchos defectos, por lo mismo que se aprende a ser prudente e indulgente con las fallas observadas.
Por eso, nuestra Augusta Orden simboliza que con la llana, debemos extender en silencio, una capa sobre los defectos de nuestros semejantes y dirigir con la vara de la rectitud, las imperfecciones de su construccion.

Todos los escritores masonicos recomiendan al silencio, como necesario al orden y seriedad a que se debe la inmensa diferencia que existe entre las reuniones ritualasticas y las profanas.

Se debe hablar unicamente cuando por medio de la palabra inteligente se hace labor constructiva, contribuyendo a corregir errores o a esclarecer conceptos; solo entonces es que la palabra cumple su cabal y perfecta misión, llevando consuelo y luz a las almas.
Pero en ocasiones, el silencio puede contribuir a encubrir, solapar malas acciones o pensamientos torcidos, y en ese caso, debera ser desterrado valiente e inteligentemente para encender la luz de la verdad con nuestras palabras.

Si a pesar de estos conocimientos tan claros vertidos aqui, hay algunos H:.H:. que piensan que la practica de ellos, es muy fácil, esperen a leer esta leyenda referente a este tema:

Los Cuatro Monjes

Cuatro monjes se retiraron a un monasterio, en la cima de una alejada montaña, para llevar a cabo un entrenamiento espiritual intensivo. Se establecieron en sus celdas y pidieron que nadie les molestase a lo largo de los siete días de retiro. Se autoimpusieron el voto de silencio durante esas jornadas. Bajo ningún concepto despegarían los labios. Un novicio les serviría esos días como asistente.

Llegó la primera noche y los cuatro monjes acudieron al santuario a meditar. El silencio era impresionante. Ardían vacilantes las lamparillas de manteca de yak. Olía a incienso. Los monjes se sentaron en meditación. Transcurrieron dos horas y de repente pareció que una de las lamparillas iba a apagarse. Uno de los monjes, dirigiéndose al asistente, dijo:

Estate atento, muchachito, no vayas a dejar que la lamparilla se apague.

Entonces uno de los otros tres monjes le llamó la atención:

No olvides que no hay que hablar durante siete días y menos en la sala de meditación

Indignado, otro de los monjes dijo:

¡Parece mentira! ¿No recordáis que habéis hecho voto de silencio?

Entonces el cuarto monje miró recriminatoriamente a sus compañeros y exclamó:

¡Qué lástima! Soy el único que observa el voto de silencio.

Es que, señores, este ejercicio no es fácil, pero tampoco imposible, porque debieramos ser los dueños de tres cosas:

1- Nuestra voluntad. Para decidir que una parte de nuestro tiempo dedicaremos para estar con nuestro Ser Interno.

2- Nuestro tiempo. Eligiendo dentro de un orden de prioridades que trozo usaremos, para esta actividad.

3- Nuestros pensamientos. Esta es la parte mas dificil, porque entran en nuestra mente con o sin nuestro permiso, debiendo nosotros aquietarlos para lograr el relajamiento maximo. Para ello existen distintas tecnicas.

Bibliografia:

El silencio para el liderazgo, Luis Manuel Prado Moreno, 2003.
A Trolha, revista mensual de circulacion internacional, Octubre de 1999, No. 156.
Adolfo Madera García Robles, Guםa del Aprendiz Masón, 1996.
Diccionario Enciclopedico Bruguera, Tomo 1, 1980.
Diccionario Enciclopedico de la Masonería, Editores Unidos Mexicanos, Tomo 3, 1977.

http://www.logia-masonica-fraternidad62.com/trabajosMasonicosArticle.php?id=4

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