Estudios místicos (4 de 31) – La Materia (2 de 2)
Ahora que ya sabemos cómo se forma la materia vamos a ver como la percibimos nosotros. Nada existe si no podemos sentirlo, al menos para nosotros. El Ser humano necesita ver, tocar, sentir, oler, saborear…la materia para darse cuenta de su existencia. La realidad es diferente pues las cosas no dejan de existir porque no podamos percibirla, pero esta percepción es vital para el hombre.
No vamos a explicarle cómo funciona el proceso de la visión porque debe conocerlo de su época de estudiante o, en su defecto, puede aprenderlo buscando en una enciclopedia. Lo que si destacaremos es que las imágenes captadas llegan al cerebro para ser interpretadas; así, el proceso de la visión y, en general, el conjunto de las percepciones objetivas está muy lejos de ser algo meramente sensorial, sino que es un proceso mental.
Hemos explicado que toda la materia vibra y son esas vibraciones (externas) las que impresionan nuestros sentidos; así cuando vemos una cosa lo que realmente vemos e interpretamos son las vibraciones que emanan del mismo. Deducimos así que es imposible conocer exactamente el mundo que nos rodea porque interpretamos lo que las cosas aparentan ser y no lo que son. Para nosotros la realidad es lo que interpretamos; podemos usar otros sentidos como el tacto para corroborar lo que creemos que vemos pero, al hacerlo, seguimos a interpretar las impresiones táctiles y además ¿cómo podemos estar seguros de que la impresión táctil no nos está engañando?
Como lo que percibimos son las vibraciones externas de los objetos deberíamos asegurarnos de que nada la interfiere en el camino del objeto a nosotros; pero no tenemos como hacerlo. Si usamos gafas de sol vemos el mundo diferente porque las vibraciones son alteradas por los cristales. En este caso lo sabemos y basta con quitarnos las gafas. Pero aun así ¿tiene usted la seguridad de que nada en absoluto ha interferido o modificado las vibraciones desde que salieron del objeto hasta llegar a sus ojos?
Las modificaciones de las vibraciones nos lo hace percibir modificado, diferente; pero el objeto es siempre el mismo con independencia de la vibración que percibamos. El objeto no es diferente porque lo veamos a través de los cristales de unas gafas de sol aunque nos lo parezca, puede variar su color, su contraste y brillo, pero el objeto sigue a ser el mismo. En resumen, podemos afirmar que todo lo que vemos depende de cómo percibimos las vibraciones del Espíritu y del Espíritu en si mismo.
Hagamos extensibles las consideraciones anteriores al resto de los sentidos humanos y tendremos el marco en el cual nos movemos y vivimos. Todo lo que percibimos es en cierto modo falso, no percibimos las cosas en realidad sino las vibraciones de su Espíritu que pueden llegar puras o modificadas por interferencias a nuestros sentidos. Unamos a todo ello que hemos de interpretar esas vibraciones. ¿Quién puede afirmar que el mundo es exactamente como lo percibe en la realidad? La verdad es que cada hombre percibe el mundo de modo diferente aunque el mundo real no puede ser más que uno.
Dice el Kybalion que “el Universo en Mental” y para el ser humano desde luego que lo es. Todo lo que creemos real no es más que interpretación mental, la consciencia subjetiva, de las vibraciones de la energía del Espíritu. Para usted una vaca es una vaca pero para el inglés es una cow; una silla es para sentarse y la mesa para comer. Puede cambiar y sentarse en la mesa y comer en la silla; pero la silla jamás se convertirá en mesa por ello.
Esto quiere decir que la forma en que interpretamos el mundo que nos rodea no afecta a lo que es en realidad el mundo, no modifica para nada lo que son en el plano vibratorio.
La lección de vida de todo ello es que las cosas no son siempre como queremos. El hombre aprende esto desde su infancia cuando se da cuenta que sus padres no lo saben todo, no lo pueden todo y no son infalibles. A medida que crecemos nos damos cuenta de sus limitaciones y modificamos nuestras creencias. Lo mismo es aplicable a todo el Universo. Lo que vemos, lo que sentimos, lo que creemos real, va cambiando y evolucionando a medida que crecemos y aprendemos.
Para su evolución espiritual, para poder ver más allá, es vital que comprenda que las cosas materiales solo existen porque somos capaces de percibir e interpretar las vibraciones que emiten continuamente y cuyo origen es la energía del Espíritu. Nuestra interpretación de todo lo terrenal depende de nuestra consciencia pero es en nada afecta a lo absoluto, a lo que las cosas son realmente. Reflexione el siguiente texto porque resume muy bien lo que es el mundo material:
“El mundo material es a la vez real e ilusorio, puesto que a pesar de presentarse a nuestra consciencia objetiva de modo concreto y tangible, no podemos saber por medio de los sentidos lo que verdaderamente es en esencia. Solo por medio de las facultades psíquicas podemos percibir la energía del Espíritu correctamente”
En este punto de su lectura ya conoce la energía Espíritu y como esta actúa para formar la materia; es esencial que comprenda lo explicado hasta aquí si desea seguir profundizando en estos temas.
Todo lo creado y todo lo que existe en el Universo sigue unas leyes que el Cósmico ha ordenado. Las leyes del Cósmico son eternas e inmutables. Vamos a ver ahora un resumen de las principales leyes del Espíritu.
- Todo el Universo está compuesto por una energía vibratoria: el Espíritu.
- El Espíritu es el origen del mundo material, toda forma material le debe su existencia.
- Toda forma material vibra interior y exteriormente por acción del Espíritu.
- Tras afectar a los sentidos objetivos, las vibraciones emitidas por el entorno material son interpretadas por el cerebro.
- La compresión de nuestro entorno material depende de la interpretación de nuestra consciencia subjetiva. La cultura, educación y creencias influye en ello.
- Nada existe que nos pueda pertenecer, toda la materia es creada por el Espíritu que, por naturaleza, es obra del Cósmico.
A lo largo de estas dos entregas he pretendido hacer comprender que la materia y todo lo que existe en el Universo no es lo que realmente vemos sino lo que interpretamos, que existen tantas realidades como hombres en el mundo y que la materia, en sus componentes elementales, es indestructible ya que no es otra cosa que energía.
El mundo real es solo uno, el creado por el Cósmico. El mundo real en el que vivimos no es más que una interpretación de nuestro cerebro de dicho mundo. Por lo tanto, la frase de Eulard que dice que existen otros mundos pero se encuentran en este toma, si cabe, más valor una vez conocido lo que hemos explicado.
http://iluminando.org/2015/01/13/estudios-misticos-4-de-31-la-materia-2-de-2/
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