Estudios místicos (8 de 31) – Brujería y magia negra ¿existe?

Esoterismo, Misterios

por Mario Lopez

Si estás leyendo esto es que me has seguido en mis escritos y ya conoces el poder de la visualización y es posible que te estés preguntado si es posible usarlo para el mal. La respuesta es un no rotundo ya que el Cósmico no lo permitiría. Sin embargo, las maldiciones parecen funcionar y la gente cree en ellas. Por otro lado, los profanos también creen en los milagros. Los místicos afirman que los milagros no existen. Vamos a analizar con calma todo esto y hablemos algo de brujería, magia negra y supersticiones.

Magia negra y brujería

 Existen personas que se autodenominan brujos, magos negros, hechiceros, etc que afirman poder realizar maldiciones para causar daño a otros. Los modos son variables, desde palabras mágicas convocadoras de espíritus y demonios hasta el uso de fotos, efigies o estatuas a través de lo cual lograr hasta la muerte del maldecido. Emplee la técnica que emplee, la maldición siempre es a distancia, hacia alguien no presente, por lo que es imprescindible el uso del pensamiento. Como usted ya sabe, es necesario emplear la Consciencia Cósmica como intermediaria para conseguir la creación de cualquier forma-pensamiento y esto solo es posible si el deseo para forma dicha forma es permitida por el Cósmico. Dado que el Cósmico solo permite los deseos que pueden ayudar al bien, la conclusión final es que las maldiciones son imposibles.

 Sin embargo las maldiciones parecen funcionar ¿por qué? No es la maldición lo que funciona sino el miedo y la superstición lo que hace que funcione. Es vital que el maldecido sepa que lo ha sido y cree en ella para que funcione; por eso los magos negros dejan o envían al maldecido unas señales[1] o avisos que este puede interpretar y le convencen de que esta ha tenido lugar. El maldecido se convence de que alguien desea su mal y adopta un comportamiento que es maligno para él, como dejar de comer, encerrarse en su casa o no dormir para protegerse. Todo ello le conduce a una debilidad por mala alimentación, stress y falta de sueño que, quieras o no, le hará enfermar; pero enferma por su creencia y actos no por la maldición en sí misma. Es su propio pensamiento, la autosugestión, lo que hace que la maldición parezca funcionar. En resumen, solo quienes creen en la eficacia de los maleficios pueden ser sus víctimas. Como decía Buda:

“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tú mismo”

El mayor poder destructivo del pensamiento es la influencia negativa de nuestra propia actitud mental si le dejamos. Si abrigamos pensamientos negativos estamos creando el estado psicofisiológico para que surjan enfermedades mentales y físicas. No hay nada más poderoso que su propia mente; si usted ha de salta un obstáculo de solo 30 cm de altura; pero cree que es imposible hacerlo, lo más probable es que a medida que se acerca fije su vista en el mismo y acabe tropezando con el mismo. Usando el razonamiento inverso. Si usted no cree en el poder de los brujos, si no cree en el mal que puede hacerle una maldición, si no le presta atención y mantiene una actitud mental positiva nada podrá afectarle y nunca será víctima de sus supuestos maleficios.

Existen también los denominados magos blancos a los que acuden los maldecidos para lanzar una contra maldición. Si estos contra hechizos funcionan es por lo mismo que funcionan los primeros. El maldecido cree en ello, cree que el supuesto poder de su mago blanco protector es mayor que el del mago negro que le ha maldecido, se siente protegido. Por supuesto esto tampoco es cierto, es la propia persona la que se autoprotege con su convicción mental. Sin embargo, siempre que estos magos blancos o sanadores no abusen y arruinen a los supuestamente maldecidos con pagos usureros; siempre que no achaquen a maldiciones todo mal que su cliente les plantee para realizar más y más consultas y sacar más y más dinero; hasta podríamos decir que son buenos. En cierto modo obligan al supersticioso a romper su pensamiento negativo y cambiarlo por uno positivo. Es cierto que esto mismo podría hacerlo un psicólogo, el problema es que el supersticioso no cree en el poder del psicólogo y por ello no funcionará.

Pero nada de esto es aceptable para un místico verdadero porque estaríamos aprovechándonos de la debilidad del supersticioso para nuestro beneficio. Lo correcto sería hacerle comprender su error para que nunca más le suceda de nuevo; si eso no funciona montemos un supuesto ritual purificador o lo que sea necesario para “curarle” ya que mejor eso que dejarle maldito; pero no cobremos por ello, no aprovechemos su debilidad. Los místicos estamos para servir a nuestros hermanos.

Las supersticiones

En cierto modo podemos afirmar que la superstición es la responsable de que la gente crea en la brujería y la magia y que esta parezca funcionar. Existen tantas supersticiones como estrellas en el cielo: romper un espejo trae siete años de mala suerte, jamás pasemos por debajo de una escalera, un gato negro que se cruza en el camino, ser martes y trece, tirar la sal al suelo, como dice Paracelso[2]

 “Todas sin excepción son fruto de la ignorancia del hombre y ninguna corresponde o es una ley natural o universal”

Los usos y costumbres de cada pueblo graba en las consciencias de las personas ideas preconcebidas hasta el punto  de creerse amenazadas ante determinadas situaciones. Es ridículo asociar que algo malo pasará si pasamos por debajo de una escalera, es cierto que si alguien está trabajando sobre ella puede caernos algo y, por prudencia, es mejor rodearla; pero nada más. No hay causa-efecto. La escalera no hace que algo pase o deje de pasar. Este tipo de supersticiones se basan en un razonamiento completamente equivocado o en falsas asociaciones de ideas.

Un ejemplo claro de cómo afectan las costumbres a las supersticiones es la  mala suerte asociada al día martes y trece. Esto es así en casi toda Europa; pero en los EEUU, por ejemplo, no les asusta nada ese día, sin embargo si lo hace el viernes y trece.  Es decir, cada pueblo posee sus supersticiones y suele reírse y ver como ridículas las de los otros. ¿No será entonces que todas son ridículas y estúpidas?

Las supersticiones asociadas a los animales son las más conocidas. Cruzarse con un gato negro, ver un murciélago, los cuervos, buitres,… todos son símbolos de mal augurio y lo peor es que el hombre degollaba gatos y envenenaba cuervos y otros animales para librarse de su mal influjo. Esto que nos parece horroroso sigue a ser común en algunas partes del mundo fruto de la ignorancia y la estupidez humana.

El animal asociado al mal en casi todo el mundo es la serpiente. Es fácil ver el origen de ello ya que es un animal peligroso; difícil de ver para el hombre en medio de un campo, sigilosa y, muchas veces, venenosa y mortal. Ir de caza y ser mordido por una era muerte casi segura para los primitivos y acabaron por asociarla al maligno. Pretender, hoy en día, mantener esa relación es ridículo, sería como creer que la Inteligencia Divina creó animales solo para hacer el mal. Todos los animales, sin excepciones, son necesarios y, aunque algunos nos den miedo, todos desempeñan su papel. Piense en buitres, hienas, gusanos…la mayoría de la gente los odia y les teme pero ¿quién haría desaparecer los cadáveres sin ellos? Al hacerlo se evitan que se produzcan muchas enfermedades. Una vez más, el ser humano se fija solo en lo que le asusta, no ve más que el contacto de dichos animales con la muerte y como es lo que más teme por no conocerla no se fija o no conoce el bien que hacen a la humanidad al hacer desaparecer los cuerpos putrefactos de los fallecidos.

En determinados lugares, si los cuervos o aves similares rondan o se posan sobre la casa de un enfermo quiere decir que está condenado a morir; en muchos casos así sucede y sucedía mucho más antes con la medicina poco desarrollada de la época. La causa real es que antes de la muerte las funciones básicas del cuerpo ya comienzan a fallar. Las sustancias dañinas del cuerpo, los desechos que este producen y que órganos como el hígado o los riñones se encargaban de filtrar y eliminar ya no lo hacen o lo hacen en menor medida. Dichas sustancias poseen un olor característico que muchos han denominada “olor a muerto”. El hombre no suele ser capaz de detectarlo hasta muy avanzado el proceso o incluso ni así lo logra, pero los animales carroñeros encargados de hacer desaparecer los cuerpos muertos si lo hacen, lo detectan a dosis muy bajas y esa es la causa real de que se posen en las casas de los moribundos días antes de la muerte real como mensajeros del más allá. Hoy en día, la medicina moderna ya llegado a avances que pueden llegar a revertir estados graves que antes conducían a la muerte; pero hace 100 años no era así. De nuevo  vemos que el hombre asocia causa y efecto y culpa al animal del mal haciéndole responsable del fallecimiento cuando la realidad es una total ignorancia de los motivos por los cuales dichos animales actúan de ese modo y se comportan de manera tan, aparentemente, agorera.

 La ignorancia genera supersticiones; el conocimiento las elimina.

Próxima entrega:  Estudios místicos (9 de 31) – La suerte y los talismanes

Notas

[1] Dentro de estas señales podemos citar los muñecos del vudú, fotos con símbolos escritos sobre ellas…

[2] Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim,1 también Theophrastus Bombast von Hohenheim,2 3 conocido como Paracelso o Teofrasto Paracelso (n. en Zúrich, en la Teufelsbrücke, Einsiedeln, 17 de diciembre de 1493 – Salzburgo, 24 de septiembre de 1541), fue un alquimista, médico y astrólogo suizo. Su incesante búsqueda de lo nuevo y su oposición a la tradición y los remedios heredados de tiempos antiguos le postulan como un médico moderno, adelantado a sus contemporáneos.

http://iluminando.org/2015/02/16/estudios-misticos-8-de-31-brujeria-y-magia-negra-existe/