La Contaminación Genética de Génesis 6
Una de las grandes interrogantes de la Biblia es la identidad de los "hijos de Dios" mencionados en Génesis 6. Desde siglos se han mantenido dos explicaciones acerca de ellos. La más común es que éstos eran los descendientes de Set, los hombres "buenos y piadosos" de aquella época, que se habrían mezclado con las hijas de los hombres, las cuales eran las descendientes de Caín (Gen. 6:2). La segunda alternativa es que los "hijos de Dios" sean "ángeles caídos" que se mezclaron de alguna manera con los seres humanos, naciendo una raza de "seres míticos" en la Tierra (Gen. 6:4). Sin embargo, el contexto parece indicar que algo terrible tuvo que haber ocurrido en los tiempos prediluvianos para Dios se viera en la necesidad de destruir el mundo completo y todo lo que en él habita (Gen. 6:6-7).
En los últimos tiempos ha surgido un tercer punto de vista que combina el segundo y la genética, y que es la opinión de los más prestigiosos científicos creacionistas. Los "hijos de Dios" eran ángeles caídos que de alguna manera se mezclaron con seres humanos con la única intención de eliminar el código genético de la humanidad. En el Antiguo Testamento siempre se le llama "hijos de Dios" (bne-elohim) a los ángeles (Job 1:6). Y es que la promesa de un Redentor a través de la "simiente" de Eva era la gran promesa de Dios, y era muy sabida en el mundo antiguo. Por esta razón, Satanás intentó contaminar los genes humanos para evitar que esta promesa se cumpliera. Existe evidencia de que algunos ángeles "cayeron" de su naturaleza santa y se conviertieron en seguidores de Satanás (Jud. 6), y que fueron éstos los que en tiempos de Noé se mezclaron con humanos (Gen. 6:2).
Abandonaron su propia morada (oiketerion) (Jud. 6), palabra usada en la Biblia sólo para referirse a un cuerpo espiritual, lo que indica que estos ángeles se desprendieron de su "propia morada" o "cuerpo espiritual" para poder procrear con seres humanos, que de otra manera no podrían haber hecho por ser seres espirituales y porque los ángeles no se dan en casamiento (Mat. 22:30). Además, se compara el pecado de estos ángeles con el de Sodoma y Gomorra (Jud. 7), indicada por la frase "de la misma manera". La frase "habiendo fornicado" indica que ambos ejemplos cometieron el pecado de la perversión sexual. Por último, la frase "en pos de vicios contra naturaleza" es traducido del griego "heteras", que significa "otro de diferente clase". Si Sodoma y Gomorra cometieron el pecado del homosexualismo (Gen. 19:5), estos ángeles pecaron al unirse con humanos (Gen. 6:2), un pecado "contra naturaleza". Por este pecado estarían en prisiones de oscuridad reservados para un juicio (2 Ped. 2:4).
Toda la raza humana había mezclado sus genes con ángeles caídos, naciendo razas nunca antes vistas (Gen. 6:4), de las cuales nacen las leyendas de seres míticos mitad hombres-animales, o los "semidioses" de la Antigüedad. Nacieron "gigantes", que eran "seres caídos" (como debiera traducirse nephilim), y no humanos gigantes (rapha, como se usa para humanos, 1 Cro. 20:6). Pero esto no sólo abarcó la humanidad, sino también a los animales. Y es que "toda carne" en aquellos días estaba corrompida (Gen. 6:11). Quizás, por esta razón existe tanto registro fósil de animales con aspecto de gigantes y monstruos. Se trata entonces de una contaminación genética a escala mundial.
Sin embargo, la Biblia destaca que Noé tenía sus "genes" intactos, o mejor dicho, "era perfecto en sus generaciones". Noé no fue destacado por no pecar, si se tener una espiritualidad mayor que el resto. La palabra "perfecto", en este caso, proviene del hebreo tamim, que no se refiere en ninguna manera a "perfección moral", sino a perfección física. Esta palabra significa "sin mancha, sin contaminación, saludable". Junto a la palabra "generaciones", que deriva de "genes", nos dice que Noé tenía su código genético perfecto o tal como Dios lo había creado, a diferencia del resto de la humanidad en aquellos tiempos.
Quizás sea este el principal motivo para que Dios se viera en la necesidad de comenzar todo de nuevo, con una humanidad sana genéticamente para traer al mundo al Cordero sin mancha y genéticamente perfecto para derramar su sangre para salvación del mundo. Tendría que destruir el mundo, ya que no había reparación posible y sólo resguardo a la "simiente" de Eva, genéticamente pura para continuar su plan con la humanidad. Tuvo que enviar un diluvio que destruyera una raza de "gigantes" y seres "mitológicos" deformes y animales transformados en bestias para restaurar la creación original de Dios.
Lo interesante es que aquella intervención genética en los tiempos de Noé se está repitiendo en nuestros días. En 1997 los científicos pudieron intervenir y clonar a una oveja a través de manipulación genética, la cual muchos consideran sólo el comienzo de muchas investigaciones. Se está cumpliendo entonces las palabras de Jesús acerca del fin de los tiempos:
"Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre".
(Lucas 17:26)
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