Estudios místicos (11 de 31) – La vida (1 de 4) – ¿Qué es?
Todos sabemos distinguir un ser vivo de uno muerto; pero ¿podríamos dar una definición de ser vivo? Una posible definición y que los esoteristas suelen usar mucho es que un ser vivo no es más que una manifestación de la vida. Quizás esto parece una perogrullada; pero veremos que no lo es tanto. Pues todo la materia está viva para los místicos, recuerde lo que hablamos sobre la energía Espíritu en el artículo “Estudios místicos (III) – La Materia (I)[1]” ya publicado en esta serie.
Por lo tanto, vuelvo a preguntarlo: ¿Qué es la vida realmente? ¿Una ley? ¿Un principio? ¿Un estado?
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha sondeado el misterio de la vida y teólogos, filósofos y científicos se han esforzado en dar una respuesta a la pregunta sin haberlo lograrlo. En su afán de creerse hasta dioses, algunos científicos han intentado crear vida. No me refiero a crear especies nuevas modificando genes o hibridando especies sino a crear vida propiamente dicha.
La teoría de la generación espontánea nació a finales del siglo XVIII y principios del XIX y proponía que el efecto de ciertas acciones y reacciones químicas para combinar minerales y compuestos químicos podía generar vida si las condiciones de temperatura, humedad, luz, etc. eran las adecuadas. Si esto era cierto desaparecería la necesidad de un Dios en la creación; este detalle obligó a las diferentes religiones a tomar posiciones sobre el tema[2]. Sin embargo no es del todo correcto denominar generación espontánea a ello.
Propiamente hablando, los primeros que se ocuparon de este tema fueron los pensadores de la antigua Grecia, entre los que destaca Aristóteles, que sostenía la idea de la generación espontánea, según la cual los seres vivos provenían directamente del barro, del estiércol y de otras materias inertes sin sufrir ningún tipo de proceso previo, simplemente aparecían. Aunque esta idea pueda parecer muy infantil se mantuvo durante muchos siglos hasta el final de la Edad Media, época en la que se alternaba la creencia en la generación espontánea con la idea del origen divino de la vida, llegándose incluso a tachar de herejes a aquellos que intentaban estudiar la cuestión. Sin embargo fue en la fecha que comentamos que volvió a surgir con fuerza esa teoría gracias al avance de la química; básicamente lo que defendían era la teoría biosintética, o teoría quimiosintética, también llamada teoría del origen físico-químico de la vida. Esta nueva teoría postulaba (y postula) que las moléculas se agruparon formando asociaciones cada vez más complejas a partir de las cuales, luego de miles de millones de años, se originaron las primeras células. La teoría fue propuesta por A. I. Oparin[3] y J. B. S. Haldane[4] en 1924. En cierto modo, también se produce una generación espontánea pero dentro de un caldo de cultivo adecuado.
Uno de los científicos más destacados en este campo fue el Dr. Littelfield que logró criaturas vivas unicelulares en esta sopa de cultivo formada por una combinación de minerales y compuestos químicos sometida a unas condiciones biológicas muy determinadas. Sin embargo, el aparente éxito no lo fue tanto. Todas las criaturas sin excepción morían al poco tiempo. El Dr Littlefield, más interesado en comprender el proceso de la vida que en su propia generación, comprendió que él no había conseguido crear vida sino que había creado unas condiciones en las que esta podía manifestarse, pero que algo faltaba para completar el proceso, algo tan importante como la supervivencia de la vida. ¿De qué valía crear la vida si no éramos capaces de mantenerla?
“Mis experimentos me han llevado a la conclusión de que la vida decide por si misma cuándo, dónde, cómo y por cuánto tiempo se manifiesta en una sustancia determinada. Ningún defensor de la generación espontánea puede pretender haber creado vida, ya que no se puede crear aquello que ya existe. El hombre apenas tiene el poder de crear las condiciones que permiten a la vida manifestarse; pero es ella y solo ella quien dispone de esas condiciones como le place…Por lo tanto, no he descubierto nada a no ser el inicio de las modalidades de la vida, es decir, la forma en que la naturaleza desarrolla las cosas vivas a partir de elementos materiales que se consideran inertes”(Dr. Littlefield)
Lo más importante de esta teoría de la generación espontánea es que terminó con la separación ciencia-misticismo. Algunos científicos como el Dr Littlefield se dieron cuenta que la posición materialista no explicaba ni podía explicar muchos interrogantes y, por otro lado, los resultados logrados parecían confirmar que los postulados defendidos por los místicos no eran tan descabellados como se creía. Por primera vez la ciencia y el misticismo se dieron levemente la mano, tímidamente y con poca fuerza. Por desgracia, hoy en día, no parece que se llegase a más relación que esa y la ciencia se está privando de conocimientos que podrían ayudarla en su camino.
Si usted relee el texto del Dr. Littlefield nuevamente verá que habla de materia inerte como la responsable de la vida. Hasta la fecha, la ciencia no admitía esa posibilidad. La vida solo admitía tres reinos: vegetal, animal y el humano. En realidad dos, pues la separación animal y humano no es más que por la creencia superior que tiene el hombre de si mismo con respeto al resto de la creación. Para algunos científicos, como Littlefield, el reino mineral dejó de ser considerado algo inanimado; pero no para todos.
Si usted recuerda lo que aprendimos sobre la materia[5] verá que coincide con lo dicho por Littlefield. Decíamos entonces que existía una energía denominada Espíritu responsable de la forma de la materia por lo que todo poseía vida y diferenciábamos entre vida animada e inanimada; pero vida al fin y al cabo. Vimos también que el Espíritu solo creaba si las condiciones eran las adecuadas para ello. Todo concuerda con lo expresado por Littlefield solo que las escuelas de misterios llevaban ya siglos diciendo esto mismo.
Quizás se pregunté por qué el hombre no consigue crear vida. La respuesta es muy sencilla, le falta un punto del triángulo, la famosa Ley del Triángulo. El hombre posee los materiales y las condiciones pero no posee lo que estudiaremos dentro de un momento y que denominamos Fuerza Vital. La Fuerza Vital es una energía y permite la vida animada porque hemos de decir que lo buscado por el hombre es justamente eso, crear vida animada. Pero dejaremos para la siguiente entrega la explicación de lo que los místicos conocen como Fuerza Vital.
Próxima entrega: Estudios místicos (12 de 31) – La vida (2 de 4) – La Fuerza vital
NOTAS
[2] Está claro que si el hombre realmente pudiese crear vida se eliminaba la necesidad de un Creador para ello, lo cual entraría en contradicción con las creencias y dogmas de fe de muchas religiones.
[3] Alexander Ivánovich Oparin (en ruso: Алекса́ндр Ива́нович Опарин) (Úglich, 2 de marzo de 1894 – Moscú, 21 de abril de 1980) fue un biólogo y bioquímico soviético que realizó importantes avances conceptuales con respecto al origen de la vida en el planeta Tierra.
[4] John Burdon Sanderson Haldane (Oxford, 5 de noviembre de 1892 – Bhubaneswar, India, 1 de diciembre de 1964) fue un genetista británico, biólogo evolutivo. Haldane es considerado, junto con Alexander Oparin, como uno de los padres de las teorías modernas sobre el origen de la vida
http://iluminando.org/2015/03/12/estudios-misticos-11-de-31-la-vida-1-de-4-que-es/
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