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martes, 24 de marzo de 2015

Estudios místicos (13 de 31) – La vida (3 de 4) – Visión mística de las enfermedades

Estudios místicos (13 de 31) – La vida (3 de 4) – Visión mística de las enfermedades

vison enfermedades 01En su obra “El arte dela autocuración” Romulo Mantovani se expresa en estos términos: “Hemos visto que el hombre no es más que una célula viva más o menos consciente de su unidad con la Infinita, Autocreadora y Todo Poderosa Vida Universal y que esta vida está basada en el Equilibrio; puesto que para crear y recrearse, el equilibrio es indispensable…Cuando hay un desequilibrio en las funciones es lo que llamamos sufrimiento, enfermedad y dolor. La enfermedad no es, por lo tanto, más que un desequilibrio que puede producirse en los planos espiritual, físico, mental o espiritual pero, independientemente del plano en el que se manifiesta, este desequilibrio afecta también a todos los demás pues, repetimos, en la Vida todo está relacionado.
 Lo expresado por Mantovani coincide plenamente con lo enseñado por los maestros del saber hermético desde el origen de los tiempos. Cuando el ser humano enferma no es suficiente con curar su cuerpo físico sino que tenemos que sanar todos y cada uno de sus cuerpos. Además, su enfermedad física puede ser un reflejo del malestar de su cuerpo espiritual. Debe quedar claro que la medicina oficial puede curar  muy bien el cuerpo físico; pero para curar el cuerpo espiritual es necesario lo que se conoce como medicina espiritual o mística. Ambas deben trabajar al unísono si pretendemos una curación total. No son excluyentes, sino incluyentes. No se trata de sustituir una por otra sino de usarlas a la vez. Rechazar una porque se usa la otra es un gran error que además demuestra el desconocimiento total de lo que explica el misticismo. Dejar de usar una implica no curar el cuerpo al cual se aplica esa medicina y, por lo tanto, no lograr una curación completa. Lo cierto es que ambas curaciones, ambos sistemas, se necesitan y se complementan.
Sin embargo no es ahora el momento de hablar de los medios de curación místicos o espirituales, aunque si diremos que no se trata para nada de rituales y cosas raras sino de comprender como funciona el cuerpo espiritual y actuar en consecuencia.  Lo que vamos a tratar ahora es el punto de vista místico de las enfermedades y como se producen. Por supuesto, las causas físicas son conocidas por la medicina tradicional, nosotros nos pararemos en las otras causas.

Origen de las enfermedades

Desde el punto de vista místico, la enfermedad es fruto del desequilibrio entre las dos energías de la fuerza vital[1] siendo la gravedad proporcional a dicho desequilibrio.  Todas las enfermedades provienen de esta sola causa. La medicina cree que la debilidad que padece el cuerpo es fruto de la enfermedad en cuestión que debilita a nuestro organismo; es decir, la causa son los microbios, virus y bacterias y así, la ciencia, cree que matando el agente patógeno es suficiente.
Evidentemente, ante una enfermedad es necesario actuar contra el patógeno pero la enfermedad se produce porque el desequilibrio en la Fuerza Vital ha permitido y facilitado la entrada a los agentes patógenos y los místicos afirman que esta vulnerabilidad es debida a la ruptura dela armonía. Los médicos afirman que las vacunas evitan la enfermedad y no es exactamente así. Lo que evitan es su desarrollo. La vacuna “enseña” al cuerpo como deshacerse de un determinado patógeno si este penetra en el cuerpo;  pero no evita que entre. La enfermedad se inicia pero no se desarrolla. La ruptura de la armonía de la Fuerza Vital permite la entrada del patógeno estemos o no vacunados; la diferencia radica en que si estamos vacunados contamos con armas para ganar la guerra muy rápido. Sin embargo habría sido mucho mejor evitar la entrada y dicha guerra y eso no hay vacuna en el mundo que  lo pueda lograr. Eso, afirman los misticos, solo podemos hacerlo nosotros por mucho que parezca increíble. Si fuéramos capaces de mantener en todo momento la armonía de nuestra Fuerza Vital jamás enfermaríamos, los patógenos no conseguirían entrar en el cuerpo.
vision enfermedades 02Todo en el Universo sigue las Leyes Cósmicas. Una de dichas leyes es la Ley del ritmo, es decir, todo sigue un ciclo que se repite. En el ser humano todas las funciones vitales están regidas por ciclos de un ritmo preciso. No puede ser de otro modo para cumplir las Leyes Cósmicas. Es simple ver estos ciclos en algunas funciones como la respiración, el ritmo cardíaco o los movimientos peristálticos.  La ciencia moderna ha comenzado a tomar consciencia de estos ciclos y los ha llamado biorritmos, si bien no todos los científicos creen que se pueda confiar en ellos.  Según los creyentes en los biorritmos[2], la vida de una persona se vería determinada por ciclos biológicos rítmicos que afectarían a la capacidad de cada individuo en distintos terrenos, como el mental, el físico o el de las emociones. Estos ciclos se iniciarían con el nacimiento y oscilarían de acuerdo a una onda senoidal durante toda la vida. De este modo, la capacidad de una persona en cada uno de estos terrenos podría predecirse día por día mediante un modelo matemático ad hoc.
La mayoría de modelos que están basados en los biorritmos definen 3 ciclos: un ciclo “físico” de 23 días, otro ciclo “emocional” de 28 días y un ciclo “intelectual” de 33 días. Aunque el ciclo de 28 días duraría lo mismo que el ciclo menstrual medio de las mujeres y en principio se habría calificado como un ciclo “femenino” (véase más abajo), ambos ciclos no necesariamente estarían sincronizados. Cada uno de estos ciclos variaría sinusoidalmente entre dos extremos, alto y bajo. Los días en los que el ciclo cruzara el eje del cero constituirían una suerte de “días críticos” de mayor riesgo o incertidumbre.
Además de los 3 ciclos que son más conocidos, se han propuesto otros ciclos basados en la combinación lineal de los 3 primeros o en ritmos de oscilación o bien más cortos, o bien más largos
Las ecuaciones que regirían estos ciclos serían:
  • Ciclo físico: sen(2pT/23),
  • Ciclo emocional: sen(2pT/28),
  • Ciclo intelectual: sen(2pT/33),
Donde T indicaría el número de días transcurridos desde el nacimiento de la persona.
La existencia de un biorritmo implica una oscilación, lo que nos lleva a la vibración. Como usted ya sabe, toda la materia vibra. Lo que sabe es que cada cosa posee su propia frecuencia vibratoria; pero lo que no sabe es que dicha frecuencia esta directamente ligada a los ciclos de las funciones vitales. Si alguna función se perturba se altera su ritmo y se rompe la armonía. Siempre que esto sucede disminuye la frecuencia vibratoria del organismo y se hace vulnerable a los patógenos de su entorno favoreciendo la enfermedad.
En condiciones saludables, la frecuencia vibratoria del cuerpo es lo suficientemente elevada como para “levantar una barrera” que evita que microbios, virus y bacterias nos afecten. Esta barrera es conocida como Aura por los místicos. Los místicos analizan el color y el brillo del aura para determinar el estado de equilibrio del cuerpo y saber cómo actuar; pero  ha de saber que no todos pueden ver el aura. Mucho cuidado, por lo tanto, con los supuestos videntes-curanderos que afirman poder curar porque ven el aura. Los auténticos son escasos y suelen distinguirse por huir de la fama y riquezas.
De todo lo dicho podemos deducir que la enfermedad afecta a todos los cuerpos del hombre. Dado que parte de un desequilibrio energético, algunas escuelas filosóficas afirman que basta con equilibrarnos de nuevo para obtener la curación; es más, algunas dicen que la autosugestión negando la enfermedad es suficiente. Lo cierto es que esta falacia resultaría atrayente y hasta divertida si no fuera por el gran peligro que encierra. Ser místicos es ser inteligente, creer en muchas cosas, pero no ser un loco ciego que se cree todo. Si bien esa falacia podría hasta funcionar algo en la cura de la parte espiritual de nada sirve en la material. Si los patógenos ya han entrado en el cuerpo es necesario expulsarlos y de nada va a servir que lo pensemos o se lo pidamos telepáticamente a los virus ¡Seamos serios y lógicos! Así pues, como ya dijimos desde el comienzo, ambas curaciones, ambas medicinas tienen que ser incluyente y nunca excluyentes.
El desequilibrio de la Fuerza Vital es la falta de armonización entre dos energías: la tomada del aire, positiva, espiritual y la tomada de la alimentación, negativa, material. Por lo tanto enferman tanto el cuerpo espiritual como el físico o material y será preciso curar ambos para una curación completa. Por otro lado, si la Fuerza Vital está equilibrada estaremos sanos, lo cual implica que prestar atención a nuestra higiene respiratoria y alimenticia contribuye a una vida sana y este es el tema que vamos a abordar a continuación. Pero antes observe la imagen inferior, en ella tratamos de sintetizar como los patógenos pueden entrar en el cuerpo con el desequilibrio de la Fuerza Vital.
vision enfermedades 03.gif
Próxima entrega:  Estudios místicos (14 de 31) –  La vida (4 de 4) – Higiene de la Fuerza Vital
 Notas
[1] Recuerde que aunque una se obtiene del aire y otra de la alimentación, en el primer caso, por ejemplo, no nos estamos refiriendo al oxígeno. Si solo fuera necesario el oxígeno bastaría con dar oxígeno a los muertos para que viviesen. Los místicos dicen que en el aire se encuentra una “sustancia” vital que todo lo envuelve, algo como el éter de los alquimistas, que es la responsable de la vida. Así pues, con cada respiración obtenemos el oxígeno necesario para el cuerpo físico y también la “energía sutil” necesaria para el cuerpo espiritual, psíquico, astral o como usted le denominen
[2] La idea de que hay ciclos periódicos que rigen el destino del hombre es de larga data y se encuentra implícita, por ejemplo, en la astrología natal así como en la creencia popular en los “días de la suerte”. Sin embargo, los ciclos de 23 y 28 días que usan los biorritmistas surgen a finales del siglo XIX de la mano de Wilhelm Fliess, médico berlinés y también paciente de Sigmund Freud. Fliess creia haber observado regularidades en cierto número de fenómenos a intervalos de 23 y 28 días, incluyendo nacimientos y fallecimientos. Llamó “masculino” al ritmo de 23 días y “femenino” al ritmo de 28 días coincidente con el ciclo menstrual.
En 1904, Hermann Swoboda, catedrático de psicología sostenía haber descubierto los mismos ciclos por su cuenta. Más tarde, Alfred Teltscher, catedrático de ingeniería en Innsbruck, llega a la conclusión de que los días buenos y malos de sus estudiantes seguirían un patrón periódico de 33 días. Teltscher creía que la habilidad del cerebro de absorber conocimientos, la capacidad mental y el estado de alerta seguirían ciclos de 33 días.
La práctica de consultar los biorritmos se popularizó en los años 70 a través de una serie de libros escritos por Bernard Gittelson, entre los que se encuentran Biorhythm — A Personal Science (Biorritmo – Una ciencia personal), Biorhythm Charts of the Famous and Infamous (Cartas biorrítmicas de los famosos e infames) y Biorhythm Sports Forecasting (Pronóstico deportivo mediante biorritmos). La empresa de Gittelson, Biorhytm Computers Inc., ganó dinero vendiendo calculadoras de biorritmos y cartas biorrítmicas personalizadas, sin embargo nunca llegó a nada en la predicción de resultados de eventos deportivos.
http://iluminando.org/2015/03/22/estudios-misticos-13-de-31-la-vida-3-de-4-vision-mistica-de-las-enfermedades/

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