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sábado, 13 de junio de 2015

Estudios místicos (23 de 31) – Estudio del alma (4 de 8) – Existencia del Alma

Estudios místicos (23 de 31) – Estudio del alma (4 de 8) – Existencia del Alma

Aun cuando el camino que he indicado para llegar al Alma parezca muy difícil, puede ser encontrado. Y si parece difícil de encontrar es porque pocas veces es buscado
La ética” – Baruch Spinoza [Nota 1]
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La creencia en la existencia del Alma está presente en todas las religiones y solo es posible tomando consciencia de la dualidad del ser humano. Una vez aceptado que el hombre es materia y espíritu (Alma [Nota 2]); la preocupación por la clemencia y protección de sus Dioses se hace extensiva a la vida después de la muerte. Las religiones actuales, ya sea de un modo u otro, es lo que hacen y sus enseñanzas se dirigen a la preparación de sus fieles ante la necesidad de cruzar el portal de la muerte hacia la vida eterna.
Pero ¿Cómo se hizo el hombre consciente de su dualidad? Los antropólogos y los teólogos creen que tuvo lugar por los sueños, al comparar las experiencias de la vigilia con las oníricas. Todos hemos tenido lo que se denomina “sueños vívidos”, sueños tan reales que al despertar nos cuesta darnos cuenta que era solo un sueño. Sin embargo nos percatamos que lo vivido no se corresponde a la “vida exterior”. El hombre antiguo, ante este dilema, probablemente pensó que poseía un espíritu que viajaba donde quería y se reunía con el espíritu de otras personas. Por otra parte, en los sueños también había animales, árboles, ríos, montañas…y solo podía ser si todo ello poseía su propio espíritu. Había nacido la creencia animista.
Algunos estudiosos creen que la creencia o consciencia del Alma es una revelación natural de un conocimiento innato y afirman que desde el momento de su creación el hombre siempre ha tenido la intuición de poseer una esencia espiritual. Sin embargo, la vida de peligros que tenía no le permitía sobre el tema; fue el descubrimiento del fuego que le protegía de los animales, del frio y de la oscuridad, prolongando las horas de la vigilia, lo que le permitió meditar por vez primera sobre quien era y sobre su dualidad.
Fuese como fuera, el hombre actual y, por extensión, la humanidad sigue buscando su finalidad en la creación. Nada ha cambiado en el fondo y nos seguimos preguntando porqué estamos aquí y para qué estamos aquí. Incluso creyendo o no en la parte espiritual, todos los hombres se han preguntado sobre la existencia del Alma, del principio Divino, de su Ser Interior, de la Consciencia Divina… o como se le haya querido denominar. El misterio del Alma y la existencia humana sigue ahí y ha dado lugar a dos puntos de vista antagónicos: el materialismo y el espiritualismo.
El materialismo
Los defensores de este punto de vista afirman que nada existe después de la muerte. Dios no existe y nada ha sido creado; por tanto, el Alma tampoco existe. La propia naturaleza, la casualidad, las combinaciones de los elementos químicos…es más que suficiente para explicar la creación de Universo [Nota 3] y todo lo que contiene. En base a ello, el hombre y la vida son un “accidente”, una casualidad. Somos un mensaje en la arena que desaparece al subir la marea.
El hombre es un cuerpo físico cuya vida es fruto de procesos fisio-químicos y su consciencia es fruto del cerebro reduciendo la inteligencia a mero intelecto. El materialista lo racionaliza todo y basa su vida en satisfacer su ansía de placer, poder, dinero, posesión de bienes materiales. Por si eso fuera poco, al no existir Dios ni su Justicia Divina son más propensos a trasgredir las leyes y llevar a cabo el pensamiento de que el fin justifica los medios, aunque por supuesto, siempre hay excepciones a la regla. Este modo de pensar es maligno para una sociedad humana; nada bueno puede surgir de una sociedad donde cada individuo solo se preocupase de buscar su propio beneficio en detrimento del conjunto. Solo por esto, por egoísmo social, estaría ya justificado el espiritualismo porque los espiritualistas buscan la evolución y el bienestar de la humanidad.  Para un verdadero místico, los materialistas no son censurables sino dignos de compasión porque su comportamiento se debe a su ignorancia acerca de la verdadera naturaleza humana.  Una de las preguntas que no suelen poder responder  los materialistas es como pudo surgir “algo” de la “nada”. Aceptemos su postulado de que somos fruto de la química, de sus elementos ¿De dónde salieron los elementos, los electrones, los protones, si antes no había nada?
Para terminar, hemos de tener bien claro que la relación materialista igual a ateo no es cierta. El materialista es siempre ateo porque no cree en Dios; pero el ateo no tiene porqué ser siempre materialista. No creer en Dios puede ser sustituido por creer en una consciencia o en algo superior al hombre. Para nosotros es lo mismo, pero para ellos no. Además, el ateo puede y suele tener fe en el ser humano y sirven a ideales de nobleza, muchos ateos son creyentes que dejaron de serlo al rechazar su credo religioso ante el fracaso de este para explicar lo desconocido o por el comportamiento contrario a los dogmas defendidos por parte del propio clero.
Los espiritualistas
Podemos definir al espiritualista como aquella persona que sigue algún credo religioso, lo cual hace variar mucho la manera en la cual perciben a Dios; pero la base es la misma: creen en Dios y en un Alma inmortal.  El cisma entre las diferentes religiones no está en el Alma en si misma sino en su razón de ser y su papel en la vida material y, sobre todo, después de la muerte. Estos diferentes puntos de vista sobre el Alma tras la muerte ha dado lugar a diferentes dogmas que se han traducido en diferentes religiones. En este caso podríamos englobarlas a todas en alguno de estos cuatro grupos:

No reencarnacionistas
Universalistas
El Alma regresa y se une a un Alma Universal [Nota 4].
Individualistas
El Alma regresa pero conserva su individualidad.[Nota 5]
Reencarnacionistas
Involucionistas
El Alma puede retroceder y reencarnarse, por ello, en seres de nivel inferior [Nota 6].
Evolucionistas
El Alma jamás puede retroceder, puede estancarse pero nunca involucionar [Nota 7].

Los rosacruces, los espiritistas y en general todos los místicos son evolucionistas y afirman que el Alma puede estancarse y no evolucionar pero nunca retroceder ya que no es posible olvidar lo aprendido. En este sentido son claras las palabras escritas por Allan Kardec [Nota 8] en su obra “El libro de los espíritus
¿Pueden degenerar los espíritus?
No, pues a medida que progresan comprenden lo que les alejaba de la perfección y, terminada una prueba, poseen el conocimiento y no lo olvidan. Pueden permanecer estacionarios; pero nunca retroceder”
Podemos, en resumen, afirmar que el espiritualista, independientemente de su credo, raza o ideas de cualquier tipo, pone su vida a servicio de la espiritualidad y de toda la Humanidad haciéndose un ciudadano del mundo.

Próxima entrega:  Estudios místicos (24 de 31) – Estudio del Alma (5 de 8)  – Experimentar el Alma

Notas
[1] Baruch Spinoza (Ámsterdam, 24 de noviembre de 1632 – La Haya, 21 de febrero de 1677) fue un filósofo neerlandés de origen sefardí portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz.
[2] En otros artículos de esta serie hicimos diferencia entre Espíritu y Alma, aquí lo ponemos como equivalente ya que los conceptos del hombre antiguo no hacían esa diferencia. Si usted desea repasar esto visite los temas que tratan de la materia y la Fuerza Vital por ejemplo.
[3] Véase La teoría de la generación espontánea en el artículo Estudios místicos (11 de 31) – La vida (1 de 4) – Que es
[4] De modo similar a una gota que se une a un océano y se funde en el mismo. La individualidad deja de existir por un universalismo, el ser humano como tal deja de ser consciente y desaparece por completo.
[5] Cada Alma es única  e independiente y conserva su consciencia, es el punto de vista cristiano.
[6] Ese sería el castigo por la mala conducta, incluso podría ser reencarnado en animales.
[7] Lo aprendido nunca se olvida, si tenemos mala conducta podemos no aprender pero no olvidar lo aprendido.
[8] Allan Kardec, seudónimo utilizado por el pedagogo Hippolyte Léon Denizard Rivail (Lyon, 3 de octubre de 1804 – París, 31 de marzo de 1869), considerado el sistematizador de la doctrina llamada Espiritismo. Discípulo y colaborador del pedagogo suizo Pestalozzi. Dominaba alemán, inglés, italiano español y holandés. En 1831 entra en la Real Academia de Arras
http://iluminando.org/2015/06/10/estudios-misticos-23-de-31-estudio-del-alma-4-de-8-existencia-del-alma/

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