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miércoles, 17 de junio de 2015

LA MEDITACION ES UN TRUCO...

LA MEDITACION ES UN TRUCO...


La meditación es un misterio tal que se la puede llamar una ciencia, un arte, un truco, sin ninguna contradicción.

Desde un punto de vista es una ciencia porque hay una técnica muy definida de lo que se tiene que hacer; no hay excepciones, es casi como una ley científica.

Pero desde un punto de vista distinto, puede decirse también que es un arte. La ciencia es una extensión de la mente -es matemática, es lógica, es racional. La meditación pertenece al corazón, no a la mente -no es lógica, está más cerca del amor. No es como otras actividades científicas; se parece más a la música, a la poesía, a la pintura, a la danza; por lo tanto se la puede llamar un arte.

Pero la meditación es un misterio tal que llamarla ‘ciencia’ o ‘arte’, no la agota. Es un truco, lo aciertes o no. Un truco no es una ciencia, no puede enseñarse. Un truco no es un arte; un truco es la cosa más misteriosa del entendimiento humano.

Cuando era niño me llevaron con un maestro, con un maestro de natación. Era el mejor nadador del pueblo, y nunca me había tropezado con nadie que estuviera más tremendamente enamorado del agua. El agua era su Dios, la veneraba, y el río era su hogar. Temprano -a las tres de la madrugada- lo encontrabas en el río; al atardecer, lo encontrabas en el río, y a la noche, lo encontrabas sentado, meditando al lado del río.

Toda su vida consistía en estar cerca del río.

Cuando me llevaron con él -quería aprender a nadar- me miró, sintió algo. Dijo:

“No puede aprenderse a nadar; lo único que puedo hacer es tirarte al agua y el nadar va a surgir por sí mismo. No se puede aprenderlo, ni se lo puede enseñar; es una maña, no un conocimiento…”

Y eso fue lo que hizo -me tiró al agua y se paró en la orilla. Me hundí dos o tres veces y sentí que casi me ahogaba. El se quedaba parado, ¡ni siquiera trataba de ayudarme! Por supuesto, cuando está en juego tu vida, hacés todo lo que podés, entonces empecé a bracear -como sea, frenéticamente y surgió el truco. Cuando está en juego la vida, hacés todo lo que podés…y cada vez que hacés todo, pero todo lo que podés, ¡algo pasa!

¡Pude nadar!, ¡Estaba completamente emocionado! Le dije:

“La próxima vez, no vas a necesitar empujarme, yo mismo voy a saltar. Ahora sé que hay una tendencia natural del cuerpo a flotar. No es cuestión de nadar, solamente hay que sintonizar con el elemento agua; una vez que te sintonizás con él, el agua misma te protege…”

¡Y desde aquella vez estoy empujando a mucha gente al río de la vida! Yo solamente me paro ahí…Casi nadie falla si da el salto. Uno está obligado a aprender.

Puede tomarte unos cuantos días descubrir el truco, ¡porque es un truco, no un arte! Si la meditación fuese un arte, hubiese sido muy fácil enseñarla, pero como es un truco, tenés que ensayarla; de a poco la conseguís.

Un profesor de psicología de Japón estuvo tratando de enseñar a nadar a pequeños niños de seis meses y tuvo éxito. Después lo intentó con niños de tres meses y también lo logró. Ahora está tratando con recién nacidos y espero que lo consiga. Existen todas las posibilidades porque es un knack. No se necesita ningún tipo de experiencia: ni edad, ni educación…solamente es un truco. Y si un bebé de seis meses o de tres puede nadar, quiere decir que naturalmente estamos dotados con la idea de ‘como’ nadar…Lo que pasa es que tenemos que descubrirla. Con un poquito de esfuerzo, solamente vas a ser capaz de descubrirla.

Con la meditación pasa lo mismo, todavía más que con la natación; solamente tenés que hacer un pequeño esfuerzo.

Tony Iñiguez

https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/yaC8EOGxbJk

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