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domingo, 17 de julio de 2016

ADORABLES FRANCMASONAS

ADORABLES FRANCMASONAS

¿Mujeres en la masonería? La regla masónica es precisa: La iniciación no puede ser dada a las mujeres, toda logia, toda obediencia que la desacate deja de ser reconocida por las otras potencias masónicas regulares.

Las primeras logias especulativas que nacieron en Inglaterra descartaron a las mujeres del templo, porque, en la sociedad de la época, eran tratadas como minoría por la ley y subordinadas al hombre en todos los actos de su existencia, ellas no podían ser consideradas como seres libres. Las constituciones del pastor Anderson, adoptadas en Londres en 1723 y que continúan siendo la ley para la mayor parte de los francmasones del mundo lo han precisado: “Los esclavos, las mujeres, los inmorales o deshonestos no pueden ser admitidos, únicamente los hombres de buena reputación.”

Con ello estaban ignorando que desde la edad media, las corporaciones obreras y las sociedades de constructores consintieron en recibir a las mujeres. Las “guildas” Alemanas permitieron a algunas de ellas acceder a la maestría. La hija de Erwin de Steinbach, el arquitecto de la catedral de Estrasburgo fue admitida en una logia operativa.

Curiosamente, aquellas a los cuales los hombres hoy en día les rehúsan el beneficio de la iniciación, tienen el derecho de recordarles que fue una mujer quien jugó un papel esencial en el Nacimiento en Francia, de la francmasonería especulativa. Se trata de la duquesa de Portsmouth.

Desde 1734 en su hotel parisino, se realizaban tenidas de logias a las cuales asistía Montesquieu. Ella albergó, incluso durante un buen tiempo al célebre caballero de Ramsay, el inventor del Escocismo y de los altos grados.

Una especie de Mata-Hari de gran clase, colocada por el rey de Francia en el lecho del rey de Inglaterra Carlos II, ennoblecida por este último, esta mujer, quien tenía el gusto de la intriga y con influencias ocultas utilizó las logias para encubrir sus reuniones políticas.

Nacida en 1649, cerca de Brest, Louise de Keroualle, nombrada Duquesa de Portsmouth por su amante Carlos II, es la madre del duque Carlos de Richmond. Maestro de la logia de Chichester, elegido en 1695 Gran Maestro de la , Masoneria Inglesa. Richmond fue el adversario de Guillermo de Orange contra el cual se esfuerza de mantener las logias en la tradición Jacobita.

La hermana de la duquesa. Henriette de Keroualle, ella misma casada con el duque de Pembroke, el cual, en 1687, participó en Arras en la creación de la logia ”La Constante”.

Es evidente que alrededor de la duquesa de Portsmouth, en las primeras logias francesas, se agrupaban todos aquellos que querían ver nacer sobre el continente, una franc-masonería que permaneciera fiel a esta tradición católica que la gran logia de Londres con los pastores Anderson y Desaguliers, querían abandonar.
Así igual que los maridos ¡

Descartadas de las logias masculinas, las mujeres buscaron desde 1740, crear unas sociedades para-masónicas femeninas o mixtas, más o menos fantasiosas: “Las Felicitarias”, “La orden de las caballeras y los caballeros del ancla”, “La orden de los caballeros y de las ninfas de la Rosa”, “La orden de las damas Escocesas del hospicio de Monte Tabor”, “La orden de la Perseverancia”.

En muchas cabeceras de Provincia, las mujeres de los francmasones, comenzaron a reunirse en asambleas queriendo imitar las logias a las cuales pertenecían sus maridos.

Es entonces, que se reúne el gran Oriente de Francia el 18 de Junio de 1774, para autorizar la constitución de las logias femeninas o logias de adopción. Un taller de hombres tiene pues, el derecho de instalar bajo su control, una logia femenina. Casi por todas partes, las logias femeninas adheridas directamente a las masculinas locales, reúnen a las esposas de los francmasones. Esta tradición no se ha perdido, es aún frecuente, que a la fecha, mujeres de francmasones que sesiona en la Rue Puteaux , en la Gran Logia de Francia, pertenezcan a un taller de la Gran Logia Femenina de Francia se reúnan en un templo vecino en la Rue De la Condamine. En 1776, hacia la medianoche, en los cafés próximos del Metro Roma, se podía ver al francmasón reunirse con la francmasona para regresar con ella a su domicilio conyugal, una de las logias de adopción de las más activas era la de “El Candor” a la cual pertenecía la Duquesa de Orleáns, nacida en Bourbon- Penthievre. En “La Concordia” de Dijon, por ejemplo, se encontraban las mujeres más aristocráticas de la ciudad.

Un primer paso hacia su emancipación ocurrió cuando los reglamentos del Gran Oriente, admitió que este derecho de control se volviera una simple tolerancia.

Las fiestas de las logias se multiplicaban y tomaban a menudo un tinte galante. Las relaciones entre hermanos y hermanas tenían entonces un carácter profano. El gran maestro de la época, el Duque de Chartres, animaba a que se realizaran estas manifestaciones frívolas, en las que se complacían las damas de la corte.

El rey terminó por enojarse. Un día que el Gran Maestro de Oriente visitaba a las hermanas de “El Candor” en compañía de la duquesa de Chartres, de la duquesa de Bourbon y de la princesa de Lamballe. Los esperaba un teniente con la orden real que prohibía las reuniones de las logias de adopción.

Esta vigilancia policial, no fue suficiente para frenar el reclutamiento de la masonería femenina en Paris ni en las provincias. La vizcondesa de Narbonne y la condesa de Mailly fueron iniciadas por la logia “El contrato social” que presidía la 3ª esposa del viejo mariscal de Mailly D’Hacourt. En 1781, se puede leer en una carta de la reina María Antonieta: “Todo el mundo está metido en esto”.

Las logias femeninas no se contentaban únicamente, con proveer el servicio femenino para las fiestas de las logias masculinas. Ellas también hacían buenas obras, como lo registra el proceso verbal del “Contrato Social” que ha sido conservado. Las hermanas ayudaban a los pobres, ayudaban a las jóvenes meretrices, Hacían liberar a los comerciantes apresados por deudas, pagaban igualmente los estudios de los niños pobres.

En la época que el cuadro del rito egipcio se instituyó. Cagliostro creó las logias mixtas, en el seno de las cuales, hombres y mujeres, eran admitidos para trabajar en igualdad de condiciones. La Gran Maestra del rito: Lorenza, esposa de Cagliostro, consagraba a las nuevas aprendices, soplándolas en la cara y diciéndoles: “Os doy este soplo para hacer germinar y penetrar en vuestro corazón la verdad que poseemos…Os creamos hija legítima de la verdadera adopción egipcia. Os damos el placer de ser, desde ahora y para siempre francmasona”

De esta forma fueron iniciadas: Mme. De Brienne, la princesa de Polignac, la duquesa de Choiseul, Mme de Avrincourt y también la condesa de Genlis quien sería encargada mas tarde de la educación de los hijos de la familia de Orleáns.

Entre las hermanas que se hicieron adeptas al rito de Cagliostro, figuran igualmente la marquesa de Clermont-Tonerre, la marquesa de Bouffleurs, la duquesa de Noailles, la mariscal de Richelieu, esposa del viejo soldado libertino quien fue el protector de Voltaire.

El asunto del collar de la reina, obligó a Cagliostro a huir de Francia, dando punto final a las actividades de su rito egipcio en este país.
En sueños

La masonería de adopción va a desaparecer totalmente durante la revolución, las hermanas que no son guillotinadas deben buscar refugio en el exilio. Es necesario esperar hasta 1805, para ver algunas logias de adopción, reiniciar tímidamente sus trabajos, bajo la protección de Napoleón.

Es con el consentimiento de su esposo que la emperatriz Josefina, iniciada antes de la revolución, se vuelve maestra de la logia de adopción <<Santa Catalina>>, y asiste a muchas ceremonias masónicas, algunas grandes damas del régimen, siguen su ejemplo, el 15 de septiembre de 1805 , Madame de Canisy, su dama de compañía, recibe la iniciación en Estrasburgo, en la logia de los <<Francos Caballeros>> que preside la baronesa de Dietrich, esposa del alcalde de la ciudad, en el mismo salón en que el hermano Rouger de L’isle, cantó por primera vez su marcha de la armada del Rhin que se convierte en <<La marsellesa>>.Sin embargo, mientras que la mayoría de los mariscales y generales del imperio son francmasones, en vano se buscaran los nombres de sus esposas en los cuadros de las logias de adopción de esta época. Ni bajo la segunda republica ni bajo el segundo imperio las logias de adopción aparecen.

Es necesario esperar los primeros años de la 3ª Republica para ver algunas mujeres de la sociedad Parisina, que, sin ser iniciadas, ayudan activamente en el desarrollo de la francmasonería. Es así que en el salón de Mme. Edmond Adam, el 19 de agosto de 1879, Victor Hugo es presentado a un venerable quien lo presiona para que se inicie a lo que el poeta se rehúsa y lo continuará haciendo hasta su muerte.

Las tareas de la esposa de un francmasón

En ese momento la masonería femenina parece definitivamente muerta en Francia y nada hace prever que retornará de sus cenizas al final del siglo XIX. Sin embargo, a partir de 1848, se desarrolla en el seno de la izquierda francesa, un movimiento feminista en el que participan numerosos francmasones, le piden a sus hermanos que consientan en iniciar a las mujeres. El Gran Oriente a partir de 1871, recibe esta influencia, es evidente que muchos de sus dignatarios están preocupados por encontrar un lugar para las mujeres de los francmasones en el edificio masónico.

A pesar de todo, al inicio del siglo, los conventos de diversas obediencias, van a manifestar más frecuentemente su interés por la suerte de las mujeres en la sociedad, Así el Gran Oriente de Francia, se preocupa desde 1908 por la protección de la madre. En 1909 discute el problema de la investigación de la paternidad. En tanto las mujeres no pueden participar siempre en la vida masónica. Todo lo mas, ciertas logias consienten en trasformar el banquete ritual de San Juan del Este en una tenida blanca a la cual, las esposas de los hermanos son invitadas
Los símbolos, tienen sexo?

Inmediatamente después de la guerra de 1914, el problema de la admisión de las mujeres se plantea de nuevo. Por convenio, en 1921, el Gran Oriente lo debate una vez más. Es entonces que se decide establecer relaciones regulares con el Derecho Humanitario, pero no va más lejos. Las iniciaciones femeninas, una vez más son declaradas inadmisibles.. Los argumentos avanzados de la época son los que prevalecen aún hoy en día. Hay, en primer lugar, algunos hermanos que declaran que la francmasonería está fundada sobre una tradición que no se interpreta cabalmente y que debe aceptarse íntegramente. Cuando en 1937 la Gran Logia de Francia tomó la responsabilidad de autorizar la resurrección de la masonería femenina, un defensor de la tradición, decía: “Cuando un masón extranjero, viene a visitarnos, no deja de asombrarse por la presencia de las mujeres”

Estas prácticas contrarias a la tradición (de las cuales las obediencias Anglo-sajonas se hacen depositarias) hacen más difícil la coexistencia entre la Gran Logia de Francia y las logias de adopción reagrupadas en el seno de la unión femenina de Francia. Es solamente hasta 1952 que la masonería femenina francesa logra la autonomía y la independencia con el nacimiento de la Gran Logia femenina francesa que agrupa, hoy en día, a cerca de 3000 miembros.

Las hermanas que la dirigen, no pierden la esperanza que se logren organizar tenidas solemnes con las logias masculinas. El Gran Oriente de Francia con los grandes maestros Paul Anxionnaz, Jaques Mitterand y Fred Zeller habían dado un paso en ese sentido. Luego se han mostrado mas reservados.
Que las mujeres permanezcan como mujeres

El argumento de los defensores de la tradición es el mismo en todas las obediencias masónicas: La masonería actual, dicen ellos, esencialmente masculina en sus símbolos, no puede aplicarse a las mujeres en su sentido esotérico. En ocasiones, espoleados por las reivindicaciones de las hermanas, algunos hermanos, expresan de un modo irónico:“ Si el objetivo de toda la investigación masónica es buscar la palabra perdida, que mujer, osaría tener necesidad de ella?”

De hecho, los verdaderos iniciados rehúsan el feminismo mal comprendido que quiere imponer a la mujer moderna en masculinizarse. Para ellos la entidad perfecta está en la pareja. Es lo que lleva al hermano Oswald Wirth a escribir en 1923: “La mujer difiere del hombre en que ella tiene derecho a admirarle su vigor, pero el hombre, no admirará a la mujer que quiera caracterizarse como tal. Conscientemente o no, el rendirá homenaje a las cualidades que él siempre les ha reconocido.”

Traducción libre de “Mystérieuses Franc. Maçonnés” de Jean André Faucher, revista, HISTORIA, No: 436, septiembre de 1975

http://www.reflexionespitagoricas.co/revista2/art1.html

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