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martes, 26 de julio de 2016

LOS CICLOS DE LA VIDA y LA MUERTE

LOS CICLOS DE LA VIDA y LA MUERTE
Jorge Adoum


1.- La historia del hombre comienza en el momento de su nacimiento o de su reencarnación, pero para nacer debe haber existido y para morir debe haber nacido. Este renacimiento o reencarnación no se efectúa al azar, sino que es completamente consciente; y por eso, si estamos aquí es porque nosotros lo hemos deseado, aún para quejarnos después, ya que nuestras quejas fueron previstas y anunciadas antes de nuestra encarnación. Sin embargo, el Espíritu repite lo que dijo el Cristo: "Que la voluntad del Padre se. haga". Los planetas más espirituales son los que se acercan más al Sol. Es una verdad combatida por los astrólogos, pero no importa. En la tierra somos una especie de demonios. Existen en ella seres Celestes. La tierra es infierno, purgatorio y rara vez, un paraíso para pocos seres. En ella se nace, se lucha y no se llega a realizar la síntesis de la Humanidad.

2. - Nada sucede si nosotros no lo queremos, El Cristo, aceptó de antemano, todo lo concerniente a su vida y descendió por nosotros a este globo, mucho antes que nuestra venida. Después, nosotros hemos descendido por propia voluntad.. Nosotros podemos quedar en el plano astral dos años, dos siglos o dos mil años; esto es algo completamente personal y así como la vida de cada uno en la tierra es diferente en duración, así también en la otra no hay una regla general y la persona puede quedarse diez días como diez siglos.

3. - Cuando se aproxima el tiempo de la reencarnación se acerca el Ángel del alma y le averigua: si tiene el coraje de descender. Entonces comienza el alma a ver de antemano lo que debe sufrir y tiene la libertad de rehusarse. Si acepta, sentirá que la Providencia no le abandonará nunca, y que siempre estará ,guiado por seres que lo rodearán durante toda su vida terrestre.Entonces desciende y todos los antecesores y amigos cantarán de alegría, por su coraje y por su futura evolución; pero una vez reencarnado se olvida de todo, porque viste un ropaje y un cerebro nuevo que no puede recordar, salvo en determinados casos, y porque también la Providencia ha dispuesto este olvido para que su existencia no sea un continuo infierno, si llega a saber de antemano lo que le va a suceder durante la presente vida. Conocer el futuro de antemano es sufrir doblemente, y con ello perdemos toda la energía para luchar, deseando sólo volvernos a morir enseguida. ¿Qué sería de los padres si supieran que infaliblemente sus cinco hijos deberían morir en la guerra? ¿Qué sería de la esposa si viera que el marido va a abandonarla con diez hijos menores?Esto es lo que nos sucede al venir a la tierra.

4. - El descenso se efectúa a través de los planetas. Luego el espíritu comienza a recorrer alrededor de la tierra, buscando la entrada en la futura morada. La tierra está defendida por esa serpiente o corriente astral terrible que la rodea. Nosotros la percibimos en el estado astral. Esta corriente tiene doce puertas, llamadas los signos zodiacales. Cada espíritu penetra en la tierra por un signo diferente; pero siempre está ayudado por la luz del ángel, que lo conduce a esta poderosa y terrible corriente para llegar a la zona de atracción terrestre.

5. - El espíritu en la tierra principia a aclimatarse, a acostumbrarse a su atracción y es como un satélite humano de la futura madre. Después de nueve lunaciones o revoluciones lunares, envuelve a su sol madre con efluvios divinos y astrales, y toma conocimientos del cuerpo que se está formando. Luego tiene lugar el nacimiento. Es un ser nuevo que viene a nuestro mundo y durante largo tiempo el niño queda en relación con el más allá; pero los. seres de la tierra no comprenden .esto y hasta tratan de cortar estas relaciones. Mientras escribimos estas líneas tenemos ante nosotros una niña de dos años que junta las manos y dice: aquí está el Pepito. Luego comienza a reírse y se habla ciertas palabras, y después de un momento ella corre y comienza a llorar, diciendo que el Pepito se fue por un hueco pequeño de la mesa o de la silla. En varias ocasiones se repitieron estas escenas con la pequeñita y de diferentes modos. Estos recuerdos del otro mundo duran hasta la edad de cuatro años; luego comienza a esfumarse. Los ojos y oídos terrestres se dedican más y más a la tierra y 1os sentidos del más allá se cierran, y así el niño principia a tener conciencia de las cosas materiales. La madre debe educar su corazón hasta la edad de siete años.

6.- Sólo las mujeres pueden desarrollar el corazón del niño de una manera conveniente; los hombres forman solamente el cerebro. Esta es la diferencia que se manifiesta entre la acción masculina. Varias veces se ha repetido que la nación cuyas mujeres no comparten con los hombres el destino de sus habitantes, iría, tarde o temprano, al fracaso, por su despotismo y tiranía; porque además de formar los cerebros hay que desarrollar los corazones. A los siete años el espíritu se posesiona del cuerpo completamente y la inteligencia comienza, a esa edad, a actuar. Entonces la sociedad principia a desempeñar su papel en el niño.

7.- Hemos venido fabricando nuestros cuerpos desde el más allá; es lo que San Pablo llama Cuerpos Gloriosos. Esta fabricación dura poco o mucho según nuestros deberes en la vida. Si son muchos, nos morirnos más o menos a los ochenta años; pero si son pocos, la naturaleza nos lleva pronto, para evolucionar en el Astral. Estamos en la tierra para desempeñar un papel social y para fabricar nuestros cuerpos espirituales. Cuando terminamos el trabajo, viene la muerte. No debemos temerla, porque no perdemos nada con el cambio.

8.- Nadie puede adelantar solo. Somos todos como eslabones de una cadena o como las células de un organismo. Todos debemos trabajar juntos y por el conjunto, y ninguna célula puede avanzar más que su organismo. Tengamos más indulgencia, piedad y amor para con nuestros semejantes. El mundo está harto de leyes y códigos. Las únicas leyes inmutables pueden ser resumidas en pocas frases: " Ayudémonos unos a otros. No debemos juzgar jamás a los que caen; al contrario, hay que conducirlos al camino de la paz interna ya la felicidad del alma". Debemos imitar a la mujer en su obra de bondad y de amor, en su principio femenino en la humanidad.

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