Ceremonial y protocolo masónico: El templo y su simbología 4ª parte
Luz y oscuridad, dos conceptos que acompañan al hombre desde el inicio de los tiempos. Siempre se ha relacionado a la oscuridad con el miedo o el temor a lo que se esconde tras ella. También se dice que vivir en tinieblas es vivir en la ignorancia o en el desconocimiento. La luz, en cambio, nos aporta seguridad. La seguridad de saber hacia dónde nos dirigimos y de reconocer lo que nos rodea para poder reaccionar ante el peligro. En definitiva, la luz es conocimiento y este, a su vez, genera bienestar.
En la Masonería, la luz es el principio y el fin. Tres luces acompañan al profano en su viaje hacia el conocimiento de la filosofía masónica. Ellos son los Maestros Masones y principales oficiales de la Logia; su grado y jerarquía derivan de sus saberes, obtenidos tras años de estudio e investigación:
- Venerable Maestro (V.M). Preside los trabajos en sus tres grados. Se ubica en Oriente.
- Primer Vigilante. Dirige la Columna J o del Mediodía. Es el responsable los hermanos que han alcanzado el grado de Maestro o Compañero. Preside los trabajos en ausencia del Venerable Maestro.
- Segundo Vigilante. Dirige la Columna B o del Norte. Instruye a los Aprendices en el conocimiento de la simbología masónica. Preside los trabajos en ausencia del V.M y del Primer Vigilante.
Las luces, –llamadas también dignidades— representan el espíritu de la Logia. De ahí que, en el templo, se encuentren ubicados en Oriente, debajo del Delta Luminoso, símbolo del Gran Arquitecto del Universo. En el Oriente se crea, se renueva y se transmuta. Es donde la oscuridad da paso a la luz con la salida del sol, por ello es tan importante en la iconografía masónica. El Venerable Maestro, el Primer y Segundo Vigilante, además de ocupar el lugar que les corresponde de acuerdo a su jerarquía, se encuentran personificados en tres candelabros que forman una escuadra alrededor del ARA – ubicada en el centro de la Logia— y, como mencionaba en el post anterior de esta serie, también simbolizan la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, respectivamente. Tres cualidades que, para los masones, son la esencia del Gran Arquitecto del Universo.
El protocolo que conlleva el encendido de las luces del ARA dependerá de la ceremonia, pero en un contexto general podría decirse que mientras están apagadas la Logia se encuentra en tinieblas, como al principio de la creación, porque Ella es la representación del universo.
“Y dijo Dios: Sea la luz, y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó la luz de las tinieblas” (Gn. 1:3-4)
Fuentes:
Cossard A. (1861). Manual de la Masonería, Ósea El Tejador de los ritos antiguos. Macoy y Sickles, Nueva York.
Frau Abrines L. Diccionario Enciclopédico de la Masonería. Editorial del Valle de México S.A.
Mateo Tesija P. (2007) Arte y Masonería. Editorial Kier S.A. Buenos Aires, Argentina.
https://entreloprofanoylosagrado.wordpress.com/2016/09/27/ceremonial-y-protocolo-masonico-el-templo-y-su-simbologia-4a-parte/
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