Ceremonial y protocolo masónico: Ritual de Consagración de un nuevo templo 1ª parte
“La cosmización de territorios desconocidos es siempre una consagración” (Eliade, M. 1998, p. 29). Representar la obra de dios o los dioses en un espacio, edificarlo y dotarlo de todo aquello que representa al cosmos es, en sí mismo, un acto de consagración. Sin embargo, para que ese espacio tenga el carácter sagrado requiere, ante los ojos de la comunidad para la cual ha sido creado, una ceremonia solemne.
Desde tiempos remotos las culturas primitivas y no tan primitivas han consagrado los templos con un elemento en común: el fuego, símbolo de purificación, regeneración e iluminación. En la Masonería el fuego es luz y es, también, una representación alegórica del conocimiento.
La consagración de un templo masón requiere de un protocolo dirigido y ejecutado por el Maestro de Ceremonias, quien además de cuidar que el templo esté dispuesto para tal ocasión, verificará que todos los hermanos masones lleven la etiqueta requerida para el acto: traje oscuro, guantes blancos y las joyas correspondientes a su cargo (Las joyas masónicas y sus precedencias).
Para resaltar el ambiente festivo el templo estará decorado con flores colocadas, especialmente, en las mesas del Venerable Maestro, el Orador, el Primer y Segundo Vigilante. Todos los candelabros del templo estarán apagados y con velas nuevas a excepción del dispuesto en la mesa del Venerable Maestro que estará vacío. En la mesa del Venerable Maestro u Orador -esto dependerá de la logia-, además de las flores, se colocarán los cuatro elementos consagratorios: tierra, agua, aire y fuego representados simbólicamente en el trigo, la sal, el vino y el aceite, respectivamente.
Como el templo aún se encuentra en estado profano los emblemas de la logia (el Libro de la Ley, la Escuadra y el Compás) estarán fuera de éste, al igual que el estandarte. Hasta este punto la decoración y los símbolos consagratorios son los mismos para cualquier logia. No obstante, en los textos que he consultado y en la entrevista realizada a un Maestro Masón, he notado ciertas variaciones en la ejecución del Ritual. En algunas Logias el templo está vacío, sólo tres obreros que representan a los maestros constructores se encuentran en su interior. En otras, cada hermano está ocupando su lugar (incluidos los tres obreros) a excepción de la Comisión Consagradora que se encuentra en un vestíbulo y en formación procesional. Esta es la segunda diferencia: la forma protocolaria de ingresar al templo.
No me extenderé explicando las diferencias, solo aclarar que para escenificar el ritual en un plano, la ceremonia que he tomado como referencia es aquella cuyo valor místico me ha parecido más acorde con el sentido de la misma, que no es otro que dotar a un lugar de sacralidad. Y lo sacro desde el punto de vista masón conlleva una gran carga esotérica asociada al simbolismo de la masonería operativa constituida en el Medievo por los maestros constructores del muro y la madera.
Protocolo del Ritual de Consagración
Para el Ritual de Consagración el templo estará cerrado y en penumbras iluminado solo por la luz de tres faroles que portan sus guardianes: tres obreros que representan a los maestros constructores. Dos se sitúan en las columnas B y J. El tercero, quien representa al arquitecto, lo hará en la entrada del templo. En el exterior, en un vestíbulo al que los masones llaman “Pasos Perdidos” y bajo una luz tenue se encuentran reunidos los hermanos masones, quienes dirigidos por el Maestro de Ceremonias formaran procesionalmente de dos en dos de acuerdo a su rango (Ceremonial y protocolo masónico: grados y precedencias 2ª parte) en orden ascendente, colocándose a la derecha el de mayor jerarquía.
La procesión la encabeza el Maestro de Ceremonias pero solo en actos solemnes. En los trabajos regulares es el Experto o Guardián del Rito quien guía a la comisión. Le siguen los tres grados en el siguiente orden:
- Aprendices
- Compañeros
- Maestros.
Las dignidades y oficiales seguirán el mismo orden ascendente empezando por los Oficiales de segunda clase hasta cerrar la formación con el Venerable Maestro.
- Experto
- Primer Diácono
- Segundo Diácono
- Hospitalario
- Secretario
- Tesorero
- Orador
- Primer vigilante
- Segundo Vigilante
- Diputado Gran Maestro
- Ex-Grandes Maestros
- Venerable Maestro
Una vez formados, la procesión avanzará hasta las puertas del templo, allí se separarán en dos filas. El Venerable Maestro, quien se encuentra al final, avanzará entre columnas (entre las dos filas) escoltado por los Ex-Grandes Maestros, el Diputado Gran Maestro y los Vigilantes, esta es la manera protocolaria de rendir honores a las dignidades.
En la segunda y última parte de este post esbozaré del protocolo a seguir para el encendido de las luces del Ara.
Fuentes
Cossard A. (1861). Manual de la Masonería, Ósea El Tejador de los ritos antiguos. Macoy y Sickles, Nueva York.
Eliade, M. (1998). Lo sagrado y lo profano. Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona.
Frau Abrines L. Diccionario Enciclopédico de la Masonería. Editorial del Valle de México S.A.
Mateo Tesija P. (2007) Arte y Masonería. Editorial Kier S.A. Buenos Aires, Argentina.
Entrevista a un Maestro Masón
Plano: Elaboración propia
https://entreloprofanoylosagrado.wordpress.com/2017/01/18/ceremonial-y-protocolo-masonico-ritual-de-consagracion-de-un-nuevo-templo-1a-parte/
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