EL ORIGEN DE LOS ESQUIMALES
William F. Warren, en su libro, Paradise Found, or the Oradle of the Human Race, presenta su teoría de que la raza humana se originó en un continente tropical en el Ártico, la afamada Hiperbórea de la Grecia antigua, una tierra de sol y fruta, cuyos habitantes, una raza de dioses, vivió por más de mil años sin envejecer. Las antiguas escrituras de los chinos, egipcios, hindúes y otras razas y las leyendas de los esquimales, hablan de una gran abertura en el norte y una raza que vive debajo de la corteza terrestre. Dicen que sus ancestros vinieron de esa tierra paradisíaca en el interior de la tierra. (¿No será que Papá Noel representa el recuerdo de un benefactor de la humanidad, proveniente de esta raza subterránea quien vino a la superficie por la abertura polar del norte, tal vez en un platillo volador, simbolizado por el trineo volador y los renos?) La mayoría de los autores sobre el tema sostienen que el interior de la tierra está habitado por una raza de pequeños individuos de piel marrón y que los esquimales, cuyo origen racial difiere del de todas las demás razas sobre la faz de la tierra, provienen de esta raza subterránea. Un explorador declaró que los pueblos conocidos como los montañeses del Ártico vinieron del interior de la tierra. Cuando se les preguntó el origen de sus antepasados, señalaron hacia el norte. Algunas leyendas esquimales cuentan de una tierra paradisíaca de gran belleza al norte. También cuentan de una hermosa tierra de luz perpetua, donde no hay noche en ningún momento ni un sol demasiado fuerte, Esta tierra tan maravillosa tiene un clima moderado, donde los grandes lagos nunca se congelan, los animales tropicales deambulan en manadas y aves de muchos colores pueblan el cielo, una tierra de juventud perpetua, donde las personas viven miles de años en paz y felicidad. Existe una historia de un rey británico llamado Hería, a quien los esquimales llevaron a una tierra paradisíaca debajo de la tierra. Los irlandeses tienen una leyenda sobre una tierra hermosa más allá del norte, donde hay luz y verano continuos. Las leyendas escandinavas hablan de una tierra maravillosa lejos en el norte, llamada “Ultima Tule”. Palmer comenta: “¿La ‘tierra de misterio’ del Almirante Byrd, ‘el centro del gran desconocido’, es lo mismo que la ‘Ultima Tule’ de la leyenda escandinava?”.
En cuanto al origen del esquimal, Gardner dice: “El esquimal proviene del interior de la tierra, es decir, de un lugar sobre el cual no pudo explicar con facilidad a los noruegos que le preguntaron de dónde vino su raza. Esto se comprueba por el hecho de que los noruegos antiguos creían que se trataba de un pueblo sobrenatural, una suerte de hadas. Si recordamos que en el esfuerzo de explicar su lugar de origen señalaban hacia el norte y describían una tierra de sol perpetuo, resulta evidente que los noruegos, que asociaban las regiones polares con el fin del mundo—jamás con un mundo nuevo— se maravillaban de aquello. Suponían que eran seres sobrenaturales, provenientes de alguna región debajo de la tierra, como siempre se creyó era el que albergaba a las hadas, los gnomos y criaturas similares”.
La opinión de Nansen es que precisamente eso ocurrió. Escribe: “Ya dije que el nombre noruego ‘Skraeling’ para el esquimal debió de usarse para denominar a las hadas o criaturas míticas. Además, es muy posible que cuando los islandeses conocieron a los esquimales en Groenlandia, creyeron que eran hadas. Por lo tanto, los llamaron ‘trolls’, un antiguo nombre común para diversas clases de seres sobrenaturales. Esta creencia —más o menos— persistió más adelante en el tiempo”.
Nansen continúa contando que cuando estos esquimales recibieron mención en las escrituras latinas, la palabra se tradujo como “Pygmaei”, que significa “gente pequeña, no crecida, de aspecto sobrenatural”. En la Edad Media, se supone que habitaron Tule, nombre que recibía la tierra extrema, más allá del norte. La creencia en la existencia de esta tierra, Tule, habitada por gente extraña, era muy difundida. Nansen nos dice que desde San Agustín, el conocimiento de estos pigmeos llegó a Isidoro, y luego pasó a toda Europa medieval, en el sentido de un pueblo maravilloso que existia en las partes más extremas del norte, un pueblo de hadas.
En la última parte del Siglo doce, un hombre de Gales, Walter Mapes, en su colección de anécdotas, cuenta que un rey británico llamado Hería, conoció a los esquimales, quienes lo llevaron debajo de la tierra. Muchas leyendas cuentan de gente que fue debajo de la tierra a un extraño reino y se quedó allí por mucho tiempo antes de volver. Los irlandeses de la antigüedad tenían una leyenda sobre una tierra más allá del mar, donde el sol siempre brillaba y siempre era verano. Hasta creían que algunos de sus héroes habían ido allí y que, al volver, nunca pudieron contentarse con su propio país.
Nansen cita un escritor noruego del Siglo trece quien dice que la creencia era que los esquimales eran personas sobrenaturales, de estatura pequeña y, por lo tanto, de origen diferente a los otros habitantes de la tierra. Gardner escribe: “Nansen dice que la población esquimal aumenta no sólo por el crecimiento de la tribu en número, sino también por inmigración del norte, lo que involucra personas provenientes del interior de la tierra. La tradición de los esquimales es que vinieron de una tierra de sol perpetuo, mucho más allá de la barrera de hielo del norte. Es una tradición a la que se debe dar importancia porque no pudo surgir sin una causa. Sobre esto, el doctor Senn dice: ‘Cuando se les pregunta sobre su lugar de origen, siempre señalan el norte sin tener la menor idea de lo que esto significa’. Por supuesto que no saben que la tierra es hueca, pero están aferrados a un solo hecho: que vinieron del norte. El doctor Senn niega que tengan características en común con el indio de América del Norte y cree que son los remanentes de los habitantes más antiguos del hemisferio occidental’. Tal vez tenga razón al atribuirles gran antigüedad, por lo menos concuerda con Nansen; pero su lugar de origen es el interior de la tierra, no el hemisferio occidental.
En cuanto a la tierra de sol perpetuo, por supuesto que el esquimal no recuerda esto como algo que él mismo haya visto, porque es muy cuestionable si alguno de la generación actual ha llegado al interior; pero es sabido que toda raza tiene una idea de la ‘época dorada’, o paraíso, que por lo general se compone de elementos pasados de generación en generación por medio de cuentos y mitos. Así es como las leyendas esquimales pasan cuentos de la tierra del interior, con su sol siempre brillando. ¿Qué puede resultar más lógico que el esquimal llegara para construir un paraíso y que, luego de que se murieran sus seres queridos, reconstruyera su primer hogar, del que sólo había oído leyendas vagas? Esto es exactamente lo que hizo.
“El doctor Senn dice lo siguiente con respecto a su religión: ‘Creen en un mundo futuro. El alma desciende hasta debajo de la tierra a varios sitíos: el primero es similar a un purgatorio, pero los espíritus buenos lo pasan y encuentran mansiones mejores hasta llegar a una gran profundidad a la felicidad perfecta, donde el sol nunca se pone, los lagos no se congelan y los ciervos deambulan en grandes manadas, y focas y morsas abundan en las aguas’. Ese paraíso sirve como descripción casi literal de la tierra en el interior de la Tierra, y la existencia de un purgatorio antes del acceso tal vez sea el reflejo de un recuerdo —pasado de una generación a otra— de las dificultades de la barrera de hielo entre ese maravilloso hogar y la situación actual del esquimal, al sur de ese gran obstáculo de la naturaleza.
También es de interés que cuando el esquimal vio los esfuerzos de Peary por llegar más al norte que el Casquete de hielo de Groenlandia —detrás del cual, ellos mismos no tenían interés en explorar— de inmediato creyeron que la razón era comunicarse con otras tribus allí. Esa idea jamás se les hubiera ocurrido si no fuera que la tradición u otra evidencia señala la existencia de gente en el norte, supuestamente inhabitado. Con toda esta evidencia que señala una dirección, resulta difícil resistirse a la conclusión de que el esquimal representa un tipo —ahora cambiado y mezclado con otros— de ser humano que ha habitado, o es probable que aún habite, el interior de la tierra. No hay otra explicación de su origen que explique su actual situación. Sus leyendas tampoco admiten otra explicación, pues apuntan a la misma clase de tierra —así como lo hace este libro en cada una de sus páginas—: una tierra que corresponde con la descripción de la Ultima Tule de la antigua leyenda y que tal vez antes de lo que creen los escépticos se vuelva a abrir para aquellos que la busquen con el equipo adecuado.
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