Denys Roman
Entre las múltiples organizaciones iniciáticas, de las que la
Masonería reivindica su herencia, una de las citadas más frecuentemente es el
Orden pitagórico. Se sabe que la razón de una tal pretensión, es la presencia,
en el simbolismo masónico, de emblemas utilizados por los discípulos del
maestro de Samos: los citados más ordinariamente son: la estrella de cinco
puntas, en lo que concierne a la Masonería latina, y, la joya de Past Master, en lo
que concierne a la Masonería de lengua inglesa. Esta última joya reúne, incluso,
a dos símbolos pitagóricos importantes: por una parte, figura la demostración gráfica
del teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa; y, por otra, esta demostración
se hace con ayuda del triángulo 3-4-514, del que ya conocemos su importancia en el Pitagorismo.
El hecho de que el pentágono estrellado, no esté forzosamente
asociado al nombre de Pitágoras, y que muchos Masones latinos ignoran, incluso,
que el trazo de esta figura constituía el signo de reconocimiento de los
Pitagóricos, mientras que, al contrario, el teorema sobre el cuadrado de la
hipotenusa, es universalmente conocido bajo el nombre de teorema de Pitágoras;
este hecho, decíamos ha sido la consecuencia de que la Masonería anglo-sajona,
ha guardado, mucho más vivo que la Masonería latina, el recuerdo de su conexión
con el Pitagorismo. Por lo demás, la cosa se le había facilitado porque ciertos
antiguos documentos llamados Old
Charges, hacen expresa mención a Pitágoras como
introductor de la Masonería en Europa. _Sin embargo, es un Masón italiano -hoy
en día fallecido-, Arturo Reghini, quien ha publicado, sobre las relaciones
entre la Masonería y el Pitagorismo, la única obra de valor, que nosotros sepamos15.
Antes de referirnos a lo bueno de este Libro, debemos adelantar
una crítica, y una crítica grave. Su autor desconocía absolutamente el
Cristianismo, a pesar de encontrase en lugar adecuado para conocerlo, al menos
bajo una de sus formas. Hasta peca de discreto decir que lo desconocía, pues
ofrecía una imagen consistente en una verdadera caricatura. ¿Cómo expresarse
cuando se ve a un autor estigmatizar “la
obsesión16 sexual
difundida en religiones derivadas del Hebraísmo y que se reencuentran en el
Cristianismo, como por ejemplo: la circuncisión, a la que es consagrada el
primer día del año, y en el dogma de la Inmaculada Concepción”17?
Este pasaje es verdaderamente increíble. Es imposible acumular
más errores en tan pocas palabras. Si los calendarios cristianos occidentales,
llevan, el 1 de Enero, la mención “Circuncisión”, no es para consagrar una
observancia mosaico que el Cristianismo, por su parte, ha abolido, sino
simplemente porque Cristo, situando tradicionalmente su nacimiento el 25 de
Diciembre, fue circuncidado, según la ley, el 1 de Enero, y que todas la
Iglesias Cristianas tienen la costumbre de celebrar los eventos de la vida de
su fundador18. Y la
circuncisión es, como mínimo, el efecto de suna “obsesión sexual” de origen
israelita, practicada, no sólo por judíos y musulmanes, sino otros muchos
pueblos, civilizados o salvajes. En Australia, por ejemplo, en los “ritos de pubertad”,
ciertas tribus practican la circuncisión; en otras tribus practican la
extracción de un diente; pero no creemos que las primeras de estas tribus estén
más “encantadas” sexualmente que las segundas.
Y, en lo referente a la Inmaculada Concepción -que, por otra
parte, no es un dogma más que en el Catolicismo romano-, no vemos en qué, el
hecho de creer que la madre de Cristo haya sido eximida del pecado original,
pudiera tener algún vínculo cualquiera con la sexualidad.
Estas reservas, que todo hombre de espíritu tradicional hace,
como es natural, y que todo Masón debería hacer a fortiori porque,
respetando todas las religiones, debe respetar especialmente a la que
pertenecen la inmensa mayoría de Masones, no deben impedir el reconocer los
méritos excepcionales del Libro de Arturo Reghini. El autor, si conocía mal el
Cristianismo y la “tradición monoteísta” en general, en contra, tenía un remarcable
conocimiento de las matemáticas (profanas y tradicionales), la literatura y la tradición
greco-latina, y el Pitagorismo en particular. También había estudiado Hermetismo,
la Obra de Dante y de los “Files de Amor”. Y así es como ha podido, antes de
morir, escribir esta preciosa Obra, indispensable para cualquiera que se
interese sea a la ciencia de los número, sea a la doctrina masónica.
* * *
Debe entenderse que un Libro de este género, que comprende
numerosas demostraciones matemáticas y figuras geométricas, no puede resumirse.
El Autor estudia sucesivamente, la Tetraktys
pitagórica (que equivale al Delta luminoso
de la Franc-Masonería) (cap.I), el pentalpha (estrella de cinco puntas)
(cap.IV) y la tabla tripartita (que es la plancha a trazar) (cap.VI), es decir,
tres de los símbolos fundamentales de los grados simbólicos. Además examina
ampliamente cuestiones tales como los “números sintéticos” (cap. II) los
primeros números (cap. III), las potencias aritméticas (cap.V), la Gran Obra y
la palingénesis (último capítulo). Reghini compara ampliamente el ternario
1-2-3, que es el único ternario de numeración sucesiva, cuya suma de los dos primeros números (1 + 2) es igual al
tercero, con el “ternario egipcio” 3-4-5, único ternario de numeración sucesiva,
cuya suma de los cuadrados de los dos primeros números (9 + 16), es igual al
cuadrado del tercer número: 25. Siguiendo consideraciones sobre la Geometría en
una dimensión (símbolo de la manifestación “lineal”), sobre la Geometría de dos
dimensiones (símbolo de la manifestación “en superficie”), que conduce a la
toma de posesión de la Tierra. Explica también que el paso del ternario 1-2-3
al ternario 3-4-5, hace que la Logias de primer grado estén iluminadas” por “Delta
radiante” de tres puntas, y que, las de segundo grado, lo son por la Estrella
flamígera de cinco puntas19.
Otras consideraciones son posibles sobre los números 3, 4 y 5,
cuyas figuras geométricas correspondientes, son el triángulo, el cuadrado y el
círculo. En efecto los Árabes, que han transmitido su numeración al mundo
occidental, asocian la cifra 5 a un círculo. En el Atlante fugitivo del
Rosacruciense Michel Maier, estas tres figuras son asociadas al problema
hermético de la “cuadratura del círculo, y, según antiguos textos, habían sido
particularmente veneradas por Masones operativos. Es por otra parte probable
que sea esta la razón por la que los “cuatro santos coronados”, fueran elegidos
como patrones secundarios en la Masonería, en razón de las relaciones del
número 4 con el cuadrado, de la palabra “santo” con el triángulo (a causa de
Dios “tres veces santo”) y, de la corona, con el círculo.
El autor da interesantes detalles sobre la Tetraktys “donde
están comprendidos todos los nombres, en principio”: se sabe que es por ella,
por la que Pitágoras presta juramento20.
René Guénon ha hablado frecuentemente de esta figura, “fuente y
raíz de la Naturaleza eterna”, que nos limitaremos a mencionar, después de
Reghini, una cuestión de la “instrucción” de los Pitagóricos Acusmáticos: “¿Qué
hay en el santuario de Delphos? _ La santa Tetraktys, por que ella se encuentra la armonía donde residen la Sirenas”.
Y el autor precisa que las Sirenas, en una época muy antigua, simbolizaban la armonía
de las esferas”21.
Sobre el pentalpha
o estrella de cinco puntas, el Libro que
analizamos saca a la luz las numerosas relaciones remarcables que ligan entre
ellas a los diversos elementos de esta figura, y que la “marcan”, por así
decirlo, como la “ley de armonía”. _ Estas relaciones son tales, que cada
elemento del pentalpha es la “sección de oro” de otro elemento. Y el autor, citando a
Cantor, subraya que, esta sección de oro, tenía una gran importancia en la
Arquitectura anterior a Pericles.
El capítulo VI contiene largas consideraciones sobre la plancha
a trazar en la tabla tripartita, que es también la “llave de las letras”22. El autor ve la tabla del matemático Théon
de Smyrne, y muestra su vínculos con este sistema de numeración de los Griegos.
Y recordando que la piedra bruta, la piedra cúbica y la plancha a trazar, son
las 3 “joyas inmóviles”, añade que las 3 se refieren “a la construcción de
templos, que, después del ritual, es la tarea de la Franc-Masonería”. La
plancha a trazar, “recuerda que esta
construcción exige el conocimiento de los números sagrados, y, por su misma
forma, subraya la especial importancia de la división ternaria” (pg.154).
Sigue diciendo: “percibamos que la plancha a trazar de la
antigua corporación masónica, puede asociarse -sino identificarse- de una
manera muy simple y natural, aunque vaga y de interés relativo, con el antiguo
ábaco23 pitagórico,
el deltos, o mensa pitagórica, confundida más tarde con la antigua tabla de Pitágoras que,
aun no hace mucho, se enseñaba en las escuelas” (pgs. 158-159). Y el autor
termina este pasaje indicando que, en los Romanos, la palabra mensa significa
a la vez mesa de cálculo y mesa para comer24.
A. Reghini recuerda también que la plancha a trazar, después del
ritual del Aprendiz, simboliza la memoria; y añade: “La diosa de la memoria,
Mnemosyne, es la madre de las 9 Musas, esas Musas que le enseñan la Osa a
Dante, conducido por Apolo e inspirado por Minerva (Paradis, cap.
2). Mnemosyne, en el mito órfico-pitagórico de los 2 ríos -o las 2 vías- es la
fuente de vida el Eunoe dantesco, opuesto a la fuente mortal de Leteo. Además, para
Platón, la comprensión es una amnesia, un recordar. Hay que tener en cuenta
este sentido superior de la memoria en los antiguos, si queremos comprender
porque está simbolizada por la plancha a trazar (pgs. 161-162).”
*
* *
La Obra contiene gran número de interesantes consideraciones
sobre la música y los lazos que unen a este arte con la ciencia de los números.
Se cita una tradición aportada por Diogène Alerce, que explica como Pitágoras, “escuchando
el sonido emitido por los martillos de un herrero golpeando su yunque, observa
que la intensidad de éstos, depende del tamaño del martillo, y después,
ensayando con cuerdas igualmente tensadas, vio que, a menos longitud de cuerda,
mayor elevación del sonido, y que se obtenían sonidos que, el oído percibía el
acorde cuando las longitudes de cuerda se encontraban en las relaciones
numéricas simples” (pg. 83).
A. Reghini hacía remarcar así, que las relaciones numéricas más
simples son aquellas que tienen, como elementos, números de la Tetraktys: 1, 2,
3 y 4, y que las cuerdas de la lira de Orpheo, o tetracuerda de Philolaüs, en
la relación 1/2 2/3 3/4. Pero convienen remarcar también que la leyenda
aportada por Diogène Alerce, atribuye un origen metalúrgico a la música y,
particularmente, a la lira; esta misma lira por la que Apolo regulaba los
movimientos de los astros, Orpheo apaciguaba la discordia, Arion encantaba a
los delfines y escapaba del naufragio, y Amphion edificaba las murallas de Tebas25.
*
* *
Ahora debemos abordar otra cuestión. Sabemos que la estrella de
cinco puntas, o pentalpha, era el signo de reconocimiento de la escuela pitagórica, es
decir, su símbolo más importante. A.Reghini recuerda que los miembros de esta
escuela se correspondían con los vértices de la figura de una de las letras de
la palabra .............. en
griego (salud). Y el autor añade que la salud es
para la el cuerpo lo que la armonía es para la totalidad del ser (pg. 125); es
verdad, pero parece no haber remarcado una curiosa particularidad: cada una de
las letras que componen la palabra .............. en griego (salud), es una letra pitagórica:
.., upsilón (i griega), letra pitagórica por excelencia, que simboliza las “dos
vías de la derecha y de la izquierda”, y “bajo una forma esotérica, el mito de
Hércules entre la virtud y el vicio”26.
.., gamma, la letra G de la Masonería, que tiene forma de escuadra,
símbolo esencial (con la espiral) del segundo grado, y de la que Guénon indicó
que “representa a los dos lados del ángulo recto de un triángulo 3-4-5, que
tiene (...) una importancia totalmente particular en la Masonería Operativa”27.
.., iota, símbolo universal de la Unidad28.
+I, es decir la inscripción misteriosa gravada en la puerta del
templo de Delphos, y que, en respuesta a la exhortación: “Conócete a ti mismo”,
formula explícitamente la doctrina “solar de la Identidad Suprema29.
Y al final A, alpha, elemento constitutivo del pentalpha, primera letra del Alfabeto, que representa la “vuelta a los
orígenes”.
El simbolismo de la sucesión de estas 6 letras, sería digno de
estudio. Remarquemos que están dispuestas en torno a la estrella de 5 puntas,
según el sentido polar, lo que es perfectamente normal, puesto que el
Pitagorismo procede de la tradición hyperboreana30. Por otra parte, en la masonería de lengua inglesa, la “preparación
del recipientario” en el segundo grado, parece indicar que los viajes, de este
grado, deberían
hacerse en sentido polar, lo que, además, era el sentido de los
viajes en la Masonería Operativa.
Lo que hemos dicho sobre la probable razón de la elección de la
palabra .............. en
griego (salud), no debe impedirnos el reconocer la
particular importancia que tenía la salud, y, de forma general, el desarrollo
corporal, para los Pitagóricos. Se sabe que el mismo Pitágoras no desdeñaba el
acudir a los Juegos Olímpicos31, y el Padre de la Medicina, Hipócrates, establecía su ciencia
sobre bases pitagóricas, como él mismo se declaraba expresamente. La ciencia de
los números (teoría de los “días críticos”) juega un gran papel en esta
Medicina, que, por lo demás, era un “arte sacerdotal” (exactamente como el Ayur-Veda de los
Hindúes, con el que sería interesante la comparación); y el “juramento hipocrático”,
prestado sobre 4 divinidades (Apolo, Esculapio, Hygie y Panacea) es calcado a
las obligaciones iniciáticas, y comporta -al igual que el juramento masónico en
particular- 3 elementos esenciales: invocación, compromiso e imprecación32.
Pensamos que podría ser interesante comparar estas dos ciencias
heredadas del Pitagorismo: la Medicina hipocrática y la Masonería. Y si algunos
de nuestros lectores encontrasen estas consideraciones extrañas, les
preguntaríamos que cómo se explican el hecho de que toda Logia operativa, entre
los miembros “aceptados”, contaba obligatoriamente con un Médico33.
*
* *
A. Reghini cita en diversas ocasiones, una expresión de los
rituales italianos, en la que se habla de los “números sagrados que son
conocidos tan sólo por los Franc- Masones”, y ve, justamente, un índice de
filiación pitagórica. En Francia -donde no se encuentra esta expresión-,
creemos, hay otra fórmula igualmente significativa. Es el saludo que debe
emplear un Masón escribano a uno de sus hermanos: “Yo os saludo por lo números
misteriosos que ya conocéis”. Esta fórmula indica claramente que los Masones
conocían la “ciencia de los números”, y que éstos no son los números “vulgares”
de los profanos, sino más bien unos números “misteriosos”, en lo que los Pitagóricos
veían la esencia de todas las cosas.
Pero la “ciencia de los números” no es especial del Pitagorismo,
podríamos decir, y la Kábbala y el esoterismo islámico, hacen constante uso. Es
verdad pero, tal como remarcó René Guénon, las tradiciones judía y musulmana,
consideran al número “aritméticamente”, mientras que el Pitagorismo -nacido en
el seno de un pueblo sedentario y, en consecuencia, constructor- los considera
ligados a las forma geométricas: triángulo, cubo, etc... Y es evidente que
ocurre lo mismo en la Masonería.
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* *
A. Reghini cita, aun, al silencio como elemento común a las órdenes
pitagórica y masónica; en verdad, es un trazo común a todas las organizaciones
iniciáticas, pero es cierto que los neófitos pitagóricos, estaban 3 años -a
veces 5- guardando silencio e instruyéndose34. Y estos números pueden recordar las “edades” del Aprendiz y
del Compañero, que están sujetos al silencio durante su tiempo de prueba. Conviene
también mencionar que, cada uno de estos 5 viajes del segundo grado, se dice
representar cada uno de los años de estudio del neófito.
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* *
Así, la Masonería tiene, entre sus símbolos y usos, varios
elementos comunes con el Pitagorismo: Delta, estrella flameante, plancha a
trazar, triángulo 3-4-5, importancia dada al teorema sobre el cuadrado de la
hipotenusa, ciencia de los números, silencio de 5 años, uso de cenas rituales,
importancia dada a la salud del cuerpo35.
Comprendemos que el autor del Libro que aquí tratamos, haga suya
la afirmación del Arcipreste Domenico Anghera: “La Orden masónica, es la misma
cosa, absolutamente la misma cosa, que la Orden Pitagórica”. A. Regini,, por
tanto, sabe bien que existen elementos judaicos, joánicos, templarios,
rosacrucenses, herméticos, en la Masonería; pero, en su entusiasmo por el
Pitagorismo, considera a todos estos elementos como adjunciones inútiles e,
incluso, perjudiciales. Y esto le lleva depreciar el grado de Maestro, donde
los elementos salomónicos, como se sabe, son predominantes36.
Por otra parte, cuando se considera que todas las palabras
sagradas de la Masonería son hebreas; que la era y el calendario masónico, son
específicamente judíos; que el presidente de una Logia, se dice que ocupa el
trono del rey Salomón, y que sus 2 asesores representan a: Hiram, rey de Tiro,
e Hiram-Abiff; que las leyendas del tercer grado, y de grados subsecuentes, se
apoyan por entero sobre eventos que las han precedido, al mismo tiempo o
después de la construcción del Templo de Jerusalén, podemos plantearnos el
pensar que el carácter “salomónico” de la Masonería no ofrece ninguna duda.
Por el Pitagorismo, la Masonería se vincula al Orphismo e,
incluso, a la tradición hyperboreana conservada en Delphos, Pero a lo largo de
los años, la influencia de la Tradición judía, después la cristiana, han venido
a imprimirle sus características definitivas. Las “leyendas” de Salomón, del
asesinato de Hiram-Abi y de la gran maestría de los dos San Juan, son
testimonio de ello. Y esta “impregnación” judía y, sobre todo, cristiana,
preparaba las vías a las numerosas herencias que iba a recoger la Orden
masónica; herencias de las que la más ilustre, la más noble y la más preciosa,
es la de los Templarios.
NOTAS:
14 En la Joya de Past Master, los cuadrados
construidos sobre los lados del triángulo, son efecto constituidos por dameros
que tienen, respectivamente, 9, 16 y 25 casillas.
15 Los Nombres Sagrados en la
Tradición Pitagórico-Masónica (Archè,
Milano, 1981). En apéndice, trece cartas de René Guénon a Arturo Reghini,
fueron publicadas.
16 En la edición original, la palabra “obsesión”
estaba en francés y subrayada en el texto.
17 Cap. VII, pg. 166 de la traducción
francesa.
18 Además, los primeros cristianos han variado
mucho la fecha en la que hacían empezar el año: 25 de Marzo, 25 de Diciembre, 1
de Enero, etc...
19 Cap. III. A propósito de las expresiones
masónicas 1º, 2º y 3º grados, remarquemos que la marcha del Aprendiz traza una
recta; la del Compañero determina un plano; y, la del Maestro, recorre el
espacio.
20 En el cap. I, cita las palabras de Lucien; “Mira,
lo que tu crees como cuatro, es diez, y el triángulo perfecto, y nuestro
juramento”. La Masonería da a la Tetraktys
el nombre de Delta; y
remarcaremos que la letra griega Delta, es la cuarta del Alfabeto, que tiene la forma de un triángulo,
y que es la inicial de la palabra Deka
(diez).
21 Es extraño que las Sirenas hayan devenido –notablemente
en Homero- monstruos ávidos de sangre humana, como si se hubiera cesado de
comprender, desde una gran antigüedad, el significado de este mito
órfico-pitagórico. Ciertos elementos de la leyenda homérica, podrán ser
fácilmente traspuestos en un sentido iniciático: los alegres y floridos ados donde las Sirenas están sentadas,
simbolizan sin duda la bóveda estrellada; los marinos con las orejas tapadas con
cera, son los profanos “qui
aures habent et non audient”; las cuerdas que
sujetan los pies y las manos de Ulises al palo mayor de la nave, simbolizan
probablemente la renuncia a la acción del ser que sigue la vía y se identifica
así con el eje del mundo. El canto “celeste” de las Sirenas es suficiente
significativo, puesto que ellas dicen “conocer todo lo que ocurre en el amplio
Universo”.
22 Tabla tripartita se dice en inglés tiercel board, que
se ha convertido en trestle board y tracing board.
23 Esta palabra designa a la vez: la tableta
cuadrada que forma la parte superior de un capital; una máquina de calcular en
los Romanos; una tabla o estantería para la vajilla; y una pila para lavar el
oro. La palabra ábaco evoca, entonces, a la vez: Arquitectura, ciencia de los
números, el repaso y la metalurgia del oro. Por otra parte, la palabra cálculo,
designa, no únicamente el arte de contar, sino a toda piedra situada en el
interior del cuerpo humano (y que simboliza así a la “piedra oculta de los
sabios”).
24 Sobre las relaciones verdaderamente
curiosas que existen entre la mesa tripartita y la mesa de comer, citemos el siguiente
pasaje de La Vida Privada de los Antiguos, por René Menard (t.II, pgs. 188-189): “Los Romanos hacían 3 comidas
diarias. La más importante era la cena (caena) que se tomaba una vez concluidos lo trabajos. Una cena en regla
debía tener 3 servicios. Había ordinariamente 3 camas por mesa: es lo que
llamaban el triclinium. El triclinium regular venía dispuesto por 3 personas. Había un orden
determinado para la colocación de los comensales. Las camas estaban situadas en
3 lados de la mesa, y el 4º Lado Estaba reservado a las necesidades del
servicio. El pitagórico Varrón, en una obra perdida de la que Aulu-Gelle nos ha
conservado algunos fragmentos, dice que el número de comensales debe empezar
con el de las Gracias y, acabar, con el de las Musas, es decir, que deben ser
como mínimo 3, pero nunca más de 9”. Es inútil subrayar la analogía que existe
entre las disposición de los asientos en una “Logia de Mesa” y el del triclinium, la
única diferencia es que los asientos eran para acostarse.
25 Sobre la lira de Amphion, cf. El rey del Mundo,
cap. XI. Para las relaciones de Tebas con la Thébah
hebraica, cf. ibid. A
propósito del papel jugado por el Herrero en la construcción de la lira de
Pitágoras, convienen recordar que la Biblia (Gen. IV 21-22) mira como hermanos
a Jubal, padre de los que tocan el arpa, y, Tubalcaín, que fue el primero en
trabajar los metales. Sabemos el importante papel que éste último juega en el
simbolismo masónico. En muchas Logias americanas (no sabemos si también ocurre
en Inglaterra) figura un cuadro que representa la historia de Herrero y del Rey
Salomón; esta historia, muy remarcable, parece hacer alusión a una cierta “reintegración”
del arte metalúrgico, del que conocemos, a la vez, su carácter peligroso y
sagrado.
26 Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada, caps. XVIII y XXXVII.
27 Ibid., cap. XVII.
28 Cf. La
Gran Tríada, cap. XXV
29 Es Ananda Coomaraswamy quien, por primara
vez, ha expuesto en la Rewiew of Religión, el significado que Plutarco no hizo más que entrever... o bien,
no quiso divulgar. (Cf. los Informes
de René Guénon, Estudios Tradicionales, Octubre 1946).
30 Está dicho que Pitágoras había domesticado
a un Oso, que le obedecía a su voz. Sobre los lazos del Pitagorismo con el
culto délphico de Apolo hyperbóreo (el Dios geómetra), cf. La Crisis del Mundo Moderno, cap. I.
31 Todos los juegos en la Grecia Antigua,
tenían un evidente carácter tradicional; los vencedores de la Olimpia, entraban
en su patria “por la brecha de los muros”, simbolizando, sin duda, la necesidad
de la “violencia” para reganar el “país natal”, que es el “reino de los cielos”.
32 “Los Fieles de Amor”, en el tercer grado de
su jerarquía, poseen un rito llamado saluto
(saludo) o salute (salud).
Es curioso que estas palabras: saludo y salud, sean 2 elementos esenciales del
ritual de la “Logia de Mesa”. Parece, incluso, que el número de “brindis” (a la
salud), que ha variado mucho a lo largo de los años, debe ser regularmente de
5; para el último, en las Logias anglo-sajonas, se utilizaba una fórmula que se
remonta a una gran antigüedad, en la que se evoca el “regreso al país natal”. Y
todo lo que ocurre después de este brindis, es considerado como “extramasónico”, como si quisiera sugerirse
que, con este regreso, los “objetivos de la Masonería” se han alcanzado.
33 Cf. Apreciaciones
sobre la Iniciación, cap. XXIX.
34 Philosophumena, II.
35 Hay un elemento muy importante de la
ascesis pitagórica, que nos disgusta no haber encontrado en la Masonería actual:
es la música. La Masonería operativa que utilizaba -como el Compagnonage-
numerosas canciones, ¿poseía ciertos cantos, de un ritmo particular, que
permitían al cantante entrar en comunicación con la armonía de las esferas? Es
posible, pero lo que nos ha ocurrido, al menos en Francia, es que las canciones
masónicas están a un nivel del que preferimos no hablar.
36 A.Reghini parece que piensa que el grado de
Maestro ha sido introducido después de 1717, porque, dice, las Constituciones
de Anderson lo ignoran. Es posible que Anderson haya ignorado este grado, pero
en todo caso los elementos existen desde mucho antes del siglo XVIII, pues la
Masonería operativa tenía un carácter salomónico muy pronunciado.
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