UNA FUERZA MUY PODEROSA.
Existe en la naturaleza una fuerza muy poderosa, por medio de la cual, un solo hombre que pudiera apoderarse de ella y supiera dirigirla, transformaría la faz del mundo. Esta fuerza era ya conocida por los antiguos, y consiste en un agente universal cuya ley suprema radica en el equilibrio y cuya dirección tiende inmediatamente al gran Secreto.
Por medio de la dirección de este secreto, se pueden cambiar el orden de la cosas; producir curaciones milagrosas y resucitar a los muertos; dar a una palabra escrita un éxito y una repercusión universal.
Este secreto, que apenas se revela ante el tacto de los seguidores de los grandes iniciados, es precisamente lo que los adeptos de la masonería llamaban materia primera de la Gran Obra -toda es mente-, pero nosotros sabremos gobernar la mente.
Los antiguos Gnósticos lo relacionaban con el fuego interno, el espíritu que da la vida. Era eso secreto que se contenía dentro del Arca de la Alianza.
El gran secreto es, la lámpara y la daga que nos hiere; es la manzana de Eva dada a Adán, es el cetro ardiente de Lucifer, una luz que vive dentro de si, pero que nunca la contactamos.
El saberse a sí mismo lo suficiente, y merecernos dignos de sacrificar nuestras propias pasiones; en aras de un paraíso; el sabernos como debe de saberse para servirnos de un Algo superior y ocultarlo, es ser dueño de lo absoluto.
Todo esta encerado en una palabra, y en una palabra de cuatro letras. Es el tetragrámaton de los hebreos. En esa palabra esta presente Dios y el hombre.
El amor sincero une a los que verdaderamente se Aman y el amor es una de las imágenes mitológicas del Secreto, porque manifiesta el hacer y una emoción muy superior. No debemos decir más, los iniciados en los Augustos misterios comprenderán, y a causa de los profanos no podemos decir demasiado.
Existe en la naturaleza una fuerza muy poderosa, por medio de la cual, un solo hombre que pudiera apoderarse de ella y supiera dirigirla, transformaría la faz del mundo. Esta fuerza era ya conocida por los antiguos, y consiste en un agente universal cuya ley suprema radica en el equilibrio y cuya dirección tiende inmediatamente al gran Secreto.
Por medio de la dirección de este secreto, se pueden cambiar el orden de la cosas; producir curaciones milagrosas y resucitar a los muertos; dar a una palabra escrita un éxito y una repercusión universal.
Este secreto, que apenas se revela ante el tacto de los seguidores de los grandes iniciados, es precisamente lo que los adeptos de la masonería llamaban materia primera de la Gran Obra -toda es mente-, pero nosotros sabremos gobernar la mente.
Los antiguos Gnósticos lo relacionaban con el fuego interno, el espíritu que da la vida. Era eso secreto que se contenía dentro del Arca de la Alianza.
El gran secreto es, la lámpara y la daga que nos hiere; es la manzana de Eva dada a Adán, es el cetro ardiente de Lucifer, una luz que vive dentro de si, pero que nunca la contactamos.
El saberse a sí mismo lo suficiente, y merecernos dignos de sacrificar nuestras propias pasiones; en aras de un paraíso; el sabernos como debe de saberse para servirnos de un Algo superior y ocultarlo, es ser dueño de lo absoluto.
Todo esta encerado en una palabra, y en una palabra de cuatro letras. Es el tetragrámaton de los hebreos. En esa palabra esta presente Dios y el hombre.
El amor sincero une a los que verdaderamente se Aman y el amor es una de las imágenes mitológicas del Secreto, porque manifiesta el hacer y una emoción muy superior. No debemos decir más, los iniciados en los Augustos misterios comprenderán, y a causa de los profanos no podemos decir demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario