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viernes, 12 de agosto de 2016

La caída del hombre; otra visión.

La caída del hombre; otra visión.

“ Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra
de la cual fue tomado. Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén
puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones,
para guardar el camino del árbol de la vida.”
(Génesis 23-24)


Cualquiera que lo desee puede leer en el Génesis acerca de la caída del hombre en el Tierra. En el libro Bíblico se nos explica como Adán y Eva son expulsados del Paraíso y desterrados al polvo de la Tierra. De un modo u otro, episodios similares son encontrados en otras corrientes religiosas y todas parecen apuntar a una caída en desgracia ante el Creador y al consiguiente castigo por la falta cometida.

Pero otra visión es posible. Si dejamos a un lado el ego humano que nos lleva a dar a Dios una apariencia humana o antropomorfa al entender al pie de la letra el “creados a imagen de Dios” es posible otear otras razones a la caída del hombre sin tener que aceptar que esta haya sido un castigo Divino.

El Ser Humano no es un cuerpo que recibe un espíritu. Es justo lo contrario. Lo que Dios ha creado a su imagen son espíritus puros y, por lo tanto, semejante a El (que no iguales). Esto resuelve el problema de otros posibles mundos habitados por seres de apariencia distinta a la humana e, incluso en la Tierra, la existencia de razas diferentes. ¿Cómo pueden ser las diferentes razas humanas: blanca, negra, amarilla; todas iguales a Dios? ¿Cómo puede ser el hombre y lo alienígenas iguales todos a Dios? Porque lo que es igual a Dios es el espíritu y no los diferentes tipos de cuerpos materiales necesarios para habitar el mundo donde nos toque existir.

Si aceptamos esto y aceptamos que el Espíritu precisa de la materia para habitar el mundo. Si aceptamos que puede haber vida en otros muchos planetas y, cuando hablo de vida, me refiero a vida inteligente. No podemos negar que el cuerpo que habitas está adaptado a su medio y no necesariamente ha de ser antropomorfo.

Todos somos iguales, es cierto; somos iguales en espíritu, somos iguales en energía. Estamos hechos a imagen y semejanza del Creador que es pura energía y mucho más; lo es Todo. Solo aceptando esto cualquier ser vivo de cualquier planeta puede decir que ha sido creado a imagen del Creador. Dejemos de ser vanidosos y olvidemos al Dios antropomorfo. Dios adopta la forma que desee y precise en cada momento ¿por qué ha de ser solo la humana?. Además, adoptará la forma si desea mostrarse a sus creaciones y la pregunta sería ¿Por qué querría hacerlo?

Aclarado el punto anterior y sabiendo que somos espíritus puros, debemos conocer que puro no implica perfecto. El Espíritu conoce su mundo pero no conoce toda la Creación. Para conocer es necesario experimentar. En otras palabras; para conocer y experimentar la materia precisa materializarse, precisa encarnarse. Esta encarnación del Espíritu es la verdadera caída del hombre; y uso hombre para entendernos pues el mismo concepto es aplicable a cualquier ser de cualquier otro planeta y ya no sería un hombre sino un extraterrestre que se denominaría a si mismo de la forma que quisiera.

La Caída no es un castigo, No es por haber comido del árbol prohibido que concedía Sabiduría. Es justo por lo contrario, es para lograr la Sabiduría, el Conocimiento completo de la Obra del Creador y aprender a amar todo lo Creado comprendiendo su grandeza al experimentarla.

El Creador quiere lo mejor para sus creaciones. Desea que se hagan perfectos y ello solo es posible en la medida que se realiza un aprendizaje de lo desconocido. El Espíritu cae a la Tierra para aprender y ganar sabiduría; no por haberla querido obtener comiendo la fruta de un árbol.

El camino es largo porque como dicen las escrituras “Hay muchas moradas en la casa de mi Padre”; lo que dicho en otros términos nos dice que existen muchos mundos habitados, muchas dimensiones que aún escapan a nuestro conocimiento y que muestran la grandeza de la Creación. Es necesario que nuestro Espíritu perciba todas y cada una de estas moradas para lograr el conocimiento y la evolución Espiritual necesaria que nos haga Espíritus Puros y Perfectos.

En términos masónicos, podemos ver la caída del hombre como el VITRIOL necesario para pasar de profano a iniciado. Es preciso morir, salir de la oscuridad y emerger como un nuevo hombre, como un nuevo Espíritu, que avance hacia la Luz.

http://iluminando.org/2016/08/11/la-caida-del-hombre-otra-vision/

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