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lunes, 26 de septiembre de 2016

El monstruo de Creta

El monstruo de Creta

 Eslava Galan, Juan

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 Según la leyenda, hace casi cuatro mil años reinó en la isla de Creta un poderoso soberano llamado Minos. El dios marino Poseidón, ofendido por Minos, hizo que Pasífae, esposa de éste, se enamorase de un toro, se ayuntase con él y diese a luz al Minotauro, un monstruo con cuerpo humano y cabeza de toro. Minos encargó al industrioso Dédalo la construcción de un laberinto donde encerrar al Minotauro. Para satisfacer la voracidad de aquel monstruo, los pueblos sometidos a Minos debían entregar cada año a siete muchachos y siete muchachas. Cuando le llegó el turno a Atenas, el joven Teseo se postuló como voluntario para el sacrificio y, antes de penetrar en el laberinto, convenció a Ariadna, hija de Minos, para que le entregase un ovillo de hilo que, convenientemente desenrollado por la maraña de pasillos y cámaras del siniestro edificio, le ayudaría a encontrar la salida. Teseo mató al Minotauro, escapó del laberinto, sedujo a la enamorada Ariadna y la abandonó después.
Si alguien hubiese tratado de reducir la fábula a su posible entramado histórico, habría llegado a la conclusión de que en Creta existió alguna vez una poderosa civilización cuya influencia se extendía por lo menos hasta la península griega. ¿Dónde estaban los restos de aquella civilización?

En 1878, el arqueólogo griego Minos Kalokairinos comenzó a excavar un yacimiento cerca de la ciudad de Herakleion, en Creta, pero tuvo que abandonar los trabajos al poco tiempo. Nueve años más tarde Schliemann, el famoso descubridor de Troya, convencido de que en aquel lugar estaba sepultado el palacio prehistórico de los reyes de Cnosos en Creta, anduvo en tratos para comprar los terrenos a su propietario turco, pero no se pusieron de acuerdo en el precio. Pasarían otros diez años antes de que el arqueólogo británico Arthur Evans adquiriera los terrenos y excavara sistemáticamente las ruinas, adelantándose al francés Joubert, que también estaba interesado. En 1900 las excavaciones comenzaron a revelar los restos de un enorme edificio de más de mil doscientas habitaciones. 

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