El espiritismo (9 de 14) – La reencarnación
Artículo en colaboración con el hermano Víctor Ruano, miembro de la Federación Espirita de España (http://www.espiritismo.cc )
« Si la suerte de los hombres quedase irrevocablemente decidida después de la muerte,
Dios no habría pesado las acciones de todos con la misma balanza,
ni los habría tratado con imparcialidad ».
El libro de los Espíritus
Una de las creencias del espiritismo es la existencia de varias vidas, lo que dicho de otro modo, cree en la reencarnación. Tan importante es este punto que a la muerte no le llaman muerte sino desencarnación. Si usted no es espirita compare ambos términos y verá su gran relación, si lo es, ya sabe de qué hablamos.
El término reencarnación quiere decir “resurrección en la carne” y no “resurrección de la carne” que es lo que defiende la Iglesia Católica. No es el cuerpo lo que vuelve a la vida sino el Espíritu que se encarna en el plano físico y en otro cuerpo. La reencarnación es vital para poder explicar la evolución espiritual. Es tanto lo que el hombre ha de aprender que una sola existencia no da para ello. Cada nueva vida aprendemos más y más, por ello, en cierto modo, el número de reencarnaciones son ilimitadas (que no infinitas) ya que llegará un día en que no precisemos reencarnar. Vea lo que dice “El libro de los espíritus” sobre el tema.
- ¿Cómo puede acabar de purificarse el alma, que no ha alcanzado la perfección durante la vida corporal?
«Sufriendo la prueba de una nueva existencia».¿El alma tiene, pues, muchas existencias?«Sí; todos tenemos muchas existencias. Los que dicen lo contrario quieren teneros en la ignorancia en que ellos están. Su deseo no es otro».
- ¿Cuál es el objetivo de la reencarnación?
«Expiación y mejoramiento progresivo de la Humanidad. ¿Dónde estaría sin eso la justicia?».
- ¿Es el mismo número de encarnaciones para todos los Espíritus?
«No; porque el que progresa rápidamente se evita pruebas. Como quiera que sea, las encarnaciones sucesivas son siempre muy numerosas; porque el progreso es casi infinito
En virtud de todo lo dicho hasta este momento, podemos decir que la Reencarnación tiene tres objetivos muy claros
- Reparar o corregir un error: Si hemos hecho algo mal no tenemos más remedio que soportar sus consecuencias, una de dichas consecuencias puede ser una vida donde “algo” nos haga ver el error cometido [Nota 1].
- Aprender: Cada nueva vida es una oportunidad para seguir aprendiendo todo lo que aún no conocemos.
- Elevación: Reparando los errores y aprendiendo lo que no sabemos nos vamos educando en sabiduría y amor hacia el prójimo, lo cual eleva nuestra espiritualidad hacia la perfección que Dios desea para todos.
Una vez logrado todo, una vez que nuestro Espíritu se ha hecho perfecto, no es necesario que volvamos a reencarnar, aunque algunos Espíritus perfectos deseen hacerlo para ayudar en la evolución de sus hermanos, podríamos citar aquí el ejemplo de Jesús [Nota 2].
- ¿Qué viene a ser el Espíritu después de su última encarnación?
«Espíritu bienaventurado. Espíritu puro»La reencarnación, por otro lado, es la muestra de la infinita bondad el Creador. Cada vida es diferente, cada ser humano posee una vida que puede ser totalmente diferente en medios y posibilidades a la de los demás. No sería justo determinar la bondad o maldad de un hombre por una sola existencia en la que no puede conocer todo lo que debe. Solo con múltiples vidas, con varias reencarnaciones y dándole la oportunidad de corregir sus errores y aprenderlo todo, la justicia divina es realmente Justicia Divina. Poco más diré porque lo dicho en el Libro de los Espíritus junto con el comentario que Allan Kardec hace a la respuesta lo va a aclarar infinitivamente mejor que yo.
- ¿En qué se funda el dogma de la reencarnación?
En la justicia de Dios y en la revelación, porque sin cesar os lo repetimos: Un buen padre deja siempre a sus hijos una puerta abierta para el arrepentimiento. ¿No te dice la razón que sería injusto privar para siempre de la dicha eterna a todos aquellos de quienes no ha dependido mejorar? ¿Acaso todos los hombres no son hijos de Dios? Sólo entre los humanos egoístas se encuentra la iniquidad, el odio implacable y los castigos sin perdón.
Todos los Espíritus tienden a la perfección y Dios les provee los medios de obtenerla mediante las pruebas de la vida corporal. Pero, en su justicia, les reserva que cumplan en nuevas existencias lo que no pudieron hacer o perfeccionar en una primera prueba.
No estaría de acuerdo con la equidad y la bondad de Dios castigar para siempre a aquellos que han podido encontrar obstáculos para su mejoramiento, independientemente de su voluntad y en el medio mismo donde se hallaban ubicados. Si la suerte del hombre después de su muerte estuviera irremediablemente fijada, Dios no habría pesado las acciones de todos con la misma balanza y no los hubiera tratado con imparcialidad.
La doctrina de la reencarnación, esto es, aquella que consiste en admitir para el hombre muchas existencias sucesivas, es la única que responde a la idea que nos formamos de la justicia de Dios para con hombres de una condición moral inferior, la única que puede explicarnos el porvenir y fundamentar nuestras esperanzas, puesto que nos ofrece el medio de rescatar nuestras faltas mediante nuevas pruebas. La razón nos lo indica y los Espíritus así lo enseñan.
El hombre que tiene conciencia de su inferioridad encuentra en la doctrina de la reencarnación una esperanza consoladora. Si cree en la justicia de Dios no puede esperar que será por siempre diferente de aquellos que han obrado mejor que él. El pensamiento de que esa inferioridad no lo deshereda para siempre del bien supremo, y que podrá conquistarlo por medio de nuevos esfuerzos, lo sostiene y reanima su valor. ¿Quién, al término de su carrera, no lamenta haber adquirido demasiado tarde una experiencia que ya no puede aprovechar? Pero esa experiencia tardía no está perdida, pues la aprovechará en una nueva existencia.
Ya para terminar y a modo de curiosidad podemos decir que la idea de la Reencarnación no es nueva ni nace con el Espiritismo, ya en el Antiguo Egipto, por ejemplo, se creía en ella y esa creencia era una de las razones de la momificación y del entierro con comida y útiles que, según ellos, podrían usar en la otra vida mientras no volviesen a la Tierra de nuevo.
Sócrates, Platón o Pitágoras, en la Grecia antigua, creían en la reencarnación. En la India tenemos la misma idea de la vuelta a la vida en las creencias de los Vedas [Nota 3].
En el Evangelio bíblico es sencillo encontrar varias entradas que claramente hacen alusión a la reencarnación como cuando Jesús pregunta a sus discípulos quien creen que es. Solo creyendo en la reencarnación una persona “puede ser otra” y lo entrecomillo porque el Espíritu es el mismo, lo que ha cambiado realmente es el traje.
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías
Leído esta parte del evangelio de San Mateo, dígame usted como explica, sin tener en cuenta la reencarnación, que los discípulos viesen con normalidad que la gente creyese que podía ser Juan Bautista, Elias, Jeremias o cualquier otro profeta ya fallecido.
Si la Iglesia Católica no reconoce hoy en día la reencarnación se debe al II Concilio de Constantinopla [Nota 4] en el año 553 d.C. Después de este Concilio quedó abolida la reencarnación, siendo sustituida por la resurrección. Este cambio fue forzado por Teodora, esposa del Emperador Justiniano, partidaria de la esclavitud y de ideas preconcebidas, la cual temía retornar al mundo en la piel de esclava negra, por lo que desencadenó una fuerte presión sobre el Papa de la época, Virgilio, para quien los deseos de Teodora eran ley. Y así, el Concilio, decidió eliminar todo el pensamiento de Orígenes de Alejandría [Nota 5] con la siguiente declaración de intenciones:
«Si alguien dice, o piensa, que las almas de los hombres preexisten y que han sido anteriormente Espíritus y virtudes, y que han sido enviadas en cuerpos como castigo: que sea declarado anatema».
Notas
[1] El espíritu puede decidir encarnar en determinado lugar, sexo, entorno…con el fin de purgar sus faltas. Otras veces puede ser el propio Dios quien decide que debe vivir esa vida. Por ejemplo, un asesino puede reencarnar como madre de alguien asesinado para que sienta el dolor de perder a un hijo de esa manera y purgue así su pecado.
[2] Conviene recordar que para la doctrina Espirita, Jesús no es Dios sino un Espíritu puro. El término Hijo de Dios ha de se entendido en el sentido de que TODOS somos hijos de Dios ya que El nos ha creado.
[3] Se denominan Vedas (literalmente ‘conocimiento’, en sánscrito) a los cuatro textos más antiguos de la literatura india, base de la desaparecida religión védica (que fue previa a la religión hinduista).
[4] El Segundo Concilio de Constantinopla se celebró en ocho sesiones entre el 5 de mayo y el 2 de junio de 553, y está considerado el V Concilio Ecuménico por las Iglesias Católica y Ortodoxa. El decreto conciliar se articula en dos partes muy diferentes. La primera, cuyo género literario es bastante complejo, contiene la sentencia de los Tres capítulos, mezclada con una breve crónica de los hechos y una profesión de Fe. La segunda ofrece catorce anatemas, donde los diez primeros son de un contenido teológico y los cuatro restantes de condena de las personas y los escritos de Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa.
También se condenaron algunas de las tesis expuestas por Orígenes que, impregnadas de platonismo, se alejaban de la doctrina oficial.
[5] Orígenes de Alejandría (Alejandría, 185 – Tiro o Cesarea Marítima, 254) es considerado un Padre de la Iglesia oriental, destacado por su erudición y, junto con San Agustín y Santo Tomás uno de los tres pilares de la teología cristiana
http://iluminando.org/2015/11/29/el-espiritismo-9-de-14-la-reencarnacion/
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