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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Leyes Morales y Naturales (II)

El espiritismo (11 de 14) – Leyes Morales y Naturales (II)

Artículo en colaboración con el hermano Víctor Ruano, miembro de la Federación Espirita de España (http://www.espiritismo.cc )

“Donde no hay caridad no puede haber justicia.”
San Agustín”

En la entrega anterior comenzamos a escribir un poco sobre las Leyes Morales y Naturales y nos centramos en las cinco primeras categorías. Nos queda, por lo tanto, las cinco últimas y me imagino que ustedes ya desean conocerlas, así que no perdamos tiempo.
 
  1. Ley de Sociedad
Muchos místicos creen que vivir aislados del mundo como un anacoreta es bueno, la doctrina espírita dice lo contrario. El Ser Humano tiene entre sus obligaciones servir al prójimo, ayudarle en todo lo que le sea posible y ¡mal podremos hacerlo si nos aislamos del mundo! El Ser Humano ha de vivir en sociedad porque ello contribuye, entre otras cosas, a fomentar la fraternidad, la amistad, la caridad….
  1. ¿La vida social es natural?
  • Indudablemente. Dios ha hecho al hombre para vivir en sociedad. No le ha dado inútilmente la palabra y todas las otras facultades necesarias a la vida de relación.

  1. ¿Qué pensar de los hombres que viven en absoluta reclusión con el objeto de sustraerse al contacto pernicioso del mundo?
  • Doble egoísmo.
770 a. Pero, si ese enclaustramiento tiene por finalidad una expiación, al imponerse ellos una privación penosa, ¿no es meritorio su acto?
  • Hacer mayor bien que el mal que se haya hecho, he ahí la mejor de las expiaciones. Con su aislamiento, al evitar un mal, incurre en otro, puesto que pone en olvido la ley de amor y caridad.

En palabras del propio Allan Kardec: “El voto de silencio absoluto, así como el voto de aislamiento, privan al hombre de las relaciones sociales, que pueden proporcionarle ocasiones de realizar el bien y cumplir la ley del progreso.

  1. Ley de progreso
Esta ley es sencilla de explicar pero no tanto de cumplir. La Ley de progreso implica que el hombre debe progresar, evolucionar o, dicho de otra manera más simple, civilizarse. A medida que nos hacemos más civilizados también comprendemos mejor el camino a seguir para evolucionar espiritualmente. Así, la raza humana ha ido evolucionando desde los primitivos salvajes a la sociedad actual. Sin embargo, muchas veces podemos ver como comportamientos de personas supuestamente civilizadas son más salvajes que comportamientos de “salvajes” de algunas tribus africanas o amazónicas que aún viven como en la antigüedad. Por ello he escrito que la teoría es simple, pero no tanto el cumplimiento porque se (ser) civilizado no es haber descubierto la luz, tener un coche moderno o la informática, sino ser mejor persona con el resto de los seres humanos, preocuparse de sus necesidades, ayudarles en sus penas…y eso no suele ser así. Hemos confundido la tecnología y la comodidad moderna con la civilización. Las palabras de Allan Kardec son muy claras:
De dos pueblos llegados a la cumbre de la escala social, sólo podrá considerarse el más civilizado, en la verdadera significación de la palabra, aquel de ellos en que se encuentre menos egoísmo, avidez y orgullo. Aquel cuyos hábitos sean más intelectuales y morales que materiales. Aquel donde la inteligencia pueda desarrollarse con mayor libertad. Donde haya más bondad y buena fe, más benevolencia y generosidad recíprocas. Donde los prejuicios de casta y de nacimiento estén menos arraigados, puesto que son ellos incompatibles con el verdadero amor al prójimo. Donde las leyes no consagren privilegio alguno y sean las mismas para el último que para el primero de los hombres. Donde la justicia sea ejercida con la menor parcialidad posible. Donde el débil encuentre siempre apoyo del fuerte, y la vida del hombre, sus creencias y opiniones sean mejor respetadas. Donde, por último, haya menos desdichados y todo hombre de buena voluntad esté siempre seguro de no carecer de lo necesario

  1. Ley de igualdad
El artículo primero de la Declaración de Derechos Humanos nos dice que  “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” y se amplía con el segundo al decir que “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
El Espiritismo nos dice que todos los hombres son iguales ante Dios. Para Dios todos somos iguales y todos tenemos el mismo trato. Esto que digo parece una contradicción ya que muchos viven muy bien, otros viven muy mal, unos roban y no parecen ser castigados y un largo etc. Sin embargo, nosotros solo estamos viendo su vida terrena, no conocemos su avance espiritual ni por qué tiene ese tipo de vida. Alguien que vive en la pobreza a pesar de lo mucho que trabaja o de lo honrado y buena persona que es puede deberse a una prueba de expiación o porque así lo ha decidido para demostrar que ser buena o mala persona no depende del status social y si de la decisión de cada cual. No olvidemos que muchos de los grandes ejemplos para la humanidad han nacido y vivido entre pobres.
Veamos algunas respuestas dadas a Kardec por los espíritus

803 ¿Todos los hombres son iguales ante Dios?
  • Sí; todos tienden a un mismo fin y Dios ha hecho sus leyes para todos. Vosotros decís con frecuencia: El sol sale para todos, y decís una verdad más grande y general de lo que creéis.
  1. ¿Por qué no ha dado Dios a todos los hombres las mismas aptitudes?
  • Dios ha creado iguales a todos los Espíritus; pero cada uno de ellos ha vivido más o menos tiempo, y por consiguiente ha adquirido más o menos aptitudes. La diferencia proviene de su grado de experiencia y de su voluntad que es el libre albedrío».

  1. ¿Qué pensar de los que abusan de la superioridad de su posición social para sojuzgar al débil en su propio beneficio?
  •  Merecen el anatema, ¡desdichados de ellos! Porque serán oprimidos a su vez y renacerán en una existencia en que soportarán todo lo que han hecho sufrir

  1. ¿Por qué ha concedido Dios a unos riqueza y poder, y miseria a otros?
  • Con el propósito de probar a cada cual de una manera diferente. A más de esto, ya lo sabéis, tales pruebas han sido escogidas por los mismos Espíritus, quienes con frecuencia caen vencidos por ellas.

  1. ¿Cuál de las dos pruebas es la más difícil para el ser humano: la de la desgracia o la de la fortuna?
  • Ambas lo son igualmente. La miseria provoca la rebeldía contra la Providencia. La riqueza, por su parte, empuja a todos los excesos.

La respuesta siguiente dada a Kardec en su tiempo no puedo dejar de ponerla aquí, por desgracia el maltrato hacia la mujer sigue muy vigente, pero nada más lejos de las leyes Divinas. La pregunta de Kardec da en la diana porque lo que él pregunta es justo lo que muchos hombres aducen como razón para decir que el hombre es superior a la mujer
  1. La fragilidad física de la mujer, ¿no la pone naturalmente bajo la dependencia del hombre?
  • Dios otorgó a unos la fuerza para que protejan al débil y no con el objeto de que lo esclavicen.

  1. Ley de libertad
Cuando hablamos de libertad debemos de tener la mente abierta pues no solo estamos hablando de la libertad física del Ser Humano en cuanto a vivir y desplazarse a donde desee sino también al hecho de poder elegir libremente lo que hacer; esto es, de lo que se conoce como libre albedrío. La libertad de pensamiento, de conciencia y otras libertades entran también en este Ley.
Todo es importante, por supuesto, pero es justamente el libre albedrío lo que capacita al hombre para obrar bien o mal a sabiendas y lograr, obrando bien, su avance espiritual. Si no fuéramos libres de elegir lo que hacer no tendría sentido el Avance espiritual pues todos haríamos lo que Dios ordenase y ¿dónde estaría el mérito de obrar correctamente?

  1. ¿Tiene el hombre el libre albedrío de sus actos?
  • Puesto que posee libertad de pensar, dispone asimismo de la libertad de actuar. A no ser por el libre arbitrio, el hombre sería una máquina.
  1. La alteración de las facultades mentales por causa de la embriaguez ¿excusa los actos censurables que el hombre en tal estado cometa?
  • No, por cuanto el ebrio se ha privado voluntariamente de su razón a fin de satisfacer brutales pasiones. En vez de una falta, está cometiendo dos.

En cuanto a las leyes humanas que actúan sobre la libertad queda claro que las que defienden la esclavitud o la privación de libertad de unos hombres por otros no es correcta ante Dios. Veamos:

  1. ¿Hay hombres que, por naturaleza misma, estén destinados a ser propiedad de otros hombres?
  • Toda sujeción absoluta de un hombre a otro es contraria a la ley de Dios. La esclavitud constituye un abuso de la fuerza. Desaparece con el progreso, de la manera que poco a poco van concluyendo todos los abusos.

La ley humana que consagra la esclavitud es una ley antinatural, puesto que equipara al hombre con el animal y lo degrada moral y físicamente.
Allan Kardec
 
  1. Ley de justicia, amor y caridad
Esta ley no puede pillar a nadie de sorpresa, después de todo lo que hemos dicho la justicia, el amor y la caridad surgen como consecuencia de todo ello. El Ser Humano evolucionado es justo ante los hechos que realiza y ante los que realizan el resto de seres humanos. El amor hacia ellos guía su justicia que aplica no como castigo sino como medio de que el otro aprenda. El Amor y la Caridad hacia nuestros semejantes no puede existir si nuestra justicia no es realmente justa.
El tema de la justicia humana es complicado porque todos sabemos que no siempre es justa, no así la justicia Divina que es perfecta. Justo por eso, por no ser Divina y si Humana, la justicia no siempre es justa ya que el hombre es falible y se equivoca, es por ello que debemos esforzarnos en no hacerlo.
Ser justo no debería ser complicado, la pregunta 876 de “El Libro de los Espíritus” nos dice. “Fuera del derecho que la ley humana consagra, ¿en qué se basa la justicia fundada sobre la ley natural? – Os ha dicho Cristo: “… como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” pero ¿realmente tratamos a los demás como deseamos ser tratados? Pensemos fríamente en ello.
Terminemos esta entrada con unas palabras de Allan Kardec como resumen de lo que esta Ley nos dice y, como siempre, os recomiendo leer el libro en su totalidad, aquí me he limitado a dar pinceladas
Amor y caridad son complementos de la ley de justicia, porque amar al prójimo es hacerle todo el bien que nos sea posible y que querríamos que se nos hiciese a nosotros mismos. Tal el sentido de las palabras de Jesús: “Amaos los unos a los otros como hermanos”.
Según Jesús, la caridad no se limita a la limosna. Abarca todas las relaciones que con nuestros semejantes tenemos, ya sean ellos inferiores a nosotros, nuestros iguales o superiores. La caridad nos ordena ser indulgentes, porque también nosotros necesitamos la indulgencia de los demás. Nos prohíbe humillar a las víctimas del infortunio, contrariamente a lo que con sobrada frecuencia se hace. Preséntesenos una persona acaudalada y le dispensaremos mil consideraciones y atenciones. Si es pobre, en cambio, no parece que tengamos necesidad de incomodarnos por ella. Por el contrario, cuanto más deplorable sea la situación de una persona, tanto más debemos cuidar de no agregar la humillación a su desgracia. El hombre bueno de veras trata de elevar al inferior a sus propios ojos, acortando la distancia existente entre ambos.
http://iluminando.org/2015/12/15/el-espiritismo-11-de-14-leyes-morales-y-naturales-ii/

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