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miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA CAIDA DE LOS ANGELES”

LA CAIDA DE LOS ANGELES” 
Lázaharo Hael . M,’, M,’, 

 
El ser ante la dificultad o imposibilidad por conocerse por sí mismo, crea su “propia” realidad externa, donde a través de esta dualidad, y por el conocimiento negativo de lo que no soy, busca conocerse viéndose reflejado en su propia creación. Entonces, el ser se vistió de materia convirtiéndose en hombre y mujer, la percepción y sensaciones propias de la materia le proporcionaron el punto de apoyo, para desarrollar su insipiente consciencia, y su propio cuerpo físico como la realidad externa cobro formas y dimensiones… y el ser se identifico con la forma y el ego perdiéndose en el bosque de la ilusión de maya. 

La palabra Ordo Ab Chao quiere decir “El orden proviene del caos”, pero paradójicamente, el caos solo puede generar más caos, a menos que  el mismo caos traiga dentro de sí los elementos iniciáticos del orden. Friedrich Nietzsche dice que el caos del universo es un orden que el  hombre no alcanza a comprender. Se Dicen que el alma es perfecta, pero, Si es perfecta, ¿Qué necesidad tenia de encarnarse?, El alma “como” una fuerza inconsciente o caótica solo puede ser portadora de los elementos para iniciar orden en busca de consciencia. 

El universo “aparentemente” tiene sus leyes absolutas pero propias de las condiciones del momento existencial que se está observando. En similitud, el hombre se rige por el “ello” las fuerzas inconscientes, instintivas, y absolutas propias de su naturaleza humana y que tienen su momento de manifestación según el momento biológico que está viviendo. 

El “ello” tiene como antagónicas las fuerzas del “Súper Yo” las reglas morales y relativas al momento social que se está viviendo. Ambas fuerzas son moderadas por el “Yo” el “Ego” el cual se encarga de mantener la relación del hombre con el mundo externo. “Ello”, “Súper Yo” y “Yo” El Ain Soph Aur del Alma. Los tres velos que cubren su rostro y que a través de esta trinidad busca alcanzar el universo manifiesto en búsqueda de su propia autoconsciencia. 

El “ego” que en psicología se le identifica como el “yo” por ser la parte de la psique que se hace evidente o manifiesta a través de los actos del hombre y que es formada por la acción del “Ello” y “Súper Yo” ante las exigencias de la sociedad o mundo externo. El ego aparentemente no es el ser real o alma, sino un ser virtual con el cual se identifica el alma. 

Este es el mundo de las mujeres, la materia que sedujo a los Ángeles, los cuales bajaron en los montes de Sion, en el monte Herrmón, buscando esposas entre las hijas de los hombres o men en ingles que quiere decir “mente”. Y las mujeres no los dejaron ir hasta que les revelaron la ciencia de los cielos, de la naturaleza, la ciencia de forjar metales, etc. Ésta fue la perdición o caída de Adán y los Ángeles, los cuales “perdieron” su divinidad al quedar cautivos por la belleza y sensualidad de las “mujeres” identificándose con el ego y la materia olvidando su origen divino. 

La evolución se da en dos senderos paralelos. El de la materia y el de la alma, ambas buscan la perfección en sí mismas y de acuerdo a su propia naturaleza. Este es “uno” de los significados del “Águila Bicéfala” de los grados treintas. El hombre vive cautivo por dos tiranos, el ego y la materia, cuyas cadenas están formadas por sus fuerzas instintivas y las exigencias sociales. Fuerzas que una vez conquistadas se han vuelto amos del hombre. 

El hombre se ha olvidado de vivir el presente, pues el ego aliado con las fuerzas instintivas mantienen al hombre viviendo en el pasado o futuro, por ambiciones y resentimientos, traumas de su infancia, ansias de poder, sexualidad, etc. ansias que nunca acaban por ser satisfechas, porque a una conquista le sigue otra, y a un dolor le sigue otro, en una danza interminable de ansiedades y sufrimientos, porque siempre tendrá ansias de algo más. Temores de infiernos y cielos inexistentes donde Dioses y Demonios se disputan el futuro del hombre y que detrás de estos Dioses y Demonios solo existen hombres igual a él, que solo buscan el poder y control sometedor con fuerte olor a sadismo, castrante y eterilizante para sus seguidores, los cuales, también presentan síntomas de ansias de sometimiento masoquista. Porque ninguno puede existir sin el otro, es una relación simbiótica donde estas ansiedades les dan un falso valor a sus vidas con fuertes tendencias necrófilas o amor a lo muerto o improductivo. 

Concluyo sin terminar. 

Al hombre no puede pedírsele lo que no es. Las fuerzas instintivas al igual que el ego, forman parte de su naturaleza. Las pulsiones como todo lo referente al hombre, se mueve entre el placer y el displacer, y en esos términos busca equivocadamente la perfección como todo aquello que favorece sus intenciones. Las pulsiones instintivas no son producto de la razón y se mueven entre la dualidad universal como el ansia de poder donde el hombre se siente un tanto Dios con la capacidad de construir o destruir, de amar u odiar. Las pulsiones instintivas como el ego deben estar al servicio del hombre en forma pro positiva y pro constructiva, entendiendo que la evolución de la humanidad es la suya propia, dado que un hombre sólo, le es imposible la evolución, y ésta solo le es posible alcanzar en su trato vivencial con el resto de la humanidad y el universo entero. 

El hombre ha pasado por varios estadios evolutivos a través de la historia, donde es posible observar sus pasos como homo sapiens. Las paciones desbordadas como las conductas propias de su naturaleza inferior, le han llevado al hombre a crear leyes con procesos y protocolos que le permitan la correcta convivencia con sus semejantes, pero lo ideal sería que cada hombre comprendiera e interiorizara éstas leyes como propias de lo que es el correcto vivir de acuerdo a la lógica de la razón y del bien de la humanidad. 

Las cadenas más pesadas y difíciles de liberar, son las interiores, las psicológicas y pasionales. La libertad como la evolución del hombre real es interior, no podemos evolucionar cautivos de rencores, traumas, frustraciones, complejos, odios, miedos, ni amores que limitan, ahogan, castran, esterilizan. El amor bien entendido es aquel que construye dentro del marco de la libertad y el respeto a nuestros semejantes. 

El concepto de Dios es muy personal e individual, y todos merecen mis respetos y consideraciones más profundas. Para mí, Dios es el incognoscible e inefable, y estando más allá de la comprensión humana, al hombre solo le resta adorarle a través de sus propias creaciones, sus propios Dioses. El Dios del hombre es el ideal o anhelo más alto y perfecto que puede concebir. Un Dios que va cobrando existencia en el hombre conforme éste evoluciona... De modo que al final de los tiempos, el destino último del hombre será Dios. 

“El hombre ha emergido del reino animal, de la adaptación instintiva, de que ha trascendido la naturaleza – Sí bien jamás la abandona y siempre forma parte de ella, - Y sin embargo, una vez que se arrancado de la naturaleza, ya no puede retornar a ella, una vez arrojado del Paraíso – Un estado de unidad con la naturaleza – Querubines con espadas flameantes le impiden el paso sí tratara de regresar. El hombre sólo puede ir hacia adelante desarrollando su razón, encontrando una nueva armonía humana en reemplazo de la pre humana que está irremediablemente perdida” (1) 

La inercia y el confort hacen buscar al hombre el camino más fácil y conocido. Pero el Masón no puede quedarse estancado o regresar a la primera cámara. El recorrido de las estaciones y columnas solo puede llevarlo hacia el oriente. Los grados en las diplomas, solo son palabras sobre papel, el valor real lo dan el conocimiento y experiencia vivencial. 

El conocimiento intelectual solo son conceptos, palabras, y enunciados. No es posible tocar un violín con el conocimiento intelectual sobre música. Es menester practicar muchas horas, años, o tal vez vidas. El conocimiento esotérico es el conocimiento interior del hombre, y la Maestría es el pleno dominio por el Alma. Desde las liturgias de los Grados RosaCrucianos se les sugieren practicar la concentración y meditación, es ahí donde se ha de reencontrar el hombre consigo mismo, y ese es el sendero de retorno a la divinidad… 

El violín es el cuerpo físico, el músico que ha de tocarlo es el alma. 

Fraternalmente. 

Lázaharo Hael . M,’, M,’, 

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