Los iniciados (I)
Con ocasión de compartir una cena de hermandad de una Logia sucedió que en la sobremesa salieron a relucir diversos temas concernientes a nuestro Arte.
Precisamente un Hermano llamó mi atención queriendo saber más sobre los orígenes de nuestra antigua Orden, lo cual derivó en diferentes comentarios sobre el sentido de lo que llamamos “Iniciación”, uno de los muchos términos que usamos habitualmente en Logia y que tan difícil es de determinar, ya que cada uno de nosotros va desarrollando su camino iniciático a su ritmo y manera. Pero en cualquier caso creo que para comprendernos a nosotros mismos, y poner orden en nuestras ideas y conceptos, siempre será bueno echar un vistazo a nuestro pasado ancestral, al pasado de todos aquellos hombres que como nosotros se han autodenominado:
Los iniciados
Por ello aprovecho unos momentos para escribiros a continuación algunos retazos sobre la historia de las agrupaciones de iniciados y así todos comprendemos mejor la trascendencia del concepto, y el honor y compromiso de ser hoy un iniciado.
Empezaremos por lo más simple. Como es natural todos sabéis que la Masonería Regular universal es una orden iniciatica formada por varones que se consideran creyentes en algún concepto deísta, o superior, o creador, donde sin embargo no se admite ninguna discriminación por razón de religión, tal como se preceptúa en las viejas Constituciones del 1723, por las que aun nos regimos hoy en día los casi diez millones de Masones Regulares del mundo. Se dice en su Artículo Primero “…el masón no será nunca un ateo ni un irreligioso estúpido..” y se apresuran a añadir “… pero se dejará que cada uno tenga sus propias creencias, siendo hombres de bien y leales, o lo que es lo mismo hombres de honor y probidad, sean cual sean sus denominaciones o creencias religiosas “ y este artículo termina diciendo “…y ello para que la Masonería sea el Centro de Unión y el medio de crear lazos fraternales entre personas que podrían quedar perpetuamente distanciadas.”
Un buen ejemplo de este concepto lo fue la ceremonia en Tenida Blanca celebrada en Barcelona hace unos meses en memoria de los Hermanos difuntos y a la que asistieron, y elevaron sus preces, un capellán católico, un pope ortodoxo, un obispo evagenlista, el rabino y el imán de Barcelona y también el lama de la comunidad budista, religión esta última que no tiene un dios creador y se basa en la búsqueda individual de la serenidad existencial.
Bueno, siguiendo con el tema, también todos sabéis que los orígenes de la masonería se pierden en los albores de los tiempos, y que su actual organización, llamada Masonería Especulativa, data de principios del 1700, y viene de un periodo, llamémosle transitorio, que puede ubicarse entre el 1600 y el 1700 donde en las Logias conviven una progresión creciente de masones especulativos con los meros operativos constructores, los cuales a su vez venían de los gremios de masones constructores, que se organizaron en corporaciones estructuradas, y que durante toda la Edad Media gozaron de libertades de organización y desplazamiento, hecho absolutamente excepcional en el feudalismo imperante en el medioevo, y por lo cual se les llamamasones libres o francmasones, freemasons, liber muratori o freimaurers, según lugar y lengua. Tanto los masones operativos, como sus sucesores, nosotros los especulativos, mantienen similares organizaciones estructurales, similares normas de comportamiento, similares simbolismos basados en sus herramientas de trabajo, y también son sociedades iniciáticas, donde el neófito o profano admitido debe de responder a diferentes evaluaciones y pruebas comprometiéndose al secreto característicos de los iniciados.
Los gremios de constructores de la Edad Media son más próximos a nuestra actual ritualistica especulativa, y son a su vez descendientes de otros grupos de iniciados constructores, y detentadores del conocer de las ciencias y de los Misterios, cuya existencia se remonta a los primeros tiempos del hombre social e intelectual, manteniendo todos ellos, sorprendentemente, a lo largo de los siglos muy similares pautas de iniciación, de simbolismo y de actuación.
Para comprender estos lazos históricos y filosóficos de los iniciados de todos los tiempos es interesante dar un rápido paseo por la Historia de los orígenes, hechos y circunstancias, todas rigurosas y científicas, de los elementos que se conjugan entre los iniciados, con lo que se visualiza lo que yo llamo “la existencia permanente entre los hombres de unos iniciados que vienen manteniendo a través de todos los tiempos unos mismas constantes ideales de servicio, perfección y trabajo”, eso sí, con títulos externos diferentes, pero con idénticos objetivos y, sorprendentemente, con simbolismos y ritos de iniciación muy semejantes.
Así pues hoy en día la orden de los constructores o masones es la más antigua del mundo, y sus orígenes e inicios se pierden en los albores de los tiempos. Ello ha dado lugar, como siempre ocurre en estas circunstancias, a no pocas especulaciones y leyendas, leyendas antiguas que nunca son desdeñadas por el investigador, ya que en ellas suele siempre haber indicios reales. En cualquier caso expondré a continuación solo algunos hechos absolutamente probados, probados tanto por lo que llamamos “las fuentes”, que son los textos y las referencias escritas, así como por los trabajos arqueológicos más recientes.
Describiré, como ejemplo, a la más antigua cofradía de masones que tenemos bien documentada, y cuyos ideales, e incluso ritos, vienen en su esencia repitiéndose a través de los tiempos. Esta cofradía cuyos iniciados detentaban el conocimiento de todas las ciencias, y el saber de la construcción, la encontramos en el antiguo Egipto. No en balde los textos faraónicos definen a Dios como “el Arquitecto soberano de los mundos” que probablemente es el origen del “Gran Arquitecto del Universo” de los masones. Así como el arte de la construcción ya era denominado, al igual que nosotros hoy, el “Arte Real”, y en el rito de fundación de los Templos se nos habla de “Los Hijos de la Luz”, como nosotros que en la iniciación “vemos la luz”. El Faraón es citado como Gran Maestro de las Obras. Y en la gruta de la Diosa Mertseger ya se nos habla “del silencio que deben respetar los iniciados” en clara alusión al secreto de ritos y conocimientos. Y en los textos murales los miembros de esta antiquísima sociedad iniciática se autodenominan “Servidores de la armonía” concepto superior hijo de la hermandad. La escuadra, el compás y la plomada ya son herramientas simbólicas que encontramos decorando paredes y que incluso llegan al gran público como amuletos en fayenza, metal o piedras preciosas, como podemos ver en el British Museum y en otros museos, y son utilizados como portadores del equilibrio, la rectitud y la mesura. Son los mismos utensilios simbólicos de las Logias actuales y todo ello es aun de máxima actualidad en la Masonería e incluso la frase convencional de buenos deseos egipcia de tengas Vida, Fuerza y Estabilidad no es diferente de la Salud, Fuerza y Unión de los masones de hoy, quizás incluso la forma egipcia es aún más profunda.
La evidencia arqueológica más interesante de esta Cofradía de los constructores iniciados egipcios la encontramos en Deir el-Medineh, en un yacimiento datado hacia el 1315 a.c., donde, gracias a las excavaciones del arqueólogo francés Bruyère, se han determinado una serie de espacios físicos para actos rituales y se han desvelado las inscripciones que relatan todo lo que acabo de citar. También las excavaciones nos han revelado más detalles significativos de esta cofradía: Resulta que según sus constituciones separaban sus lugares en talleres donde se repartían las tareas divididos en aprendiz, compañero y maestro.
Cada iniciado lleva el título de “El que escucha al maestro”. El aprendiz se define como el hijo que acaba de nacer o ver la luz. Los compañeros están al servicio de los maestros y se ocupan de los “escritos celestiales” es decir los bocetos. Los maestros alcanzaban una alta clase social al lado de quien veneraban como Gran Maestro, el Faraón. Los ritos iniciáticos se celebraban curiosamente en una tumba, pero para los egipcios este es lugar de bajar a la muerte y resucitar a la vida del saber, como en el ritual de la leyenda del maestro masón, y además la palabra tumba en egipcio clásico se puede también traducir como taller.
Una estela del British Museum explica que un hombre paso la noche reflexionando antes de ser admitido y luego se somete a un vasto examen de conciencia y progresivamente muere el “hombre viejo” para renacer el “hombre nuevo”, igual que hoy en día en la Masonería. Por lo demás es bien conocido el rito egipcio del paso por la piel, el iniciado era introducido dentro de una piel sobre la que los sacerdotes practicaban ritos de resurrección.(Este rito lo volvemos a encontrar en el siglo V y en la Edad Media)
Los miembros de la cofradía de Deir el-Medineh iban vestidos con delantal ritual que permitía identificar a los iniciados de los profanos. Todos pagaban cotizaciones para un fondo común. Y gracias a las excavaciones conocemos los lugares donde se reunían para sus asambleas, y en sus banquetes rituales, que discurrían en densísimas veladas, y donde se transmitían temas científicos, mitológicos y espirituales además de los propios de la construcción. Y dos hechos apasionantes que nos han revelado las excavaciones: el primero en la Tumba 218 del iniciado Amennakht este es representado antes de la iniciación como un cuerpo muerto negro, el del profano que no ha visto la luz, y por la compresión del rito renace y es representado resplandeciente como el “Hijo de la Luz”; y el segundo es la turbadora leyenda que nos revela Deir el-Medineh de un Maestro llamado Neferhotep, nombre que significa “la perfección en la belleza”, asesinado por un obrero que quería usurpar su saber. Leyenda idéntica a la más célebre de la Masonería y que data de catorce siglos de antes de nuestra era y que seguramente ya venía entonces de más antiguo.
Y este contexto, de una manera u otra, lo vamos encontrando repetido y repetido hasta nuestros días a través de todas las escuelas iniciáticas que se han ido sucediendo superponiéndose muchas veces unas otras y, ciertamente, trasmitiéndose un saber y hacer que ahora sería prolijo detallar, y que comprende las escuelas iniciáticas Pitagóricas, Eleusiacas, y las importantísimas Mitraícas, que los ejércitos romanos expanden por todo el mundo conocido y se ensamblan con druidas y celtas. Del culto de Mitra se ha llegado a decir que si el cristianismo no se hubiera expandido, hoy el mundo sería mitraíco. Se podría seguir con Euclidianos, Esenios, Gnósicos, Terapeutas y Culdeos. Por cierto que el saber iniciático y el saber intelectual, el trabajar en secreto, han despertado en todos los tiempos las suspicacias del poder y de las religiones oficialísticas con no pocas prohibiciones y persecuciones.
En cualquier caso, y como demostración de la continuidad histórica de los ritos de las escuelas iniciáticas que os acabo de nombrar, baste con decir que el Rito de Eleusis, originario del norte de Atenas, y que se expandió por todo occidente hasta que fue prohibido por Teodosio II, comportaba varios grados y al neófito, después de permanecer en un lugar de reflexión, era presentado a la congregación donde se le interrogaba, se le pedía un juramente después de dejar todos los “metales” (bienes terrenales) y se le exigía guardar secreto y recordar una palabra de pase. En la ceremonia de iniciación pasaba las pruebas de los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. El candidato llevaba la mano derecha y el pie izquierdo envueltos con lienzos de color amarillo y se le explicaba que no debía limitarse a meditaciones esotéricas, sino que debía de intentar que brillase la luz (la sustancia de la iniciación) entre los hombres. Cicerón, Augusto, Filipo, Píndaro, Platón y Sófocles, fueron algunos de sus ilustres iniciados.
Para nosotros los masones actuales es también muy interesante la escuela Pitagórica. Pitágoras, que nació en Samos en el siglo VI a.c. fue iniciado en los Misterios Egipcios y paso más de 20 años en los templos egipcios estudiando la Hermética, cuyos valores filosóficos e incluso concepciones científicas son aun vigentes hoy en día. Los pitagóricos, también más allá de trabajar la “mesura” en sus actos aplicando simbólicamente conceptos geométricos, querían influir en la sociedad, formaban una sociedad fraterna y también se dedicaban a la construcción. Fueron masacrados bajo Cesar.
Pitágoras distinguía tres grados: los oyentes, los discípulos y los iniciados que llamaba “físicos”. El postulante se presentaba a la asamblea desnudo, juraba mantener el secreto y practicar el silencio, se le enseñaba identificarse con un tipo de apretón de manos y a reconocerse por unas palabras, como “¿qué es lo más bello?” a lo que debía responder “La Armonía”. El saludo que intercambiaban representaba el castigo de la degollación si era perjuro. Una vez uno era iniciado se le revestía con una capa blanca y así asistía a los ágapes fraternos donde acudían como máximo diez iniciados.
Muy interesantes son nuestros antiguos hermanos Esenios. Los conocemos como florecientes ya en el siglo II a.c. aunque en el año 65 a.c. fueron perseguidos por el poder oficial y se exiliaron a las cuevas de Qumram frente al Mar Muerto. Subsistieron hasta el año 70 d.c. Su rito esencial era el ágape fraterno donde el iniciado era admitido después de ser purificado con agua y prestar un juramento terrible de no relevar el secreto. Nadie hablaba sin permiso en las asambleas y para tomar la palabra se levantaba y decía: “Tengo algo que decir a los Numerosos”. Su título era “Hijo de la Luz”. Fijaos Hermanos; el Rito usado para convertir al iniciado en maestro se basaba en la muerte violenta del Maestro de Justicia que practicaba el oficio de arquitecto. En los textos que nos han llegado se dice “Estableció los fundamentos sobre la roca y utilizo el cordel de justicia para el armazón, y utilizaba la plomada de la verdad para controlar las piedras puestas a prueba”. Los símbolos de los esenios se han conservado en masonería: el delantal de lino blanco, el mazo, el escoplo y la estrella.
Siempre me ha parecido muy interesante la corriente Gnostica. No conocemos muy bien sus orígenes y persiste hasta el siglo II donde sé auto afirman como una corriente esotérica dentro del cristianismo reservando enseñanzas a los que quieren ir más allá del bautismo y conocer los secretos del mundo celestial. Fueron cruelmente perseguidos por la iglesia oficial e incluso muchos siglos después los Templarios fueron acusados de gnosticismo. Fue una corriente de gran espiritualidad y sé auto denominaban “Hijos de la Luz”. Insistían en la figura del Demiurgo, el Ordenador del Universo, el Gran Geómetra del Universo. Tenían tres grados: purificación, iluminación y perfección. Se regían por el juramento del secreto y el silencio y se comunicaban con un alfabeto codificado. Fundamentalmente también encontraban la sabiduría en los Misterios Egipcios, en la Hermética de Thot.
No podemos dejar de citar a los Terapeutas, los curadores, judíos provenientes de Egipto. Se dicen ciudadanos del mundo y practican las virtudes morales para acercarse a Dios. Usan el mismo gesto ritual de los Compañeros Masones ( que ya encontramos también en Egipto como signo HENU en mastabas de las Dinastías IV y V y en tumbas de las Dinastías XII a XIX como en la de Ramsés I). Su rito principal también era el ágape servido solo por los más jóvenes iniciados al que asistían vestidos de blanco. Su recuerdo persistió durante toda la Edad Media y muchas de sus ideas fueron integradas en la masonería del siglo XVIII.
Para terminar esta ojeada a la antigüedad es siempre necesario mencionar el Mitraísmo que, como decía más arriba, estuvo a punto de sustituir al Cristianismo si no hubiera sido porque en el año 391 un Decreto prohibió cualquier culto “pagano” e incluso su práctica en privado. Esto ocurrió como consecuencia de los actos de Juliano el Apóstata propiciando el culto a Mitray que acabaron con su caída desencadenándose actos violentos contra los Templos de Mitra instigados por Ambrosio Arzobispo de Milán.
En el siglo V ya no hay rastro de mitraismo y el cristianismo es obligatorio. Podemos decir que en aquella época es cuando aparece en la humanidad la intolerancia religiosa y los credos que se proclaman como la única verdad. Los Templos de Mitra son bastante pequeños, pero muy abundantes. Solo en la zona de Roma conozco de 11, muy difíciles de visitar sin permisos, con excepción, a veces, del mitreo bajo la Iglesia de San Clemente. Existe un claro ocultismo de este rito, quizás por el hecho de que el mismo cristianismo asimiló, en los siglos de convivencia de ambos credos, una serie de sus símbolos y de sus representaciones. Dejando a parte las representaciones divinas bastará aquí con decir que en los templos de Mitra su bóveda representa el firmamento estrellado, como en muchas Logias de hoy.
Existe una sala de reflexión para los postulantes a la iniciación, y en el mitraismo existen siete grados. El iniciado juraba mantener el secreto de los misterios estando completamente desnudo con los ojos vendados y las manos atadas. En el momento culminante de la ceremonia es empujado por la espalda simbolizando que es asesinado por la incomprensión de los hombres, cae tendido al suelo como un cadáver, pues el papel de la iniciación es el que resucite a la “luz”. Luego se le muestra una espada ensangrentada diciéndole que es con la que ha sido asesinado el “Maestro Primordial”. Entonces en el centro del Templo ve a Mitra matando el toro en el gesto que recuerda el origen del mundo en una cosmogonía de inmolación que encontramos en las tradiciones desde la más antigua Persia hasta el cristianismo. Y este Mitra va siempre tocado con un gorro frigio que en la Edad Media llevaban también los maestros de obras y lo llamaban Gorro Mitráico. El mitraismo tenía, como no,siete grados y naturalmente el iniciado pasaba las pruebas de la tierra, el aire, el agua y el fuego. También el celtismo y los druidas se alimentaron de tradiciones mitraicas, así como la cofradía de los Culdeos que, ya en el siglo V, substituyó a las opera o cofradías de constructores romanas. Estos Culdeos se revestían de hábito blanco y en la iniciación el profano entraba, como en el antiguo egipcio, en una piel de animal muerto. Moría el hombre viejo y renacía a la luz el nuevo. Tenían signos de reconocimiento, juraban el secreto y guardaban un silencio reglado.
Ramón Viñals i Soler
http://www.diariomasonico.com/planchas/los-iniciados-1
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