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martes, 16 de septiembre de 2014

¿Qué es la Francmasonería?

¿Qué es la Francmasonería?

Octavio Casa-Madrid Mata1

“Ya en aquellos tiempos, por la buena geometría,
este honesto oficio que es la masonería
fue ordenado y creado de tal manera,
concebido por todos estos clérigos;
gracias a sus oraciones ellos inventaron la geometría.
Y le dieron el nombre de masonería
Al más honrado de todos los oficios.”
El Manuscrito Regius o Halliwell

INTRODUCCIÓN GENERAL.

Antes que nada debo agradecer a mi entrañable Universidad Nacional Autónoma de México, la enorme posibilidad que nos brinda, en este santuario a la libertad de pensamiento, para referirnos a una de las instituciones que a través de su historia ha sido protagonista en la defensa de la sociedad civil: la Francmasonería y reflexionar públicamente acerca de cuál debiera ser su injerencia en los grandes temas del presente siglo.

Y en este agradecimiento va, además, mi reconocimiento hacia la persona del Dr. Héctor Fernández Varela Mejía, Director General de los Servicios Médicos de esta Máxima Casa de Estudios, pues gracias a sus buenos oficios se nos han abierto las puertas de este recinto, en el que habrá de privar el análisis respetuoso y la libre discusión de las ideas.

Hablar de Héctor Fernández Varela, es para su servidor no sólo motivo de agradecimiento, sino de entrañables recuerdos hacia el eminente médico pediatra, maestro, universitario, y servidor público; Fernández Varela ha sido fundador de diversas instituciones que han dejado huella en nuestro país, entre ellas: la hoy Facultad de Estudios Superiores “Iztacala” y la Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Fue así mismo, uno de los promotores del derecho constitucional a la protección de la salud y la Ley General de Salud.

Al Dr. Fernández Varela agradezco haber sido mi maestro y ejemplo, no sólo en lo profesional, sino en el nada sencillo arte del vivir: Gracias, y sinceramente a veces sobran las palabras; en ocasiones como ésta es tanto lo que se pretende decir, y tan pobre la expresión del lenguaje, que el silencio puede ser más elocuente.

Sin embargo, no puedo dejar de señalar que a tantos motivos de agradecimiento, se suma el día de hoy el reconocer a un hombre de buena fe que sin estar en la Masonería, ha visto con interés este proyecto, a fin de avanzar en los grandes retos del saber humano, pues según llevo dicho, ha sido un promotor de la Justicia y del espíritu universitario; y ya que de justicia hablamos ese debe ser el desiderátum de todos los miembros del género humano.

Agradezco de la misma forma, a las instituciones organizadoras y participantes:

Academia de estudios liberales de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
Academia de Historia de la Francmasonería.
Supremo Consejo de México.
Muy Respetable Gran Logia “Valle de México”.
Gran Capítulo de Real Arco de México.
Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Academia Nacional Mexicana de Bioética.
Asociación Mexicana de Derecho Sanitario.

Y no las cito en orden de importancia, pues, finalmente, todas han participado de este gran esfuerzo por iniciar más que el debate, el diálogo académico, y en tanto tal respetuoso y tolerante, acerca de temas de enorme importancia en el ámbito de la civilización; en el mismo sentido, debo expresar mi puntual agradecimiento a los conferencistas y participantes en este Ciclo, los cuales forman parte de las plantillas de las instituciones antes citadas, pues han hecho un esfuerzo solidario por ajustar sus apretadas agendas para ilustrarnos con sus luces y conocimientos:

Especial agradecimiento hacia todos ellos y así mismo, a nuestros conferencistas de:
La Secretaría de Salud.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y
El Instituto Nacional de Pediatría.

A todos ellos y al staff que integra el Comité Organizador, nuestra más profunda gratitud.

De la misma forma, debo señalar que a varios días de nuestra convocatoria se han ido sumando participantes e instituciones, a grado tal que sin duda será necesario ampliar nuestro programa y escenarios académicos; en breve, espero tener noticias agradables y algunas sorpresas.

El día de hoy iniciamos un amplio diálogo en los temas de la tolerancia, el respeto mutuo y el amor a la humanidad, estamos ciertos de que este diálogo será benéfico y servirá no sólo de reflexión, sino que aportará vías de solución hacia las aporías de nuestro tiempo, pero no sólo por cuanto hace a la Masonería, la causa de la Humanidad es una y en esta tarea debemos entender que la solidaridad del género humano es un compromiso de todos.

Bajo el tenor expuesto, nuestro propósito no es el de presentar una mera apología del pasado, ni refugiarnos en los aciertos de los que hemos llamado nuestros hermanos mayores.

Se trata de plantear una revisión crítica, pública y desinteresada del cometido de la Orden en nuestros días; sobradamente se ha dicho que no se puede ser masón de cuatro paredes. Es por ello que las presentes sesiones no están destinadas a la mera apología, ni al halago fácil, sino encaminadas a identificar cuáles son las áreas de oportunidad.

Es de esta suerte, que no obstante estar convencidos de los principios, es necesario reflexionar si las líneas de acción de los siglos anteriores, deben ser mantenidas; pues si bien los principios reconocidos por quienes instauraron la llamada masonería especulativa hoy son criterios generalmente aceptados, (baste decir que la Carta de los Derechos de Humanidad ha reconocido la llamada “tricolor”: libertad, igualdad y fraternidad que ha sido el sustento filosófico de la Orden) en nuestros días han sobrevenido problemas de enorme envergadura antes insospechados: el uso de tecnología altamente sofisticada; la despersonalización y el colectivismo; el deterioro del medio; el surgimiento de los estados multinacionales; la necesidad de controlar la inflación, los cuales han venido a sumarse a los añejos problemas de la humanidad.

Es por ello que estamos en este recinto.

Si la propuesta ética de la Francmasonería, pudiera resumirse en breves palabras, sin duda sería el pensamiento de Jurgen Habermas el que mejor podría definirla:

La ética del discurso elucida las condiciones para que un individuo pueda participar de un discurso de fundamentación racional.

Se trata de una ética que no se sustenta en la mera tolerancia, sino en reconocer la paridad de los interlocutores y esa ética fue preconizada por la Francmasonería; desde el iluminismo, y en especial merced a la propuesta de cuatro hermanos que formaron la llamada tetralogía del pensamiento alemán: Kant; Fichte; Hegel y Scheling.

El sustrato de lo anterior estriba pues “en buscar lo que une” e ir puliendo “lo que separa”; no es pues como señalan algunos críticos, una mera ética de y por votación o de mera diplomacia; por el contrario, el discurso debe sustentarse en el respeto a la dignidad de los interlocutores y en rescatar la validez de las aportaciones de cada uno, sin atacar a su emisor.

El hermano Voltaire, enunciaba esa ética del discurso en los términos siguientes: “No estoy de acuerdo en lo que dices, pero lucharé hasta la muerte para que sigas teniendo el derecho a decirlo”.

Sin embargo, no podemos negar que aun en el examen filosófico privan resabios del pensamiento autoritario, que pretenden negar la paridad a los interlocutores; a varios siglos del iluminismo, todavía se plantean acres discusiones; incluso ha llegado a sostenerse, que se trata, insisto, de una simple ética de diplomacia o de falta de compromiso y en tanto tal concesiva; y nada más ajeno a la verdad.

Bajo el tenor expuesto, en estos días no hay quien pueda refutar que la premisa mayor del discurso es el respeto a la dignidad humana. Y ese respeto tiene su origen en la aportación del hermano Emmanuel Kant, cuando afirma que el hombre es un fin en sí mismo.

Y en esto no puede negarse el conocido axioma del cristianismo “amar al prójimo, como a sí mismo”. No ha de perderse de vista, que la Masonería del iluminismo nunca pretendió destruir las bases del cristianismo o del poder establecido «si examinamos con detenimiento sus planteamientos no sólo no negaron un espacio a la profesión fe, ni del poder, lo único que hicieron fue situarlos en sus justos límites y los disociaron del pensamiento autoritario; se trataba de una crítica, por demás necesaria».

Si revisamos la historia con detenimiento, observaremos que esta crítica no surgió para una mera “querella de investiduras” o para substituir religión alguna: Simplemente se trataba de reconocer tal como hizo nuestro hermano Jonathan Swift una realidad sociológica que informa: “los hombres han tenido más religión para odiarse y aborrecerse que para amarse los unos a los otros.”

En el mismo sentido, la caducidad del absolutismo y el antiguo régimen, ameritaba un cambio, pero no de personas, sino de modos de comportamiento y reconocimiento de derechos. Ese era el cambio.

Nunca fue el cometido guillotinar al príncipe a fin de mantener el principio. Cierto es que a veces las pasiones rebasan a quienes las padecen por eso una de las divisas de la Orden es un concepto de guerra sui géneris, “luchar contra nuestras enemigas naturales: las pasiones.”

Luego entonces, habrá de notarse que no se trataba de negar religión alguna, o el ejercicio del poder, sino simplemente de instaurar mejores vías de entendimiento a la vez que privilegiar la libertad de conciencia.

Pero más allá de estimar si los postulados, principios y fines de la Francmasonería son objetivamente verdaderos y esclarecer si el sistema del mundo puede construirse sobre la base propuesta por la Orden, es innegable que la Masonería es, en tanto institución, un producto de la cultura; por ende, no es de extrañar que sea un tema digno del estudio académico especializado.

Cierto es que también el estudio de sus principios y fines amerita insoslayables apreciaciones objetivas, pero es imprescindible diferenciar ambos rubros del conocimiento: es decir, el estudio de la Institución «esencialmente sociológico, si bien no se limita a ello» del examen filosófico de su propuesta (y hay en esto último un problema adicional, pues no falta quien afirme que en rigor la Francmasonería no ha propuesto nada y por ende, no existe originalidad alguna en sus planteamientos, pues sólo se habría limitado a ser “importadora o copista” de diversas corrientes si no es que una mera segregación contestataria del catolicismo o del absolutismo).

Mucho se ha escrito acerca de la Francmasonería, sin embargo, no siempre de manera objetiva; por el contrario, a menudo se ha tratado el tema con bastante ligereza: la mitificación, el sensacionalismo, el morbo y el prejuicio son las constantes. Y esto por más que no lo quisiéramos, empantana el abordaje objetivo.

Según informa Alfonso Sierra Partida2 , siguiendo a Richard M. Barr se habrían escrito más de 50,000 tomos sobre su historia, jurisprudencia, ética, simbología y filosofía, a los que se suman los libros que han pretendido y pretenden depurarla. «Los cuales en opinión de Sierra, sólo han conseguido allegarle más partidarios».

Por su parte, José Ferrer Benimeli en su Bibliografía de la Masonería3 publicada en el año 1978 (sin duda el estudio más acabado que ha llegado a nuestras manos) identifica más de 6,000 títulos (6,060 para ser precisos).

Las cifras anteriores son por demás elocuentes y por si solas demuestran la necesidad del abordaje sistemático, máxime que la Masonería tal y como afirma Ferrer4 tiene “múltiples implicaciones con la historia, la política, la religión, la literatura, la música, el teatro, etc. etc., por no hablar de otros aspectos más íntimos como el simbolismo, los rituales, el secreto etc. etc.”

Si no fuera suficiente lo antes dicho, la importancia del tema estaría dada por el número de afiliados a la Orden, el cual se estima asciende en estos momentos, a un aproximado de seis millones5 esparcidos en todo el orbe, si bien el mayor número se ubica en los países anglosajones6.

Un dato de enorme interés muestra que en los Estados Unidos de América, antes de la guerra de Independencia, ya había unas 150 logias. Y en la actualidad los francmasones norteamericanos (cuatro millones y medio de personas) representa el 75% de los masones esparcidos por la faz de la tierra.

Algunos podrán decir que ese número no es representativo estadísticamente, frente a los 7,092´430,069 de personas que poblaban el planeta en el año 20117 ; sin embargo, ese criterio sería una muestra de autoritarismo.

No obstante, la comparación de estas cifras es altamente explicativa del porqué el hombre de la calle ignora el ser y sentido de la Institución y se ha dado crédito a toda suerte de conjeturas y fabulaciones, máxime cuando se ha etiquetado a la

Masonería de propósitos sectarios y propiciatoria del derrocamiento del orden establecido8.

Afortunadamente, la tendencia internacional auspiciada por el conocimiento científico, es ir dejando de lado, paulatinamente, el periodo tabuadoen que el oscurantismo, el miedo y la ignorancia hicieron escribir innumerables fabulaciones y consejas.

Así, en España el tema de la Masonería9 “está interesando cada vez más no ya sólo al erudito y al hombre de la calle, siempre abierto a lo que tras las sociedades secretas se esconde, sino al investigador y universitario.”

Afortunadamente –y este Ciclo es la mejor muestra- la Universidad Nacional Autónoma de México en términos de uno de sus postulados básicos: el libre examen de las ideas hoy abre sus puertas al tema y estamos ciertos de que paulatinamente habrán de incorporarse de manera sistemática estudios especializados que habrán de establecer de manera objetiva la verdad histórica de la Institución y más allá de mitificaciones y leyendas, cuáles son sus aportaciones a la cultura.

Es bajo esas premisas que el día de hoy colocamos la primera piedra en este esfuerzo académico e iniciamos, esperanzados, el respetuoso análisis de diversos temas que en el pasado habrían sido motivo de la más profunda incomprensión.

Por supuesto, no pretendemos agotar en este Ciclo, todos los temas posibles; baste decir siguiendo a Carlos W. Leadbeater10 que simplemente: “una historia de la Francmasonería sería una empresa tan colosal, que necesitaría un conocimiento enciclopédico y muchos años de investigación.”11

Máxime cuando “una de las cosas que más llama la atención al ponerse en contacto con las obras que se ocupan de la masonería, ya se trate de historiadores masones o no, es, en general, la insuficiencia de fuentes documentales y el uso casi constante de las hipótesis como elemento de trabajo.”12

No podemos ignorar, por tanto, que el abordaje de estos temas enfrenta un arduo problema metodológico, pues según afirma Leadbeater13 existen cuatro principales tendencias, que podríamos agrupar como sigue:
La escuela auténtica. surgió durante la última mitad del siglo XIX, la cual se dedicó a consultar y clasificar todos los documentos posibles «incluídos los existentes en archivos de municipalidades, cantones e instancias judiciales». Sin embargo, y visto que en buena medida la enseñanza de la Masonería es transmitida en forma oral, y las actas más antiguas de una logia operativa datan de 159814, “la tendencia de esta escuela es derivar la masonería de los gremios y logias operativas de la Edad Media, y suponer que los elementos especulativos fueron impuestos en fecha posterior” pues la documentación existente no contradice esta hipótesis.15

La escuela antropológica. surgió a razón de los descubrimientos antropológicos y del estudio comparado de las costumbres religiosas e iniciáticas de la antigüedad hasta nuestros días. A través de sus estudios se ha logrado identificar la analogía entre los signos, símbolos y ceremonias de los diversos pueblos desde la antigüedad hasta la praxis de la Orden. De esta forma se han establecido de manera irrecusable que los signos existen en Egipto y México, en China e India, en Grecia y Roma, en los templos de Birmania y en las catedrales del Medioevo y aun en santuarios de la India.16

La escuela mística. para la cual los misterios de la Orden tienen por objetivo el despertar espiritual del hombre y su desenvolvimiento interno. Según su aportación, los diversos grados son simbólicos de ciertos estados de conciencia que se pueden despertar en el iniciado. El enorme problema que representa esta orientación, por cuanto hace al estudio histórico, es que sus seguidores no están precisamente interesados en buscar la línea de descendencia entre los “antiguos misterios” y su concreción en Masonería.17

La llamada escuela oculta. centra sus reflexiones en la eficacia del ceremonial. Y aquí existe una diferencia entre ésta y la escuela anterior, pues mientras la primera privilegia el conocimiento y la voluntad en términos de un perfeccionamiento interior; para los ceremonialistas, ritualistas u ortodoxos18 el respeto a las formas es de enorme importancia. (Esta escuela, al igual que la anterior, en cuanto hace al conocimiento histórico, representa enormes dificultades, pues tampoco está orientada hacia la identificación histórica de las experiencias

A las anteriores, agregaríamos una quinta, a la cual podríamos denominar escuela práctica o educativa para ella la experiencia en la Orden está destinada simplemente a formar buenos ciudadanos y potenciar el constructivismo en personas de buena fe que imbuidos de valores se decidan a “arar en la mar”. (Uno de los principales partícipes de esta orientación en México, ha sido Alfonso Sierra Partida).19

Ciertamente las orientaciones enunciadas han dejado profunda huella en el seno de la Orden y salvo contadas excepciones, no puede hablarse de que en el grueso de los miembros de la fraternidad prive sólo una orientación.

Por otra parte y ya que de orientaciones hablamos, surgen aquí diversos elementos de importancia:

Uno de los principales problemas para el estudio de la institución es el entendimiento de que la Francmasonería no es una religión o corporación religiosa, sin embargo tradicionalmente ha sido entendida como si fuera una corporación antirreligiosa o secta.

la Francmasonería no es tampoco una institución de naturaleza política, pese a que diversos de sus integrantes han sido destacadas personalidades en el escenario político.

la Francmasonería no es una asociación de conspiradores o de crítica gubernamental.

Baste para entender lo anterior la cita de algunas definiciones clásicas:

La más conocidas es la aportada por Albert Gallatin Mackey, y reza como sigue: Es un sistema moral, velado por alegorías e ilustrado por símbolos.20

En el Manual Alemán (otro documento clásico) se refiere: "La masonería es una actividad emprendida por hombres íntimamente unidos que,empleando formas simbólicas sacadas principalmente del oficio de albañil y de la arquitectura, trabajan por el bienestar de la humanidad, esforzándose por mejorarse a sí mismos y mejorar a los demás, con objeto de constituir una liga universal de la humanidad, de la cual creen ser actualmente una pequeña representación."

Otra no menos importante señala:

"La francmasonería es una asociación universal, filantrópica, filosófica y progresiva, que procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, los sentimientos de abnegación y filantropía y la tolerancia religiosa: que tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad y confundiéndolos en mutuo afecto de tierna correspondencia". (Diccionario Enciclopédico de la Masonería).

Un cuarto criterio, establece:

La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresista, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la ética y la práctica de la solidaridad; y trabaja por el mejoramiento material y moral de la humanidad. Tiene como principio latolerancia mutua, el respecto a los demás y de uno mismo, y la absoluta libertad de conciencia. Considerando que las condiciones metafísicas y religiosas son del dominio exclusivo de la apreciación de cada individuo rechaza cualquier afirmación dogmática. Tiene por divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.21

Según podrá observarse en ninguna de las definiciones anteriores, todas ellas oficiales y ampliamente difundidas, se habla de una religión o experiencia religiosa; si bien no podemos negar criterios como el de nuestro hermano el célebre Joseph Fort-Newton «un conocido místico cristiano» que en un hermoso libro intitulado La religión de la Masonería22 señala: 

“La Masonería enseña al hombre a practicar la caridad y la benevolencia, resguardar la castidad, respetar los lazos de parentesco y amistad, adoptar los principios y reverenciar las ceremonias de la religión, ayudar al débil, guiar al ciego, levantar al caído, albergar al huérfano, defender el Altar, sostener al Gobierno, inculcar la moralidad, fomentar la cultura, amar al prójimo, temer a Dios, implorar su misericordia y espetar la eterna bienaventuranza y la felicidad.”23

Por ende el elemento religioso de la Francmasonería es simplemente un “hilo de unidad” “la solidaridad en sueños alegrías, tristezas, aspiraciones, ilusiones, esperanzas, temores que liga a los hombres, a la humanidad toda, a los muertos con los vivos y a los vivos con las generaciones en expectación de nacimiento. Así nos damos cuenta del misterio que envuelve nuestra vida”.

Y así agregamos nosotros –siguiendo a Espinar Lafuente-, la Francmasonería no es deísta ni teísta es panenteísta: es decir, Dios será todo, todo está en Dios, pero el entendimiento de Dios siempre será algo más: precisamente por eso las aportaciones de la fe y el pensamiento religioso tienen por objeto descubrir la verdad que siempre es una y para todos. Es por ello que desde las Constituciones de Anderson se enuncia: buscar la religión en que todos los hombres están de acuerdo, que no es otra que amar al prójimo como uno mismo.

(Debe recordarse que Anderson, Mackey y los grandes tratadistas de la Institución siempre se distinguieron por una amplia fe religiosa.)

Dicho esto, cúmplenos ahora referirnos a un tema que ha sido siempre espinoso: la excomunión de la Francmasonería.24

Al respecto es imprescindible situar históricamente el problema; y cito el escenario descrito en célebre texto de Jasper Ridley25:

“La aristocracia y las clases medias europeas sentían por la francmasonería el mismo atractivo que sus homólgas de Ingaterra; pero en Europa continental se agregaba otro factor. La francmasonería era inglesa; y si bien en Inglaterra la protección de la aristocracia aseguraba su respetabilidad y en gran medida desalentaba las sospechas sobre sus actividades, en los otros países de Europa eso era tanto un atractivo como un motivo para temer a los francmasones. Para los intelectuales europeos, Inglaterra era el país de la revolución de 1688, en la que un gobierno constitucional y la ley habían reemplazado el despotismo arbitrario de un monarca absolutista. En Francia, Luis XIV había dicho “El Estado soy yo”. En Inglaterra, la división de poderes entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial aseguraba que ninguno de los tres pudiera sostener que era, por sí solo el Estado. El Rey y su gobierno podían gobernar el reino sólo sujetos a las leyes que habían sido aprobadas por el Parlamento; y ni el Rey ni el Parlamento, sino sólo los jueces, decidían si los agentes del ejecutivo habían actuado dentro de las leyes que había dictado el poder legislativo. En Francia, el Rey podía emitir una lettre de cachet ordenando que cualquiera fuera enviado a prisión sin juicio durante muchos años, la Bastilla o a alguna otra cárcel; en Inglaterra, la institución del habeas corpus aseguraba que nadie podía ser encarcelado si no era considerado por un jurado, o por algún otro procedimiento legal establecido por el poder judicial independiente de los tribunales. En Inglaterra el poder del Rey había sido reemplazado por el poder de la aristocracia.”

En términos de lo antes dicho, fácilmente se entenderá que la inserción de la Masonería en la Europa continental fue vista como una amenaza no sólo por el Vaticano, sino por diversos regímenes autoritarios.

Y no obstante, que en ningún caso, pese a las detenciones acaecidas en diversas latitudes se probó transgresión alguna de la ley, o actos contrarios al catolicismo, inició una ráfaga de prohibiciones. En Holanda, un país protestante fue donde se prohibió por vez primera a la Orden, pues según esto habían formado una asociación ilegal, ya que “no debe suponerse de ninguna manera que el estudio de la arquitectura sea el único y principal objetivo de sus reuniones”.

Pero sin duda el detonador, lo fue la existencia de la llamada “masonería jacobita” la cual postulaba la tolerancia entre protestantes y católicos; en efecto, Jacobo III de Irlanda, pretendiente al trono británico había ofrecido un régimen de tolerancia en el evento de convertirse en Rey de Inglaterra, a diferencia de soberanos católicos como Felipe II y Luis XIV, que habían emprendido terribles regímenes persecutorios. Jacobo III, sin duda era sincero.

En su tiempo, la propuesta de la llamada Masonería Jacobita (que en rigor no era una suerte de masonería especial) representaba un notable avance para la causa de la humanidad, pues permitía «vía el régimen de tolerancia» la amistad entre protestantes y católicos sin traicionar su conciencia.

En tal proceso, el Vaticano jugó un papel de enorme importancia, pues era clara su simpatía por la causa del “Viejo Pretendiente” pues pretendía a toda costa desterrar al protestantismo de Inglaterra (tal hecho es por demás demostrado).

Pero a la vez no aceptaba la convivencia pacífica, ni el régimen de tolerancia entre protestantes y católicos; bajo tal escenario, en el año de 1738, Clemente XII, emitió la tristemente célebre bula "In Eminenti", en la cual determinó la excomunión y adujo las siguientes causas:26

El peculiar, "no-sectario" de la Francmasonería; la bula señala a la letra cuando se refiere a las logias o “conventículos”:

“en las que los hombres, sin importar de qué religión o secta sean, contentos con una cierta pátina de virtud moral, están unidos entre sí en una liga cerrada y exclusiva”

El supuesto carácter naturalista de la Francmasonería;

El secreto; así refiere: “porque sin duda alguna si tales personas no estuvieran haciendo el mal jamás odiarían tanto la luz”

El peligro que tales sociedades representan para la seguridad y la "tranquilidad del Estado" y para "la salud espiritual de las almas“.

Al respecto es imprescindible señalar:

La Francmasonería preconiza la libertad y la tolerancia, base de la convivencia pacífica;
La Francmasonería no preconiza el naturalismo, pero sí el estudio de las ciencias;
El secreto en tanto equivale a reflexión u otium es también empleado en el cristianismo;
La Francmasonería no es una institución sediciosa; ello va en contra de sus principios. Preconiza el respeto al gobierno legítimo.
En la Francmasonería está prohibido hacer apología de política o religión alguna, incluso en diversos grados (entre otros, en el grado 4º del Rito Escocés) es clara la prohibición de persuadir a alguien para que modifique su criterio religioso, y existe juramento bajo palabra de honorde no perseguir a nadie por sus opiniones políticas y religiosas.

En contraposición, en la bula "In Eminenti Apostulatus Specula”, se refieren como elementos de condena:

a) Por las sospechas (nótese no certeza) de que el alistarse en estas sociedades es para las personas honradas y prudentes es contaminarse con el sello de la perversión y de la maldad.
b) Que por este motivo de ningún modo pueden estar en armonía con las leyes civiles y canónicas.
c) Y por otros motivos justos y razonables a juicio de nos «per altri giusti e razionali motivi a Noi noti… señala el texto» A CASI TRES SIGLOS DE ESTA CÉDULA NO SE HAN EXPLICADO CUÁLES SON ESAS “RAZONES SABIDAS DE NOS”

Es claro que esta cédula, no reúne los mínimos elementos de legalidad, ni de justicia, pues en la especie:

Nunca se agotó el debido proceso legal, contra la orden; ni siquiera en términos del derecho canónico: en diversos casos, por ejemplo el de Juan Coustos en Portugal se le sometió a los detenidos a tormento y se indicó que si fallecían durante la “operación”, o si se quebraba un miembro, o si perdía cualquiera de sus sentidos, la culpa sería de él, y no de los señores inquisidores27

Se falló en términos de sospecha, no de verdad debidamente probada.

Lo más escalofriante, es que se adujo el criterio de excomulgar en razón de «altri giusti e razionali motivi a Noi noti…» sin embargo, a tres siglos del infamatorio y difamatorio fallo, no ha existido la debida notificación de esas causas misteriosas y ocultas conocidas por Clemente XII.

Lo anterior sólo puede traer por consecuencia, la nulidad lisa y llana de la excomunión, y de la difamación e infamia que representa, y por supuesto, este no puede ser un criterio válido para juzgar a una institución; menos aun cuando a tres siglos de ello han sido reconocidos los Derechos de Humanidad que postulan precisamente la pra oscripción de un pasado vergonzoso para la humanidad.

Y llegados a este punto es imprescindible ser enfáticos: el Derecho paulatinamente se ha ido perfeccionando, y esta cédula no era un caso único, durante muchos siglos, hasta antes de generalizarse el principio o garantía del debido proceso legal, la arbitrariedad imperó no sólo en las resoluciones pontificas, el proceso civil y penal estuvieron infestados de autoritarismo: compeler al procesado a declarar en su contra; dar validez a la confesión forzada; confundir la justicia con el legalismo y el ejercicio del poder.

En ese tenor, fue recurrente el concurso de diversos hermanos que preconizaron la imperiosa necesidad de depurar al Derecho de la patología autoritaria; así por ejemplo, siguen vigentes los criterios de nuestros hermano Miguel Hidalgo cuando abolió esclavitud y el odioso sistema de castas, muchos años antes que en la Unión Americana.

De nuestros hermanos Consitutyentes de 1856-57 cuando instauraron a título de garantías, la semilla de los que hoy se denominan derechos de humanidad.

Del hermano Francisco Zarco, cuando en el constituyente de 1856-57, reclamaba a los congresistas por no haber consumado la abolición de las cadenas y los hierros.

De Juárez, cuando haciendo eco de las enseñanzas de la Orden señalaba que entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz.

Sin duda el autoritarismo tiene muchos rostros, y es una enfermedad que debemos erradicar; pues incluso en las logias de los Estados Unidos, originó problemas.

La segregación y el racismo hicieron difícil para los afro-americanos el unirse a logias regulares, y por lo tanto muchos se iniciaron en el sistema Prince Hall. Sin embargo, durante muchos años la mayoría de Grandes Logias de América del Norte no reconocían a estos hermanos. En la historia reciente, las Grandes Logias reconocen a las Logias Prince Hall, e igualmente son reconocidas por la Gran Logia de Inglaterra.

Las logias masónicas Prince Hall, a las que pertenece el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Barack Obama, son talleres formados predominantemente por hermanos de color, (su nombre no es un título real o nobiliario) Prince Hall era un hermano francmasón Prince Hall es reconocido como uno de los padres de la Masonería en los Estados Unidos.

Él hizo posible que los hermanos de color se integraran a la Orden, hemos de recordar que durante uno de los periodos tristes de la historia, la política de discriminación era regla en los Estados Unidos.

Han surgido muchos rumores sobre el nacimiento de Prince Hall. Pocos registros y documentos se han encontrado en él, ya sea en Barbados, donde se rumoraba había nacido y en Boston, donde vivió; pero no hay registro de su nacimiento. Se reporta una búsqueda en 11 países (en los registros eclesiásticos y civiles sin encontrar el nombre de Prince Hall) se ha llegado a afirmar que Hall, había sido esclavo, si bien se trata de un tema controvertido.

Su padre, Thomas Prince Hall, era inglés y su madre, una mujer de color libre de origen francés. En 1765 se embarco hacia Boston, donde trabajó como obrero del cuero, un oficio aprendido de su padre. Ocho años más tarde, había adquirido inmuebles y fue autorizado para votar. En razón de sus inclinaciones religiosas, más tarde se habría convirtió en ministro de la Iglesia Metodista Episcopal Africana, con cargo en Cambridge. 

Prince Hall y otros catorce hombres libres (todos de color) fueron iniciados en la Logia Constitución de Irlanda No. 441, adscrita al Regimiento 38 º del ejército británico; estaban acantonados en el castillo de Guillermo (ahora Fort Independence) Boston Harbor el 6 de marzo de 1775.

El Venerable Maestro de la Logia era el sargento John Batt. Junto a Prince Hall, los otros masones recién iniciados eran Ciro Johnson, Bueston Slinger, Prince Rees, John Canton, Peter Freeman, Benjamin Solador, Duff Ruform, Thomas Santerson, Prince Rayden, Cato Speain, Boston Smith, Peter Best, Forten Howard y Richard Titley.

Cuando el ejército británico abandonó Boston en 1776, este Logia, concedió a Prince Hall autorización para fundar la Logia Africana # 1 (Bajo Dispensa), e ir en procesión el día de San Juan, y mantener una casa de campo para enterrar a sus muertos (sin embargo, no fueron autorizados a realizar el total de los trabajos de la Orden). Durante nueve años, estos hermanos, se reunieron y disfrutaron de sus privilegios limitados. Treinta y tres albañiles fueron enumerados en las listas de la African Lodge # 1 el 14 de enero de 1779.

Finalmente, el 2 de marzo de 1784, Prince Hall solicitó a la Gran Logia de Inglaterra, a través de un Venerable Maestro de la Logia subordinada en Londres (William Moody de la Logia Amor Fraternal No. 55) una carta patente.

La patente fue otorgada el 29 de septiembre de 1784, y dictada en Boston el 29 de abril 1787 por el capitán James Scott.

Prince Hall fue nombrado Gran Maestro Provincial en 1791 por Su Alteza Real, el Príncipe de Gales. La cuestión de la ampliación Masonería surgió cuando Absalón Jones, de Philadelphia, Pennsylvania apareció en Boston. Fue ordenado sacerdote episcopal y estaba interesado en el establecimiento de una logia masónica en Filadelfia.

Bajo la autoridad de la Carta de África Lodge # 459, Prince Hall estableció African Lodge # 459 de Filadelfia el 22 de marzo 1797 y la Logia Hiram # 3 en Providence, Rhode Island el 25 de junio de 1797. La African Lodge de Boston se convirtió en la "Logia Madre" del sistema Prince Hall.

No fue sino hasta 1808, cuando los representantes de la Logia Africana # 459 de Boston, la Logia Africana # 459 de Filadelfia y la Logia Hiram # 3 se reunieron en la ciudad de Nueva York.

Tras la muerte de Prince Hall el 4 de diciembre de 1807, Nero Prince se convirtió en su dirigente. Cuando Nero Prince viajó a Rusia en 1808, George Middleton le sucedió. A ellos sucedieron Middleton, Petrert Lew, Samuel H. Moody y más tarde, John T. Hilton se convirtió en Gran Maestro. En 1827, Hilton recomendó obtener una Declaración de Independencia de la Gran Logia de Inglaterra.

En 1869 un incendio destruyó la sede de Gran Logia de Massachusetts y un número de sus archivos valiosos. Sin embargo, el Gran Maestro ST Kendall se metió en el edificio en llamas y con peligro de su vida, salvó la carta de las llamas.

La carta original se mantuvo en una bóveda a prueba de fuego en un banco del centro de Boston.

Hoy en día, el sistema Prince Hall tiene más 4,500 talleres en todo el mundo, lo conforman 46 jurisdicciones independientes con una membresía de más de 300 mil hermanos.

El Hermano Barack Obama fue iniciado en las logias Prince Hall, y uno de los momentos culminantes de la historia de la Orden fue cuando nuestro hermano, habló en el Recinto del Rito Escocés en Des Moines,

Pero las aportaciones de los hermanos no han sido solamente en el terreno de la jus-política ni el constitucionalismo; la institución siempre ha tenido en sus filas a paradigmas en las ciencias y en las artes, lo mismo a Santiago Ramón y Cajal, que a Fleming; y de la misma manera Diego Rivera; Mario Moreno, Joaquín Pardavé; Aldrin; los hermanos Wright, Mozart y Henry Ford asistieron a los talleres.

A la labor de los anteriores debe sumarse el ejercicio de incontables hermanos anónimos que han influido en su medio a través de una vida personal digna y de mejora personal continua y todos los días han luchado a brazo partido con los enemigos naturales: nuestras pasiones, a fin de hacerse dignos de una vida mejor.

En este trabajo introductorio, por supuesto, no pretendemos agotar el enorme tema a estudio, simplemente hemos tratado de presentar una semblanza general.

Pretendemos solamente llamar la atención acerca de la necesaria revisión de algunos de los temas más preocupantes de esta realidad postmoderna que denota características nada promisorias:28

Características historicosociales de la postmodernidad

En contraposición con la Modernidad, la posmodernidad es la época del desencanto. Se renuncia a las utopías y a la idea de progreso.
Se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de producción hacia una economía del consumo.
Desaparecen las grandes figuras carismáticas, y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran hasta que surge algo más novedoso y atractivo.
La revalorización de la naturaleza y la defensa del medio ambiente se mezcla con la compulsión al consumo.
Los medios masivos y la industria del consumo masivo se convierten en centros de poder.
Deja de importar el contenido del mensaje, para revalorizar la forma en que es transmitido y el grado de convicción que pueda producir.
Desaparece la ideología como forma de elección de los líderes siendo reemplazada por la imagen.
Hay una excesiva emisión de información (frecuentemente contradictoria), a través de todos los medios de comunicación.
Los medios masivos se convierten en transmisores de la verdad, lo que se expresa en el hecho de que lo que no aparece por un medio de comunicación masiva, simplemente no existe para la sociedad.
El receptor se aleja de la información recibida quitándole realidad y pertinencia, convirtiéndola en mero entretenimiento.
Se pierde la intimidad y la vida de los demás se convierte en un show (susceptible, además, de valoración económica).
Desacralización de la política.
Desmitificación de los líderes.
Cuestionamiento de las grandes religiones.

Características sociopsicológicas de la postmodernidad

Los individuos sólo quieren vivir el presente; el futuro y el pasado pierden importancia.
Hay una búsqueda de lo inmediato.
Proceso de pérdida de la personalidad individual.
La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.
Se rinde culto al cuerpo y la liberación personal.
Se vuelve a lo místico como justificación de sucesos.
Hay una constante preocupación respecto a los grandes desastres y al fin del mundo.
Pérdidas de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología.
El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que el subjetivismo impregna la mirada de la realidad.
Pérdida de fe en el poder público.
Despreocupación ante la injusticia.
Desaparición de idealismos.
Pérdida de la ambición personal de autosuperación.
Desaparición de la valoración del esfuerzo.
Existen divulgaciones diversas sobre la Iglesia y la creencia de un Dios.
Aparecen grandes cambios en torno a las diversas religiones.
Desaparece la literatura fantástica.
La gente se acerca cada vez más a la inspiración 'vía satelital'.
Las personas aprenden a compartir la diversión vía Internet.
Se crean teorías de la conspiración permanentemente, para explicar los grandes problemas económicos, políticos, sociales, religiosos y medioambientales.

Así las cosas no podemos olvidar que los valores de la Orden son:

Libertad.
Igualdad.
Fraternidad.
Inteligencia.
Rectitud.
Valor.
Prudencia.
Filantropía.

Ni que sus secretos se reducen en síntesis a tres elementos:

la introyección y el encuentro del Yo.
la realización en el Universo.
el encuentro o entendimiento de Dios.

Lo único que ha exigido y exige la Institución es que ingresen a ella quienes estén dispuestos a confrontarse consigo mismos.

Según podrá observarse, esto no es en modo alguno sencillo, es una tarea inacabable que si bien principia en el conocimiento trascendental de uno mismo, debe culminar en beneficios para la causa de la Humanidad.

Por ello J. Krishnamurti expresaba el que a nuestro juicio es el único fundamento del secreto masónico:

Me gustaría que hicieran ustedes un descubrimiento vital, no un descubrimiento inducido por la descripción de otros. Si alguien les hubiera hablado, por ejemplo, del paisaje de aquí, vendrían con sus mentes ya dispuestas a causa de esa descripción, y entonces tal vez se sentirían decepcionados por la realidad. Nadie puede describir la realidad. Ustedes deben experimentarla, verla, percibir toda su atmósfera. Cuando ven su belleza y exquisitez, experimentan una jubilosa renovación, una reavivación interna.

Muchas gracias.

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1 Presidente de la Academia Mexicana de Historia de la Francmasonería
2 La Masonería frente al mundo contemporáneo. Editorial Masónico Menphis, México, 1972. pág. 21.
3 2ª. edición, corregida y aumentada. Fundación universitaria española, Madrid, España, 1978.
4 Op. cit. pág. 11.
5 Vid la siguiente dirección: http://www.ecured.cu/index.php/Masoner%C3%ADa Visible al 5 de mayo de 2013.
6 La Francmasonería ha tenido buena acogida en ciertos países africanos y en la India y es menos densa en Asia. Ha sido aniquilada en todas las dictaduras, y un dato de enorme interés refiere que ha sido respetada en Cuba <si bien algunos ponen en tela de juicio su autonomía>. En los otrora países socialistas muestra un renacimiento. Por lo que hace al ámbito ibérico, en Portugal nunca ha desaparecido y su renacimiento ha sido más notable que en España, la cual pese a los vestigios de la estulticia franquista, ha resurgido en toda forma.
7 Esto según los datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas. 
Vid la siguiente dirección: http://www.countrymeters.info/es/World Visible al 5 de mayo de 2013.
8 Entre la dolosa literatura citable cobra especial importancia el texto “Satán y compañía” de Pablo Rosen, en el cual lejos de aportarse un estudio objetivo se deforma el contenido de los diversos grados, hasta el punto de sostener precisamente lo contrario de la enseñanza
9 Ferrer Idem.
10 Historia Secreta de la Masonería. Editorial Humanitas. Barcelona, España. 2000. Pág. 
11 Y ya que hablamos de enciclopedias, justo es citar, entre tantas otras, las dos obras clásicas que privan en el medio mexicano: la primera, original de Lorenzo Frau Abrines y la segunda, escrita por Albert Gallatin Mackey, que si bien abundan sobre los aspectos filosóficos, históricos y rituales resultan insuficientes; amén de ser necesario un notable esfuerzo de actualización.
12 Ferrer. Op. Cit. pág. 17.
13 Op. Cit. Pág. 
14 Según la datación de Leadbeater.
15 Entre los autores clásicos de esta escuela están el memorable R.F. Gould; W.J. Hugham; G.W. Speth; David Murray-Lyon; el doctor Chetwode Crawley y los integrantes de la famosa Logia “Quatour Coronati” No 2076, cuyas fascinantes “actas” son fuentes de obligada consulta. Así también los alemanes J.F. Findel y el doctor Wilhelm Begemann.
16 Forman parte de esta corriente .J.S.M. Ward, y Churchward.
17 Son representantes clásicos A.E. Waite
18 Esto dicho sin el menor afán peyorativo.
19 Esta orientación por cuanto hace a la interpretación histórica participa habitualmente de las aportaciones de la escuela auténtica.
20 Así en las liturgias, documentos oficiales de la Orden se la define a título del estudio de la filosofía moral para conocer por su práctica las virtudes.
22 Edicomunicación, S.A. Barcelona, España. 1987.
23 Nótese que en esta definición si bien se habla de la religión es solamente uno de los puntos de atención, mas no el único, ni el central.
24 Las declaraciones papales en contra de la Francmasonería inician desde 1738, las más importantes son:

Clemente XII, Const. "In Eminenti", 28 abril, 1738; 
Benedicto XIV, "Providas", 18 mayo, 1751; 
Pío VII, "Ecclesiam", 13 septiembre, 1821; 
León XII, "Quo graviora", 13 marzo, 1825; 
Pío VIII, Encycl. "Traditi", 21 mayo, 1829;
Gregorio XVI, "Mirari", 15 agosto, 1832; 
Pío IX, Encycl. "Qui pluribus", 9 noviembre, 1846; 
Pío IX, Alloc. "Quibus quantisque malis", 20 abril, 1849; 
Pío IX, Encycl. "Quanta cura", 8 diciembre, 1864; 
Pío IX, Alloc. "Multiplices inter", 25 septiembre, 1865; 
Pío IX, Const. "Apostolicæ Sedis", 12 octubre, 1869; 
Pío IX, Encycl. "Etsi multa", 21 noviembre, 1873; 
León XIII, Encycl. "Humanum genus", 20 abril, 1884; 
León XIII, "Præclara", 20 junio, 1894; 
León XIII, "Annum ingressi", 18 marzo, 1902 (en contra de la Francmasonería italiana); 
León XIII, Encycl. "Etsí nos", 15 febrero, 1882; 
León XIII, "Ab Apostolici", 15 octubre, 1890. 


25 Los masones. 2ª edición. Javier Vergara. Editor. Barcelona, España, 2002. pág. 71 y s.s.
26 Cito parte del texto italiano:

“Già per la stessa pubblica fama Ci è noto che si estendono in ogni direzione, e di giorno in giorno si avvalorano, alcune Società, Unioni, Riunioni, Adunanze, Conventicole o Aggregazioni comunemente chiamate dei Liberi muratori o des Francs Maçons… 

per altri giusti e razionali motivi a Noi noti…

27 Tomado a la letra de los registros oficiales de la Inquisición a cargo de Felipe de Abranches. Vid Ridley, Jasper. Op. Cit. pág. 81.
28 Vid la Enciclopedia Wikipedia en la siguiente dirección: http://es.wikipedia.org/wiki/Posmodernidad Visible el 9 de julio de 2010.

http://acadmasoneria.argoseducacion.org/index.php/publicaciones/16-que-es-la-francmasoneria

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