Del ser animalizado al ser racional
Al parecer no bastaba con el interpretar los secretos de los ritos masónicos y como descifrar los enigmas encriptados en las Liturgias Masónicas Azules: hoy me ha aparecido otro visionario vía internet que me ha dicho sabe otra interpretación de los secretos masónicos. Se llama Jonás Thormon y alardea de ser descendiente de un directo de aquellos que fundaron la Masonería allá en el Londres de 1717. A mí me ha parecido un honesto levantino en busca de poder ayudar en mi empresa, si mi empresa de dar con la original masonería. Es atento, inteligente, con una presteza redonda, sabe de gnosis masónica, y ha vivido en Londres por décadas, aunque nació en Escocia.
Me ha declarado que su profesión es la de antropólogo esto es: interesante en un masón. – Me cuenta: Todos los pueblos antiguos han creído en la metempsícosis o palingenesia y hoy una gran parte de la Humanidad continúa creyendo en ella. Y los primitivos me cuenta , más cercanos que nosotros a la verdad revelada por la Naturaleza, no hacen distinción entre hombres y animales: un hombre, según ellos, puede transformarse en un animal y un animal en hombre, así de sencillo. Si México conoce los hombres- serpientes – los Nahuales, Europa conoce los hombres - lobo. Por otra parte los psicólogos, los zoólogos, los ganaderos y los domadores de fieras han reconocido en la mayoría de los animales rastros de inteligencia humana. El famoso experimento de los científicos de Oxford y las investigaciones de Kooehler sobre los chimpancés, han puesto para siempre en claro que la psicología animal no es muy diferente de la humana: confirmación decisiva de la teoría que ve en los brutos reencarnaciones de almas humanas.
Si la Palingenesia de las Almas como lo dice la masonería en sus liturgias es cierta, debemos admitir que en la mayor parte de los animales se halla prisionero el espíritu de un hombre, y que el hombre es un peldaño más en la escala evolutiva de alma, y que vamos hacia el hombre Luz- un ser energético más liberado de los lazos de la materia. Y se impone a nuestra conciencia masónica la pregunta: ¿cómo libertar a tantos espíritus encarcelados? ¿De qué manera se puede devolver a estos hombres reaparecidos en forma de bestia, su antigua forma? ¿Cómo podemos liberar al masón de las cadenas del mundo profano? – de pronto todo me pareció más claro.
Ante esta obra de redención masónica palidecen los demás ideales humanos. Aquí están nuestros semejantes en el mundo profano que sufren la esclavitud del hambre y del trabajo, pero son al menos hombres, pero no pueden escapar a las necesidades más básicas de la vida cotidiana. Pueden comunicarse, amar, y sobre todo poseen las manos, y un cerebro, estos milagrosos instrumentos que ninguna máquina conseguirá igualar.
¡Piense qué torturas sufriría si el alma inmortal de un masón , que después de la muerte, se viese encerrada en un cuerpo, y este cuerpo naciera en medio de una familia de fanáticos y desagradables personas que no quieren saber nada de la Masonería ! ¡Pensar y desear como un iniciado y tener que vivir como un bruto, sin ni siquiera el consuelo de una buena conversación!
Jonás Thormon me cometa: Hace veinte años que me vengo dedicando a la investigación del secreto masónico. Los antiguos no nos han dejado solamente el recuerdo de la metamorfosis de un hombre en bestia, sino también de bestias en hombres. Desgraciadamente, no insistieron sobre los métodos usados para obtener esta transformación. Únicamente Homero y Apuleyo proporcionan algunos datos, pero nada más que datos. Circe, en la Odisea, unge a los compañeros de Ulises con un bálsamo, a fin de que se conviertan de cerdos en griegos; y el asno de Apuleyo se convierte en hombre después de haber comido un ramo de rosas.
Pero, sin embargo, la tradición no nos ha transmitido la receta del filtro de Circe, y por muchas mixturas que he ensayado con los cerdos, éstos han continuado siendo cerdos. Muchas veces he obligado a los asnos a comer rosas, pero sin resultado: o en aquellos asnos no había escondido ningún hombre o aquella especie de rosas hoy se ha extinguido. Un hombre de ciencia inglés, el señor Wells, aconseja la educación directa, como la practicaba el doctor Moreau. He ensayado también este procedimiento, pero con los mismos resultados: parece que al cabo de algún tiempo, los brutos recuperaban su conciencia de hombres, pero después de una breve remisión recaen en la pura animalidad. El camino no es ése: hace falta un reactivo externo, de efecto inmediato.
He obtenido ya, en teoría, dos fórmulas que considero infalibles, pero para llevarlas a la práctica son precisos largos meses de trabajo y, sobre todo, sustancias minerales y vegetales difíciles de encontrar.
Un día se escribirá en la historia que, gracias a los masones, se fundó una sociedad secreta que hacía que los brutos animales se convirtieran en hombre y los hombres en ángeles, y que innumerables criaturas le debieron la liberación y el recuperar su dignidad. Como comprendí que tenía en su forma de decirme todo esto que ver con una forma doble de decirme las cosas, me guardé las observaciones que podía oponer fácilmente a aquella información que parecería para otros fantasía, pero para un masón representaría una forma de decirme algo sobre la iniciación que hace pasar al hombre del estado animalizado al racional.
Alcoseri.
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