AMIGOS DEL BLOG

sábado, 20 de octubre de 2018

Rito Adonhiramita

Rito Adonhiramita
16 de enero de 1838
Daniel Peluas

Es reintroducido al Brasil el Rito Adonhiramita con la instalación de la Logia “Sabedoria e Beneficência” 



El rito de la masonería adonhiramita es poco empleado salvo en Brasil. Se basa en la figura de Adonirám y la construcción del templo de Salomón. La base de su leyenda está tomada del Talmud y fue creado, según los historiadores, por el barón de Tschoudy en 1787. Los trece grados son los siguientes:

1. Aprendiz
2. Compañero
3. Maestro Masón
4.Maestro Perfecto
5. Elegido de los Nueve
6. Electo de Perignan
7.Elegido de los Quince
8. Arquitecto Menor
9. Gran Arquitecto
10. Maestro escocés
11. Caballero de la espada, o Caballero del oriente o Caballero del Águila
12. Caballero Rosa Cruz
13. Caballero Prusiano o Noaquita*


Entre las numerosas controversias que resultaron desde mediados y casi a fines del siglo XVIII por el continente europeo, y especialmente en Francia, entre los estudiantes de filosofía masónica, los que con frecuencia resultaban con la invención de nuevos grados y establecimiento de nuevos ritos, no siendo el menos prominente que el que se refería a la persona y descripción del arquitecto del templo. De aquí esta pregunta: ¿Quién fue el arquitecto del templo de Salomón? Fue contestada de diferentes maneras por distintos teóricos, y cada contestación daba origen a un nuevo sistema, cuyo hecho de todas maneras era sorprendente en aquellos tiempos, tan fecundos en la producción de nuevos sistemas masónicos. La teoría general de entonces es la misma de ahora, que este arquitecto era Hiram Abif, el hijo de la viuda, que había sido enviado el Rey Salomón por Hiram, Rey de Tiro como u n precioso regalo, y “era un curioso obrero adivino”. Esta teoría la apoyan los textos de las escrituras judías que hasta donde pueden dar una luz sobre la leyenda masónica. La teoría de los masones ingleses primitivos estaba enunciada como históricamente correcta en la primera edición del Libro de las Constituciones, publicado en 1723, y continúa considerándose, desde entonces, como la opinión de todos los masones ingleses y americanos; y es, hasta la fecha, la única teoría admitida por los masones de los dos países que conocen la teoría sobre la materia. Ésta, por lo tanto, es la fe ortodoxa de la Masonería.


Mas no sucedió así, en el último siglo, en Europa. Al principio, la controversia surgió, no relativa a dicho nombre, sino a su debida denominación. Todas las partes convienen que el arquitecto del templo fue dicho Hiram, el hijo de la viuda, descrito en el primer Libro de Reyes, (VII, 13-14), y en el segundo Libro de las Crónicas, (II, 13-14), dice haber venido de Tiro con los obreros del templo que habían sido enviados por el Rey hiram a salomón. Unos lo nombraban Hiram Abif, y los otros admitían que su nombre original era Hiram, nombre supuesto, por su habilidad que había mostrado en la construcción del Templo, y se le confirió el afijo memorable de Adon, significando Señor o Maestro, de cuyos nombres proviene Adonhiram. Además, existió en el Templo otro Adoniram, a quien será necesario dedicar una pocas palabras para el mejor entendimiento del asunto.

El primer conocimiento que tenemos de este Adonhiram en las escrituras está en el segundo libro de Samuel, (XX, 24) donde en la forma abreviada de su nombre, Adoram, se dice era “en el, tributo” en la casa de David; o como traduce Gesenius “perfecto en el servicio de tributo”, o como diríamos en la frase moderna, ‘cobrador principal de las contribuciones’.

Siete años después lo encontramos ejerciendo el mismo oficio en la casa de Salomón, lo dice el 1 de los Reyes IV, 6, que Adonhiram, “hijo de Abda, estaba en el tributo”. Y, por último, después sabemos que coupaba el mismo puesto en la casa del Rey Rohoboam, el sucesor de Salomón. Cuarenta y siete años después se menciona en el Libro de Samuel (1 Reyes xii, 18) que fue muerto a pedradas al hacer la dimisión de su cargo por el pueblo que estaba indignado de las opresiones de su amo. También los comentadores se han visto embarazados y no han acertado a decidir si el cobrador de impuestos en tiempo de David, de Salomón y de Rehoboam fue la misma persona, pues no hay razón para dudarlo; también Kitto dice, (Encyc. Bib.) “resulta muy inverosímil, no obstante el caso de que dos personas del mismo nombre desempeñase sucesivamente el mismo cargo, y no aparece ejemplo alguno en que el nombre del padre se aplicase a su hijo. Encontramos también que no transcurrieron más que cuarenta y siete años entre el primero y el mencionado al último de los Adoniram que fue “en el tributo”; y siendo éste también un largo período de servicio, no es demasiado largo para una vida, y la persona que tuvo ese cargo a principios del reinado de Rehoboam había permanecido en él bastante tiempo para hacerse odioso al pueblo, y de todo esto resulta lo más probable el designarse en lo absoluto ser en ambos casos la misma persona”.

Las leyendas y tradiciones de la Masonería que relacionan a este Adoniram con el Templo de Jerusalén, se deducen y apoyan en el único pasaje del primer Libro de los Reyes (V, 14) donde citan que Salomón hizo una leva de treinta mil obreros de entre los israelitas, enviándolos en series de diez mil cada mes a trabajar en el monte Líbano, bajo el mando de Adoniram a quien les nombró como superior.

Los autores de rituales franceses, que no estaban versados en el hebreo, confundían a veces estos dos importantes personajes de tal manera que, en ocasiones, no encontraban la distinción entre Hiram el Arquitecto, que había sido enviado de la corte del rey de Tiro, y Adoniram, que había sido empleado siempre en la corte del rey Salomón. Este error se extendió aún más y se hizo más fácil por haber usado el prefijo Adon, ‘Señor’, ‘Maestro’, haciendo entonces, Señor Hiram.


También el el año 1744, Luis Travenol publicó en París, bajo el pseudónimo de Leonardo Gabanon, una obra intitulada Cathechisme des franc Maçons, precedé d’une abregé de l’histoire d’Adoram, etc., et d’une explication des ceremonies qui s’observent à la récéption des Maîtres, etc., dice en esta obra el autor: “Además de los cedros del Líbano, Hiram hizo un regalo aún más valioso a Salomón, en la persona de Adonhiram, de su misma raza, el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Su padre, llamado Hur, era un excelente arquitecto y trabajador en metales. Salomón, sabedor de sus virtudes, sy mérito y su talento, lo distinguió con el puesto más eminente, confiándole la construcción el Templo, y la dirección de los trabajadores”.

Por el lenguaje de este extracto, y la referencia en el título del libro a Adoram, que sabemos era el nombre del cobrador de impuestos de Salomón, es evidente que el autor del catecismo ha confundido Hiram Abif, que vino de Tiro, con Adoniram el hijo de Abda, quien vivió siempre en Jerusalén; así es que con ignorancia imperdonable de la historia de la escritura y tradición masónica, supuso que las dos eran una y la misma persona. No obstante este desatino, el catecismo se hizo popular entre los Masones de ese tiempo, y es así como surgió el primer cisma o error referente a la leyenda del grado de Maestro.

Por fin, otros ritualistas, viendo la inconsistencia en referir las individualidades de Hiram, el hijo de la viuda, y de Adoniram, el cobrador de impuestos, y la imposibilidad de reconciliar los hechos discordantes en la vida de ambos, resolvióse cortar el nudo gordiano, rehusando dar al primero cualesquiera posición masónica y dando sólo al último el cargo de arquitecto del Templo. No puede negarse lo que relata Flavio Josephus respecto a Adoniram, o, como llama, Adoram, que era el que emprendía los trabajos y había sido colocado en el mando y dirección de los obreros que preparaban los materiales en el monte Líbano, y refiere también de Hiram, el hijo de la viuda, que era un artesano hábil, especialmente en metales, pues él solo había hecho los trabajos para el Templo de conformidad con los deseos de Salomón. De este aparente colorido de autoridad sobre esta opinión, pretendieron su derecho luego los Adoniramites, resultando de ahí uno de sus más prominentes ritualistas, Guillemain de St. Victor (Rec. Prec.) quien propone así su teoría: “Todos estamos de acuerdo que el grado de Maestro está fundado en el arquitecto del templo. Ahora bien, las escrituras positivamente así lo afirman en el cuarto verso del capítulo V del libro de los Reyes, dicha persona era Adoniram. Josephus y todos los escritores sagrados dicen la misma cosa, e indudablemente se le distingue de Hiram el Tirio, el trabajador de metales. Es pues Adonhiram a quien estamos obligados a honrar”.

Hubo también en el siglo XVIII, como a mediados o fines de él, tres escuelas entre los ritualistas masónicos, miembros estaban divididos en opinión respecto a la debida identidad del arquitecto de este Templo:

1. Los que suponían fuese Hiram, el hijo de la viuda de la tribu de Neftalí, a quien el Rey de Tiro envió al Rey Salomón, y a quien se designa como Hiram Abif. Ésta era la escuela más popular y original, y la que creemos fue la ortodoxa.

2. Los que creen que este Hiram que vino de Tiro es el arquitecto, pero suponen que, por la excelencia de su carácter, Salomón le había conferido el título de Adon, ‘Señor’ o ‘Maestro’, por lo que le nombraba Adonhiram. Como esta teoría ha sido por completo desaprobada tanto por la historia de las Escrituras como por la tradición masónica anterior,, la escuela que los sostenía no llegó a ser nunca popular ni prominente, y pronto cesó de existir, aunque el error sobre el que está basada se repite en intervalos, siendo el despropósito de algunos ritualistas franceses modernos.

3. Aquellos que, tomando a Hiram, el hijo de la viuda, como un subordinado y de carácter insignificante, lo olvidaron por completo en sus rituales, y citan que Adoram, o Adoniram, o Adonhiram, como fuese el nombre según estos ritualistas, el hijo de abda, el cobrador de tributo y el superior de la leva en el monte Líbano, era el verdadero arquitecto del templo, al que se refieren todos los acontecimientos legendarios de la masonería en el Grado de Maestro. Esta escuela, como resultado de la intrepidez, con la cual, diferente a la segunda escuela, había rehusado todos los compromisos con el partido ortodoxo, asumiendo una teoría independiente en lo absoluto, creando por algún tiempo un gran cisma en la Masonería. Conferían sus discípulos a los creyentes de Hiram Abif el nombre de ADONHIRAMITES, y habiendo extendido esta doctrina, la practicaron hasta convertirla en un rito singular que lo nombraron como Masonería Adonhiramita.
Thory no intenta contestar a ninguna de ellas en su Nomenclatura de los Ritos, donde si alguna cosa se supiese sobre este asunto, sería lo más probable en encontrarla.

Ragón, es cierto, atribuye este rito al Barón de Tschoudy. Pero como él señala la calidad de autor en la misma persona, en cuyo relato se descubren sus errores, no cabe la menor duda que, tanto la primera como la segunda de sus opiniones, son erróneas. El Caballero de Lussy, conocido también con el título de barón de Tschoudy, fue en verdad un ritualista distinguido. Fue quien fundó la orden de la estrella Flamígera, y tomó parte activa en las operaciones del Concilio de los Emperadores de Oriente y Occidente; pero no existe una evidencia, con excepción de las aserciones de Ragón, de haber establecido o participado de alguna manera con el rito Adonhiramitico.

Yo atribuyo la transformación a una doctrina definida, para lo cual estoy dispuesto si es que no fuese la creación efectiva del rito de la masonería Adonhiramita, a Luis Guillemain de St. Victor, quien publicó en París, en 1781, una ubra titulada Receuil Precieux de la maçonnerie Adonhiramite, etc.

Como este volumen contenía únicamente el ritual de los primeros cuatro grados, se publicó otro en seguida, en 1785, que abarcaba los grados altos del rito. Ninguna persona que observe con atención estos volúmenes dejará de percibir que el autor escribe como aquel que ha inventado, o al menos modifica materialmente el rito, que es el objeto de sus labores. De todas maneras, esta obra suministra las únicas relaciones auténticas que poseemos de la organización del sistema Adonhirámito de la Masonería.

*Tanto Thory como Ragón están errados al insertar un décimo-tercer grado que titulan, el Noachite o Caballero prusiano. Han incurrido en este equívoco, debido a que Guillemain ha insertado este grado al final de su segundo volumen, pero simplemente como una curiosidad masónica, y dice haber sido traducidos del alemán por M. de Beraye. No tiene ninguna relación con la serie de grados precedentes, y Guillemain positivamente declara que la Rosa Cruz es el non plus ultra, la cima y término de su rito.

De estos doce grados, los primeros diez se ocupan de las transacciones del primer Templo; el undécimo con asuntos relativos a la construcción del segundo templo; y el duodécimo con la del simbolismo cristiano de la francmasonería que es peculiar a la Rosa Cruz de cada rito. Todos los grados han sido prestados del rito Antiguo y Aceptado, con ligeras modificaciones, que rara vez han mejorado su carácter. En suma, la extinción del rito Adonhiramito puede de una manera muy remota considerarse como una pérdida para la masonería.

EL RITO ADONHIRAMITA es el segundo más practicado en el Brasil, con especial concentración en los Estados de San Pablo y Pará. Actualmente él es reconocido por las potencias masónicas regulares, participante de la Confederación Masónica Interamericana (C M I)
https://masones.wordpress.com/2007/08/31/%E2%80%9Cel-rito-adonhira-m-ita%E2%80%9D/

Agradecemos el aporte: http://www.adonhiramita.org

http://danielpeluas.blogspot.com/2018/01/rito-adonhiramita.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario