El mito, el símbolo y la leyenda en los antiguos Misterios
Belisario Merizalde
El símbolo
Los cristianos de oriente y occidente discutieron y se batieron fieramente durante cuatro siglos, por cuestiones de cinco o seis palabras que no comprendían ni los unos ni los otros, los más fuertes degollaron a los más débiles.
La lengua simbólica es una e indivisible, se atiene a la naturaleza y a las propiedades anteriores y exteriores de las cosas, a diferencia de las lenguas nacionales que distan mucho de ofrecer estas ventajas y han causado guerras y desastres no solo entre los cristianos.
El símbolo es el signo eterno y visible con el que se enlaza un sentimiento espiritual, una emoción, una idea, la ciencia de los símbolos es la madre de las ciencias.
El lenguaje simbólico en lugar de corromperse, a medida que envejece se perfecciona y enriquece, es de ayuda por tanto para instituciones como las nuestra y las iniciáticas en general de todos los tiempos, desde las de los antiguos misterios, porque este lenguaje conserva su esencia en el tiempo y en el espacio geográfico siendo válidos para cualquier cultura de cualquier lugar y momento histórico, aún hoy.
Los símbolos de Oviathan de los Ofitas, o los de sephiroth, de los cabalistas hebreos, etc., que encierran propiedades sublimes, con su lenguaje mudo nos enseñan y transmiten, enseñanzas ocultas bajo el velo que oculta la naturaleza de sus misterios.
La leyenda
En cuanto a las leyendas hay que ver en ellas como una especie de historia sagrada que permanentemente restituye el recuerdo y la memoria del tiempo mítico de los orígenes. Son relatos ejemplares, modelos a seguir por el iniciado y a través de los cuales éste se identifica con las hazañas y vivencias de sus antepasados, reactualizándolas en el tiempo presente, que de esta manera adquiere su verdadera cualidad.
De la religión de los magos y de los egipcios, el lenguaje simbólico pasó a los cristianos, y cuando en los siglos III y IV se dividieron, los símbolos sirvieron para velar y ocultar las enseñanzas a los dogmáticos, y entorno al símbolo se envolvieron las doctrinas más sabias, el estudio de la ciencias y la evolución de la conciencia del hombre ha sido posible gracias a que bajo los símbolos se han cobijado los hombres sabios para trabajar sin ser perseguidos.
Gloria del cristianismo haber podido enlazar con el símbolo al mundo filosófico de oriente con el de occidente, para poder entender mejor la doctrina filosófica desde el de una cultura diferente, cosa que otro lenguaje difícilmente lo hubiera logrado, y que es un trabajo que debemos los masones concluir, juntar las filosofías es juntar a los hombres, es decir a la humanidad.
El mito
En el origen del mundo, la tierra, el cielo, los océanos, los cuerpos celestes particularmente el sol y la luna, el agua, la atmósfera y todo lo que constituye el ambiente que circunda la vida de los hombres (como los hombres mismos) había de ser naturalmente la primera y principal cuestión necesitada de una explicación.
Entre las grandes preocupaciones que el hombre no podía resolver, figura unánimemente en todas las mitologías el interrogante sobre su propio origen y del mundo que habita: surgen así los Mitos Cosmogónicos.
La propia percepción de la existencia de un orden dotado de cierta lógica en los hechos de la naturaleza, llevó a concebir la idea opuesta, el “caos”. Del caos surgió la G (génesis, gnosis, gea, got, etc.), “eterno e inquebrantable sustento de todas las cosas”, diosa de la tierra.
El mito también encuentra su origen en la evolución misma del ser humano. ¿De qué manera podía el hombre antiguo explicarse la evolución del Homo Sapiens?. El mito bíblico del paraíso explica este proceso con perfecta claridad. El hombre que vive en el jardín del edén, en completa armonía con la naturaleza, pero sin conciencia de sí mismo, empieza su historia con el primer acto de libertad, desobedeciendo una orden. En ése momento preciso adquiere la conciencia de sí mismo, es decir, sale de su estado de naturaleza perfecta, de su estado animal, lo que se traduce míticamente, en ser arrojado del paraíso y le impiden regresar a él dos ángeles con espadas de fuego. El mito y el símbolo se enlazan a la realidad del drama biológico del hombre con precisión admirable: la evolución se basa en el hecho de que el hombre ha perdido su patria originaria, la naturaleza, y que no podrá nunca regresar a ella, no podrá nunca volver a ser un animal.
Otro origen importante que tienen los mitos, se encuentra en la necesidad que tiene el ser humano de internalizar enseñanzas morales y éticas. Se trata que tales enseñanzas queden no solo en la comprensión racional, sino además se integren al sentimiento utilizando ese aire de grandeza que tienen los arquetipos.
Sabemos que el Primer Misterio esta en el hombre, y que El es la clave completa para todo ese Mundo. El hombre es el comienzo y el final de una Evolución Espiritual. El Mito del hombre es, y será, el Mito de todos los tiempos; conocemos que en El se encierra, por lo tanto, todos los significados de los Mitos: Ético y Moral, Religioso y Teológico, Natural y Artístico, Filosófico y Metafísico, Místico y Oculto. El hombre como síntesis del Universo, hace posible que todos esos conceptos puedan ser validos para ambos.
Indudablemente que el ser humano ha experimentado una evolución significativa. El avance científico le ha permitido limpiar el firmamento de dioses y los mares de seres mitológicos, lo cuál garantiza al hombre de hoy el poder ver más claro que el hombre de ayer.
Sin embargo, a pesar de todos los avances en el campo intelectual, científico y tecnológico, no ha podido dar una respuesta a su enigma existencial, que satisfaga su razón. Tampoco ha logrado encontrarse con la paz, con la justicia, con el respeto al derecho ajeno etc.
Sabemos ya que el hombre antiguo pudo soportar en el pasado los sufrimientos históricos, a través del mito del eterno retorno, donde cada guerra reiniciaba la lucha entre el bien y el mal, cada nueva injusticia social era identificada con los sufrimientos del salvador, cada nueva matanza repetía el fin glorioso de los mártires etc...
Aunque vivamos aparentemente en la “época de la razón”, el mito se impone al hombre, bien sea porque refleja una realidad superior o porque brota del inconsciente individual o colectivo. Por lo tanto el hombre racional moderno debe situar el mito en la época de la ciencia, porque sin el mito resulta imposible comprender la complejidad del mundo contemporáneo.
Es el caso que desaparecen los mitos o se transforman junto con el hombre, es nuestra tarea por ejemplo decir cuál debe ser transformación del mito masónico y cual es el camino a desaparecerlo, tarea de los masones modernos. (modernos no “modernistas”).
Es muy probable que para el hombre de fe religiosa, sea muy fuerte, doloroso y quizás aterrador, asumir que existe la posibilidad que su Dios sea un mito, por lo menos en la forma que lo conoce o en la que él cree fundamentar su existencia. Sin lugar a dudas, el grado de resistencia a esta idea, será directamente proporcional a su nivel de dogmatismo.
Nuestros ideales, más que en una base de razón, se centran en el sentimiento y para llegar a él se requiere algo más que un elaborado trabajo de docencia académica tradicional. Por tal motivo la sabiduría de nuestra Orden ha incorporado a esta docencia en forma nuclear, el mito de Hiram.
Hagamos historia
Magia
Primero fue la magia, de la que se dice es el arte de producir los más prodigiosos efectos, empleando para ello medios sobrenaturales. En un principio no fue más que el conocimiento de algunos secretos de la naturaleza. Esta ciencia que durante 30 siglos fue patrimonio exclusivo de los sacerdotes, que la calificaban de fuego regenerador, el favor que disfrutaban en Egipto y en otros pueblos no era solo por su sabiduría, las altas ciencias y alta moral que enseñaban, sino por el estudio de los magos de Persia. Ello dio origen a la creación de los oráculos y las sibilas, a las que se debe el conocimiento de gran número de plantas y sus propiedades terapéuticas. Los arcanos de la química, la anatomía y gran número de los secretos de la naturaleza se debieron a la magia. Moisés la estudió entre lo iniciados de Heliápolis, y mas tarde Jesús la aprendió de los escenios, y con su auxilio realizaron gran parte de los milagros que se les atribuye,
Los hebreos y los pueblos semíticos fueron muy aficionados a la magia, los árabes aprendieron de estos y le dieron la forma en la que penetró en Europa, donde imperó en la edad media, estas creencias quedaron arraigadas en los musulmanes, mientras en Europa apenas existe, a los ojos de los musulmanes, la magia tiene por objeto la consecución de cosas ocultas, la transmutación de los metales, el conocimiento del porvenir, la posesión de un objeto determinado o la de la posesión de la persona amada, cura enfermedades, permite venganzas, etc.; con lo que además divide en magia negar y blanca es decir “buena y mala”, siendo la magia negra o diabólica practicada por medio de invocación a los espíritus.
Lo que se llama magia, no es un arte vano y quimérico, la institución de los magos fue muy anterior a Zoroastro y este confirió el nombre de mago a una casta sacerdotal la que cuidaba su culto, interpretaba los movimientos de los astros y custodiaba el fuego. Al lado de la astrología, adivinación, superstición, etc. había un estudio de conocimientos más serios y útiles, como en la medicina y las ciencias naturales, es decir sirvieron para el vulgo y para la ciencia.
A través de la historia, las religiones han transformado diversos mitos en dogmas de fe, con los cuales han construido su entramado doctrinal y a través de ellos han esclavizado millones de conciencias a partir de la infancia. La idea preconcebida e inculcada, desde los albores de nuestra vida mental, como el concepto de pecado y de castigo, el miedo de que “alguien” desde arriba nos vigila, enajena gravemente nuestra libertad y el ejercicio de toda nuestra potencia mental.
La Simbólica
Los sabios alquimistas y astrólogos, fueron perfectos conocedores de las ciencias de la naturaleza aplicadas como símbolos vivos del proceso iniciático y regenerador. Como lo hicieron los masones, quienes dotaron las catedrales de numerosos símbolos basados en las correspondencias y analogías entre el macro y el microcosmos, el cielo y la tierra, la divinidad y el hombre, considerándose los legítimos herederos de la ciencia sagrada de Hermes Trismegisto.
Un hilo sutil y luminoso une el mundo superior al inferior, y el inferior al superior, y el mantenimiento de esa comunicación es una de las principales funciones que siempre han tenido las organizaciones tradicionales e iniciáticas.
Hermes está relacionado con las ciencias ocultas, y es considerado el patrono de los alquimistas. Condensó la síntesis y la sustancia de la sabiduría del antiguo Egipto, sabiendo resumida esa sabiduría en proposiciones que fueron grabadas en una Tabla Esmeralda: la Tabla Smaragdina, como fue denominada en latín. Esta Tabla, que llegó a nosotros en una traducción árabe del siglo X, cuyo autor es desconocido, fue grabada en una esmeralda por el propio Hermes, y la leyenda dice que esa piedra fue encontrada sobre su tumba.
En verdad, es en el siglo XII que surge en toda Europa Occidental, a través de las cruzadas y de los contactos con el mundo islámico, una serie de textos herméticos traducidos del árabe al latín. El más conocido de todos esos textos es la Tabla Esmeraldina, así denominada por que fue grabada en una piedra verde, ya que los antiguos atribuían al verde las artes mágicas, y habría sido grabada por el propio Hermes en persona.
Esta “Biblia de los alquimistas”, consta de unas treinta líneas donde se encuentra la famosa Ley de las correspondencias, fundamental en todo el ocultismo: En verdad, la sabiduría que era enseñada por los primitivos egipcios a los iniciados en sus antiguos misterios, llegó hasta nosotros a través de las escuelas clásicas como ideas fundamentales de la creencia de una existencia de formas separadas de vida, en la paz entre los hombres y en el examen dialéctico de los contrarios. Esta doctrina esta contenida en los Libros Herméticos, de los cuales el más interesante es el de Pimandro. Esos libros son conocidos en texto griego, aunque algunos los consideran de origen egipcio.
Sabios y filósofos de la antigüedad como Platón, Sócrates, Aristóteles y Pitágoras fueron iniciados en los secretos del Hermetismo. Llegado a Occidente el nombre hermetismo adquirió un significado equivalente al de todas las prácticas secretas de magia y de alquimia, extendiéndose después al rosacrucismo, iluminismo y ocultismo de manera general.
La ciencia del hermetismo fue cultivada durante la edad media bajo distintas denominaciones: ocultismo, esoterismo, magia, alquimia, astrología, cábala e influenció en casi todas las corrientes de pensamiento filosófico de la época. Sin embargo, bajo el nombre de hermetismo se designó particularmente a la parte teórica y filosófica de la alquimia medieval, según la cual existen íntimas y misteriosas relaciones entre todas las partes del universo visible e invisible.
Durante el siglo XVIII, muchos ocultistas fueron iniciados en la Masonería, impregnándose con sus conocimientos. De ahí surgieron y florecieron varios ritos masónicos dedicados exclusivamente al estudio de las ciencias ocultas. El método característico del hermetismo y el empleo de la analogía, como fue dicho antes, y sus aplicaciones a las ciencias contemporáneas, permite aclarar una serie de problemas antes considerados insolubles.
Conclusiones
La leyenda, del latín legenda, legendus, gerundio de legere, leer, es la acción de leer, es decir, el mito tiene una explicación simbólica que permite ser leída por la leyenda, o sea el mito, la leyenda y el símbolo van juntos en las instituciones iniciáticas y existen desde que existe el hombre, pues el hombre siempre ha vivido y ha explicado la historia, la ciencia, la vida, las doctrinas y todo lo que no puede comprender así como lo que si puede explicar por estos medios.
Bajo el velo de los símbolos y las alegorías, se ocultan los mitos, en el mito el fondo hace cuerpo con la forma, el mito como el símbolo es espontáneo, el mito piensa lo que dice y como lo dice, en muchos caso no es más que un símbolo puesto en acción por la palabra, como sucede con los mito iniciáticos.
El mito, el símbolo y la leyenda, son herramientas que han usado históricamente quienes se han dedicado a la construcción de un templo social mejor, dedicado a la humanidad, El mito construye una leyenda (o viceversa) y el símbolo enseña y expresa, estos tres son susceptibles de perfeccionamiento, de enriquecimiento, de evolución, por ello son atemporales; los antiguos misterios en las diferentes escuelas iniciáticas que han existido, se han nutrido de ellos y han suido causa y efecto de la gran sabiduría que ostentaron y que permitió la evolución de la conciencia del hombre, estudiar mitos leyendas y símbolos es eso, es estudiar la evolución del hombre, desde su estado primitivo hasta nuestros días, por ello, este debemos decir es el último día de la creación y también el primero.
Los antiguos misterios, tienen conexión por los símbolos, mitos y leyendas, que permiten transmitir enseñanzas conservando la riqueza del acervo heredado pero siendo susceptibles de ser enriquecidas como ha sucedido históricamente y como es obligación masónica seguir haciéndolo, para a nuestra vez legarlo a futuras generaciones. El masón conciente de ser heredero de un acervo iniciático, nunca puede anquilosarse, pero tampoco debe jamás alejarse del mito, el símbolo y la leyenda, si debe encontrar el camino para que estos se adapten al mundo moderno en que vivimos, porque lo contrario sería condenarlos a morir dentro de la Francmasonería que vive a través de ellos, por lo que posiblemente si desaparecen la Orden desaparecería acto seguido y como consecuencia de ellos, mejor construyamos y enriquezcamos nuestros mitos, leyendas y símbolos, que eso significa construir sobre la masonería antigua una moderna para nuestros días y para el futuro.
http://www.masoneriaecuatoriana.info/mito%20simbolo%20y%20leyenda.html
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