Escritor Herbert Oré Belsuzarri.
Ya era
bastante traumático que los eruditos sean obligados a reconocer que las raíces
de nuestra moderna civilización occidental no estaban en Grecia o Judea del
primer milenio a.C., en la Asiría y Babilonia del segundo milenio a.C. y ni aún
en Egipto del tercer milenio a.C., sino en la Sumeria del cuarto milenio a.C.
Ahora la credibilidad científica tendría que volver aún más hacia atrás, hacia
una época que hasta los sumerios llamaban los "viejos días" hacia una
enigmática era "antes del diluvio".
Sin
embargo, todas esas revelaciones chocantes deberían ser noticia vieja para
cualquier persona que se tome el trabajo de leer las palabras del Viejo
Testamento dentro de su verdadero significado: después que la Tierra y el
cinturón de asteroides fueron creados (El Rak'iba, o Cielo del Génesis), la Tierra
tomó forma, se creó " Adán" y el hombre fue colocad en el Jardín que
quedaba en el Edén. Sin embargo, por intermedio de las maquinaciones de una
brillante "serpiente" que se atrevió a desafiar a Dios, Adán y su
compañera, Eva, adquirieron un cierto conocimiento que no debían poseer. Ante
eso, el Señor, hablando a seres cuyos nombres no aparecen en la Biblia, se preocupó
con la posibilidad de que el hombre, "como ya es uno de nosotros",
podría también servirse del Árbol de la Vida y comer y vivir para siempre. Así:
Él
proscribió al hombre
Y
colocó delante del Jardín del Edén
Los
Querubines y la llama de la Espada Fulgurante
Para
guardar el camino del Árbol de la Vida.
De
esta forma, Adán fue expulsado del maravilloso pomar que el Señor había
plantado en el Edén, para de ahí en delante "comer las hierbas del
campo" y obtener su sostén "con el sudor de su rostro". Y Adán
"conoció a Eva, su mujer; ella concibió y dio a luz a Caín... y también
dio a luz a Abel, hermano de Caín. “Abel se hizo pastor de ovejas y Caín
cultivaba el suelo”. Así, la afirmación que la Biblia hace sobre una
civilización antediluviana sigue dos líneas, comenzando con la de Caín.
Después
de asesinar a Abel, Caín fue proscrito para el este, para la Tierra de Nod, la
"Tierra de las Migraciones". Allá su mujer dio a luz a Enoc un nombre
que significa "fundación". La biblia explica que Caín "se hizo
un constructor de ciudad" cuando su hijo nació y “dio a la ciudad el
nombre de su hijo, Enoc". (La aplicación del mismo nombre para una persona
y la ciudad asociada a él fue una costumbre que prevaleció a lo largo de toda
la historia de la Antigüedad del Oriente Medio.)
La
línea de Caín continuó con Irad, Mavíael, Matusalén y Lamec. El primer hijo de
Lamec fue Jubal - nombre que en el hebraico original (Yuvat) significa "el
tocador de flauta". Como explica el Libro del Génesis, él fue "el
padre de todos los que tocan la lira y charamela".
Un
segundo hijo de Caín, fue Tubal Caín, "fue el padre de todos los laminadores
en cobre y hierro". Lo que aconteció con ese habilidoso pueblo del este en
la tierra de Nod nos quedaremos sin saberlo, pues el Viejo Testamento,
considerando maldita la línea de Caín, pierde todo el interés en dar la lista
de su genealogía y su destino.
El
Libro del Génesis, en su Capítulo 5, vuelve Adán y a su tercer hijo, Set. Adán,
somos informados, tenía 130 años cuando Set nació y vivió ochocientos años más,
durando por lo tanto, en total, 930 años. Set, que fue padre de Enoc a los 105
años, vivió hasta los 912 años. Enós tuvo a Cainã a los 90 años y murió con 905.
Cainã vivió 910 años. Su hijo Malaleel tenía 895 años cuando murió. Y su hijo,
Jared, falleció a los 962 años.
Sobre
todos esos patriarcas antediluvianos, el Libro del Génesis suministra un mínimo
de informaciones: el nombre de sus padres, la edad que tenían por ocasión del
nacimiento de sus herederos masculinos y ("después de que engendran hijos
e hijas") la edad con que murieron. Sin embargo, el patriarca que se sigue
a ellos recibe un tratamiento especial:
Cuando
Jared completó 162 años, engendró a Enoc...
Cuando
Enoc completó 65 años, engendró a Matusalén.
Enoc
anduvo con Dios.
Después
del nacimiento de Matusalén,
Enoc
vivió trescientos años y engendró hijos e hijas.
Toda
la duración de la vida de Enoc fue de 365 años.
Y
ahí se sigue la explicación -una explicación impresionante- de el por qué Enoc
fue considerado digno de tanta atención y detalles biográficos: ¡Enoc no murió!
Enoc
anduvo con Dios, después desapareció,
Pues
Dios lo arrebató.
Matusalén
fue el patriarca más longevo; vivió 969 años y engendró a Lamec. Lamec, que
vivió 777 años, engendró a Noé, el héroe del diluvio. En este punto del Génesis
existen informaciones más detalladas: Lamec dio ese nombre a su hijo porque la
Humanidad estaba pasando por una época de gran sufrimiento y el suelo era
estéril e improductivo. Al llamar al hijo de Noé ("Descanso"), Lamec
expresó la esperanza de que "este nos traerá descanso de nuestra lucha y
frustraciones en la tierra que Dios maldijo".
Y
así, a lo largo de diez generaciones de patriarcas antediluvianos bendecidos
con lo que los eruditos llaman duraciones de vida "legendarias", la
narrativa bíblica llega a los eventos del diluvio.
El
diluvio es presentado en el Libro del Génesis como una oportunidad aprovechada
por Yahveh para hacer "desaparecer de la superficie de la Tierra a los
hombres que creo". Los antiguos autores hallaron necesario suministrar una
explicación para una decisión tan drástica. Según la biblia, ella tuvo que ver con
las perversiones carnales de los hombres, específicamente con las relaciones
sexuales entre "las hijas de los hombres" y "los hijos de
Dios".
A
despecho de los esfuerzos monoteístas de los compiladores y editores del Libro
del Génesis, luchando para proclamar la fe en una única deidad en un mundo que
en la época creía en muchos dioses, restan numerosos deslices en que la
narrativa bíblica habla de dioses en plural. El propio término para
"deidad" (cuando el Señor no es específicamente llamado Yahveh) no es
el singular El, sino el plural Elohim. Cuando ocurre la idea de crear Adán, la
narrativa adopta el plural:
"Dios
(Elohim) dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, y nuestra semejanza".
Y, después del incidente con el fruto del conocimiento, Elohim de nuevo habló
en el plural, dirigiéndose a seres no identificados. Y ahora transpira de cuatro
enigmáticos versos del Libro del Génesis, Capítulo 6, que preparan la escena
para el diluvio, que no sólo existían deidades (Elohim) en el plural, sino que
ellas hasta tenían hijos (también en el plural). Esos hijos enfurecieron al
Señor al tener sexo con las hijas de los hombres, aumentando su pecado a los
que engendraron hijos o semi-dioses a partir de esa cópula ilícita:
Cuando
los hombres comenzaron a ser numerosos
Sobre
la faz de la Tierra y les nacieron hijas,
Los
hijos de Dios vieron
Que
las hijas de los hombres eran bellas
Y
tomaron como mujeres
Todas
las que más les agradaban.
El
Antiguo Testamento explica aún:
Ora,
en aquel entonces (y también después),
Cuando
los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres
y
estas les daban hijos,
Los
Nefilim habitaban sobre la Tierra;
Estos
eran los Poderosos de la Eternidad, el Pueblo del Shem.
Nefilim
-tradicionalmente traducido "gigantes"– significa literalmente "Aquellos
que Fueron Lanzados Sobre" la Tierra.
Uno
de los investigadores más acuciosos de las tablillas sumerias fue Secharia
Sechin, quién nos narra lo que hallo escrito en estas tablillas.
Ellos
eran los "hijos de los dioses" el pueblo del Shem, o sea, el pueblo
de los cohetes espaciales.
Volvamos,
entonces, a la Sumeria y a los DIN.GIR, "Los Justos de los Cohetes
Espaciales". Tomemos ahora los registros sumerios en el punto donde
paramos anteriormente - 450 mil años atrás.
Fue
hace cerca de 450 mil años, afirman los textos sumerios, que astronautas de
Marduk llegaron a la Tierra en búsqueda de oro.
Necesitaban
de él no para la confección de joyas, sino para alguna necesidad apremiante
conectada a la supervivencia en el 12º planeta.
El
primer grupo de desembarque estaba compuesto de cincuenta astronautas; ellos
eran llamados Anunnaki - "Los del Cielo que Están en la Tierra". Ese
grupo descendió en el mar Arábico y fueron para lo alto del golfo Pérsico, allá
establecieron su primera Estación Terrestre, Y.RÍE.DU - "Hogar en lo
Lejano Construido". El comandante era un brillante científico e ingeniero
que adoraba navegar por los mares, y cuyo hobby era pescar. Él era llamado Y.A.
- "Aquel Cuya Casa ES Agua" – y diseñado como el
prototipo de Acuario; pero, por haber
liderado el aterrizaje, recibió el título de EN.KI¬ - "Señor Tierra”. Como
todos los otros dioses sumerios, el aspecto que lo distinguía era el tocado con
cuernos.
El
plan original, según todo indica, era extraer oro del agua del mar, pero eso
probó ser insatisfactorio. La única alternativa que restó fue obtenerlo de la
manera más difícil: extraer el mineral del sudeste de África, transportarlo en
embarcaciones hasta la Mesopotamia para allí derretirlo y refinarlo. Enseguida,
los lingotes de oro eran enviados para el espacio en el autobús espacial, que
los dejaba en una nave que orbitaba la Tierra. Allí ellos se quedaban esperando
la llegada periódica de una nave madre, que llevaba el precioso metal hacia el
planeta de los astronautas.
Para
hacer todo eso posible, más Anunnaki tuvieron que venir a la Tierra, ellos eran seiscientos. Otros
trescientos cuidaban del autobús espacial y de la estación orbital. Un
espacio-puerto fue construido en Sippar ("Ciudad de los Pájaros"), en
la Mesopotamia, en un lugar alineado con el marco geográfico más
notable
del Oriente Medio -los picos del monte Ararat. Otros poblados con varias
funciones- como el centro de fundición y refinación de Bad-Tibira, un centro
médico llamado Suripak, fueron instalados a modo de formar un Corredor de
Aterrizaje en forma de flecha. En el centro exacto, NIBRU.KI - "El Lugar
del Cruce en la Tierra" (Nippur en acadiano), se estableció el Centro de
Control de la Misión.
El
comandante-general de esa vasta iniciativa en el planeta Tierra era EN.LIL
"El Señor del Comando". En la escritura pictográfica primitiva de los
sumerios, el nombre de Enlil y de su Centro de Control de la Misión eran
diseñados como un complejo de estructuras con antenas altas y grandes telas de radar.
Tanto
Ea-Enki como Enlil eran hijos del gobernante del 12º Planeta en la época, AN (Anu
en acadiano), cuyo nombre significaba "Aquel de los Cielos" y era
escrito pictográficamente como una estrella. A pesar de ser el primogénito, Ea
no era el heredero del trono, pues ese derecho cabía a Enlil, por haber nacido
de otra esposa de Anu que también era su media hermana.
Tal
vez debido al aumento de urgencia de la iniciativa, Enlil fue enviado a la
Tierra y le quitó el comando a Ea, el llamado Señor Tierra. La situación se
complicó aún más con la llegada de la Primer Oficial Médico NIN.HUR.SAG ("Señora
del Pico de la Montaña"), media-hermana tanto de Ea como de Enlil, que
estimuló a los dos a buscar sus favores, pues un hijo de uno de ellos con
Ninhursag heredaría el trono. El constante resentimiento de Ea contra el
hermano, sumado a la creciente competición entre los dos, acabó derramándose
sobre sus descendientes y fue la causa subyacente de los muchos eventos que se
siguieron.
Con
el pasar de los milenios en la Tierra -aunque para los Anunnaki cada 3.600 años
terrestres fueran sólo uno de su propio ciclo de vida-, esos astronautas sin
patente comenzaron a protestar. ¿Cabría a ellos, como hombres conectados a las
misiones
espaciales, que se quedaran cavando mineral en túneles calientes, oscuros y
polvorientos? Ea, tal vez evitando roces con el hermano, pasaba cada vez más
tiempo en el sudeste de África, lejos de la Mesopotamia. Los Anunnaki que
luchaban en las minas dirigían sus quejas hacia él y juntos conversaban sobre
sus insatisfacciones mutuas.
Entonces,
un día, cuando Enlil llegó al área de minería en un viaje de inspección, fue
dada la señal. Hubo un motín. Los Anunnaki salieron de las minas, tiraron sus
herramientas en el fuego, se dirigieron para la casa donde Enlil estaba y la
cercaron, gritando: "Basta!”
Enlil
entró en contacto con Anu y se ofreció para desistir del comando y volver a su
planeta. Anu vino a la tierra. Se montó una corte marcial. Enlil exigió que el
instigador del motín fuera condenado a muerte. Los Anunnaki, como un todo,
rechazaron a divulgar su identidad. Oyendo los testimonios, Anu concluyó que,
en verdad, el trabajo era demasiado duro. ¿Pero como interrumpir la minería del
oro?
Fue
entonces que Ea ofreció una solución. Contó que, en el sudeste de África,
vagaba un ser que podría ser entrenado para ejecutar algunas de las tareas de
minería, siempre que la "marca de los Anunnaki" pudiera ser colocada
en ellos.
Ea
se refería a los hombres y mujeres que habían evolucionado en la Tierra, pero
que aún estaban en un nivel de evolución muy distante del alcanzado por los
habitantes del 12º Planeta. Después de mucha deliberación, él recibió carta
blanca: "Crea un Lulú”, “un trabajador primitivo”; que él soporte el yugo
de los Anunnaki.
Ninhursag,
en calidad de Primer Oficial Médico, iría a ayudarlo en la empresa. Hubo muchas
tentativas y errores hasta encontrarse el procedimiento correcto. Extrayendo el
óvulo de una mujer-mono, Ea y Ninhursag lo fertilizaron con el esperma de un
joven astronauta. Enseguida implantaron ese huevo no en el útero de la
mujer-mono, sino en el de una astronauta.
Finalmente
fue conseguido el "Modelo Perfecto" y Ninhursag gritó de alegría:
"Yo lo creé ¡Mis manos lo hicieron!" Y lo levantó para que todos
vieran el primer Homo sapiens ¡El primer bebé de probeta de la Tierra!
Sin
embargo, como cualquiera otro híbrido, el terrícola no podía procrear. Para
obtenerse más trabajadores primitivos, otros óvulos de mujeres-monos fueron
extraídos, fertilizados y reimplantados en úteros de "diosas del nacimiento",
catorce de cada vez, de las cuales siete generarían hombres y siete, mujeres.
A
medida que los terrícolas comenzaron a encargarse del trabajo de minería en el
sudeste de África, los Anunnaki que laboraban en la Mesopotamia pasaron a
envidiar sus compañeros y comenzaron a clamar por la ayuda de trabajadores
primitivos. A pesar de las objeciones de Ea, Enlil se apoderó de algunos terrícolas
y los llevó para Y.DIN - "La Morada de los Justos" en la Mesopotamia.
El
evento está registrado en la Biblia:
"Yahveh
Dios tomó al hombre y lo colocó en el Jardín del Edén para cultivar y
guardar".
Durante
todo ese tiempo, los astronautas que habían venido a la Tierra se preocupaban
con el problema de la longevidad. Sus relojes biológicos estaban ajustados para
su propio planeta. El tiempo que él llevaba para hacer una órbita completa en
torno al Sol era para sus habitantes un año del ciclo de vida. Sin embargo, en
un único año de esos, la Tierra orbitaba el Sol 3.600 veces, o sea, 3.600 años
para la vida originaria de la Tierra. Para mantener sus ciclos vitales más
largos en la Tierra más veloz, los astronautas consumían un "Alimento de
la Vida" y una "Agua de la Vida", que venían de su planeta
natal. En los laboratorios biológicos de Eridu, cuyo emblema era la señal de
las Serpientes Enlazadas, Ea intentaba desvelar los secretos de la vida, reproducción
y muerte. ¿Por qué los hijos nacidos de astronautas en la Tierra envejecían más
rápido que sus padres?
¿Por
qué los hombres-monos tenían una vida tan corta? ¿Por qué el híbrido Homo
sapiens vivía mucho más que el hombre-mono, pero tenía una existencia breve
cuando era comparada con la de los visitantes a la Tierra? ¿Sería debido a
factores ambientales o a tendencias genéticas?
Realizando
nuevos experimentos en la manipulación genética de híbridos, y usando su propio
esperma, Ea encontró otro "modelo perfecto" de terrícola. Adapa, como
lo llamó, tenía una inteligencia mayor y, por encima de todo, la capacidad de procrear,
pero no poseía la longevidad de los astronautas:
Con
amplia comprensión él lo hube perfeccionado...
Para
él hube dado el Conocer;
La
vida Eterna no le concedió.
Así
Adán y Eva del Libro del Génesis recibieron la dádiva o fruto no sólo del
Conocimiento, sino también del Conocer – el término bíblico hebraico para la
cópula con la intención de engendrar descendientes. Encontramos ese cuento
"bíblico" ilustrado en un dibujo sumerio arcaico.
Enlil
se quedó indignado al descubrir lo que Ea hizo. Jamás se pretendió que el
hombre fuera capaz de procrear como los dioses. Se quedó preguntándose lo que
vendría enseguida. ¿Ea daría al hombre una vida eterna? En el 12º Planeta, Anu
también se quedó perturbado. Levantándose de su trono, ordenó:
“Que
traigan Adapa para acá”
Temiendo
que su humano perfeccionado fuera destruido en la Morada Celestial, Ea lo
instruye, para evitar el alimento y el agua que le serían ofrecidos, pues
contendrían veneno. El lo aconsejó:
Adapa,
Tú
estás yendo delante de Anu, el Gobernante.
Tomarás
el camino para el cielo.
Cuando
al cielo que tú hayas subido
Y
aproximado al portón de Anu,
En
él encontrarás a Tammuz y a Gizzida esperando...Ellos
hablarán
con Anu;
Harán
que el rostro benigno de Anu te sea mostrado.
Cuando
estuvieras delante de Anu,
Cuando
te ofrezcan el Pan de la Muerte,
Tú
no lo comerás.
Cuando
te ofrezcan el Agua de la Muerte,
Tú
no la beberás...
"Entonces
él lo hizo tomar la carretera para el cielo y para el cielo Adapa subió."
Cuando
Anu vio Adapa, se quedó impresionado con su inteligencia y cuánto había
aprendido de Ea sobre "el plan del Cielo y de la Tierra". "¿Que
haremos con él?", preguntó a sus consejeros, ya que Ea lo "hubo
distinguido haciendo un Shem para él", permitiendo que Adapa viajara en una nave
espacial de la Tierra para Marduk.
La
decisión fue mantener a Adapa permanentemente en Marduk. Para que él pudiera
sobrevivir, "el Pan de la Vida le fue traído", así como el Agua de la
Vida. Sin embargo, alertado por Ea, Adapa se negó a comer y a beber. Cuando sus
falsas razones fueron descubiertas, ya era demasiada tarde; la oportunidad de obtener
la vida eterna había pasado.
Adapa
fue devuelto a la Tierra, un viaje durante el cual vio el "terrorífico"
espacio”, "del horizonte del Cielo al cenit del Cielo". Los dioses lo
ordenaron como Alto Sacerdote de Eridu y Anu le prometió que de esa fecha en
delante la Diosa de la Cura trataría también los males de la humanidad. Sin
embargo, la meta máxima del mortal -la vida eterna- ya no sería alcanzada.
De
ahí en delante, la raza humana proliferó. Los humanos ya no eran sólo esclavos
en las minas o siervos en los campos. Ellos ejecutaban todas las tareas,
construían "casas" para los dioses –lo que llamamos
"templos"- e inmediatamente aprendieron a cocinar, bailar y tocar
música para ellos. No tardó mucho y los jóvenes Anunnaki, carentes de compañía
femenina, comenzaron a tener sexo con las hijas de los hombres. Una vez que
todos provenían de la misma primera semilla de la Vida y el hombre era un
híbrido creado con la "esencia" genética de los Anunnaki, los
astronautas y terrícolas descubrieron que eran biológicamente compatibles
"y de ellos nacieron hijos".
Enlil
observaba esos eventos con creciente preocupación. El propósito original de la
llegada a la Tierra, el sentido de la misión, de dedicación a la tarea ya no
existía. La principal preocupación de los Anunnaki parecía ser una buena vida,
y peor, en la compañía de una raza de híbridos. Fue la propia naturaleza que
ofreció la Enlil la oportunidad de colocar un fin en el deterioro de las
costumbres y ética de los Anunnaki. La Tierra estaba entrando en una nueva Edad
del Hielo y el clima agradable sufría cambios. A medida que el clima iba
enfriando, también se hacía más seco. Las lluvias se hicieron menos frecuentes,
las aguas de los ríos más escasas. Las cosechas fracasaron, el hambre se esparció.
La Humanidad comenzó a enfrentar grandes sufrimientos; los hijos escondían alimentos
de sus padres, madres se comían a sus niños. Ha pedido de Enlil, los dioses
evitaron ayudar la Humanidad: "Ellos que mueran de hambre, ellos que sean
diezmados", decretó Enlil.
En
el "Grande Abajo" -en Antártida- la Edad del Hielo también estaba
causando cambios. De año a año el tapacubos de hielo que cubría el continente
en el polo sur se hacía más espeso. Bajo la creciente presión de su peso, hubo
un aumento del roce y calor en su faz interior. Luego el inmenso tapacubos
flotaba en una placa escurridiza de lodo. En la estación orbital vino la
alerta: el tapacubos de hielo estaba entrando en equilibrio inestable; si el resbalara
del continente hacia el océano la inmensa onda causada por el impacto cubriría
toda la Tierra! El peligro era inminente. En el cielo, el 12º Planeta estaba vuelto
hacia su punto más próximo a la Tierra, entre Júpiter y Marte. Como ya había
acontecido en ocasiones anteriores, su fuerza gravitacional causaría terremotos
e inestabilidad en los movimientos de la Tierra. Se calculaba que esa fuerza gravitacional
desencadenaría el desligamiento del tapacubos polar, inundando la Tierra con un
diluvio global. Los propios astronautas no quedarían inmunes a la catástrofe.
Mientras
se iniciaban los preparativos para juntar a todos los Anunnaki cerca del
espacio-puerto y dejar listas las naves que los llevarían hacia el espacio
antes de que la onda llegara, fueron empleadas artimañas para mantener en secreto
a la Humanidad el desastre inminente. Temiendo la invasión del espacio-puerto
por una turba desesperada, todos los dioses fueron obligados a jurar que no
revelarían el secreto. "En cuanto a los hombres", dijo Enlil,
"ellos que perezcan; que la semilla del terrícola sea eliminada de la faz
de la Tierra.”
En
Suripak, la ciudad gobernada por Ninhursag, las relaciones entre el hombre y
los dioses habían alcanzado su punto máximo. Allá, por primera vez, un
terrícola había alcanzado la posición de rey. Con el crecimiento de los
sufrimientos de la raza humana, ZI.U.SUD.RA (como los sumerios lo llamaban) suplicó
el auxilio de Ea. De tarde en tarde, Ea y sus marineros traían clandestinamente
para el rey y su pueblo una carga de pez. Sin embargo, ahora la cuestión
envolvía el propio destino de la Humanidad. Todo el trabajo de Ea y Ninhursag
perecería "y se volvería barro" -como Enlil deseaba-, o ¿La semilla
de la Humanidad debería ser preservada?
La versión de mitos y
leyendas acadios que trascribimos nos dice:
Yo quiero (...) la
destrucción de mi raza humana,
para Nintu quiero atajar la destrucción de mis criaturas.
Haré retornar a las gentes a sus establecimientos.
Construirán ciudades en todos los lugares
y haré que su sombra sea apacible.
Colocarán de nuevo los ladrillos de nuestros templos en los santos lugares,
(y) los lugares de nuestras decisiones los restablecerán en los lugares consagrados.
Yo prepararé convenientemente allí el agua santa que apaga el fuego,
completaré las divinas reglas y los sublimes decretos,
la tierra estará regada y estableceré allí la paz.
Después que An, Enlil, Enki y Ninhursag
hubieon creado el (pueblo) de los cabezas negras,
la vegetación se desarrolló, lujuriante, sobre la tierra,
los animales, de todos los tamaños, los cuadrúpedos, fueron colocados como adecuado onamento de las llanuras
[---]
yo quiero tener en cuenta (sus afanosos esfuerzos).
(Después que) el constructor del país hubo fijado los fundamentos,
(cuando el cetro) de la realeza hubo descendido del cielo,
después que la sublime tiara (y) el trono de la realeza hubieron descendido del cielo,
él completó (las divinas reglas y los sublimes destinos).
Fundó (las cinco) ciudades en (lugares puros);
pronunció sus nombres y las designó como centros de culto.
La primera de estas ciudades, Eridú, la dio al jefe Nudimmud,
la segunda, Baltibira, la dio al nugig,
la tercera, Larak, la dio a Pabilsag,
la cuarta, Sippar, la dio al héroe Utu,
la quinta, Shuruppak, la dio a Sud.
Él proclamó los nombres de aquellas ciudades y las designó como centros de culto;
no detuvo el (anual) diluvio, (sino que) excavó la tierra y trajo el agua,
y estableció la limpieza de los pequeños canales y las zanjas de irrigación.
[---]
el diluvio (...)
(...)
así fue convencido (...).
Entonces Nintu lloró (por sus criaturas) como un (...);
la divina Inanna entonó un lamento por su pueblo;
Enki tomó consejo de sí mismo.
An, Enlil, Enki (y) Ninhursag,
los dioses del universo prestaron juramento por los nombres de An y Enlil.
Entonces el rey Ziusudra, el pashishu de (...)
construyó (...).
Humildemente, obediente, con reverencia él (...);
ocupado cada día, constantemente él (...).
Aquello no era un sueño; saliendo y hablando (...),
invocando al cielo (y) al mundo subterráneo, él (...).
En el ki-ur, los dioses, un muro (...).
Ziusudra oyó a su lado,
estando de pie en el lado izquierdo del muro (...):
«Junto al muro, yo te diré una palabra, (escucha) mi palabra,
presta oído a mis instrucciones:
Un diluvio va a inundar todas las moradas, todos los centros de culto,
para destruir la simiente de la Humanidad (...).
(Tal) es la decisión, el decreto de la Asamblea (de los dioses).
(Tal) es la palabra de An, Enlil (y Ninhursag).
(...) la destrucción de la realeza.
Ahora (...)»
[---]
(...)
Todas las tempestades y los vientos se desencadenaron;
(en un mismo instante) el diluvio invadió los centros de culto.
Después que el diluvio hubo barrido la tierra durante siete días y siete noches,
y la enorme barca hubo sido bamboleada sobre las vastas aguas por las tempestades
Utu salió, iluminando el cielo y la tierra.
Ziusudra abrió entonces una ventana de su enorme barca,
y Utu hizo penetrar sus rayos dentro de la gigantesca barca.
El rey Ziusudra
se prosternó (entonces) ante Utu;
el rey le inmoló gran número de bueyes y carneros.
«Invocaréis por el cielo y por la tierra (...)»
An (y) Enlil invocaron por el cielo y por la tierra (...),
e hicieron aparecer los animales que surgieron de la tierra.
El rey Ziusudra
se prosternó ante An (y) Enlil.
An (y) Enlil cuidaron de Ziusudra,
le dieron vida como (la de) un dios,
hicieron descender para él un eterno soplo como (el de ) un dios.
Entonces al rey Ziusudra,
que salvó de la destrucción la simiente de la humanidad en aquel tiempo,
allende los mares, en el Oriente, en Dilmun, (le) hicieron vivir.
para Nintu quiero atajar la destrucción de mis criaturas.
Haré retornar a las gentes a sus establecimientos.
Construirán ciudades en todos los lugares
y haré que su sombra sea apacible.
Colocarán de nuevo los ladrillos de nuestros templos en los santos lugares,
(y) los lugares de nuestras decisiones los restablecerán en los lugares consagrados.
Yo prepararé convenientemente allí el agua santa que apaga el fuego,
completaré las divinas reglas y los sublimes decretos,
la tierra estará regada y estableceré allí la paz.
Después que An, Enlil, Enki y Ninhursag
hubieon creado el (pueblo) de los cabezas negras,
la vegetación se desarrolló, lujuriante, sobre la tierra,
los animales, de todos los tamaños, los cuadrúpedos, fueron colocados como adecuado onamento de las llanuras
[---]
yo quiero tener en cuenta (sus afanosos esfuerzos).
(Después que) el constructor del país hubo fijado los fundamentos,
(cuando el cetro) de la realeza hubo descendido del cielo,
después que la sublime tiara (y) el trono de la realeza hubieron descendido del cielo,
él completó (las divinas reglas y los sublimes destinos).
Fundó (las cinco) ciudades en (lugares puros);
pronunció sus nombres y las designó como centros de culto.
La primera de estas ciudades, Eridú, la dio al jefe Nudimmud,
la segunda, Baltibira, la dio al nugig,
la tercera, Larak, la dio a Pabilsag,
la cuarta, Sippar, la dio al héroe Utu,
la quinta, Shuruppak, la dio a Sud.
Él proclamó los nombres de aquellas ciudades y las designó como centros de culto;
no detuvo el (anual) diluvio, (sino que) excavó la tierra y trajo el agua,
y estableció la limpieza de los pequeños canales y las zanjas de irrigación.
[---]
el diluvio (...)
(...)
así fue convencido (...).
Entonces Nintu lloró (por sus criaturas) como un (...);
la divina Inanna entonó un lamento por su pueblo;
Enki tomó consejo de sí mismo.
An, Enlil, Enki (y) Ninhursag,
los dioses del universo prestaron juramento por los nombres de An y Enlil.
Entonces el rey Ziusudra, el pashishu de (...)
construyó (...).
Humildemente, obediente, con reverencia él (...);
ocupado cada día, constantemente él (...).
Aquello no era un sueño; saliendo y hablando (...),
invocando al cielo (y) al mundo subterráneo, él (...).
En el ki-ur, los dioses, un muro (...).
Ziusudra oyó a su lado,
estando de pie en el lado izquierdo del muro (...):
«Junto al muro, yo te diré una palabra, (escucha) mi palabra,
presta oído a mis instrucciones:
Un diluvio va a inundar todas las moradas, todos los centros de culto,
para destruir la simiente de la Humanidad (...).
(Tal) es la decisión, el decreto de la Asamblea (de los dioses).
(Tal) es la palabra de An, Enlil (y Ninhursag).
(...) la destrucción de la realeza.
Ahora (...)»
[---]
(...)
Todas las tempestades y los vientos se desencadenaron;
(en un mismo instante) el diluvio invadió los centros de culto.
Después que el diluvio hubo barrido la tierra durante siete días y siete noches,
y la enorme barca hubo sido bamboleada sobre las vastas aguas por las tempestades
Utu salió, iluminando el cielo y la tierra.
Ziusudra abrió entonces una ventana de su enorme barca,
y Utu hizo penetrar sus rayos dentro de la gigantesca barca.
El rey Ziusudra
se prosternó (entonces) ante Utu;
el rey le inmoló gran número de bueyes y carneros.
«Invocaréis por el cielo y por la tierra (...)»
An (y) Enlil invocaron por el cielo y por la tierra (...),
e hicieron aparecer los animales que surgieron de la tierra.
El rey Ziusudra
se prosternó ante An (y) Enlil.
An (y) Enlil cuidaron de Ziusudra,
le dieron vida como (la de) un dios,
hicieron descender para él un eterno soplo como (el de ) un dios.
Entonces al rey Ziusudra,
que salvó de la destrucción la simiente de la humanidad en aquel tiempo,
allende los mares, en el Oriente, en Dilmun, (le) hicieron vivir.
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