En el anterior artículo El retorno de los brujos habíamos comenzado en África donde una pequeña tribu los dogones, parecían tener un conocimiento astronómico superior al de la ciencia de aquel entonces.
Hoy vamos a continuar en África, en lo que fue una de las cunas de la civilización. Ya en el artículo anterior señalamos que en Egipto también se demuestran unos conocimientos de astronomía increíblemente complejos.
Robert Bauval arqueólogo y escritor de libros como “El misterio de Orión”, donde se exponen los resultados de sus investigaciones al más alto nivel. Según éstas, las tres pirámides de Giza están alineadas a imitación de las tres estrellas del cinturón de Orión.
Esto completaba una documentación datada en el 2.440 a C. en Sakkara “Los textos de las pirámides”, en ellos se dice “Osiris viajó lejos a Orión”. Orión era el destino de los faraones donde conseguirían la inmortalidad y resurrección a la vida eterna.
Graham Hancok escritor e investigador, había estudiado el complicado fenómeno de la precesión (movimiento de las estrellas a lo largo del tiempo en la bóveda celeste). El cielo que nosotros vemos no se corresponde con el que vieron nuestros antepasados, ya que las estrellas, aparentemente fijas describen un casi imperceptible movimiento de precesión.
Este fenómeno complicado de calcular a nivel matemático, fue sin embargo conocido según Hancok en Sumeria, Egipto, India, Grecia y México al menos.
Cuando se unieron Bauval y Hancok sacaron unas conclusiones increíbles sobre el complejo de Giza. Según esta investigación en realidad las tres pirámides de Giza señalan una fecha en concreto 10.500 antes de Cristo. En esta fecha Orión se sitúa en la posición más baja en el horizonte.
En esta fecha además la Esfinge miraba exactamente a la constelación de Leo.
En esta fecha además el brazo inicial de la Vía láctea emergía justo donde se perdía la visión del Nilo, como si una fuese la continuidad del otro.
Pero ¿qué ocurrió en el 10.500 a C.?:
+ Según los escritos de Maneton del S. III a. C.
+Según la piedra de Palermo
+ Según el papiro de Turín.
+ Según la estela del sueño de Tutmosis IV
Esa fue La edad de Oro, una edad en la que los dioses gobernaron directamente, personalmente Egipto. Estos seres divinos dieron a los sacerdotes el conocimiento astronómico necesario para comprender las orientaciones y la forma de construir los monumentos.
Además de las fuentes citadas hay referencia a estos dioses en el templo de Edfu o Dendera.
Estos seres sintieron fascinación por Sirio. Propiciaron el culto a Isis (Sirio) y por Osiris (Orión).
Una muestra de esto es el templo de Edfu orientado a Orión y a la Osa Mayor.
Pero no olvidemos esa fecha 10.500 a C. porque volverá a aparecer nuevamente.
Para el próximo artículo saldremos de África y visitaremos otros lugares, lugares donde de nuevo se verá como las construcciones siguen un patrón celeste, este descubrimiento es la esencia de uno más grande.
La civilización que hizo esto no estuvo sólo en África, fue una civilización global extendida por todo el mundo, pero esto forma parte de la misma historia.
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