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domingo, 1 de junio de 2014

El Shamir, El Pectoral del Sumo Sacerdote y el Templo de Salomón de Acuerdo al Talmud (1 de 2)

El Shamir, El Pectoral del Sumo Sacerdote y el Templo de Salomón de Acuerdo al Talmud (1 de 2)
 Julio Mario Villarreal III

El Shamir y el Templo de Salomón

Aparentemente no solo la construcción del Templo de Jerusalén Salomón, rey de Israel, contó con la ayuda del antiguo y leal amigo del rey David, el Rey Hiram I de Tiro, quien en intercambio comercial con los hebreos, aportó parte de los materiales para tal fin sino también una cantidad cercana a los 184,000 constructores calificados al mando de Hiram Abiff, el mejor arquitecto fenicio de la época.
De acuerdo a las escrituras tradicionales judías, las piedras empleadas en la construcción del templo se trabajaron en la cantera de Maresha, cerca de Moreset, sin que se oyera el golpeteo de martillazos, hachas ni otras herramientas durante el trabajo de los cargadores,  aprendices albañiles judíos (ish-sabal), compañeros capataces fenicios (ish-chotzeb) y los superintendentes o maestros fenicios (menantchim), quienes dejaron las piedras labradas y modeladas perfectamente …o casi perfectamente.

El permanente hogar de Dios, donde el Arca de la Alianza descansa, fue construido a imagen del modelo original del Tabernáculo en el que reposaban las tablas de los diez mandamientos que dios entregara a Moisés en el monte Sinaí.
La Biblia nos dice que "ningún martillo ni hacha ni ningún otro instrumento de hierro se escuchó mientras se estaba construyendo." Los comentarios del Talmud al respecto de ese versículo sugiere que debido a que el templo fue construido para enriquecer la vida humana, e implementos de hierro son tan a menudo utilizados para destruir la propia vida humana, no habría sido apropiado utilizar herramientas de hierro en la construcción del Templo.
Sin embargo algunas tradiciones sugieren que incluso hay más en esta historia. Las escrituras dicen que, además de su sabiduría sin igual en cuanto a la reflexión como bien, el mal y la justicia, Salomón como cita la biblia “También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces.”
La sabiduría de Salomón superó a la de los sabios orientales más famosos y la de todos los sabios de Egipto.
Fue el más sabio de los hombres, más que Etán el ezraita; que Hemán, Calcol y Darda, hijo de Majol; su fama se extendió por todos los pueblos vecinos. Pronuncio tres mil parábolas y proverbios y sus poesías sagradas son mil y cinco.
Habló de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que brota en los muros; disertó sobre cuadrúpedos, aves, reptiles  y peces. Venían de todos los pueblos a oír la sabiduría de Salomón.
Las leyendas, sin embargo, dicen que Salomón no hizo más que un discurso sobre estas plantas y animales: él les habló. Dios le había concedido tanta sabiduría que Salomón entendía el lenguaje de todo ser viviente. Y no sólo las plantas y los animales. Salomón podía conversar con los ángeles y los demonios. Incluso podía liberar a los seres humanos de demonios cuando los poseían.
La creencia en los demonios en el imaginario judío está muy arraigada en los textos talmúdicos y el Talmud contiene una leyenda relacionada a la extraordinaria criatura llamada “Shamir” con la cual el Rey Salomón, por medio de los maestros constructores fenicios a cargo de Hiram Abiff, rectifico las piedras del Templo. 

El Shamir

Cuentan las antiguas leyendas hebreas que el Shamir es un ser viviente (aparentemente un gusano), que fue creado con la caída de la tarde del día sexto de la creación del universo, o sea, momentos antes de ingresar el día de reposo (Shabat). Según Midrash Tehilim (En Yalḳ, I Reyes, 182), el Shamir fue traído del paraíso por el águila a la tierra.


La función de este ser vivo llamado Shamir, era ayudar en la construcción del Templo Sagrado, pues hacían falta para tal fin piedras cortadas a medida y labradas (en la actualidad pueden apreciarse las piedras del muro de los lamentos que es lo que quedó de esa construcción). Estas piedras no podían ser cortadas con cincel, pues estaba prohibido el uso de metales para tal fin, al ser que el metal se utiliza para fabricar armas que acortan la vida de la persona, mientras que el Templo Sagrado prolonga la vida de la persona. Por eso, no es correcto alzar lo que acorta la vida de la persona sobre aquello que la alarga. Debido a esto, no se utilizó ninguna clase de metal en el corte y labrado de las rocas sino que se dio uso al Shamir por parte de los maestros constructores.


La Guemará relata la historia de Salomón, a quien el Creador le ordeno construir el Templo sin el sonido de los martillos ni objeto metálico alguno, por lo que no podía cortar las piedras de manera ordinaria. Ante esta necesidad, Salomón le preguntó a los rabinos y ellos le dijeron que había un ser llamado “Shamir”, una clase de gusano-demonio, que fue usado por Moisés  y Aarón para cortar las piedras del pectoral (Efod) como parte de la vestimenta del sumo sacerdote y grabar en cada una de ellas el nombre de cada una de las tribus de Israel; y que además, al recostar el Shamir contra el lado de cualquier roca, la misma, instantáneamente y sin hacer ruido, se separaba según el patrón que se deseaba.
Uno de los mayores desafíos a su sabiduría era encontrar una manera de construir el Templo del Señor sin necesidad de utilizar herramientas de hierro para cortar y alisar, además del traslado y acoplamiento de grandes piedras talladas. Salomón sabía que Dios nunca nos da más obstáculos a superar de lo que somos capaces de manejar, por lo que el precepto de la Torá en contra del uso de herramientas de hierro tenía que significar que existía otro método. Así que convocó a todos los sabios de su reino, y preguntó si alguno de ellos conocía el secreto.

Un viejo mago, instruido en la tradición antigua reveló a Salomón que en el sexto día de la creación, además de muchas otras maravillas que Dios había creado el Shamir. Esta pequeña piedra (algunos dicen que fue un pequeño gusano, que se refiere a la Shamir el Dragón, el Poder de la Serpiente, la Voluntad de Dios que actúa sobre la piedra dura del mundo) del tamaño de un grano de cebada, se utilizó supuestamente por Moisés para grabar los nombres de las tribus en las doce piedras preciosas en el efod (vestiduras sacerdotales usadas por los sacerdotes judíos durante el antiguo testamento) usado por el Sumo Sacerdote.  El Shamir podría cortar las piedras para el templo en completo silencio.

Pero ni él, ni ningún otro de los sabios reunidos sabía dónde se encontraba el Shamir entonces Salomón reunió a todos los demonios que estaban bajo su control, al consultarlos no tenían ni idea de dónde se encontraba el Shamir. Se sospecha, sin embargo que su líder Asmodeo, el rey de los demonios,
probablemente sabía el secreto.
 Al consultar con los demonios inferiores le señalaron a Salomón el nombre de una montaña donde habitaba Asmodeo (Asmodai, Ashmedai, Sydonai, Chammadai o Asmodaeus). Además, le informaron que había un manantial de agua pura dentro de esta montaña donde Asmodeo, el Gran Rey de los Sombrajes o Gran Jefe de Todos los Demonios, le podía dar la información que deseaba.   Asmodeo acostumbraba beber, actividad placentera para él, posteriormente de saciar su sed sellaba el pozo con una gran roca antes de regresar a sus ocupaciones. Cada vez que el regresaba siempre se cercioraba de que el sello no había sido manipulado durante su ausencia.
Salomón pidió a su general y mano derecha, Benaía (cuyo nombre significa "hijo de Dios"), diseñara un plan para capturar a Asmodeo. Benaía salió en busca del demonio a la montaña con una cadena, un manojo de lana, un recipiente de vino y el anillo de Salomón en la que el viejo mago había inscrito el nombre de dios.
Cuando Benaía llegó a la montaña hizo un orificio en la parte inferior dejando que el agua que contenía el pozo de manantial saliera, al terminar la tarea este bloquea la abertura con un poco de lana creando un tapón temporal para evitar saliera el contenido que se preparaba a verter en el pozo. Benaía escala la montaña y hace otro hoyo en la parte superior y comienza a verter el vino que traía en las garrafas para así llenar una gran porción del pozo con vino y posteriormente tapando dicha abertura con el resto de la lana, toda esta obra sin  haber tocado la gran roca que coloco Asmodeo para proteger su pozo.
Cuando Asmodeo regresó, se sorprendió al encontrar vino en lugar de agua en su pozo, pero el sello no había sido tocado. Al principio, él no la quiso beber, pero pronto sucumbió ante su sed y bebió hasta que sus sentidos fueron vencidos y el vino lo puso en un profundo sueño.
Benaía ahora salió de su escondite, deslizó el anillo con el nombre de dios en la cadena y puso la cadena alrededor del cuello del rey de los demonios.
Asmodeo despertó y trató de escapar, pero la lucha fue inútil, el anillo con la inscripción era demasiado poderoso para el demonio. Benaía regresa a ver a Salomón con el demonio atado.
 
Salomón habló con Asmodeo y exigieron que revelara el escondite de la Shamir. El demonio dijo que dios le había dado la Shamir al ángel del mar y este desde hace mucho tiempo se lo confió a un gran pájaro que había hecho un juramento para guardarla cuidadosamente. El ave busco la montaña más rocosa y elevada para hacer su nido, empleaba el Shamir para romper la roca para luego rellenar las aberturas con semillas y así las plantas crecieran y crearan un hábitat más habitable. Pero hay muchos, muchos lugares, entre las montañas del sur donde el pájaro puede  estar.
Una vez más  Salomón y Benaía idearon un plan. Benaía llevó a una fuerza expedicionaria en busca del gran pájaro. Finalmente encontraron su nido, tal como Salomón había esperado, estaba lleno de las crías de la gran ave. Siguiendo el plan de Salomón, Benaía cubrió el nido con un gran cristal plano y transparente que había traído con él. Entonces se escondió y esperó.
Cuando el gran pájaro volvió y vio a sus polluelos hambrientos y desamparados debajo de la piedra, sacó la Shamir para destruirla. Benaía saltó de su escondite de forma inesperada, gritando y agitando los brazos creando tal escándalo que el ave escapa del lujar no sin antes dejar caer el Shamir.
Benaía recogió el Shamir, removió la piedra del nido y volvió con el rey Salomón.

El pequeño Shamir, lo que representa sólo una pequeña fracción de la fuerza de Dios, el Logos, la energía de la serpiente que atraviesa y une a todos los niveles, es tan fuerte que se puede "cortar piedra" - es decir, se puede cortar a través de la densidad y la dureza del mundo material e inmaterial. Este enorme poder sólo puede ser localizado (que está en algún lugar dentro de uno mismo) con la ayuda de nuestro lado oscuro, la "inclinación al mal", que debe ser domado. El demonio Asmodeo la dualidad oscura, el opuesto del rey Salomón. 
Una vez que Salomón sabía que las piedras podrían ser cortadas y montadas sin violencia y sin emplear herramientas de hierro, la tarea de la construcción comenzó.
El Rey Salomón con la construcción de este Templo dedicado a Dios, cumplió con la voluntad de su padre el rey David.  El Templo expresa la unión del alma con el espíritu e igualmente expresa arquitectónicamente esa misma unión, el matrimonio sagrado entre la Tierra y el Cosmos, ya que su construcción se efectúo de acuerdo con el modelo cósmico, según el cual el mundo terrestre aparece del mundo celeste, cumpliéndose el principio de la correspondencia  “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Este principio afirma que se manifiesta en los tres Grandes Planos: El Físico, El Mental y El Espiritual”. Según Flavio Josefa en su libro Antigüedades Judaicas o Antigüedades de los judíos “La razón de ser  de cada uno de los objetos del Templo es recodar y representar al Cosmos”. Por ello, el propio Templo en su integridad y cada una de sus partes, constituyen expresiones  simbólicas de ese Cosmos que representa la correlación entre lo terrenal y lo divino, equilibrio perfecto de fuerzas entre el bien el mal. Dualidad representada por Salmón y el Demonio Asmodeo.
Salomón se dio cuenta que Ashmedai, el Gobernante del Mal era un personaje arrogante, por lo cual Salomón rápidamente lo aseguro con la cadena a una piedra.

Ashmedai se mantuvo en cautiverio por Salomón hasta que el templo fue completado. Este demonio elemental logró su liberación de la siguiente manera: cuando Salomón se mostró curioso de los poderes mágicos de Ashmedai, el Rey de los Sombrajes contestó que si Salomón removía las cadenas que llevaban el nombre de Dios y le otorgaba el anillo con el sello que tenía puesto, entonces le demostraría sus poderes sobrenaturales. Salomón acató la solicitud, y el Sombraje, cargando al Rey, lo lanzo cuatrocientas millas hasta un país distante, y tras llevar sobre sí mismo la figura y apariencia del Rey Salomón, gobernó a Israel en su lugar. Salomón, triste pero sabio, retomo su trono tras muchas aventuras.  Luego de esto, Ashmedai desplegó sus alas y viajó a su propio trono en el mundo elemental.

Otra versión procedente de una leyenda rabínica señala que para poder trabajar sin ningún ruido en la construcción del templo, Salomón fue informado a través del demonio Asmodeous, quien le contó sobre la existencia del Shamir, añadiendo que el cuidado del mismo había sido puesto por el Príncipe del Mar al cuidado de una animal parecido a una abubilla (especie de martin pescador), un grifo y un urogallo, el cual había prometido cuidarla bien. Los ciervos de Salomón buscaron el nido del ave entre las rocas de una montaña y habiéndolo encontrado, lo cubrieron con una fuente de cristal. El pájaro volvió y al ver la entrada de su nido cerrado por lo que suponía era una puerta de cristal de roca, trajo del desierto una larva roedora milagrosa - el Shamir -  con el fin de romper el vidrio. En ese momento, un grito se elevó entre los siervos de Salomón que vigilaban la entrada del nido y el pájaro al sentir temor soltó al Shamir, que los hombres le llevaron al rey (Giṭ.68b). Así el sabio rey adquirió el procedimiento perdido desde los tiempos de Moises, quien con la ayuda del Shamir pudo grabar los nombres de cada una de las tribus de Israel en cada una de las piedras preciosas y semipreciosas del pectoral del sumo sacerdote.



El Templo de Salomón

1 comentario:

  1. Interesante.
    Quiere decir que es la tecnologia que Usaron tambien los Egipcios para hacer sus Piramides?
    O Quizas para impregnar detalles de energia espiritual y que las piramides fueran como transformadores de energia a manera de baterias para manatener los cuerpos astrales de los faraones al cruzar a otra dimension

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