El Shamir, El Pectoral del Sumo Sacerdote y el Templo de Salomón de
Acuerdo al Talmud (1 de 2)
Julio Mario Villarreal III
El Shamir y el Templo de Salomón
Aparentemente no
solo la construcción del Templo de Jerusalén Salomón, rey de Israel, contó con la
ayuda del antiguo y leal amigo del rey David, el Rey Hiram I de Tiro, quien en
intercambio comercial con los hebreos, aportó parte de los materiales para tal
fin sino también una cantidad cercana a los 184,000 constructores calificados
al mando de Hiram Abiff, el mejor arquitecto fenicio de la época.
De acuerdo a las
escrituras tradicionales judías, las piedras empleadas en la construcción del
templo se trabajaron en la cantera de Maresha,
cerca de Moreset, sin que se oyera el
golpeteo de martillazos, hachas ni otras herramientas durante el trabajo de los
cargadores, aprendices albañiles judíos
(ish-sabal), compañeros capataces
fenicios (ish-chotzeb) y los
superintendentes o maestros fenicios (menantchim),
quienes dejaron las piedras labradas y modeladas perfectamente …o casi
perfectamente.
El permanente hogar de Dios, donde el Arca de la Alianza descansa, fue
construido a imagen del modelo original del Tabernáculo en el que reposaban las
tablas de los diez mandamientos que dios entregara a Moisés en el monte Sinaí.
La Biblia nos dice que "ningún martillo ni hacha ni ningún otro
instrumento de hierro se escuchó mientras se estaba construyendo." Los
comentarios del Talmud al respecto de ese versículo sugiere que debido a que el
templo fue construido para enriquecer la vida humana, e implementos de hierro
son tan a menudo utilizados para destruir la propia vida humana, no habría sido
apropiado utilizar herramientas de hierro en la construcción del Templo.
Sin embargo algunas tradiciones sugieren que incluso hay más en esta
historia. Las escrituras dicen que, además de su sabiduría sin igual en cuanto
a la reflexión como bien, el mal y la justicia, Salomón como cita la biblia
“También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo
que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves,
sobre los reptiles y sobre los peces.”
La sabiduría de Salomón superó a la de los sabios orientales más
famosos y la de todos los sabios de Egipto.
Fue el más sabio de los hombres, más que Etán el ezraita; que Hemán,
Calcol y Darda, hijo de Majol; su fama se extendió por todos los pueblos
vecinos. Pronuncio tres mil parábolas y proverbios y sus poesías sagradas son
mil y cinco.
Habló de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que
brota en los muros; disertó sobre cuadrúpedos, aves, reptiles y peces. Venían de todos los pueblos a oír la
sabiduría de Salomón.
Las leyendas, sin
embargo, dicen que Salomón no hizo más que un discurso sobre estas plantas y
animales: él les habló. Dios le había concedido tanta sabiduría que Salomón
entendía el lenguaje de todo ser viviente. Y no sólo las plantas y los
animales. Salomón podía conversar con los ángeles y los demonios. Incluso podía
liberar a los seres humanos de demonios cuando los poseían.
La creencia en los
demonios en el imaginario judío está muy arraigada en los textos talmúdicos y el
Talmud contiene una leyenda relacionada a la extraordinaria criatura llamada “Shamir”
con la cual el Rey Salomón, por medio de los maestros constructores fenicios a
cargo de Hiram Abiff, rectifico las piedras del Templo.
El Shamir
Cuentan
las antiguas leyendas hebreas que el Shamir es un ser viviente (aparentemente
un gusano), que fue creado con la caída de la tarde del día sexto de la
creación del universo, o sea, momentos antes de ingresar el día de reposo
(Shabat). Según Midrash Tehilim (En
Yalḳ, I Reyes, 182), el Shamir fue traído del paraíso por el águila a la
tierra.
La
función de este ser vivo llamado Shamir, era ayudar en la construcción del
Templo Sagrado, pues hacían falta para tal fin piedras cortadas a medida y
labradas (en la actualidad pueden apreciarse las piedras del muro de los
lamentos que es lo que quedó de esa construcción). Estas piedras no podían ser
cortadas con cincel, pues estaba prohibido el uso de metales para tal fin, al
ser que el metal se utiliza para fabricar armas que acortan la vida de la
persona, mientras que el Templo Sagrado prolonga la vida de la persona. Por
eso, no es correcto alzar lo que acorta la vida de la persona sobre aquello que
la alarga. Debido a esto, no se utilizó ninguna clase de metal en el corte y
labrado de las rocas sino que se dio uso al Shamir por parte de los maestros constructores.
La Guemará relata la historia de Salomón, a quien el Creador le ordeno
construir el Templo sin el sonido de los martillos ni objeto metálico alguno, por
lo que no podía cortar las piedras de manera ordinaria. Ante esta necesidad,
Salomón le preguntó a los rabinos y ellos le dijeron que había un ser llamado
“Shamir”, una clase de gusano-demonio, que fue usado por Moisés y Aarón para cortar las piedras del pectoral
(Efod) como parte de la vestimenta del sumo sacerdote y grabar en cada una de ellas
el nombre de cada una de las tribus de Israel; y que además, al recostar el
Shamir contra el lado de cualquier roca, la misma, instantáneamente y sin hacer
ruido, se separaba según el patrón que se deseaba.
Uno de los mayores desafíos a su sabiduría era encontrar una manera de
construir el Templo del Señor sin necesidad de utilizar herramientas de hierro
para cortar y alisar, además del traslado y acoplamiento de grandes piedras
talladas. Salomón sabía que Dios nunca nos da más obstáculos a superar de lo
que somos capaces de manejar, por lo que el precepto de la Torá en contra del
uso de herramientas de hierro tenía que significar que existía otro método. Así
que convocó a todos los sabios de su reino, y preguntó si alguno de ellos
conocía el secreto.
Un viejo mago, instruido en la tradición antigua reveló a Salomón que en el sexto día de la creación, además de muchas otras maravillas que Dios había creado el Shamir. Esta pequeña piedra (algunos dicen que fue un pequeño gusano, que se refiere a la Shamir el Dragón, el Poder de la Serpiente, la Voluntad de Dios que actúa sobre la piedra dura del mundo) del tamaño de un grano de cebada, se utilizó supuestamente por Moisés para grabar los nombres de las tribus en las doce piedras preciosas en el efod (vestiduras sacerdotales usadas por los sacerdotes judíos durante el antiguo testamento) usado por el Sumo Sacerdote. El Shamir podría cortar las piedras para el templo en completo silencio.
Pero ni él, ni ningún otro de los sabios reunidos sabía dónde se encontraba el Shamir entonces Salomón reunió a todos los demonios que estaban bajo su control, al consultarlos no tenían ni idea de dónde se encontraba el Shamir. Se sospecha, sin embargo que su líder Asmodeo, el rey de los demonios, probablemente sabía el secreto.
Un viejo mago, instruido en la tradición antigua reveló a Salomón que en el sexto día de la creación, además de muchas otras maravillas que Dios había creado el Shamir. Esta pequeña piedra (algunos dicen que fue un pequeño gusano, que se refiere a la Shamir el Dragón, el Poder de la Serpiente, la Voluntad de Dios que actúa sobre la piedra dura del mundo) del tamaño de un grano de cebada, se utilizó supuestamente por Moisés para grabar los nombres de las tribus en las doce piedras preciosas en el efod (vestiduras sacerdotales usadas por los sacerdotes judíos durante el antiguo testamento) usado por el Sumo Sacerdote. El Shamir podría cortar las piedras para el templo en completo silencio.
Pero ni él, ni ningún otro de los sabios reunidos sabía dónde se encontraba el Shamir entonces Salomón reunió a todos los demonios que estaban bajo su control, al consultarlos no tenían ni idea de dónde se encontraba el Shamir. Se sospecha, sin embargo que su líder Asmodeo, el rey de los demonios, probablemente sabía el secreto.
Al consultar con los demonios
inferiores le señalaron a Salomón el nombre de una montaña donde habitaba
Asmodeo (Asmodai, Ashmedai, Sydonai, Chammadai o Asmodaeus).
Además, le informaron que había un manantial de agua pura dentro de esta
montaña donde Asmodeo, el Gran Rey de los Sombrajes o Gran Jefe de Todos los
Demonios, le podía dar la información que deseaba. Asmodeo acostumbraba beber, actividad
placentera para él, posteriormente de saciar su sed sellaba el pozo con una
gran roca antes de regresar a sus ocupaciones. Cada vez que el regresaba
siempre se cercioraba de que el sello no había sido manipulado durante su
ausencia.
Salomón pidió a su general y mano derecha, Benaía (cuyo nombre
significa "hijo de Dios"), diseñara un plan para capturar a Asmodeo.
Benaía salió en busca del demonio a la montaña con una cadena, un manojo de
lana, un recipiente de vino y el anillo de Salomón en la que el viejo mago
había inscrito el nombre de dios.
Cuando Benaía llegó a la montaña hizo un orificio en la parte inferior
dejando que el agua que contenía el pozo de manantial saliera, al terminar la
tarea este bloquea la abertura con un poco de lana creando un tapón temporal
para evitar saliera el contenido que se preparaba a verter en el pozo. Benaía
escala la montaña y hace otro hoyo en la parte superior y comienza a verter el
vino que traía en las garrafas para así llenar una gran porción del pozo con
vino y posteriormente tapando dicha abertura con el resto de la lana, toda esta
obra sin haber tocado la gran roca que coloco Asmodeo para proteger su
pozo.
Cuando Asmodeo regresó, se sorprendió al encontrar vino en lugar de
agua en su pozo, pero el sello no había sido tocado. Al principio, él no la
quiso beber, pero pronto sucumbió ante su sed y bebió hasta que sus sentidos
fueron vencidos y el vino lo puso en un profundo sueño.
Benaía ahora salió de su escondite, deslizó el anillo con el nombre de
dios en la cadena y puso la cadena alrededor del cuello del rey de los
demonios.
Asmodeo despertó y trató de
escapar, pero la lucha fue inútil, el anillo con la inscripción era demasiado
poderoso para el demonio. Benaía regresa a ver a Salomón con el demonio atado.
Una vez más Salomón y Benaía idearon un plan. Benaía llevó a una
fuerza expedicionaria en busca del gran pájaro. Finalmente encontraron su nido,
tal como Salomón había esperado, estaba lleno de las crías de la gran ave.
Siguiendo el plan de Salomón, Benaía cubrió el nido con un gran cristal plano y
transparente que había traído con él. Entonces se escondió y esperó.
Cuando el gran pájaro volvió y vio a sus polluelos hambrientos y
desamparados debajo de la piedra, sacó la Shamir para destruirla. Benaía saltó
de su escondite de forma inesperada, gritando y agitando los brazos creando tal
escándalo que el ave escapa del lujar no sin antes dejar caer el Shamir.
Benaía recogió el Shamir, removió la piedra del nido y volvió con el
rey Salomón.
El pequeño Shamir, lo que representa sólo una pequeña fracción de la fuerza de Dios, el Logos, la energía de la serpiente que atraviesa y une a todos los niveles, es tan fuerte que se puede "cortar piedra" - es decir, se puede cortar a través de la densidad y la dureza del mundo material e inmaterial. Este enorme poder sólo puede ser localizado (que está en algún lugar dentro de uno mismo) con la ayuda de nuestro lado oscuro, la "inclinación al mal", que debe ser domado. El demonio Asmodeo la dualidad oscura, el opuesto del rey Salomón.
El pequeño Shamir, lo que representa sólo una pequeña fracción de la fuerza de Dios, el Logos, la energía de la serpiente que atraviesa y une a todos los niveles, es tan fuerte que se puede "cortar piedra" - es decir, se puede cortar a través de la densidad y la dureza del mundo material e inmaterial. Este enorme poder sólo puede ser localizado (que está en algún lugar dentro de uno mismo) con la ayuda de nuestro lado oscuro, la "inclinación al mal", que debe ser domado. El demonio Asmodeo la dualidad oscura, el opuesto del rey Salomón.
Una vez que Salomón sabía que las piedras podrían ser cortadas y
montadas sin violencia y sin emplear herramientas de hierro, la tarea de la
construcción comenzó.
El Rey Salomón con la construcción de este Templo dedicado a Dios,
cumplió con la voluntad de su padre el rey David. El Templo expresa la
unión del alma con el espíritu e igualmente expresa arquitectónicamente esa
misma unión, el matrimonio sagrado entre la Tierra y el Cosmos, ya que su
construcción se efectúo de acuerdo con el modelo cósmico, según el cual el
mundo terrestre aparece del mundo celeste, cumpliéndose el principio de la
correspondencia “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Este
principio afirma que se manifiesta en los tres Grandes Planos: El Físico, El
Mental y El Espiritual”. Según Flavio Josefa en su libro Antigüedades Judaicas
o Antigüedades de los judíos “La razón de ser de cada uno de los objetos
del Templo es recodar y representar al Cosmos”. Por ello, el propio Templo en
su integridad y cada una de sus partes, constituyen expresiones simbólicas
de ese Cosmos que representa la correlación entre lo terrenal y lo divino,
equilibrio perfecto de fuerzas entre el bien el mal. Dualidad representada por
Salmón y el Demonio Asmodeo.
Salomón se dio
cuenta que Ashmedai, el Gobernante del Mal era un personaje arrogante, por lo
cual Salomón rápidamente lo aseguro con la cadena a una piedra.
Ashmedai se mantuvo
en cautiverio por Salomón hasta que el templo fue completado. Este demonio
elemental logró su liberación de la siguiente manera: cuando Salomón se mostró
curioso de los poderes mágicos de Ashmedai, el Rey de los Sombrajes contestó
que si Salomón removía las cadenas que llevaban el nombre de Dios y le otorgaba
el anillo con el sello que tenía puesto, entonces le demostraría sus poderes
sobrenaturales. Salomón acató la solicitud, y el Sombraje, cargando al Rey, lo
lanzo cuatrocientas millas hasta un país distante, y tras llevar sobre sí mismo
la figura y apariencia del Rey Salomón, gobernó a Israel en su lugar. Salomón,
triste pero sabio, retomo su trono tras muchas aventuras. Luego de esto, Ashmedai desplegó sus alas y
viajó a su propio trono en el mundo elemental.
Otra versión
procedente de una leyenda rabínica señala que para poder trabajar sin ningún
ruido en la construcción del templo, Salomón fue informado a través del demonio
Asmodeous, quien le contó sobre la existencia del Shamir, añadiendo que el
cuidado del mismo había sido puesto por el Príncipe del Mar al cuidado de una
animal parecido a una abubilla (especie de martin pescador), un grifo y un
urogallo, el cual había prometido cuidarla bien. Los ciervos de Salomón
buscaron el nido del ave entre las rocas de una montaña y
habiéndolo encontrado, lo cubrieron con una fuente de cristal. El pájaro volvió
y al ver la entrada de su nido cerrado por lo que suponía era una puerta de
cristal de roca, trajo del desierto una larva roedora milagrosa - el Shamir - con el fin de romper el vidrio. En ese
momento, un grito se elevó entre los siervos de Salomón que vigilaban la
entrada del nido y el pájaro al sentir temor soltó al Shamir, que los hombres le
llevaron al rey (Giṭ.68b). Así el sabio rey adquirió el procedimiento
perdido desde los tiempos de Moises, quien con la ayuda del Shamir pudo grabar
los nombres de cada una de las tribus de Israel en cada una de las piedras
preciosas y semipreciosas del pectoral del sumo sacerdote.
El
Templo de Salomón
Interesante.
ResponderEliminarQuiere decir que es la tecnologia que Usaron tambien los Egipcios para hacer sus Piramides?
O Quizas para impregnar detalles de energia espiritual y que las piramides fueran como transformadores de energia a manera de baterias para manatener los cuerpos astrales de los faraones al cruzar a otra dimension