LA LEYENDA MASONICA DE HIRAM ABIFF (2 de 3)
Herbert Oré Belsuzarri.
La masonería actual utiliza la leyenda de Hiram en
la ceremonia de iniciación al tercer grado, al de Maestro Masón. Hasta 1,730
esta iniciación no era obligatoria. Prichard -un autor masónico- escribió ese
año: “No hay un masón de cada cien que pague los gastos exigidos por “The
Master’s Part” [el grado de maestro], si no es por interés”. En 1,738, la
leyenda ya se había extendido por las logias y algunas la representaban; de
ésta forma, poco a poco, fue difundiéndose por la nueva masonería especulativa.
Por otra parte los masones se llaman los hijos de la viuda, cuyo mito está vinculado
a Hiram Abiff:
Es imposible hablar de masonería sin hablar de
Hiram Abif (también llamado Jiram Abif, CHiram, Hiram Abif, Hiram Abí,
Hiram Abiff, Khirm, Khurm o Khur-Om) o el Mito de los Hijos de la
Viuda, el cual se remonta al Mito Egipcio con más de 5,000 mil años de
antigüedad de Isis (viuda de Osiris), que a través de una mística búsqueda
devuelve a la vida a Osiris.
La palabra original Chiram (חירם), consiste en
tres consonantes:
ח, Cheth, (Chamah), la luz del Sol, el
fuego Universal, invisible, frío de Naturaleza atraída por el Sol, manifestado
en luz y enviado abajo a nosotros y a cada cuerpo planetario que pertenece al
sistema solar.
ר, Resh, (ריח Ruach), El espíritu, el aire, el
viento, que como es el Vehículo que comunica y colecciona la luz en Focos innumerables,
en donde los rayos solares de la luz son agitados por un movimiento circular y
manifestados en el Calor y quemando el Fuego.
ם, o מ Mem, (Majim), agua, humedad, la madre
del agua o Humedad Radical, una clase particular de aire condensado.
Estos tres constituyen al Agente Universal o el fuego de la Naturaleza en una palabra, חירם, CHiram.
Cuando Salomón, hijo de David, recibió la misión de construir un templo a Dios y un palacio para los reyes de Israel, Hiram, el rey de Tiro y amigo de David, lo ayuda con materiales y obreros.
A causa de su gran amor por Salomón, Hiram de
Tiro envió también al Gran Maestro de los Arquitectos Dionisiacos, CHiram
Abiff, que no tenía igual entre los artesanos de la tierra.
En un incidente sucedido en el vaciado del mar
de bronce, CHiram sueña con su obra destruida. De la fundición que brilla
enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El
fantasma avanza hacia CHiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco
está revestido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos
desnudos; su cabeza bronceada, enmarcada por una barba cuadrada, trenzada y
rizada en varias filas, va cubierta de una mitra de plata dorada; sostiene un
martillo de herrero. Sus ojos grandes y brillantes, se posan con dulzura en
CHiram y, con una voz que parece arrancada de las entrañas del bronce, le habla
y lo lleva como en un sueño a las profundidades de la tierra, Tubal Caín
instruye a CHiram en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros,
dueños del fuego y le transmitió la tradición
Luciferina.
Al devolver a CHiram a los límites del mundo tangible, Tubal Caín le revela que Balkis pertenece también al linaje de Caín y que es la esposa que le está destinada desde toda la eternidad.
CHiram, como el Maestro de los Constructores,
dividió a sus trabajadores en tres grupos, que fueron llamados a Aprendices,
Artesanos, y Maestros Masones. A cada división le dio contraseñas y signos por
los cuales su excelencia respectiva podría ser rápidamente determinada.
Los tres últimos Artesanos (Jubelas, Jubelon, y Jubelum) descontentos y determinados a forzar a CHiram para revelarles la contraseña del grado del Maestro decidieron confrontarlo.
CHiram, saliendo del templo por la puerta del sur, fue de repente encarado por Jubelas armado con una medida de veinticuatro pulgadas. Sobre la respuesta negativa del CHiram de revelar la Palabradel Maestro, el rufián lo golpeó en la garganta con la regla, y el Maestro herido entonces apresurado a la puerta de Oeste, donde Jubelos, armado con un cuadrado, lo esperó y exigió. Otra vez el CHiram era silencioso, y el segundo asesino lo golpeó en el pecho con el cuadrado. CHiram se dirige a la puerta del este, sólo para ser encontrado allí por Jubelum armado con un mazo y CHiram se cayó muerto.
El cuerpo de CHiram fue sepultado por los asesinos sobre la cumbre del Monte Moriah y una ramita de acacia colocada sobre la tumba. Intentando los asesinos evitar el castigo se embarcaron hacia Etiopía pero fueron capturados y ejecutados. Uno de los grupos enviados por el Rey Salomón descubrió la tumba marcada por la ramita de hoja perenne. Después de que los Aprendices y los Artesanos habían dejado de resucitar a su Maestro de los muertos él fue finalmente levantado por el Maestro Mason "con el apretón fuerte de la garra de un León."
Y Balkis, al regresar al país de Saba, sin haber sido nunca la esposa de Salomón y en su seno lleva al niño que va a nacer de sus amores fugitivos con el Maestro Obrero, ese niño que será el primero de los hijos de la viuda.
Los personajes que se asocian a la figura de Hiram
Abiff, tienen nombres diversos y variados conforme a las fuentes, así por
ejemplo Iblís, en el Islam, es el
nombre de un genio maligno que se negó a inclinarse ante Adán y se apartó de
Alá. El personaje es más conocido, sin embargo, como Shaytán, Satán o Satanás,
palabra aramea que significa "adversario",
nombre con que aparece citado 87 veces en el Corán, mientras que el nombre de
Iblís se cita solo nueve veces. Se le llama también al-waswās, esto es, "el murmurador", porque inocula con
sus murmuraciones la tentación en el corazón de la gente, al-jannās, "el esquivo" y al-rayīm, "el lapidado". El Corán lo considera
el más importante de los jinn, seres que se opusieron a los ángeles.
Es importante
destacar que en el Corán, el Diablo tiene 2 nombres; Iblís, probablemente
derivado del griego "diabolos"
y que se utiliza siempre en singular y como pronombre personal, generalmente en
el contexto de su "caída en
desgracia". Algunos estudiosos han afirmado que Shaytan o Satán, su
otro nombre, que es árabe y, posiblemente, deriva de la raíz "estar lejos de" o "nacido con ira", puede haber sido
adquirido como resultado de su rebelión, mientras que otros argumentan que
Iblís se utiliza en el contexto de la relación del Diablo con Dios, mientras
que Satán se utiliza en relación con los seres humanos. Satán es mucho más
frecuente en el Corán que Iblís, por lo general en relación con la tentación y
la seducción de los seres humanos. En tal sentido, aunque Dios había echado a
Iblís del cielo, le dio permiso para tentar a Adán y a Eva antes de irse. Así,
Iblís fue quien convenció a Adán y a Eva de comer del fruto prohibido. Por otro
lado, el Corán es explícito al señalar que el Diablo sólo tendría poder para
tentar, no para obligar; mientras que la Humanidad conservaría su libre
albedrío para escoger entre seguir a Dios o al Diablo.
En un contexto
esotérico, para la masonería, Iblís es el ángel portador de la luz. Según la
leyenda, Hiram Abiff fue instruido e iniciado durante un descenso al centro de
la Tierra por Tubalcaín, su antepasado, quien le transmitió la tradición y
leyenda luciferina: Al comienzo de los tiempos, hubo dos dioses que se
repartieron el Universo, Adonaí, el amo de la materia y el elemento Tierra, e
Iblís (Samael-Iblis, Lucifer) el amo del espíritu y el fuego. El primero crea
al hombre del barro y lo anima. Iblís y los Elohim (dioses delegados) que no
quieren que éste sea un esclavo de Adonai, despiertan su espíritu, le dan
inteligencia y capacidad de comprensión.
Mientras Lilith
(hermana de Iblís) se convertía en la amante de Adán (el primer hombre)
enseñándole el arte del pensamiento, Iblís seducía a Eva y la fecundaba y,
junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina (según las
tradiciones talmúdicas, Caín nació de los amores de Eva e Iblís y Abel de la
unión de Eva y Adán).
Más tarde Adán no sentirá
más que desprecio y odio por Caín, que no es su verdadero hijo. Caín dedica su
inteligencia inventiva que le viene de los Elohim, a mejorar las condiciones de
vida de su familia, expulsada del Edén y errante por la Tierra. Un día, cansado
de ver la ingratitud y la injusticia, se rebelará y matará a su hermano Abel.
Caín aparece ante
Hiram Abiff y le explica su injusta situación, añadiendo que en el curso de los
siglos y los milenios, sus hijos, hijos de los Elohim e Iblís, trabajarán sin
cesar para mejorar la suerte de los Hombres, y que Adonai, celoso tras intentar
aniquilar a la raza humana tras el diluvio, verá fracasar su plan gracias a
Noé, que será avisado por los Elohim y los “hijos
del fuego”.
Al devolver a Hiram
Abiff a los límites del mundo tangible, Tubalcaín le revela que es el último
descendiente de Caín, del "Ángel de
la Luz" e Iblís y que Balkis pertenece también al linaje de Caín, que
es “la esposa que le está destinada para
la eternidad".
De allí derivaría el
hecho de que durante la iniciación masónica se le haga ver al aspirante en la “Cámara de Reflexión” la palabra VITRIOL
que en latín vendría a decir: VISITA INTERIOREM TÉRREA, RECTIFICANDO INVENIES
OCULTUM LAPIDEM (visita el interior de la tierra y rectificando encontraras la
piedra oculta o piedra filosofal).
Otra variante de la
Leyenda de Hiram nos habla de la costumbre que ha llegado hasta nuestra época,
la ceremonia de colocación de la “primera piedra” o piedra de fundación”,
“placas fundacionales”, “clavos fundacionales” y “ladrillos del destino”, en
toda construcción nueva, que realizan los masones operativos y que es: Una
curiosa costumbre que se han mantenido vivo al construir ciertos
edificios, de distinta índole, ya no solo sagrados, era el de enterrar objetos
sagrados o de origen personal de algún fallecido a modo de protección o
de bendición, que otorgará suerte para la nueva construcción o negocio en sí.
Esta tradición tenía Hiram Abiff, el de enterar objetos sagrados en los
cimientos a la hora de empezar sus construcciones. Esta costumbre nace en
Sumeria y es también practicada en Egipto ¿Haría lo mismo en el templo
que Salomón construía para su Dios? Posiblemente ello ocurrió si el arquitecto
del Templo de Salomón fue Hiram, pero si solo fue el fundidor de metales que
trabajo en la decoración del templo, no debió ocurrir. La práctica de este rito
muy apreciado entre los constructores, debido a que en el ladrillo de piedra o
arcilla, o placas metálicas se inscribían el nombre del dios a quién se
dedicaba la construcción, el nombre del rey y otros aspectos.
La biblia si narra que Hiram construyo en el mítico o legendario templo, el conocido Mar de Bronce, que tanto a dado que hablar a los historiadores. Con este Mar de Bronce, cuenta la tradición, se crearon todos los objetos del inmobiliario del templo, como las magníficas columnas de Jakin y Boaz.
Un Mar de Bronce que fue saboteado por los tres Juwes, así los llaman lo masones, y cuyos nombres son Matusale, Jeroboam y Anru, sacerdotes de origen adamita. Los adamitas eran los sacerdotes de Salomón, que tuvieron que trabajar a regañadientes y codo con codo, con los trabajadores de Hiram Abiff, supuestamente también de origen cainita, ya que los herradores eran los dueños y señores del conocimiento del fuego y descendientes de Tubal Caín.
Estos sacerdotes lo que pretendieron, y consiguieron, fue evitar el bautismo de fuego que suponía cruzar ese Mar de Bronce, o pila bautismal cainíta, para poder así comunicarse con Dios y atravesar el templo, que se les fue negado desde la expulsión de adán y Eva del paraíso y el asesinato de Abel por Caín.
Lograron sabotear el Mar de Fuego los
adamitas antes mencionados y rajaron el molde en la parte inferior, y justo
cuando caía el bronce fundido, se esparció por todas partes y provocó una
gran explosión que resulto fatídico para los allí presentes y para el ayudante
de Hiram, que tuvo que presenciar de nuevo, como otro amigo suyo, caía hacia el
fuego devorador.
Después de este desastroso accidente, Hiram se repuso y consiguió gracias al sueño que tuvo, donde vio a su antepasado Tubal Caín, el que le terminó por instruir en el arte del fuego, como debía de acabar su magnífica obra.
Y así fue, pero una vez terminado, se volvieron a levantar las ampollas de los tres Juwes contra el maestro, y al ser menospreciados en la ceremonia de conceder los toques o grados según las cualidades y conocimientos adquiridos por los que allí trabajaron desde los conocidos grados de la masonería. Utilizaban los grados de Moisés para los maestros, Boaz para los obreros, y Jakim para los aprendices, pero en aquella ocasión eligió Giblim para los aprendices, Schibboleth para los obreros y Tubal Caín para los maestros.
En nuestro intento de proporcionar el mayor número de versiones de la
leyenda de Hiram Abiff, ahora les daremos la versión francesa de Saint-Albin “Los Francmasones y las sociedades secretas”.
La celebridad de la sabiduría y obras monumentales de Solimán Ben Daoud
(Salomón, hijo de David), habia cundido hasta los extremos confines del orbe, y
Balkis, reina de Sabá, emprendió viaje a Jerusalén para hacer cortesía al
magnifico Rey y admirar las maravillas de su reino. Le halló cubierto con
ropaje de oro sentado en un trono de cedro revestido con planchas de oro y
hollando con sus pies un tapete recamado del mismo precioso metal.
Su continente la hizo impresión de una escultura de oro con rostro y manos
de marfil, cuando se adelantó al recibimiento de Balkis le brindó asiento en
aquel mismo trono, cuyo resplandor habría deslumbrado a cualquier otro que no
fuera la Reina del Mediodía.
Balkis, después de haber obsequiado a Solimán con ricos presentes, le
propuso tres enigmas, El sabio (que con este sobrenombre se engrandece) de
antemano por soborno del Sumo Sacerdote de los sabios había tenido soplo de
ellos y encargado la interpretación a Sadoc, Sumo Sacerdote de los hebreos, y así
incontinenti se los descifra a la Reina.
Solimán pasea a esta por el palacio mostrándole sus magnificencias, y luego
la conduce al templo que está, levantado a la Gloria del Dios de los hebreos.
Al llegar a los cimientos del Altar, los ojos de la Reina se fijaron en una
cepa arrancada de la tierra y tirada por allí, y una ave maravillosa, una
abubilla llamada Hud-Hud, que por todas partes la acompaña, con lastimeros
chillidos la da a entender qué cosa es aquel signo despreciado y el sacro
depósito encubierto bajo aquella tierra profanada por el orgullo de Solimán.
Has elevado tu esplendor sobre la tumba de tus padres, reconviene Balkis
al Rey, esta cepa…..este leño sagrado.
Lo mandé arrancar, interrumpe Solimán, para alzar aquí un altar de pórfido
y madera de olivo, al cual han de ornar cuatro serafines de oro.
Esta vid, replica ella, fue plantada por Noé, tronco de tu raza, y sólo su
impío nieto pudo enfurecerse con esta cepa venerable. Sepas que el postrer
Príncipe de tu linaje será enclavado como un malhechor en este leño que debió
haber sido sagrado para ti[1].
En esto la Reina suriana con el Luego de sus ojos ha hecho un volcán del
corazón del Rey, que semeja a un servidor o esclavo delante del señor de quien
pende su vida; con lo cual ella, si antes se sintió repelida por el orgullo de
Solimán, ya se mueve a piedad de ver que el amor le ha trocado en otro hombre,
y gozosa de haber quebrantado aquel pecho soberbio, accede a sus ruegos de
tomarle por esposo.
Pero sea que visite el palacio del Rey o el templo dedicado al honor del
Dios de los hebreos, o que se pare delante de cualquiera de las obras
estupendas que han sublimado el renombre de Solimán, al preguntar quién es el
autor y ejecutor de ellas, cada vez el Rey le contesta: "Es un tal Adomhiram., hombre raro e
intratable, mandado por el buen rey de los Tirios, Hiram". Balkis
solicita que le sea presentado, y Solimán se da maña para distraerla de
semejante empeño. Mas como la hace ver las columnas, las figuras de animales y
las estatuas de querubines; le enseña el trono de marfil colocado frente por
frente del Altar, le habla de un mar do bronce que va a fundarse, la Reina
pregunta: ¿Quién ha modelado estas columnas? ¿Quién ha cincelado las estatuas?
¿Quién ha construido este trono? ¿Quién va a fundir ese Mar de bronce?" Y
Solimán no puede menos de responder a cada pregunta: "Adonhiram"; ella arde en deseos de conocerle, y Solimán por no
desazonarla cede a sus instancias, y ordena que traigan a Adonhiram a su
presencia.
Nadie está al corriente ni siquiera de la patria de este tétrico personaje
ensalzado por su talento sobre todos los hombres, a quien mira con el más alto
menosprecio, y con razón vive como un ser extraño entre los hijos de Adán, puesto
que pertenece a otra estirpe muy diversa. Si la primera madre de aquellos lo
fue también de Caín. Adán no fue sino ayo de este; porque como Eblis, el Ángel
de la Luz, no pudiera ver la hermosura de la primera mujer sin codiciaría
¿había ella de haber resistido al amor de un Ángel? El alma de Caín, centella
del Ángel de la Luz, le daba infinita ventaja sobre Abel, hijo de Adán, y con
todo se mostró bueno con Adán, a quien sirvió de báculo en su vejez caduca e
impotente, bueno como Abel, cuyos primeros pasos guió. Mas Jehová, celoso del
genio comunicado por Eblis a Caín, desterró a Adán y Eva del Paraíso para
hacerles expiar a los dos y a toda su prole la flaqueza de ella.
Adán y Eva aborrecían a Caín, causa inculpable de la cruel sentencia; la
madre misma no tenía amor más que para Abel, y engreído el corazón de éste por
la injusta preferencia, pagaba a Caín el amor con menosprecio. Aclinia, su
hermana, unida con Caín por lazo de mutuo cariño, vino a ser la esposa de Abel
por querer de ese Adonaí, envidioso que había amasado el barro para formar a
Adán, dotándole de un alma servil y recelosa del alma libre de Caín. Exasperado
éste por la injusticia de Adonaí y la de Adán, Eva y Abel, hirió de muerte a su
ingrato hermano. Adonaí, el Dios que tantos miles de hombres había de anegar en
las aguas del diluvio, juzgó la muerte de Abel por crimen irremisible, por más
que en satisfacción de su falta Caín pusiese al servicio de los hijos de Adán
aquella alma superior recibida del Ángel de Luz. El mismo en persona les
enseñaba a cultivar la tierra; su hijo Henoc los aleccionaba en la vida social;
Matusael les descubría la escritura: Lamec introducía el uso de la poligamia;
su hijo Tubal-Caín los adiestraba en el arte de forjar metales; Nohema, que
tuvo trato carnal con su hermano Tubal-Cain, les daba lecciones de hilar y
tejer con que hacer tela para vestirse. Y Adonhiram, el sucesor de Caín, de
Mutasael, de Lamec, de Tubal-Cain y Nohema, emplea todo su genio, industria y
fuerza en el diseño y construcción de este Templo que el fausto de Solimán
erige a ese Adonaí, a ese Dios inexorable, cuyas iras desde el principio del
mundo, de generación en generación, acosan a la progenie de Caín.
EI hijo de los Genios del Fuego pasa melancólico y solitario sus días en
medio de los hijos de Adán sin revelar a nadie el secreto de su sublime
alcurnia. Todos le tiemblan, y más que todos Solimán. El terror que infunde
ahoga en todos los pechos el afecto hacia él, y Solimán, a quien le da en el
corazón la grandeza de Adonhiram y que internamente se humille en su presencia,
le detesta con toda la fuerza de su orgullo,
Presentarse el artífice de tantas maravillas, echar sin encogimiento ni
arrogancia una ardiente mirada a la Reina y estremecérsele a ésta todas las
fibras de su ser fue una misma cosa; hasta que un tanto serenada se pone a
preguntarle acerca de cada una de sus obras y a defenderle contra las críticas
de Solimán, nacidas de baja envidia. Como deseara luego ver junta la multitud
innumerable de albañiles, carpinteros, ebanistas, zapateros, obreros y
fundidores, canteros y escultores que trabajan a las órdenes de Adonhiram,
opone Solimán que estos Operarios, procedentes de todos los países y que hablan
en todas las lenguas, están diseminados por mil partes, y es imposible
congregarles: cuando Adonhiram, trepando a un peñón de granito para ser
divisado de dondequiera y levantando la diestra, hace ademán de trazar en el
aire una línea horizontal y del punto medio de ella figura bajar una
perpendicular, representando así el T (tau) Misterioso. En el acto acuden de todos
los puntos del horizonte los obreros de toda nacionalidad, lengua, raza, en
número de más de cien mil y formarse por sí solos en orden de batalla, componiendo
el ala derecha los carpinteros y demás trabajadores en madera, la izquierda los
mineros, fundidores y demás artífices en metal y el centro los albañiles y
demás ocupados en obra de piedra. Extiende Adonhiram el brazo y aquel ejército
queda inmoble. Entonces viene a comprender la Reina que Adonhiram excede la
talla de simple mortal, y Solimán cae en la cuenta de que la pujanza es
flaqueza en parangón con la de Adonhíram. A Balkis le pasa el compromiso
trabado con Solimán, éste sorprende los ojos de la Reina clavados en el
prodigioso obrero.
Más el poder de Adonhiran capaz de dominar las más arduas empresas, va a
sufrir un desastre tanto más sensible cuanto que la Reina, expresamente venida
para contemplar el triunfo, va a ser espectadora de su humillación. Un sirio
llamado Fanor, compañero albañil, un fenicio de nombre Amrú, compañero
carpintero, un judío de la tribu de Rubén, dicho Methusael, compañero
barretero, se presentaron a reclamar el título y salario de Maestro,
rechazando su pretensión Adonhiram, por carencia de méritos. En venganza de la
repulsa el compañero albañil revolvió cal en la masa de los ladrillos con que
se había de revestir el molde, el compañero carpintero alargó más de lo justo
los travesaños de las vigas para que se quemasen, y el compañero herrero trajo
del lago emponzoñado de Gomorra lava sulfúrea y la echó a derretir con el
metal. Un joven obrero de apellido Benoní, que amaba a Adonhiram como un hijo a
su padre, averiguó el complot y fue a denunciárselo a Solimán para que mandara
suspender la operación; mas en balde, porque él otra cosa no desea sino
afrentar a Adonhirani en los ojos de la Reina, y da orden de seguir adelante.
Abrase la compuerta que detenía el bronce derretido y precipitase en el ancho
molde del Mar de bronce torrentes del líquido metal; mas reviéntense las paredes
por exceso de la corra y corren por todos lados ríos del fluido inflamado.
Imagina Adonhiram que la acción del fuero está vitrificando la tierra y para
impedirlo arroja un chorro de agua a los estribos del molde, con lo cual
entran en lucha revuelto el agua y el fuego, hace saltar con el empuje una
lluvia de metal fundido, sembrando el espanto y la muerte entre la innumerable
muchedumbre atraída al espectáculo.
EI gran artífice confundido busca en derredor suyo con los ojos al fiel
Benoni, y no hallándole, en el pesar de su deshonra, atribúyele la culpa,
ignorante de que el infeliz mancebo ha perecido víctima de su lealtad mientras
intentaba los medios de evitar tamaña catástrofe, ya que Solimán rehusara
interponer su autoridad suspendiendo la obra.
Adonhiram permanece clavado en el teatro de su derrota, y abrumado de
pesadumbre no hace caso de que ese Mar de bronce fundido, aventado por la
fuerza del vapor y que todavía hierve en su fondo, puede por momentos devorarle.
En la Reina de Sabá tenía embebecido su pensamiento, la cual había acudido a
solemnizar su glorioso triunfo no ha presenciado más que su ignominiosa
desgracia; cuando de súbito oye una voz extraña y temerosa, salida al parecer
del centro del abismo, y que tres veces le llama por su nombre: ¡Adon-Hiram,
Adon-Hiram,. Adon-Hiram! Levanta los ojos y en medio de la hoguera divisa una
figura humana de mucho más crecido talle que los moradores terrestres.
Aproxímasela la visión sobrehumana, diciéndole: "Ven, hijo mío, ven sin sobresaltos porque he soplado sobre ti y
respirarás impunemente entre las llamas." Envuelto por el fuego,
Adon-Hiram gusta inefable delicia sumergido en el elemento donde un hijo de
Adán aspiraría la muerte. Impélele un misterioso atractivo, y sin bastar a
contenerse pregunta al que le llamó y le va guiando: "¿A dónde me conduces? —Al centro de la tierra, al alma del mundo,
a los dominios de Caín, donde reina la libertad. Aquí fenece la envidiosa
tiranía de Adonaí; aquí burlando sus furores nos es ilícito saborear los frutos
del Árbol de la Ciencia. Estos son los estados de tu padre. - Entonces ¿quién
soy yo y quién eres tú? - Yo soy el padre de tus padres, hijo de Lamech y
nieto de Caín, soy Tubal-Cain."
Tuba1-Cain introduce a Adon-Hiram en el santuario del Fuego, le declara la
impotencia de Adonaí, la villanía de ese Dios enemigo de la criatura. a quien
condenó a muerte para vengar los beneficios de que le han colmado los Genios
del Fuego. Sigue caminando Adon-Hiram y llega a la presencia del autor de su
raza, Caín. El Ángel de Luz que engendró a Caín puso un reflejo de su
inexplicable beldad en el rostro de su hijo, cuya grandeza provoca los celos de
Adon-Hiram. Caín narra el postrero de sus nietos las propias faltas, las
virtudes superiores a las faltas, sus infortunios iguales a sus virtudes, causadas
por Adonaí.
Muéstrense a la vista de Adon-Hiram todos los descendientes de Caín
muertos antes del diluvio. Los muertos después de esta implacable venganza de
Adonaí también están allí presentes, bien que no puede verlos Adonaí por cubrir
el polvo de sus restos: sus almas entraron en la mansión de Caín, que es el
alma del mundo. Adon-Hiram oye la voz del que nació de los amores de Tubal-Cain
con su hermana Nohema (él mismo se ayuntó con la mujer de Caín y procreo a
Chus, padre de Nemrod), y esta voz le hablaba así:
“De ti procederá un hijo a quien tú no veras y que te
dará infinita posteridad. Tu progenie, bien que muy superior a la de Adán,
será pisoteada por ésta. Por largos siglos desperdiciará su valor y su genio en
derramar beneficios en la ingrata estirpe de Adán hasta que a la postre los
mejores se harán los más fuertes y restaurarán en la tierra el culto al fuego.
Tus hijos, coadunados bajo tu bandera, harán trizas el poder de los Reyes, que
son los instrumentos de la tiranía de Adonaí. Anda, hijo mío, que los genios
del fuego están contigo."
Adon-Hiram es transportado del Santuario del Fuego a la tierra, acompañado
por algunos instantes más de Tubal-Cain, el cual antes de separarse de su nieto
acaba de levantar su espíritu y le regala el martillo de que él se sirviera en
tantas obras memorables, diciéndole: "Con
este martillo que abrió el cráter del Etna y con el favor de los Genios del
Fuego, darás cabo a la empresa acometida y llenarás de estupor a los testigos
de tu derrota en lo del Mar de bronce."
Desaparecido Tubal-Cain, empuña Adon-Hiram el precioso martillo y comienza
a reparar los deterioros de la obra: pocos instantes le bastaron, y los
primeros albores del día iluminaron la nueva maravilla acabada por su genio. Todo
el pueblo de Israel celebra su gloria, y la Reina de Saba, cuyo reciente amor
se había enardecido más con las contradicciones de Solimán, está inundada de
gozo.
Mientras con el séquito de sus mujeres pasea fuera de los muros de
Jerusalén, un secreto impulso guía los pasos de Adon-Hiram a hacerse
encontradizo con ella, cuando esquivaba los aplausos del triunfo y buscaba la
soledad. Se declaran mutuamente su amor y Hud-Hud la avecilla que es la
mensajera de los Genios del Fuego con la Reina de Sabá, así como siempre dio
muestras de profunda aversión contra Solimán, viendo a Adon-Hiram trazar en el
aire el T (tau) misterioso, se va a revolotear en torno de su cabeza[2] y
amorosa se posa en un puño. A vista de esta señal Sarahil la aya de la Reina,
exclama: "Se cumplió el oráculo.
Hud-Hud reconoce al esposo destinado por los Genios del Fuego para Balkis, el
único cuyo amor pueda ella aceptar sin mancilla”.
Ya no vacilan, se toman una a otro por esposos y discurren la traza de eludir
el cumplimiento de la palabra empeñada con el Rey de los Hebreos. Adon-Hiram
saldrá el primero de Jerusalén: poco después la Reina, ansiosa de juntársele en
la Arabia, burlará la vigilancia de Solimán.
Más los tres compañeros, cuya traición solo por la intervención de los
Genios del Fuego fue frustrada, y que sin cesar le espían, para tomar de él
venganza, sorprenden el secreto de sus amores y se avistan con Solimán. Amrú le
dice: "Adon-Hiram ya no visita las
canteras, los talleres ni las fraguas." Tanor le dice: "Como a las tres de la madrugada delante de
mi ha pasado un hombre en dirección a los pabellones de la Reina, y he conocido
que era Adon-Hiram." Methusael le dice: Mandad que salgan afuera mis
compañeros, pues traigo nuevas reservadas para el Rey. Quedando solo con éste,
se explica así: "Aproveché las
sombras de la noche para colarme entre los eunucos de la Reina, y he visto a
Adon-Hiram escurrirse a donde ella estaba: cuando poco antes del alba me
escabullía, él quedaba todavía solo con ella."
Solimán trata con el Sumo Pontífice Sadoc de las ocurrencias que acaba de
saber, y entre los dos maquinan el medio de vengarse de Adon-Hiram.
Este en el entretanto pide audiencia a Solimán para recabar la venia de
retirarse. Preguntado a qué país piensa encaminarse saliendo de Jerusalén:
"Quiera regresar a Tiro, al lado del
buen Rey Hiram, que me mando acá prestado." Otórgale Solimán la
licencia, aunque antes de partir Adon-Hiram ha de pagar el salario a los
obreros. Vuelve a interrogarle Solimán, quienes son los tres compañeros nombrados
Amru, Fanor y Methusael. Son, responde, tres artesanos inhábiles que
pretendían grado y paga de maestros, y yo resistí a su injusta reclamación.
Solimán despide a Adon-Hinm testificándole su perpetua amistad, y hace
comparecer a los tres compañeros. Les notifica la próxima partida de
Adon-Hiram. Y añade: "Muchos
Maestros han ido falleciendo y es menester substituirlos: esta noche después
de los pagos abocaos con Adon-Hiram y pedidle el ascenso al grado de Maestro.
Si os la concede y merecéis su confianza, estad seguros también de la mía. Si
os lo rehúsa, mañana vosotros juntamente con él vendréis a mi presencia, él a
justificar su negativa y vosotros a alegar en contra suya, a fin de sentenciar
en ese pleito, a menos que Dios le deseche y manifieste con alguna evidente
señal que es indigno de encontrar gracia en su acatamiento."
Adon-Hiram y la Reina de Sabá van a separarse para volver en breve a
reunirse. La Reina le dice: "Sed una
y otra vez feliz, señor amado dueño mió: vuestra esclava no ve la hora de
juntarse con vos para siempre, y sabed que cuando la halléis en Arabia,
encontraréis al mismo tiempo el fruto de vuestro amor que lleva en su seno."
Se arranca de los brazos de ella y la quiere más todavía por la razón que le
acaba por decir.
Solimán mientras tanto instigado por la declaración de Amru, Fanor y
Nethusael, procura acelerar su enlace con la Reina de Sabá. La insta aquella
noche a que satisfaga su amor: ahí precisamente le aguardaba Balkis. La cual le
anima a beber y él de buen grado accede esperando sacar del vino atrevimiento
para usar de su fuerza: cobra ánimo y se regocija de ver que ella ha apurado la
copa llena de vino que en las entrañas se trueca en viva llama e incendia los
sentidos. Más ella muy sobre si no ha bebido sino para engañarle, y al ver que
a poco caía Solimán en brazos del sueño de la embriaguez. Se aprovecha para
quitarle del dedo e anillo entregado en prenda de su compromiso. A punto estará
el caballo árabe que veloz la lleve lejos de Jerusalén, a la tierra de Sabá,
donde ha de encontrarse con Adon-Hiram.
Más éste ha tocado a Methusal en la puerta de Poniente, a Fanor en la del
Norte y a Amrú en la del Oriente[3].
Los tres compañeros le pidieron la consigna de Maestro, como se negase a darla,
cayó bajo los golpes de estos traidores. Para borrar las huellas del crimen,
fueron a enterrar el cuerpo en un solitario altozano y Methusael plantó una
acacia en la tierra removida.
Cuando se le disiparon a Solimán los vapores de la embriaguez y se vio
solo, abandonado de Balkis, de pronto le dio un arrebato de furor, amenazando
con él a Sadoc y a su dios Adonaí. Mas el profeta Ohias de Silo le apaciguo y
metió en cintura, acordándole que el matador de Caín fue castigado siete veces,
y el matador de Lamech setenta veces siete; y añade que quien derramó la sangre
de Caín y de Lamech será castigado setecientas veces siete. Solimán, para
apartar de su cabeza esta sentencia, ordena que busque el cuerpo de Adon-Hiram.
Nueve Maestros le encuentran donde los tres compañeros lo habían enterrado
Solimán le hace dar sepultura bajo el Altar del Templo.
No obstante le asalta el pavor en su trono de marfil y oro macizo. Clama
piedad a todas las potestades de la Naturaleza; mas se olvida de pedir gracia
al más diminuto de los insectos, el arador.
“El arador, paciente en la
satisfacción de su venganza, está royendo sin pasar un momento, por espacio de
224 años, el trono de Solimán, y este trono al cual parecía el mundo entero
inclinarse, derrumbase con temeroso estruendo."
Como se podrá notar las diferentes versiones hacen énfasis en diferentes
aspectos aparentemente, pero en lo central se mantiene, por ello las diferentes
versiones y uso en los correspondientes ritos y rituales masónicos son
adecuaciones que corresponden a cada potencia masónica y/o cada oriente, y como
es natural a partir de ello su interpretación simbólica es rico en matices y
enfoques.
Otro aspecto importante a tratar, es la
genealogía de Hiram Abiff, que nos remonta a la época en que es expulsado Adán
y Eva del paraíso, luego del cual según las antiguas tradiciones, Iblis tuvo un
hijo con Eva, al que se le dio el nombre de Caín, mientras que su medio hermano
Abel es hijo de Adán y Eva.
Continuando con la descendencia tenemos que
Caín y Lebuda fueron los padres de Enoc que se casó con Naema y fueron padres
de Irad que con Naema, tuvieron por hijo a Mejuyael, este se ayunto con Naema y
fueron padres de Matusael que se unió a Naema y fueron padres de Lamec que con
Tsilla (Zila) tuvieron por hijo a Tubalcain que se casó con Naema y fueron
padres de Ur que se casó con una viuda de Dan y fueron padres de Hiran Abiff y
este tuvo por pareja a la reyna de Saba o también llamada Balkis, cuyos
ancestros también eran cainitas.
Génesis 4.
4:17
Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una
ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.
4:18
Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael,
y Metusael engendró a Lamec.
4:19
Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de
la otra, Zila.
4:20
Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y
crían ganados.
4:21
Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan
arpa y flauta.
4:22
Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de
hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.
La primera referencia que hace la biblia
sobre construcción de ciudad, menciona a Caín, con lo cual en esta tradición
sería el primer constructor o primer arquitecto, cuyo descendiente póstumo
Hiram Abiff será el constructor del Templo del rey Salomón.
[1]
Crucifixión de Jesus de Nazareth
[2]
Recuérdese la paloma del bautizo de Jesús, según los Evangelios.
Tiene la misma significación esotérica que el Flud-Hud de Adon-Hirain y Balkis.
[3]
Segun nuestros rituales, Hiram iba a salir del Templo, a donde fue a orar,
cuando sucesivamente lo asaltaron, por la puerta del norte, con un golpe de
regla en la garganta, Jubelas; por la de occidente, con un golpe de escuadra en
el pecho, Jubelos, y por la del oriente, con un golpe de mazo en la frente,
Jube1on. De aquí se deduce que Fanor es nuestro .Jubelás. Methusael corresponde
a Jubelós y Amru a Jubelón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario