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lunes, 28 de julio de 2014

LOS MASONES Y LA INDEPENDENCIA DEL PERU Y AMERICA LATINA.

LOS MASONES Y LA INDEPENDENCIA DEL PERU Y AMERICA LATINA.

Herbert Oré Belsuzarri.

José de San Martín ingresó a Lima el 12 de julio de 1821, venía como un verdadero libertador, no para conquistar por las armas el Perú sino para ganar una guerra de ideas. Por ello, alguna vez se preguntó: ¿Cuánto puede avanzar la causa de la independencia si me apodero de Lima, o incluso del país entero, militarmente?… Quisiera que todos los hombres pensaran conmigo, y no quisiera avanzar un paso más allá de la marcha gradual de la opinión pública. ¿Estaba en lo cierto? Lamentablemente, el tiempo no le daría la razón.

Los peruanos y los masones que radicaban en ella redactaron y firmaron un acta de independencia el 15 de julio de 1,821 a escasos tres días del ingreso de San Martín a la Ciudad de Lima, documento que es redactado y rubricado en el Cabildo de Lima.
El texto del Documento histórico de dicha fecha a la letra dice:



En la ciudad de Los Reyes, el quince de Julio de mil ochocientos veintiuno. Reunidos en este Excmo. Ayuntamiento los señores que lo componen, con el Excmo. e Ilmo. Señor Arzobispo de esta santa Iglesia Metropolitana, prelados de los conventos religiosos, títulos de Castilla y varios vecinos de esta Capital, con el objeto de dar cumplimiento a lo prevenido en el oficio del Excmo. Señor General en jefe del ejercito Libertador del Perú, Don José de San Martín, el día de ayer, cuyo tenor se ha leído, he impuesto de su contenido reducido a que las personas de conocida probidad, luces y patriotismo que habita en esta Capital, expresen si la opinión general se halla decidida por la Independencia, cuyo voto le sirviese de norte al expresado Sr. General para proceder a la jura de ella. Todos los Srs. concurrentes, por sí y satisfechos, de la opinión de los habitantes de la Capital, dijeron: Que la voluntad general está decidida por la Independencia del Perú de la dominación Española y de cualquiera otra extrajera y que para que se proceda a la sanción por medio del correspondiente juramento, se conteste con copia certificada de esta acta al mismo Excmo. y firmaron los Srs.:El Conde de San Isidro- Bartolomé, Arzobispo de Lima, Francisco Javier de Zárate- El Conde de la Vega de Ren- El Conde de las Lagunas-Toribio Rodriguez-Javier de Luna Pizarro-José de la Riva Aguero-El marquez de Villa fuerte…”

San Martín, el 28 de Julio de 1821  reúne el Cabildo Abierto en Lima, declarando junto con el pueblo la Independencia del Perú de la dominación española y de cualquier otra dominación extranjera. Don José de San Martín proclama y jura la Independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima con las siguientes palabras:

EL PERU DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE
POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS  Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE.
¡VIVA LA PATRIA! 
¡VIVA LA LIBERTAD! 
¡VIVA LA INDEPENDENCIA!"

Esta misma proclama es repetida en varias plazas de Lima, a fin de que la población limeña pueda darse por enterada, así una testigo de este acto trascendental dira: "...El 28 del mes anterior se juró en esta capital la Independencia del Perú. No he visto en América un concurso ni más lucido ni más numeroso. Las aclamaciones eran un eco continuado de todo el pueblo... Yo fui uno de los que pasearon ese día el estandarte del Perú independiente... Jamás podría premio alguno ser más lisonjero para mí, que ver enarbolado el estandarte de la libertad en el centro de la ciudad más importante de esta parte de América, cumpliendo el objeto de nuestros trabajos en la campaña (...). En esa misma noche se dió refresco y baile en el cabildo. Ninguna tropa logró contener la aglomeración de gente y no pudo lucir el ambiguo que se preparó para los convidados (...). En la noche siguiente se dió en el palacio del general un baile, al que asistieron todas las señoras, esto requeriría una descripción particular para lo que no tengo tiempo. La compostura con que se presentaron aquellas era elegante(...). Yo bailé mi contradanza de etiqueta con una señora y me separé con mis amigos a analizar los efectos de la política del gobierno antiguo" (Carta de Tomás Guido - amigo de San Martín - del 6 de agosto de 1821, a su esposa Pilar Spano).

La independencia del Perú y las Logias estuvieron muy ligadas y sobre todo con las llamadas sociedades secretas conectadas con las Logias Lautarinas y con las Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional.

En el Perú fueron ciudades muy especiales donde se desarrollaron estas Logias, así tenemos, Lima, Trujillo, Tacna, Lambayeque y Arequipa. Todas tuvieron su rol en la lucha contra España.

La llegada y posterior partida de San Martín antes de que se concluyera en forma efectiva la independencia del Perú y con él la independencia de todos los países de América del Sur que estaban bajo la dominación española, tuvo diversos episodios donde los masones tuvieron roles protagónicos, así tenemos la reunión de San Martín y Bolívar en Guayaquil.

Escritores e intelectuales Argentinos cuando tratan sobre la reunión de San Martín y Simón Bolívar en Guayaquil y sobre lo que trataron en ella dicen:

A. J. Pérez Amuchástegui, argentino, publicó La carta de Lafond y la preceptiva historiográfica:

–En la entrevista hubo algo público y algo secreto.
-Hubo acuerdo completo. San Martín no podía dominar a la anarquía ni terminar la guerra en Perú sin destruir al partido nacionalista, que era su partido, pero Bolívar sí podía hacerlo. El libertador argentino no iba a emplear mano de hierro contra sus propios paisanos: 

1). La permanencia de San Martín era incompatible con ese objeto. 
2). En su momento, Colombia auxilió a Perú. 
3). Bolívar eliminó al grupo que había ejercido el poder con San Martín. 
4). San Martín permanece en América hasta que se aseguró la hegemonía de Bolívar. 
5). Las tratativas con los realistas fueron para que retiren las tropas éstos y se reconozca la independencia. 
6). San Martín, en Europa, trabajó para que se reconozca la independencia por Inglaterra. 
7). El distanciamiento fue aparente, para facilitar el plan entre miembros de una misma logia.

Pérez Amuchástegui hace conjeturas, no se basa en documentación, en todo lo que afirma. Ricardo Font Ezcurra, sostiene que el plan común fue impuesto por la masonería (decía que preparaba una obra al respecto pero muerto en 1959 no apareció escrito alguno).

¿Era auténtica la carta de Lafond del 29 de setiembre de 1822?

Sí, según Julio César Chávez, porque San Martín repitió los mismo términos al general Miller y al Mariscal Castilla.

Ariosto González, uruguayo, en su trabajo Autenticidad de la carta de Lafond, dice lo mismo: coinciden sus términos con los hechos y San Martín tuvo conocimiento del texto que publicó Lafond y lo aceptó; coincide, en fin, con los demás documentos y testimonios de San Martín.

Gerhard Masur, profesor de la Universidad de Virginia, refutó a quienes consideraron falsa la misiva (Cristóbal L. Mendoza y Vicente Lecuna), en su trabajo La carta de San Martín Bolívar del 29 de agosto de 1822 (Eduardo Giarlandini, Guayaquil San Martín – Bolívar ¿Pacto o Discordia?, Pág. 18).

José Carlos Mariategui, anota en su más popular libro lo siguiente: Tuvo el Perú un clero liberal y patriota desde las primeras jornadas de la revolución. Y el liberalismo civil, en muy pocos casos individuales se mostró intransigentemente jacobinos y, en menos casos aún, netamente antirreligiosos. Procedían nuestros liberales, en su mayor parte, de las logias masónicas, que tan activa función tuvieron en la preparación de la independencia, de modo que profesaban casi todos el deísmo que hizo de la masonería, en los países latinos, algo así como un sucedáneo espiritual y político de la reforma. (José Carlos Mariátegui, Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, Pág. 155).

Durante el periodo de Independencia surgieron masones peruanos que participaron en la independencia de los pueblos de América, tenemos incluso a los masones que gobernaron en la República de Argentina como Ignacio Alvarez Thomas, Toribio de Luzuriaga, José Darregueira, o a Juan Egaña en Chile quien llego a ser Ministro y Diputado y al cura Melchor de Talamantes en Mexico. (Ponencia II Convención Nacional de Grandes Logias Masónicas del Perú Octubre 2005, del R:.H:. Juan Velásquez Calderón)

En otro interesante trabajo del Mason Francisco José Del Solar:  LAS CORTES DE CADIZ Y LA MASONERIA, anota: El ilustre hermano masón, jurista, político y poeta peruano José Gálvez Barrenechea (Tarma 1885-Lima 1957) escribió: “La independencia fue labor de masones y los fueron todos y casi todos los que conoces y veneras por Padres de tu Patria, y entre ellos, como descubrirás, más tarde, hasta sacerdotes hubo” (...) “La masonería sirvió maravillosamente a la labor de la libertad.”

Esta absoluta verdad siempre ha sido soslayada por los historiadores oficiales, oficialistas y, máxime, por los católicos dogmáticos que dueños de sus propios temores no han querido tratar científicamente este tema, al margen de que favorezca o no a la masonería. (Jose GÁLVEZ BARRENECHEA, “Estos terribles masones”).

Los masones limeños así como los masones de las provincias participaron activamente en la independencia del Perú:

También integraron la masonería los patriotas tacneños Francisco de Zela y Enrique Pallardelli; el poeta y mártir Mariano Melgar; Manuel Pérez de Tudela –redactor del Acta de la Independencia–; el ideólogo de la libertad americana Manuel Lorenzo de Vidaurre; el mártir cusqueño José Joaquín Ladrón; José Toribio de Luzuriaga y José de Rivadeneira, gestores de la independencia de Argentina, Chile y el Perú; José Vásquez de Acuña, primer abanderado de la naciente República peruana; y José Baquíjano y Carrillo. Asimismo, Francisco Javier de Luna Pizarro, presidente del Primer Congreso Constituyente del Perú; José de la Riva Agüero, líder de la emancipación americana; Francisco Javier Mariátegui, Antonio José de Sucre, Vicente Morales Duárez y Gregorio Escobedo, entre otros.

Algunos miembros de la orden participarían en la confección de los símbolos patrios. José Gregorio Paredes, diseñador del Escudo Nacional; José de San Martín, José de Torre Tagle, Bernardo Monteagudo, Francisco Javier Mariátegui, Tomás Guido, Hipólito Unanue, Simón Bolívar y Andrés de Santa Cruz participaron en su oportunidad en los decretos referidos a la Bandera. El Himno Nacional fue cantado por primera vez por Rosa Merino, madre del que fue primer gran maestro de masones, Antonio Arenas Merino.

Francmasones que se alzaron.

1805.   Cusco: Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde.
1811.   Tacna: Francisco Antonio de Zela.
1812.   Huánuco, Panatahuas y Huamalíes: Juan José Crespo y Castillo, Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro.
1813.   Tacna: Enrique Paillardelle y Pedro Calderón de la Barca.
1814.   Cusco, Arequipa: José, Vicente y Mariano Angulo, Mariano Melgar y Matías Pumacahua.
1818.   Callao: José Gómez, Nicolás Alcázar y Casimiro Espejo.
1819.   Lima: José de la Riva Agüero, Mateo y Remigio Silva.

Entre 1821 y 1825:

Informaron a San Martín todo lo relacionado con su avance de Paracas-Pisco. Luego le dieron personal y logística en su avance por los valles de Ica, Chincha y Cañete.
Facilitaron, a través del francmasón José Faustino Sánchez Carrión, la llegada y las posteriores victorias de Bolívar.
La aprobación como lema oficial del Perú en 1825 del “mote”: “Firme y feliz por la unión”, que fue santo y seña de los ejércitos independentistas, así como su posterior acuñación en las primeras monedas peruanas de oro y plata. (Información Masónica del Perú editada por la R:.L:.S:. Fénix No. 137-1 Jurisdicción de la Gran Logia Constitucional del Perú. Protagonistas de la Independencia Peruana Pertenecieron a Logias Francmasónicas”, julio 28, 2007).

Contrario a lo que afirman los historiadores masones, otros estudiosos dicen:  Si bien es cierto, la masonería existió en el Perú antes de 1820, no se le puede atribuir un rol que no le cupo, aunque los historiadores masónicos hablen de ello sin aportar datos (Pascual 1995). En ese sentido, nos parece esencial, desvirtuar las afirmaciones que se han venido y vienen aún difundiendo.

Podemos concluir entonces que esta sociedad secreta –Se refiere a las Logias Lautaro del Perú, Argentina y Chile-, acaso la más célebre pero quizá no la única que se constituyó, fue la expresión política de sectores de la sociedad criolla, que viéndose desplazados de los puestos de mando, vieron en las logias la oportunidad de asociarse para apoderarse del poder político,  procurando retenerlo todo el tiempo que les fue posible. Empeño vano, pues Lautaro, sociedad que se proyectó a Argentina, Chile y el Perú, se disolvió prontamente por la disparidad de intereses y opiniones que representaba, ante el beneplácito de la aristocracia que vio en Lautaro a un grupo que despreciaba sus ideales y la alejaba del poder político. (Frías 1950: 276). (Jorge Luis Castro Olivas, Sociedades Secretas y Masonería en el Proceso de Emancipación Peruano, La Logia Lautaro en el Perú, Pág. 142).

En conclusión, la tan mentada influencia de la masonería inglesa sobre los próceres de la independencia de Sudamérica ha sido completamente exagerada. Esto no quiere decir que Inglaterra no haya ejercido ninguna influencia. La ejerció y fue poderosísima. Pero los intereses de la corona británica en Sudamérica fueron dirigidos directamente por Lord Castlereagh, Secretario de Relaciones Exteriores, y no por la Gran Logia de Londres, que era presidida por el Duque de Sussex, la “oveja negra” de la familia real inglesa. La masonería en la Inglaterra tory nunca tuvo la importancia que tuvo en Francia bajo la revolución y el imperio napoleónico. Sin duda hubo masones ingleses, tal el caso de Sussex o el general Sir Robert Wilson, que apoyaron la independencia americana, pero lo hicieron desde la oposición y sus esfuerzos fueron neutralizados por el gobierno. Al elegir a Inglaterra como la aliada natural de la causa independentista, Bolívar y San Martín no obedecían órdenes de la logia de Londres sino sus propias convicciones. En cuanto a su apoyo al sistema monárquico, éste quizás fue producto de cierto pragmatismo. Mas de uno pensaba entonces que la independencia de la América española era “una quimera” bajo cualquier otra forma de gobierno. Recordemos que días antes de la declaración de la independencia, el propio Manuel Belgrano declaró en una sesión secreta del Congreso de Tucumán, “que había acaecido una mutación completa de ideas en la Europa en lo respectivo a la forma de Gobierno. Que como el espíritu general de las naciones en años anteriores era republicano todo, en el día se trataba de monarquizarlo todo.”Sea cual haya sido la verdadera causa de su monarquismo, como observó un distinguido historiador, Bolívar y San Martín “quedaron burlados en sus planes y los dos llevaron a la tumba, como  justo castigo de su error, el pesar de un triste desengaño.”

Si hubo influencia de la masonería en la independencia de América, ésta provino de la masonería francesa, primero revolucionaria y luego bonapartista, que se extendió no sólo en España sino también por todo el continente americano. Su ideología estaba inspirada por la Revolución Francesa y su influencia disminuyó, pero no cesó, luego de Waterloo. Recordemos que José Bonaparte vivió en Estados Unidos cerca de quince años, y  contrariamente a lo afirmado por algunos de sus biógrafos, no se dedicó solamente a diseñar los jardines de su palacete en Trenton, Nueva Jersey, como lo prueban sus frecuentes contactos con José Miguel Carrera durante 1816. Su influencia y la de su hermano más famoso sobre los eventos políticos que sacudieron a Europa y América a partir de 1815 es poco conocida, aún entre los historiadores.

El debate, a veces tan agitado, respecto a si tal o cual prócer fue masón, ha contribuido a soslayar una discusión mucho más interesante sobre las verdaderas causas del cisma que se produjo entre las dos facciones que propugnaban la independencia de las colonias españolas. Además de un choque de personalidades, este cisma fue causado principalmente por dos factores externos: en primer lugar, la lucha ideológica que se desató en Europa entre el “legitimismo” y los principios de la Revolución Francesa, y en segundo lugar, y no menos importante, las intrigas del gabinete inglés para mantener su supremacía marítima y comercial en ambos lados del Atlántico. El establecimiento de varias monarquías constitucionales en la América española era la solución preferida por Castlereagh si Fernando VII rechazaba la mediación inglesa y no conseguía someter a sus súbditos americanos. El ascenso del partido liberal francés al poder en 1819 y la revolución liberal en España al año siguiente complicaron sus planes. Quizás la historia hubiera sido distinta si Castlereagh no se hubiera suicidado a mediados de 1822. Su muerte produjo el advenimiento de una política exterior inglesa más liberal bajo George Canning. En parte gracias a Canning, eventualmente la solución republicana triunfó en todo el continente. La excepción fue Brasil, donde los liberales que apoyaron la independencia bajo una monarquía constitucional al poco tiempo se llevaron la desagradable sorpresa de que Pedro  I era tan despótico como sus parientes europeos (Emilio Ocampo, Inglaterra, la Masonería y la Independencia de América, Pág. 23 al 25).

Como se podrá percibir la historia se puede haber redactado de diferentes formas, pero la realidad es única. Es innegable la participación de los masones y la importancia de ella ha quedado perennizada en sus diferentes actos que la historia no ha podido soslayar, aunque aún le cuesta reconocer.

TOMADO DEL LIBRO: LOS MASONES Y LA INDEPENDENCIA DEL PERU.

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