Los viajes del Aprendiz – Visión Transcendental[1] (1 de 2)
Alfredo Roberto Netto
Idioma Original: Portugués del Brasil
Traductor: V.·.H.·. Mario López Rico
En los Principios Fundamentales del Ritual del
Aprendiz Masón, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado aprendemos que la Masonería es una Orden Universal,
formada por todas las razas, credos y nacionalidades, reunidos por la
Iniciación y congregados en Logias, en las cuales, por métodos o medios racionales, auxiliados por símbolos e alegorías,
estudian y trabajan para la construcción de la Sociedad Humana y fundamentada
en el Amor Fraternal, en la Esperanza de que, con Amor a Dios , a la Patria, a
la Familia y al Prójimo, con Tolerancia, Virtud y Sabiduría, con la investigación constante y libre de la
Verdad, con el Progreso del Conocimiento Humano, de las Ciencias y de las
Artes, sobre la Trinidad – Libertad, Igualdad y Fraternidad – dentro de los
principios de la Razón y de la justicia; el mundo alcance la Felicidad General
y la Paz Universal[2]
De
estos principios se deducen diversos corolarios, de los que destaca el marcado
como B en el ritual
“b – La masonería no impone límites a la
libre investigación de la verdad y para garantizar esta libertad, exige de
todos la mayor tolerancia”.[3]
Uno de
los momentos más hermosos e importantes que tienen lugar durante el ritual de
Iniciación de un profano son los “Viajes
simbólicos” que, más allá de producir efectos reales en el iniciado,
contienen una valiosa simbología cuya compresión y empleo será de suma
importancia en la conducta posterior del candidato.
Buscaremos
entenderlas por medio del intelecto, pero también preservar y volver intocable
aquel sentido del corazón humano, al que el Espíritu se eleva en sus momentos
de mayor percepción, muy lejos de todos los vientos de la controversia, de
todas las tempestades de la discusión, en aquel aire puro y sin nubes del
propio cielo, donde la intuición ve y la razón se silencia, donde el Espíritu
habla y las voces menores enmudecen.
Olvidamos,
frecuentemente, que lo oculto no está a la vista de todos sino apenas a la de
aquellos que lo buscan sin falta de ánimos, deseosos de aprender lo ofrecido,
distante de la razón humana.
En las
Iniciaciones, repetidas en cada nuevo ingreso a la orden desde hace siglos, es
frecuente observar un comportamiento mecánico en los que la llevan a cabo, algo
distante de todo significado, belleza e importancia que debe tener.
La Masonería es una escuela iniciática y
de formación de hombres útiles a la Sociedad, o Constructores Sociales, y para la obra a la
que se le destina en el mundo, los masones tienen el deber de cultivar
determinadas cualidades internas necesarias para ello. Los diferentes grados de
la Masonería, son, en realidad, etapas de adiestramiento específico y, cada uno
de ellos faculta al iniciado con determinada educación y poderes esotéricos.
Mientras
tanto, es importante entender que la
“Iniciación” es un proceso activo a través del cual todos los que se
disciplinan y cumplen voluntariamente determinados preceptos o principios
transcendentales pueden seguir adelante; principios estos que son
independientes de nuestra limitada compresión. Es la expansión de la consciencia consecuente a una “Reforma Intima” o
“Renovación Interior”, para los masones “VITRIOL”, o sea la que sea la
denominación que deseemos dar a este proceso íntimo y personal[4].
La
Iniciación no puede ser ofrecida por sociedades, escuelas esotéricas u
organizaciones, excepto de modo simbólico. Se convierte, entonces, apenas en un
título más que en una realidad. Ella transciende las palabras y exige
realizaciones individuales, íntimas, constantes y persistentes. Por lo tanto,
una conquista, el fruto de mucho trabajo y dedicación alcanzada por el esfuerzo
individual de cada ser, una realidad y
no una “visión extra-física” de fácil alcance como pregonan algunas líneas
de pensamiento.
Lo que
las estructuras humanas pueden hacer es apenas indicar el “camino” o enseñar determinadas “reglas fundamentales” esotéricas
que ya son de dominio público, pero el candidato a la iniciación puede, en la
medida de su interés y grado de desarrollo, buscar por medio del esfuerzo y la
iniciativa propia.
“La
iniciación es, por lo tanto, una serie gradual y realizada de expansiones de
consciencia; una creciente y constante percepción de la divinidad y de todas
sus implicaciones. Muchos de los pseudo iniciados actuales creen haber
alcanzado este estado porque algún guía esotérico o vidente psíquico así se lo
ha dicho; sin embargo, en su foro interior, ellos no saben del proceso mediante
el cual podrían “pasar” (como enseña la masonería) por esta puerta misteriosa,
entre dos grandes pilares, en su búsqueda de la Luz, ellos no tienen
conocimiento consciente de aquel programa de auto iniciación que ha de ser
seguido, en plena vigilia, el cual debe ser simultáneamente concienciado por el
Alma Divina inmanente; por la mente y por el cerebro del hombre, en la vida
física[5].
Las iniciaciones
“Inicialmente, precisamos tener en la mente
que no es seguro ni tampoco sabio llevar el conocimiento de determinados hechos
esotéricos más allá de determinados límites. Por tanto es necesario un “crecimiento interior” conquistado por
medio de mucho esfuerzo y perseverancia.
Los riesgos del conocimiento demasiado
profundo son mucho mayores que la amenaza de demasiado limitado. Con el
conocimiento llega la responsabilidad y el poder, dos cosas para la que la mayoría
de los hombres no está aún preparados.
Por lo tanto, en temas esencialmente
esotéricos, todo lo que se puede hacer es estudiar e intentar establecer
correlaciones con la parcela de la sabiduría y la prudencia que se tenga,
empleando las informaciones que se cogen para el bien de aquellos a quien objetivamente
se informa, reconociendo que el uso sabio y con criterio del Conocimiento trae
una mayor capacidad para recibir la Sabiduría oculta de los diferentes grados
Masónicos.
Tenemos que comprender, repetimos, que el
desarrollo del ser humano no es más que un pasaje de un estado de consciencia a
otro. Es una sucesión de expansiones, un crecimiento de su capacidad de
percepción, característica predominante del Libre Pensador que reside dentro de
todos nosotros.
El Masón usa la palabra “Iniciación” con
mucha facilidad, sin analizar debidamente su sentido intrínseco. El uso
rutinario, alejado de su significado, precipita y hace perder gran parte de su
significado real y verdadero” [6]
Aceptando
la masonería como una “Escuela
Filosófica e Iniciática” en esencia, las Logias simbólicas deben ser
consideradas como escuelas preparatorias de candidatos a la “Iniciación”, mucho
más allá que simples oficinas[7]
operativas
La práctica ritualista tiene un lado objetivo: actúa, no solo en el interior de su practicantes, con el despertar
de la mente y el corazón, sino también en el exterior etéreo, cuidando que las
influencias elevadas y purificadoras lleguen constantemente a los diferentes
cuerpos – Físico, Astral y Mental – cuerpos,
estos, que componen la “Personalidad”, dominio del “Yo Menor”, que precisa ser
adiestrado y dominado por el “Yo Mayor” o verdadero iniciado.
A medida que se estudia los textos esotéricos, independientemente de la
escuela de pensamiento que los exprese, se aprecian puntos en común que los
vuelven espejos de una verdad oculta que ha de ser revelada a los pocos que
buscan la Luz. Y la Masonería trae en su bolsa esas mismas Verdades,
esotéricamente veladas, como ya se ha dicho antes.
Según Leadebeater[8],
cuando alguien ingresaba en los Misterios Menores, en Grecia o Egipto, se
consideraba que lo primero y más importante que había que enseñarle era la
realidad la vida después de la muerte, pues tenían en cuenta que el hombre
puede morir en cualquier momento y, por lo tanto, debe poseer ese conocimiento.
“La masonería es un sistema sacramental que, como todo sacramento, tiene un
aspecto externo y visible consistente en su ceremonial, sus doctrinas y símbolos,
que se pueden ver y oír; y un aspecto interno, mental y spiritual, oculto bajo
las ceremonias, doctrinas y símbolos, que solo dan fruto en el masón capaz de
hacer uso de su imaginación spiritual y de descubrir la realidad existente
detrás del velo del símbolo externo”[9]
Egipto e Israel
Charles W. Leadbeater, famoso investigador clarividente que contribuyó en
la concretización y difusión de la Teosofía, tuvo la oportunidad de investigar
también el lado oculto de la Masonería,
en todos sus grados, ya que alcanzó el grado 33.
En su libro “La vida oculta de la Masonería”
diserta sobre diferentes momentos de los trabajos masónicos, obviamente
preservando los límites del necesario sigilo, presentándonos un interesante estudio
de las correlaciones con los antiguos ritos egipcios y de otras escuelas
esotéricas antiguas con nuestra Orden, evidenciando su carácter iniciático
milenario.
Al lector más atento le quedará evidente que los rituales de las primeras
décadas de 1900 que el autor citado conoció, difieren en algunos momentos de
los de hoy en día, sin embargo, su lado esotérico permanente igual permitiéndonos
comprender mejor sus diferentes momentos.
Lejos de la discusión estéril que tales diferencias suelen enseñar, apenas conseguir
demostrar o, por lo menos, tangenciar, las responsabilidades ocultas o
transcendentales de algunos actos que realizamos dentro de nuestros trabajos.
Por otro lado, entendiendo que las etapas de la Iniciación de Profanos son
del conocimiento de todos los masones desde el Grado de Aprendiz, no es
necesario describir plenamente sus diferentes momentos, razón por la cual
buscaremos destacar apenas algunos detalles, principalmente aquellos que fueron
clave de nuestro estudio para el fin de este trabajo.
Es interesante entender, por ejemplo, que todas las exigencias de la
preparación del profane, su manera de vestirse y de los elementos de los que
debe despojarse, son similares a las exigencias de la Antigua tradición judaica,
fiel al antiguo tratado relacionado con el Talmud, que “ningún hombre se adentre en el Templo con su bastón, ni con zapatos en
los pies, ni con sus vestidos exteriores, ni con dinero en el bolsillo”
Varias son las razones que justifican estas exigencias y postura,
fundamentadas en los antiguos principios esotéricos, razones estas que deben
ser reveladas solo a los iniciados en sus instrucciones, en ambiente
estrictamente masónico, una vez que las letras pueden alcanzar los ojos
profanes.
¿Pero cuál sería el sello de unión entre la cultura egipcia y la judaica?
Moisés fue iniciado en los misterios egipcios una vez que fue adoptado por la
hermana del Faraón y educado como príncipe. Más tarde, ya como líder de la gran
nación de Israel, transfirió sus conocimientos ocultos a los sacerdotes que así
los mantuvieron hasta los reinados de
David y Salomón, reyes que decidieron adecuarlos a la formación judaica, razón
por la cual muchos grados masónicos guardan relación con algunas partes del
Viejo Testamento, aunque, en esencia, se preservan fieles a su origen egipcia.
“Un masón es igual al príncipe, pero hermano del mendigo, si es virtuoso[10]”
[1] Nota del traductor: Este texto fue publicado en dos partes en
la revista “Retales de Masonería” y se republica íntegro en Diálogo entre
masones con el permiso de su autor.
[2] Aprendiz Maçom – Ritual – Ritual do simbolismo – GLESP – Grande Loja Maçônica do Estado de São Paulo - 4º Edição, pag. 9
[7] Nota del traductor: en Brasil es habitual denominar oficinas
a lo que en España denominados Talleres o Logias.
Del Autor:
El V.·. H.·.
Alfredo Roberto Netto, nació el 30 de Diciembre de 1951 y fue iniciado
en la Masonería el 02 de marzo de 2004 y, en la actualidad, ostenta el grado 30
del R.·. E.·. A.·. A.·. ..
Es médico y
espiritualista.
Presidente
de la Asociación de Médicos Masones;
Miembro
Efectivo del Circulo Hermético Osvaldo Ortega.
Trabaja
en la logia “União e Solidariedade” nº 387 – São Paulo - Brasil
Autor
del Libro - “Um Estudo sobre a
Fisiologia da Alma”
Pueden contactarle en el email: roberttinetto@uol.com.br
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