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lunes, 25 de junio de 2018

Extranjeros en la Independencia americana

Extranjeros en la Independencia americana
Garaycochea

Mapa Mercator

Desde los primeros viajes de Colón, los europeos comenzaron a ver en América el territorio donde esperaban hallar un ambiente libre de los límites e injusticias que reconocían en las instituciones de su propio continente. Fuera en ciertos casos por simple desconocimiento de la realidad o intentando proyectar una imagen mítica del Nuevo Mundo, que no se correspondía con los hechos, inventaron un territorio inmenso y disponible, que Dios o el Azar les había destinado, para que ellos lo marcaran a su capricho, negando la existencia de culturas autóctonas, que habían logrado desarrollarse en forma paralela, sin contactos con el Viejo Mundo.

Ser extranjeros los instalaba en una posición ventajosa para fundar un orden ideal, que en Europa resultaba imposible. El marqués de Lafayette, doce años antes de la Revolución Francesa, luchó en la Guerra de la Independencia de las colonias inglesas de Norte América. Establecía el paradigma del tránsfuga europeo, proveniente de una monarquía absolutista, miembro de una clase social privilegiada, que prefería construir una sociedad opuesta a esos parámetros, luchando en ocasiones contra los suyos.

A comienzos del siglo XIX, Lord Byron, poeta y patriota irlandés, decidió sumarse a las fuerzas de los patriotas de Grecia, país sojuzgado por los turcos. La imagen de un hombre célebre (como artista y figura de la sociedad) que decide apoyar una causa exótica, posee un atractivo que reaparece durante el siglo XX con figuras como Ambroise Bierce, sumándose a la Revolución Mexicana o John Reed a la Soviética. Sugieren extravagancia, búsqueda de emociones, tanto como opciones políticas.

Distinta es la situación de los españoles que abrazaron la causa de la Independencia americana. Ellos luchaban contra las instituciones de sus propios países. Juan Bautista Picornell había participado en 1795, en la Conspiración de San Blas, que pretendía repetir en España la experiencia de la Revolución Francesa. Cuando lo juzgaron y condenaron a muerte, se le brindó la oportunidad de conmutar esa pena por la prisión en territorio americano. El encierro en las bóvedas del puerto de La Guaira, le permitió entrar en contacto con otros enemigos locales de la monarquía; miembros de la milicia como Manuel Gual y José María España, abogados, comerciantes y artesanos, algunos de ellos blancos y otros pardos.

Manuel Gual

Entre todos redactaron un proyecto de Independencia que fue descubierto en 1799 y perseguidos los responsables. José María España fue apresado, torturado, se lo colgó y posteriormente descuartizó en Caracas. Picornell huyó a las Antillas. Manuel Gual consiguió escapar a Trinidad, pero el régimen colonial no estaba dispuesto a dejar que continuara con su prédica y logró envenenarlo en 1800. Aquellos que traicionaban a su país, eran eliminados.

Francisco Xavier Mina

Francisco Xavier Mina, un revolucionario español, que vivía en el exilio inglés, tras haberse destacado en la guerra de la Independencia de España, luchando contra el ejército de Napoleón y pasar varios años encarcelado en Francia, decidió en 1816 cruzar el Atlántico para sumarse al ejército mexicano de la Independencia. A pesar del entusiasmo y la experiencia de Mina, no tardó en ser capturado y muerto.

Mexicanos: permitidme participar de vuestras gloriosas tareas; aceptad los servicios que os ofrezco a favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas. ¡Ojala acierte yo a merecer este título, haciendo que vuestra libertad se enseñoree, o sacrificándole mi propia existencia! (Francisco Xavier Mina: Proclama de 1817)

A comienzos del siglo XIX, en Europa sobraban los soldados mercenarios que se embarcaban en cualquier aventura que les prometiera una buena remuneración. Cuando Inglaterra intentó invadir el Virreinato del Río de la Plata en 1806 y 1807, incluyó entre sus tropa a veteranos irlandeses condenados a distintas penas, que no eran los más confiables para servir la causa de la Corona. Una vez en territorio americano, muchos de esos hombres desertaron para unirse a los improvisados defensores de Buenos Aires. Michael Skennon era uno de esos hombres. Fue capturado por sus antiguos compañeros, cuando los atacaba con un cañón. La reacción de quienes lo consideraban un traidor, no necesita explicarse. Skennon fue maniatado, juzgado de manera sumaria y posteriormente fusilado.

Giuseppe Garibaldi

La guerra de la Independencia americana fue una época de grandes proyectos para quienes habían nacido en el continente y también para quienes observaban la magnitud de la gesta desde lejos y no deseaban permanecer al margen.

Giusseppe Garibaldi, por ejemplo, después de haber fracasado en sus intentos de reunificar a Italia (por entonces un país dividido entre varias potencias extranjeras) decidió viajar a América del Sur, donde luchó por la Independencia de Brasil del Imperio Portugués.

Desde 1819 a 1820, coincidiendo con el final de las campañas de Bolívar en Venezuela y durante su actividad militar de los años siguientes por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, estuvo marcado por la presencia de más de dos mil soldados irlandeses que no encontraban empleo tras la derrota de Napoleón. Un patriota irlandés (Daniel O´Connell) y un estafador (John Devereux) se encargaron en forma paralela de reclutar voluntarios. Se les prometía una paga equivalente a un tercio de la habitual en el ejército inglés y la entrega de recompensas en efectivo y tierras tras el final de la guerra.

La llegada de los primeros a la isla de Margarita fue decepcionante. Nadie los aguardaba, no había alojamiento ni uniformes, y el jefe militar no tenía fondos suficientes para pagarles.

Daniel O´Leary

Algunos decidieron regresar a Europa de inmediato. Otros intentaron adaptarse a la incómoda situación de un país desconocido, mala alimentación y enfermedades tropicales. Muchos murieron antes de haber participado en una batalla. Otros desertaron. Les costaba comunicarse con Mariano Montilla, su comandante, que no hablaba inglés. Aunque había lanceros entre ellos, no disponían de caballos. Durante la campaña de Colombia, les tocó llegar por mar hasta la fortaleza de Río Hacha. Cuando intentaron llegar a Maracaibo, los habitantes de la Guajira los hostigaron causándoles muchas bajas. Cuando se produjeron motines entre los irlandeses, Montilla decidió embarcar a los revoltosos rumbo a Jamaica.

El más conocido de los irlandeses, tanto en Venezuela como en Colombia, fue Daniel O`Leary, que a pesar de su juventud fue incorporado al Cuartel de Bolívar y se hizo responsable de planificar la campaña. Una vez concluida la guerra, a él se debe la primera recopilación de los archivos de Bolívar.

Guillermo Brown es otro irlandés recordado en Argentina como fundador de la Marina nacional. Llegó a esa situación tras haber participado en el bloqueo inglés de Buenos Aires en 1810. Brown se convirtió en defensor de la ciudad y ya no volvió a su patria.

Lord Cochrane

Thomas Cochrane era otro marino que rindió servicios parecidos en Chile. Había sido elegido parlamentario de la Cámara de los Comunes, donde denunció la corrupción de la Marina Real. Acosado por sus adversarios políticos, fue condenado a un año de cárcel, multado y expulsado de la Marina. En 1818 fue contratado para organizar la Marina chilena. Cochrane dirigió el bloqueo del puerto del Callao, en Perú. Luego organizó la toma de Valdivia, en Chile, que se había convertido en uno de los últimos enclaves españoles. A pesar de tantas muestras de audacia, era un personaje difícil de aceptar para los americanos. Cochrane entró en conflicto con San Martín, incautó el dinero que estaba destinado a pagar las tropas y mereció el calificativo de Lord filibustero.

Como el Estado no se decidía a entregarle la suma que él reclamaba, Cochrane se marchó a Brasil, donde ofreció sus servicios al bando que buscaba la Independencia, entre 1821 y 1825. Derrotada la revuelta, Cochrane pasó a luchar con los griegos que intentaban liberarse del Imperio Otomano, entre 1827 y 1828.

Hyppolyte de Bouchard, marino de origen francés, llegó a Buenos Aires en 1809. Sus ideales republicanos lo hicieron adherir a los intentos de independencia del Río de la Plata de España. Fue nombrado segundo comandante de la nueva flota, a las órdenes de Juan Bautista Azopardo, otro extranjero, nacido en Malta, que se sumó a los defensores de Buenos Aires durante la invasión inglesa de 1806.

La primera batalla en la que Bouchard participó contra una flota realista, fue en 1811, en el río Paraná. Un año más tarde se enroló en el Regimiento de Granaderos a Caballo que estaba formando San Martín. Tuvo destacada actuación en el combate de San Lorenzo. Como premio, le fue concedida la ciudadanía de la nueva nación, que por entonces se llamaba Provincias Unidas del Río de la Plata. Peleó a las órdenes de Guillermo Brown, apoyando al ejército libertador del Perú.

https://ogaraycocheab.wordpress.com/2012/12/22/extranjeros-en-la-independencia-americana/

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