EL CONCEPTO MASONICO DE VICIO
Belisario Merizalde
Ven.·. Maest.·., QQ.·. HH.·.:
Los masones en nuestros trabajos de primer grado decimos que venimos a Logia a tejer coronas a la virtud y forjar hierros al vicio, es decir en ellos iniciamos esta tarea permanente de pulir nuestras imperfecciones que requiere de nuestra perseverancia y para ello contamos con nuestra materia prima o nuestra piedra bruta en la que trabajaremos permanentemente en corregir estas aristas.
Para ingresar a nuestra orden el requisito principal es ser un hombre libre y de buenas costumbres y una vez dentro de ella recomienda la práctica de todas las virtudes morales y sociales, domésticas y públicas, etc; por ello cuando nos retiramos de nuestros trabajos diariamente decimos en nuestro Rito que vamos a dejar este templo consagrado a la verdad y a la virtud. De acuerdo a esto parecería que estamos dentro de un mundo plagado de virtud.
Pero en contraposición a la virtud, existe el vicio, que representa todo lo malo y en masonería esta representado en muchas alegorías, pero principalmente es tratado con el imperativo de que todo masón debe combatirlo, por ser demás subjetivo no encuentro razón para referirme a alguno o algunos vicios de manera particular.
La Institución Masónica imparte sus enseñanzas a través de alegorías y representaciones simbólicas, otorgándose las mismas en forma gradual, conforme al desarrollo individual de sus miembros, ya que se encuentra dividida en diferentes clases y grados, para proporcionar un avance mas regular en sus misterios. Según el progreso que alcancemos; limitaremos o extenderemos nuestras investigaciones y en función de nuestras capacidades llegaremos a un mayor o menor grado de perfección y conocimiento.
Los emblemas mortuorios, son los primeros que están al alcance del iniciado y estos significan que el momento de morir para los vicios, errores y preocupaciones ha llegado y el hombre con las virtudes que le proporciona la iniciación debe renacer a una nueva vida virtuosa, es decir la primera enseñanza que da la masonería es combatir al vicio, cada uno sabrá encontrar y combatir los suyos.
Masón, significa constructor, título que antiguamente se les aplicaba a los miembros de las asociaciones de constructores que dieron a Europa sus mejores edificios de la Edad Media y del Renacimiento, actualmente hemos de entenderlo en su acepción figurada, diciendo que el masón es un constructor del templo simbólico de la ciencia y de la virtud. Que constituye su propia personalidad.
En otras palabras, un masón es un individuo que trabaja en perfeccionarse y en evolucionar, tanto en sus conocimientos como en su comportamiento moral, y para ello sigue los caminos que le indica la antigua asociación que se nombra masonería o, más correctamente francmasonería.
La masonería es una escuela filosófica y como tal, a través de su estudio razonado y crítico se obtiene un mejor conocimiento de las virtudes y del modo de practicarlas, estimula la exposición libre, la discusión ilustrada y el desarrollo de la imaginación y del pensamiento original. Por tanto, se sirve ampliamente del símbolo y de la alegoría; por lo que no ofrece de ellos ninguna explicación fija y dogmática.
El masón íntegro ha de ser un luchador a favor de la verdad y contra la mentira, de la sinceridad contra la hipocresía, de la libertad y la tolerancia, contra la tiranía y el fanatismo. En el orden filosófico debe tener una concepción clara acerca del origen del universo, así como de las distintas tendencias que se disputan el mundo de los creyentes en los sistemas religiosos, políticos o filosóficos.
Para ello debemos preparar hombres instruidos que conozcan adecuadamente los fundamentos de la doctrina de la Orden y en educarlos en el espíritu del profundo respeto a los principios de la Francmasonería. Esto se consigue en los trabajos que deben desarrollarse a través de la docencia en las llamadas Cámaras de Instrucción, que constituyen el principal ámbito de aprendizaje masónico, ya que en ella se encuentran los Aprendices, Compañeros y Maestros, en diálogo directo, en una interrelación que consigue en forma progresiva y razonada cada nueva faceta del hombre francmasón.
La Humildad es una de las Virtudes exigidas al Masón; concepción Masónica que confronta a la Vanidad humana, la Masonería levanta Templos a la Virtud de la Humildad. Filosóficamente, la Masonería considera que cada uno de nosotros es un ser imperfecto; el hombre en su imperfección y, utilizando las herramientas del Libre Albedrío, tiene la alternativa de elegir entre el bien y el mal, entre Virtudes y Vicios.
Nosotros los Masones, pulimos nuestra Piedra Bruta, nuestra piedra natural, nuestra personalidad con el estudio de la Simbología Masónica en una disciplina hermética y ritualista con la finalidad de acercarnos a la Verdad, con la finalidad de tender al perfeccionamiento humano dentro de nosotros mismos e irradiándolo y aplicándolo al mundo externo, al mundo cotidiano.
Esta concepción no pretende en nadie la Perfección. Ella está sólo en el Oriente de donde viene la Luz y hacia donde nos dirigimos y sólo la posee el G:.A:.D:.U:.. Cada uno de nosotros siempre estará en un estado relativo frente a la Virtud en su concepto verdadero y absoluto. En este estado de la Virtud de Humildad Relativa, la contrapartida es la Vanidad Relativa.
El candidato a ingresar a la Masonería, se dice en términos Masónicos, "Golpea las Puertas del Templo". Con esta frase quiere expresarse que la Masonería no es procelitista en el sentido de buscar el ingreso de hombres en sus filas en forma masiva. Por el contrario, es muy selectiva y pretende que ingresen a ella sólo aquellos que, también en términos Masónicos, "ya son Masones sin ser Iniciados" y con esto se quiere decir que son personas que ya actúan en la vida con un comportamiento de benevolencia y consideración al prójimo y su familia.
Los canteros antepasados nuestros, utilizaron el mallete y el cincel durante milenios en las hermandades de constructores, hasta que el destino quiso que su simbolismo fuera incorporado al de las logias masónicas en donde todavía hoy figuran en el cuadro del aprendiz para ser usados diariamente por todos los hermanos en pulir nuestras imperfecciones, tarea interminable para el masón.
Ambos instrumentos, a pesar de estar dotados de contenidos simbólicos diversos, son inseparables uno del otro; perfectamente inútiles cuando no colaboran en la misma obra, denotan una necesaria capacidad organizativa y una coordinación de quien los utiliza.
Si el artesano golpea indiscriminadamente a la piedra, sin orden ni concierto, descuidadamente, no conseguirá sino disgregarla en pequeños trozos, símbolo de una vida desperdiciada y vana; si, por el contrario, logra acometer la tarea de desbastar su piedra con cuidado y aceptando el hecho de su ignorancia y de su necesidad de aprender, es posible, que poco a poco vaya dotando a la piedra de forma: su ser se irá manifestando; tal es el símbolo.
Si la humanidad se pierde, nos perdemos con ella, esto, no únicamente para los masones, por ello sólo queda el camino de levantar la conciencia del hombre, la Masonería nació con la humanidad misma y ha seguido el sendero del tiempo, analizando y recogiendo todo conocimiento valioso, para alimentar con él a sus hijos, orientándolos a la reintegración del género humano con su principio creador.
De una piedra bruta se puede, con harto y arduo trabajo y con precisión y cuidado, sacar cualquiera de las infinitas figuras o formas, ya sean sutiles o expresivas, que en su interior yacen en estado latente, entre piedras demasiado duras y otras demasiado blandas, siempre hay algunas con excelentes posibilidades de ser talladas y producir bellezas que servirán de referencia, de ejemplo a seguir por varias generaciones.
Pero, ¿Quién es capaz de tallar una piedra tan especial?... ¿Quién puede conocer mejor toda la potencialidad de tal clase de piedra, así como sus más ocultos defectos?... Solo la misma piedra se puede conocer tan bien, solo tu puedes tallar tu piedra bruta o aparecer como un bruto tallando una piedra.
La institución alberga por igual a judíos, musulmanes, cristianos, católicos, cuáqueros, librepensadores o de cualquier otro credo, solo se exige al individuo admitir la existencia del Ser Supremo.
La Masonería está por tanto compuesta de hombres, que son imperfectos diversos y complicados, que puede obtener de esta institución en proporción directa con el esfuerzo invertido en el estudio, con la perseverancia manifestada tras los objetivos y con la asunción del compromiso contraído, las mejores piedras de la cantera, muchos aún no se han dado cuenta de su propio potencial, ni tampoco han expresado su deseo de asumir un compromiso serio con esta Institución.
El hombre no es malo, simplemente comete errores, dicen los más optimistas filosofos humanistas, tengo fe en que tengan razón. El error debe ser objeto de estudio y análisis por el Masón; rectificar es tallar. Es por ello que no cejamos en afirmar la profunda y fundamental vocación Espiritual de la Masonería y que lo que la hace siempre vigente son sus principios de verdad trascendental.
Es mi palabra Ven.·. M.·.
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