EL PAITITI.
Herbert Oré Belsuzarri.
La leyenda de las tribus
de los Machiguenga, en la Amazonia Peruana, habla sobre las catástrofes que
tuvieron lugar en el mundo durante la destrucción final de ella (Lemuria y la
Atlántida para algunos, la civilización creada por los anunnaki para otros).
Esto fue, refieren, cuando
el antiguo Tiahuanaco fue elevado desde en nivel del mar hacia los altos terrenos
del collao y nacieron los Andes. Fue la época cuando Aramu-Muru
voló encima del agitado mar (suponen algunos que fueron los anunnaki en su nave
espacial sobre Sud-América), con los archivos y el Disco Solar de Oro de Mu y grandes
cataclismos ocurrieron en el Continente Sudamericano.
Las ciudades semejantes a Tiahuanaco, sobre la costa, fueron las más afectadas. Estos centros de población costeños, fueron las ciudades de los colonizadores de Lemuria o de los anunnaki según las preferencias, mientras que las Ciudades Perdidas de Piedra del este fueron mucho más antiguas, perteneciendo al Imperio Amazónico y no tuvieron nada que hacer con los planes de la colonización lemuriana o anunnaki.
Ellos estaban situados en un área que
sufrió menos daño y las construcciones no fueron del todo arruinadas, sino parcialmente.
Otras leyendas de la tribu Machiguenga
hablan de la época cuando sus antecesores estuvieron en comunicación con la Gente del Cielo, y
el lenguaje Machiguenga no es un lenguaje de salvajes y prueba de que esa gente
se degeneró al presente estado por la destrucción del Imperio Amazónico, el
Dorado o el Paititi que afanosamente buscaron los españoles en la época de la
conquista.
Sin embargo, si las ciudades no fueron
destruidas durante la catástrofe, ¿Por qué los nativos se degeneraron? Se cree que
el Machiguenga y otras tribus no fueron los gobernantes de la ciudad. Ellos
solo fueron los que trabajaron para aquella gente que los que gobernaron,
siendo estos hombres blancos con barba.
En resumen, es rumor en las tribus de la
selva, hoy día de que tales hombres blancos con largas túnicas aún viven y prosiguen
en sus investigaciones en la capital de
Paititi, que es la Ciudad Perdida de treinta ciudadelas, la cual más allá de las antiguas creencias existía cuando los Incas al Principio
llegaron al Perú.
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