TIAHUANACO.
Herbert Oré Belsuzarri.
Las dos leyendas más populares sobre el origen del
Gran Imperio Incaico, refieren que los cuatro hermanos Ayar y sus
correspondientes esposas en una versión y la otra que refiere a Manco Capac y
su esposa Mama Ocllo, partieron del Collao.
¿Pero que había en el Collao? Según refiere el
cronista español que recogió información de los nativos de la zona al visitar y
quedar asombrado con las ruinas de Tiahuanaco fue simplemente sorprendente.
Pedro Cieza de
León dice: Otras cosas hay más que decir de este Tiaguanaco, que
paso por no detenerme, concluyendo que yo para mí tengo esta antigualla por la
más antigua de todo el Perú. Y así se tiene, que antes que los Ingas reinasen
con muchos tiempos, estaban hechos algunos edificios de éstos, porque yo he
oído afirmar a indios, que los Ingas hicieron los edificios grandes del Cuzco
por la forma que vieron tener la muralla o pared que se ve en este pueblo. Y
aun dicen más, que los primeros Ingas practicaron de hacer su corte y asiento
de ella en este Tiaguanaco. También se nota otra cosa grande y es, que en muy
gran parte de esta comarca no hay ni se ven rocas, canteras, ni piedras donde
pudiesen haber sacado las muchas que vemos. Y para traerlas no debía de
juntarse poca gente. Yo pregunté a los
naturales en presencia de Juan de Vargas (que es el que sobre ellos tiene
encomienda) si estos edificios se habían hecho en tiempo de los Ingas, y
riéronse de esta pregunta, afirmando ya lo dicho, que antes que ellos reinasen
estaban hechos, mas que ellos no podían decir ni afirmar quién los hizo, mas de
que oyeron a sus pasados que en una noche remaneció hecho lo que allí se veía.
Por esto, y por lo que también dicen haber visto en la isla de Titicaca hombres
barbados y haber hecho el edificio de Vinaque semejante gente, digo que por
ventura pudo ser que antes que los Ingas mandasen, debió de haber alguna gente
de entendimiento en estos reinos, venida por alguna parte que no se sabe, los
cuales harían estas cosas, y siendo pocos y los naturales tantos, serían
muertos en las guerras.
Por estar estas cosas tan ciegas, podemos decir, que
bienaventurada la invención de las letras, que con la virtud de su sonido dura
la memoria muchos siglos, y hacen que vuele la fama de las cosas que suceden
por el universo, y no ignoramos lo que queremos, teniendo en las manos la
lectura.
Y como en este nuevo mundo de Indias no se hayan hallado
letras, vamos a tino en muchas cosas. Apartados de estos edificios, están los
aposentos de los Ingas, y la casa donde nació Mango Inga hijo de Guaynacapa. Y
están junto a ellos dos sepulturas de los señores naturales de este pueblo, tan
altas como torres anchas y esquinadas, las puertas al nacimiento del sol.
(Pedro Cieza de León, Crónica del Perú El Señorío de los Incas, Biblioteca
Ayacucho, Caracas – Venezuela 2005, Pág. 265).
Como se puede apreciar, los habitantes del collao mencionan a los hombres barbados como los constructores
de Tiahuanaco, que lo hicieron antes que existiera el Imperio incaico. Asi mismo dicen que estos fueron muertos por los
naturales que en ella habitaban. El dato más curioso que cuentan es “que
apareció en una noche lo que allí se encuentra”.
Por otra parte Zecharia Sechin (Los Reinos Perdidos – The Lost Realms), el prestigioso
sumeriologo, afirma que un grupo de anunnakis vinieron al nuevo mundo con sus
huestes luego de que tomaron la decisión de dividirse en varios grupos,
asignándose zonas o regiones de la tierra, y en ella esta la explicación del
porque en todas las culturas antiguas se tuvieron edificaciones piramidales al
igual que en sumeria.
Las edificaciones de Tiahuanaco, tienen como una
particularidad importante la limpieza del corte de la piedra, el uso de grapas
metálicas para amarrar las rocas de las edificaciones, y la perfección para
unir las rocas unas al costado de otras y las que están sobre ellas. Es decir
es la misma técnica a la usada por los Incas. Pero además debemos remarcar que
la pirámide de Akapana es una construcción piramidal de mastabas superpuestas.
La antigüedad de
Tiahuanaco según algunos, expresan cifras que nos sorprende: Entre los monumentos que podemos
admirar en Tiahuanaco destacan los restos de la pirámide de Akapana, la Puerta del Sol, dentro del
gran complejo del Templo de Kalasasaya, el templete del Gran Idolo, y los
palacios de Putuni, Laka-Kollu y Kheri-Kala. Observamos piedras de
arenisca y basalto cuyos yacimientos no se encuentran en las inmediaciones, y
que sugieren un difícil y sobrehumano transporte, tal vez desde kilómetros de
distancia.
En la zona central de lo que constituyen las ruinas de
Tiahuanaco encontramos dos conjuntos arquitectónicas conjuntos, uno es el
Templo enterrado y el otro es el complejo denominado Kalasasaya, dentro del
cual se encuentra la Puerta
del Sol.
El Templo enterrado consiste en un hoyo de grandes
dimensiones, rectangular, excavado a unos 2 metros de la superficie.
El fondo mide unos 12
metros de largo por 10 metros de ancho y esta
formado por grava dura y lisa. Sus sólidos muros están tallados y ensamblados
sin el uso de morteros. Las técnicas de construcción y de unión de bloques de
piedra mediante junturas metálicas son similares a las técnicas empleadas en
Mesopotamia, en la arquitectura de los palacios asirios (relación con la
antigua Sumer). Sobre los muros de este recinto también se pueden observar
decenas de cabezas de animales esculpidas en piedra.
El Kalasasaya se encuentra al oeste del Templo
subterráneo y tiene las dimensiones de un estadio de fútbol. Consta de
una plaza y a un lado de esa plaza se extiende una sala cubierta. Plaza y sala
son de una sola pieza tallada en roca. Kalasasaya significa “lugar de las piedras verticales”.
La mayoría de estudiosos defienden que este recinto era una especie de
observatorio celestial y su objetivo habría sido el de fijar los equinoccios y
solsticios y establecer, con precisión matemática, las diversas estaciones del
año. Según el estudio de diversas alineaciones astronómicas se había podido
determinar que, el periodo de construcción del recinto Kalasasaya se remontaba
a unos 17.000 años, es decir, en el 15.000 a .C.
Arthur Posnansky detallo en su libro, “Tiahuanacu: the Cradle of American
Man” los cálculos arqueológicos y astronómicos que lo condujeron a
esa increíble datación de las ruinas. Según Posnansky esa cifra es el resultado
de la diferencia en la oblicuidad de la eclíptica en el periodo en que fue
construido el Kalasasaya y el actual.
No vamos a entrar en la explicación detallada de lo que
se entiende por oblicuidad de la eclíptica, tan solo vamos a decir que Posnansky
consiguió datar el Kalasasaya al establecer las alineaciones solares de ciertas
estructuras clave que ahora aparecían desalineadas. El profesor demostró de
forma convincente que la oblicuidad de la eclíptica en la época en que se
construyo el Kalasasaya era 23º 8`48“. Cuando ese ángulo se calculo sobre
el gráfico que elaboro la Conferencia Internacional de Efemérides, se
comprobó que correspondía a la fecha del 15.000 a . C.
Recordemos que los científicos ortodoxos situaban dicha
construcción en torno al año 500 de nuestra era. Tras el posterior estudio que
llevaron a cabo importantes científicos sobre los datos suministrados por
Posnansky, llegaron a la conclusión de que Posnansky tenía básicamente la
razón. De esta manera se admitía que el
Kalasasaya había sido construido de forma que concordaba con las observaciones
celestes realizadas hacia mucho tiempo, en una época mucho más antigua que el
500 d.C. Según declararon los científicos, la fecha del 15.000 a .C. propuesta por
Posnansky se hallaba dentro de los limites de lo posible. (Tiahuanaco
¿La ciudad de los hijos del sol?, oldcivilizations.wordpress.com).
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