LA CREACION DEL HOMBRE SEGUN LAS TABLILLAS SUMERIAS.
Cuando los dioses eran como el hombre, / soportaban la tarea, llevaban la espuerta;
la respuerta de los dioses era grande / y la tarea pesada; abundante era la fatiga.
Los grandes Anunnaku, la septena, / querían hacer soportar la tarea a los Igigu.
Anu su padre, el rey, su consejero, el valiente Enlil,
su chambelán (?) Ninurta, / (10) su... Ennugi
tomaron el cubilete... / sacaron suerte, se repartieron los dioses.
Anu subió al cielo; ... [tomó] la tierra;
[las cerraduras], las fosas del mar / fueron entregadas a Enki el príncipe (?).
[Después que Anu subió al cielo, / [los dioses, los] del Apsu, descendieron;
[los Annunnaku], los del cielo, / (20) impusieron [la tarea] a los Igigu.
[Los dioses] se pusieron a excavar [acequias] / [abrieron canales], cosa vital para el país.
[Los dioses excavaron] el río Tigris / [y el Eufrates] a continuación.
"Está allí Belet-ili, la matriz;
(190) que la matriz vuelque, que dé forma / y que el hombre lleve la espuerta del dios".
Llamaron a la diosa, interrogaron a la comadrona de los dioses, la sabia Mami:
"Tú has de ser la matriz formadora de la humanidad; / forma el lullu, que soporte el yugo;
que soporte el yugo que es la obra de Enlil; / que el hombre lleve la carga del dios".
Nintu abrió la boca / y dijo a los grandes dioses:
(200) "No es a mí sola a quien conviene obrar; / con Enki es con quien hay que hacer la obra:
és el el que lo purifica todo; / que me dé arcilla, y yo obraré".
Enki abrió la boca / y dijo a los grandes dioses:
"El primer día del mes, el siete y el quince / quiero organizar una purificación, un baño.
Que se mate a un dios determinado / y que los dioses se purifiquen por inmersión.
(210) Con su carne y con su sangre / que Nintu mezcle un poco de arcilla;
que el dios mismo y el hombre se mezclen / juntos en la arcilla.
(Vamos, oigamos el tambor para siempre! / Que de la carne dle dios haya un Espíritu;
que dé una señal de sí al viviente / y para impedir el olvido que haya un Espíritu".
"(Sí!", respondieron en la asamblea / los grandes Anunnaku / (220) que están encargados de los destinos.
El primer día del mes, el siete y el quince / organizó una purificación, un baño.
Mataron en su asamblea / a Wê, un dios que tenía espíritu;
con su carne y su sangre / Nintu mezcló arcilla; / [...] (para siempre!
De la carne del dios hubo un Espíritu;
dio una señal de sí al viviente / (230) y para impedir el olvido hubo un Espíritu.
Después que ella mezcló esa arcilla, llamó a los Anunna, los grandes dioses.
Los Igigu, los grandes dioses, / escupieron sobre la arcilla.
Mami abrió la boca / y dijo a los grandes dioses:
"Me habéis ordenado una obra / y la he cumplido; / habéis matado a un dios con su espíritu;
(240) os he librado de vuestra dura tarea, / he impuesto al hombre vuestra espuerta.
Habéis concedido los gritos a la humanidad; / he roto la argolla (?), he devuelto la libertad".
Cuando oyeron lo que ella decía, / corrieron y besaron sus pies:
"Antes teníamos la costumbre de llamarte Mami; / ahora que tu nombre sea: / Señora de todos los dioses".
Entraron en la casa del destino, / (250) el príncipe (?) Ea, la sabia Mama.
Las matrices, una vez reunidas, / pisan la arcilla ante ella,
Ella, ella profiere sin cesar el encantamiento / que Ea, sentado ante ella, le hace recitar.
Cuando ella hubo terminado su encantamiento, / escupió sobre su arcilla, / separó catorce puñados;
puso siete puñados a la derecha, / siete puñados a la izquierda; / puso el ladrillo en medio de ellos.
(260) Ella sacó para él el cuchillo del marjal que corta el cordón umbilica;
llamó a los sabios, a las comadronias, a las siete y siete matrices.
Siete hicieron con arte a los hombres, siete hicieron con arte a las mujeres.
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